Gigantes
Hay marcas que persiguen un concepto y todos sus productos giran en torno a esa idea: a medida que la gama sube, se dedican más recursos para que la idea se acerque a la perfección. La idea detrás de los altavoces Golden Ear Triton, marca norteamericana nacida en 2010, y por lo menos en sus modelos de columna es liberar al amplificador del equipo de las frecuencias graves, y además asegurarse de que esas bajas frecuencias se reproducen de forma óptima. Para eso estas cajas, todas de tres vías, cuentan con dos de ellas pasivas o “normales” –las ataca el amplificador del equipo– pero la vía de graves, las frecuencias más bajas y difíciles, es activa ya que incorporan un filtro y amplificador internos. Estos, desarrollados y puestos a punto en la misma fábrica, están optimizados para esas cajas. De hecho todos los componentes de las Golden Ear son desarrollados y fabricados por ellos mismos, algo cada día menos corriente.
Cuando compramos una pareja de Golden Ear Triton, pues, estamos instalando un sistema “2.2”, equivalente a unos monitores de estantería más una pareja de cajones de graves. La diferencia es que ya vienen incorporados, y ajustados. Hemos tenido ocasión de escuchar diferentes modelos de estas cajas, y llegamos a probar a fondo en nuestro propio sistema el hasta hace poco modelo tope de gama, las Triton One –review aquí–. Ahora el fabricante norteamericano –aunque las cajas se producen en China– ha dado un paso más, y aquí tenemos su nuevo modelo “top”: las Golden Ear Triton Reference.
Vuelta de tuerca
Sobre el papel las Triton Reference son unas One, pero en las que cada componente se ha mejorado y ha crecido ligeramente. Son columnas de tres vías, con un diseño similar al resto de la familia pero con un acabado diferente. En lugar de estar “vestidas” con una tela que las recubre totalmente, las Reference están terminadas en acabado negro lacado brillante, por cierto muy brillante –es un espejo–. Las dimensiones generales han crecido: de los 137 centímetros de alto de las One, pasamos a 147 cm para las Reference; de los 20 cm de ancho, pasamos a 23 cm; y de los 42 cm de profundidad, pasamos a casi 48 cm en las Reference. Este mayor volumen, y como veremos más “densidad”, elevan el peso notablemente desde los 33 kg que pesaba cada Triton One a los 49 kg de las Reference.
También los altavoces usados en cada caja han crecido o mejorado ligeramente. El tweeter es aparentemente el mismo de cinta AMT que las One, pero si lo desmontamos descubriremos que lleva un 50 por ciento más de imán –potentes elementos de hierro-neodimio– y la cámara trasera donde se monta es más grande también. Siguiendo la misma configuración que la One, y la 2+, este tweeter está colocado a la altura del oído, y rodeado arriba y abajo por los dos altavoces de medios, en una configuración que recuerda la famosa D’Appolito. Si en la Triton One estos mid-woofers usaban un cono de 5’5 pulgadas, en la Reference crecen hasta 6 pulgadas con un cono de nueva fabricación y un nuevo tipo de suspensión que mejora la respuesta. Mantienen el “phase plug” particular desarrollado por Golden Ear, alabeado, y se montan en cámaras cerradas independientes del resto del recinto de la caja. Hasta aquí, la parte “pasiva” de estos altavoces: en sí misma, esa parte es el equivalente a un monitor de dos vías con tres altavoces, buena sensibilidad –declaran más de 93 dB– y una respuesta en frecuencia que arranca en torno a 80-100 Hz y alcanza muy arriba –gracias al tweeter de cinta–, 35 kHz nada menos.
En la parte inferior de la caja es donde está la tercera vía, activa como sabemos. Si seguimos con la comparación con la Triton One, ésta montaba tres altavoces rectangulares de graves de 5 x 9 pulgadas, ayudados por cuatro radiadores pasivos, dos por lado, de 7 x 10 pulgadas. La Reference hace crecer los altavoces de graves hasta 6 x 10 pulgadas –un 40 por ciento más de superficie–, también monta tres, y los radiadores pasivos laterales –también cuatro– hasta 9’5 x 10’5 pulgadas. La etapa interna de potencia que mueve esos tres altavoces de graves pasa de los 1’6 kW de la One a 1’8kW de potencia máxima en la Reference –por caja, es decir, 3,6 kW en el sistema dedicados a los graves–. Si las Triton One declaraban una respuesta en frecuencia a partir de 14 Hz, las Reference lo hacen desde ¡12 Hz!.
