Hablando de temperatura, las válvulas de potencia lógicamente sí están muy calientes. Jadis incluye de serie (otros fabricantes no lo hacen, o sólo opcionalmente) una rejilla protectora que hay que montar con unos tornillos allen. Para facilitar su desmontaje, Jadis facilita una llave allen de suficiente longitud para que esta manipulación se haga de manera sencilla. Esta rejilla le quita cierto encanto al aparato aunque protege las válvulas. Porque estas rejillas, en mi opinión, sirven para eso, evitar que un objeto o mano curiosa golpee una válvula y la rompa con el consiguiente susto eléctrico, ya que una vez instalada la propia rejilla se calentará lo bastante como para producir quemaduras y en su caso “sin avisar” (la válvula por lo menos se ve que está incandescente por dentro). Cosas de las normativas.
El chasis monta los habituales conectores RCA para las cinco entradas de línea en la parte trasera izquierda, con una salida de grabación de nivel fijo, y en la parte central están las salidas de altavoces, optimizadas para impedancias entre 4 y 8 ohmios según el fabricante (que no incluye conexiones alternativas). A la derecha queda la toma IEC para la alimentación, cercana al transformador de potencia situado en ese lado y con cuatro grandes condensadores asomando (son cuatro piezas de 470 microfaradios a 400V, una buena cantidad de energía). Delante, tenemos un sólido interruptor de encendido acompañado de un LED verde, para variar, los habituales selectores de fuentes y control de volumen, y un tercer mando para controla el balance. Y por arriba, las válvulas claro, las cuatro KT90 Electro-Harmonix llevaban un sello conforme habían pasado un rodaje y selección propias de Jadis, y las dos ECC83 eran Tung-Sol. Primera calidad.
La vista exterior termina aquí y yo ya me estaba preguntando por el ajuste del “bias” de las válvulas de potencia. Había leído que este aparato necesita ajuste manual (al reemplazar las válvulas o cambiar de tipo), y por fuera no había ni tomas de medición ni acceso a potenciómetros. La manera como está previsto el ajuste del “bias” no me agradó demasiado, pues requiere hacerlo desde dentro, donde están los potenciómetros de ajuste y con tensiones vivas. Jadis no recomienda al usuario que lo haga él mismo, pues indican que sólo necesita ajuste en caso de reemplazo de válvulas (por desgaste) y en ese caso habrá que llevarlo a un técnico. Considero que se trata de un impedimento a una de las ventajas de cualquier amplificador de válvulas, es decir, el probar diferentes tipos o marcas.
Abrir el Jadis además no es sencillo, ya que como descubrí al hacerlo está construido “a la antigua usanza”, de manera artesanal, usando el chasis como bastidor principal. Para acceder a su interior hay que desmontar por lo menos una tapa lateral, liberar el fondo y deslizarlo hacia fuera. Lo que quedó a la vista una vez abierto fue un circuito de apariencia clásica, construido soldando a mano punto a punto componentes y barras de cobre conductoras sobre los zócalos de las válvulas, y con tres placas de circuito impreso localizadas en el selector de fuentes, los mandos de volumen y balance, y la alimentación. Me gustan los aparatos con este tipo de diseño interno, las válvulas permiten usar circuitos sencillos y se puede afrontar hacerlo de esta forma.
Una pequeña sorpresa me esperaba en una de las placas de circuito impreso, la del volumen. Allí estaban dos transistores, algo escondidos, que confirman lo que luego he visto comentado por la propia Jadis, el Orchestra es en realidad un amplificador híbrido con esos transistores en la parte de previo, y a partir de ahí ya todo válvula con las ECC83 como desfasadoras y las KT90 (o EL34 en la versión normal) de potencia, por cierto trabajando en clase B (los otros integrados de Jadis sí son en clase A pura).