El filtro activo que toma la señal del amplificador y la envía a esa etapa interna es una placa electrónica con un DSP digital de 56 bit, pero que actúa de forma fija. Es decir la marca no ofrece un micrófono de medición ni ninguna otra forma de modificar la respuesta en función de la acústica de la sala o la colocación. Ellos miden y ajustan sus cajas en fábrica y las ofrecen así. Sí que tenemos un control de ganancia externo, un “volumen” de la parte activa de graves, igual que en las otras Golden Ear con graves activos. Con él a “las 12” –medio recorrido–, la caja se supone que tiene una respuesta lineal y equilibrada. Además de la conexión de altavoces para el amplificador del equipo, tenemos una conexión de línea RCA para sumar graves desde un procesador de cine en casa: sí, las Golden Ear actúan lógicamente como cajones de graves en un sistema de audiovídeo.
El crecimiento de todos esos componentes de la Triton One a la Reference se traduce también en un aumento de precio, en este caso más bien un salto: de los 5.900 euros de la pareja de One, pasamos a 10.450 euros para una pareja de Reference. De todos modos y aunque lo hemos presentado como un análisis de cómo “crece” cada componente, pensemos que se trata de piezas nuevas desarrolladas específicamente para este modelo –del que se venderán menos unidades–. También es justo decir que la caja en sí es de un nivel superior al de la One y resto de la gama, con su acabado lacado frente a la terminación más –digamos– industrial de las otras, recubiertas enteramente en tela.
En casa
Si en su día la llegada de las Triton One, con su gran embalaje, me supuso un quebradero de cabeza a la hora de desembalarlas, con las Reference y como temía la cosa fue peor. El embalaje en sí no era mucho mayor, aunque dentro de cada caja cabe una persona y vienen paletizadas. Y las cajas engañan al ser también más profundas que anchas, y no muy anchas, ni aparentemente mucho más altas que las One –10 cm como hemos indicado antes–. Pero todos esos “poquitos” suman, y sobre todo los casi 50 kg unitarios de peso complican mucho moverlas. Imposible para una persona sola, y con dificultades entre dos –imprescindible carreta, manta y paciencia–. Además las bases, que venían montadas, incomodan el manejo y conviene desmontarlas: Golden Ear envía puntas de desacoplo que colocaremos en lugar de los tornillos, pero al roscar en la propia caja no quedan tan alejados como podrían de ir en las bases, más anchas, ofreciendo así menos estabilidad a una caja cuyo casi metro y medio de alto impone respeto. Un punto a mejorar. Además son cuatro puntas, que siempre dan más trabajo de ajuste que tres.
Como toda caja activa, aunque sea en parte, las Triton Reference necesitan dos cables: el de altavoz habitual, pero también uno de alimentación. Si las montamos en un sistema de cine y aprovechamos sus cajones de graves internos –es lo suyo– necesitaremos un tercer cable para cada caja –RCA desde el procesador AV–. Así es como las monté, ajustando después en el procesador los niveles. Ahí ya confirmé la buena sensibilidad de estas Triton Reference, pues necesitaron más atenuación que mis habituales 802D, y estimo que efectivamente rondan los 92-93 dB, una excelente cifra y en línea con lo declarado. En cuanto a la orientación, la habitual funcionó bien tanto en el salón como cuando las tuve en el sótano: dirigidas al punto de escucha pero no directamente sino ligeramente abiertas. También preferí inclinarlas ligeramente adelante, quizás porque mis puntos de escucha están algo más bajos de lo que se sería normal sentado en una silla, o porque estos tweeter están montados algo altos.
Recuerdo que cuando probé las Triton One disponía de un integrado a triodos 300B con el que hicieron muy buena pareja gracias a su buena sensibilidad –y librarles de amplificar las frecuencias más bajas–. Ya no tenía esos triodos, pero los diferentes amplificadores que probé con las Reference confirmaron que ésa es una de las notables ventajas de estas cajas: no necesitan amplificadores potentes, y podemos dejar de lado la “cantidad” de potencia para favorecer la calidad. O incluso sacarles el lado práctico y, por ejemplo, usar directamente la salida del receptor AV a sabiendas que no se ahogará por falta de potencia. Aunque el invitado que tenía en mi equipo estos días –Marantz SR8012– es un aparato de excelente nivel, el partido que sacaba de las Triton Reference era asombroso tanto con películas como conciertos y también música estéreo. La mejor combinación sin embargo fue como esperaba con el integrado de válvulas –el Gran Filarmonía con dos parejas de EL34 por canal, más que sobrado–. Hacía demasiados meses que probé las Triton One también con este mismo integrado, pero su nivel de transparencia y definición eran perfectamente respetados por las Reference, ofreciendo un sonido refinado en medios y agudos, mezclado con muy buena presencia en graves y una contundencia notable en las primeras octavas. Pero no nos precipitemos.
Como siempre probé los altavoces en mis dos equipos, el del sótano con muchos metros y buena acústica y el del salón con unos 30 metros cuadrados y tratamiento medio. En el sótano la capacidad en graves de estas cajas, con sus tres drivers de 6×10 pulgadas y 1’8kW de potencia por banda, fue muy bienvenida. La mayoría de altavoces son incapaces de mover los muchos metros cúbicos de aire disponibles, pero las Triton Reference no nos hacían echar de menos nunca “presencia” ni “cuerpo”. Con los mandos de volumen trasero –graves– en su nivel medio, lo que supuestamente ofrece una respuesta plana, las frecuencias más bajas tenían un peso notable aunque correcto, y la música que necesita un buen fundamento rítmico era muy divertida, siempre daban ganas de más. Ritmo y fuerza, sí, pero no tanta extensión como esperaba con esos 12 Hz declarados: alguna pieza coral con un órgano de fondo no reproducía los pedales de éste como sí he sentido en otras cajas “full range” o con ayuda de un subwoofer capaz.
Cuando, no sin dificultad, subí las cajas al equipo del salón, fue enseguida evidente que ese grave “divertido” del sótano se convertía en un problema al reducir los metros y la absorción. En primera instancia y después de varias pruebas ajusté a la baja los potenciómetros traseros –dos puntos en una caja y tres en la otra más cercana a la esquina–, con lo que el sistema ya rendía a nivel aceptable. Pero pese a ese ajuste, y varias pruebas de posicionamiento, las Reference no sonaron como creo debían hasta que pude hacer alguna medición para comprobar dónde estaba el problema y actuar sobre ello, usando la corrección del Linn Akurate DSM que uso de fuente y previo en ese sistema. Descubrí que la “riqueza” del sótano procedía de sendos picos en unos 30 y 60 Hz, demasiado cercanos precisamente a dos modos resonantes del salón: el grave resultaba exagerado. Una vez aplicado un recorte “quirúrgico” en esas frecuencias las aguas volvieron a su cauce, incluso pude dejar los controles de volumen casi en su punto central de supuesta respuesta plana –en cámara sin resonancias–.
Pero si la idea ya me rondaba la cabeza en el sótano, en el salón me quedó claro: las Reference son un escalón superior a las Triton One, sí, pero ese escalón no es para todo el mundo ni para todas las salas. Mi sensación es que Golden Ear ha querido sacar un producto de más alto nivel, destinado posiblemente a clientes –sobre todo americanos– con casas grandes y paredes blandas –allí es rara la construcción “de ladrillo y cemento”–. La caja tenía que ser más grande, más refinada, pero sobre todo debía ser exuberante en graves. Esa exuberancia puede ser un problema en algunos casos, como me encontré yo mismo.
Dicho esto, una vez controlado el problema las cosas volvieron a ser de color de rosa: los dos “monolitos negros” ofrecen una enorme cantidad de música. Y lo digo así porque reproducen los cortes y los discos con grandiosidad, con una escena ancha, alta y profunda. Para música menos compleja, como un cantante solo con su guitarra o una vocalista con un contrabajo, sorprende esa presentación digamos “sobre un gran escenario”, pero se focaliza muy bien la posición del –o los– intérpretes. A medida que lo que escuchamos aumenta en escala, el acercamiento a una realidad virtual es mayor: ese realismo nos permite disfrutar de discos como “Bebo y Cigala” en su totalidad, y el poderoso –pero ya más controlado– y rítmico grave invita también a revisar temas y discos de Pink Floyd o Dire Straits uno detrás de otro. Muy buenas también las Triton Reference con clásica, en particular sinfónica: esa grandiosidad es muy bien recibida y nos coloca en el patio de butacas del auditorio. El Concierto de Año Nuevo estuvo enorme y pude disfrutar de Riccardo Muti a la batuta como si estuviera allí, un lujo.
Con estas cajas de grave activo me gusta hacer este sencillo experimento, ¡desenchufarlas! Así, convertimos las tremendas columnas y su poderoso grave en dos monitores con una extensión en graves limitada. Limitada porque el filtro está diseñado para contar con la parte activa, y recorta rápidamente las frecuencias por debajo de unos 100 Hz. Es alto, pero no tanto como para no poderlas apreciar –con otros modelos de corte más alto sería más complicado–. Basta escuchar música que no tenga demasiada información ahí abajo para apreciar la parte pasiva de las cajas, echando de menos lógicamente la “base”.
Conclusión
Descubrí las Golden Ear Triton escuchando en Lisboa unas 2+, y la experiencia me llevó a pedir unas Triton One para probarlas a domicilio. Esa prueba fue tremendamente positiva: las One me gustaron por cómo sonaban, por lo fácil que era moverlas y por lo versátiles que eran, tan estupendas con música como impresionantes con cine. Y además, para lo que ofrecen, baratas. La marca ha querido dar un paso más, en realidad un salto, con estas Triton Reference, pero ese salto no me ha convencido como lo hicieron sus hermanas menores. Para empezar, el precio de las Reference casi duplica el de las One: no son asequibles. Luego está su tamaño. Quizás sean sólo ligeramente mayores a las One en todas las dimensiones, pero en la práctica son “muy grandes” para la mayoría de entornos domésticos, y su peso las hace muy poco manejables. Y por último están sus exuberantes –y no muy lineales– graves. Es lo que definitivamente hace que sólo pueda recomendarlas condicionalmente: básicamente para salas grandes o muy grandes. Ahí, sí, estas cajas sorprenderán por su capacidad de proyectar grandes imágenes musicales, podrá aprovecharse su excelente capacidad dinámica, podrá apreciarse su refinamiento, y lo mejor es que podremos usar amplificadores elegidos por su calidad y timbre, porque no necesitarán ser particularmente capaces o potentes.
Puntos destacados
+ Sensibilidad elevada: cajas fáciles de amplificar
+ Medios y agudos detallados y no agresivos
+ Grave profundo e impactante
– El potente grave puede ser problemático
– Dimensiones algo imponentes (y poco manejables)
– Necesitan alimentación (graves activos)
PVP: 10.450 euros
FICHA TÉCNICA
Altavoces de tres vías, grave activo, recinto cerrado con woofer pasivos laterales. Tweeter: propio HVFR de cinta tipo AMT. Altavoces de medios: dos, propios, de 6 pulgadas con cono de fundición ligera y cono MVPP. Altavoces de graves: tres, propios, rectangulares de 6 x 10 pulgadas, con 1’8kW de amplificación y ayudados por cuatro radiadores pasivos de 9’5 x 10’5 pulgadas. Sensibilidad 93’25 dB, impedancia equivalente a 8 Ohm. Respuesta en frecuencia de 12 Hz a 35 kHz. Dimensiones (Al x An x Prof): 1.473 x 230 x 476 mm. Peso neto: 49 kg. Disponibles en negro solamente.
EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA
Amplificación
- Ars Sonum Gran Filarmonía (integrado válvulas)
- Hypex Nc400 (etapas mono)
- Marantz SR8012 (receptor AV)
Fuentes
- Linn Akurate DSM
- Linn Sneaky DS
Cableado
- Nordost, Kimber