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Kent Engineering & Foundry (KEF): 62 años de innovación en sonido

Fundada por el legendario y recordado -omnipresente durante décadas en el material impreso de la marca- Raymond Cooke en 1961, KEF es uno de los grandes e indiscutibles nombres de la electroacústica de todos los tiempos. Creador de innumerables cajas acústicas y altavoces para un amplio espectro de aplicaciones, este fabricante que conecta con la mejor tradición británica en audio ha sabido reinventarse continuamente para proponer productos capaces de adaptarse a las necesidades de un mercado que, cada vez más, exige la fusión/integración de múltiples y muy dispares tecnologías. Aún así, el objetivo de base siempre ha sido el mismo: reproducir fielmente la música grabada, y hacerlo con productos que marquen la diferencia bien en tecnología, bien por su enfoque comercial. Porque, aunque muchos aficionados no lo sepan, la compañía originaria de Kent -uno de los cuarenta y siete condados de Inglaterra, Reino Unido, con capital administrativa en Maidstone, aunque la capital cultural e histórica es Canterbury, Wikipedia dixit- fue una de las primeras que apostó por el uso de tecnología verdaderamente puntera para el diseño de sus productos, algunos de los cuales, como por ejemplo la elegantísima, en mi opinión atemporal, columna “multirrecinto” 105, fueron verdaderamente no ya pioneros sino directamente visionarios. En estas coordenadas, el objetivo del presente artículo no es otro que reseñar una trayectoria cuya evolución ha hecho posible que, 62 años después de su nacimiento. KEF continúa formando parte de la “primera división” del audio.

Raymond Cooke en la cámara anecoica

Todo empezó con la visión de un ingeniero amante de la música

Como es la norma cada vez que tengo que escribir en el presente medio un artículo dedicado a glosar el qué y el por qué de una compañía realmente veterana dedicada al audio de calidad, siempre es fácil recurrir a Internet -sin ir más lejos a enlaces como https://eu.kef.com/pages/the-kef-story o, si lo prefieren, https://mx.kef.com/pages/the-kef-story, cuyo texto está además escrito en español- a la hora de establecer el punto de partida. Pero si se quiere marcar un poco la diferencia, hay que “currárselo”, y ahí es donde entra en juego la componente pasional que de un modo u otro podemos aportar quienes de verdad creemos en el sonido absoluto. En consecuencia, opté por comentar mis recuerdos e impresiones sobre la marca basándome en la información sobre soporte impreso de que dispongo en mi casa y complementándola con aportaciones publicadas en la “red de redes”. Así que, ni corto ni perezoso, hurgué en mi “cuarto de los catálogos”, siendo el resultado las líneas que siguen.

Por cierto: como hago siempre que me refiero a mi particular relación con una determinada marca, me gustaría compartir con todos ustedes que mi primer equipo de auténtica Alta Fidelidad -el de High End propiamente dicho vendría unos años después- incluía una pareja de cajas acústicas firmadas por KEF, concretamente el modelo Calinda, un diseño de pie y dimensiones intermedias que combinaba algunos de los transductores más celebrados -en particular el radiador de graves pasivo- de la firma británica. Unas pantallas acústicas extraordinariamente musicales y asequibles que formaron parte de mi vida durante por lo menos siete años, de las que guardo un muy grato recuerdo y que sin ninguna duda en pleno 2024 barrerían por goleada a muchas realizaciones actuales incluso más caras. Asimismo, quiero que sepan que, para celebrar su primer siglo de existencia, KEF editó un precioso y opulento libro en formato “LP” titulado “KEF – 50 YEARS OF INNOVATION IN SOUND” en el que se detallan con pelos y señales las interioridades de la marca y cuyo título inspira el del presente artículo, motivo por el que fotografiamos algunas de las páginas que consideramos más relevantes del mismo.

Entrando ya en materia, lo primero que hay que decir es que, aunque fundada en 1961, KEF es una compañía cuyas raíces habría que buscar por lo menos una década antes, cuando un ingeniero eléctrico con mucho talento de la BBC llamado Raymond Cooke empezó a aplicar sus conocimientos a su pasión por la música y la grabación de la misma. En aquel entonces, los departamentos de Investigación y Diseño de la prestigiosa radiotelevisión pública británica tenían la última palabra en materia de acústica e ingeniería de grabación, hasta el punto de proporcionar al Sr. Cooke una base rigurosa y disciplinada que le sería muy útil cuando fue nombrado Director Técnico de la también británica Wharfedale. Perfeccionista impenitente, afirmaba que “El diseño de cajas acústicas cojeaba por culpa de las incoherencias del proceso de fabricación, y en especial por los diafragmas utilizados en los altavoces.” Sin duda un argumento suficientemente potente… el problema es que un cambio importante en términos de tecnología hubiese sido arriesgado para una compañía con el tamaño de Wharfedale. Enfrentado a esta limitación, Raymond Cooke llegó a la conclusión de que si no era él quien aplicaba sus ideas alguien acabaría haciéndolo, por lo que se asoció con varias personas de su entorno con una mentalidad similar y fundó KEF Electronics en un cobertizo situado en las instalaciones de una empresa metalúrgica llamada Kent Engineering & Foundry (de ahí el nombre de la compañía). El momento elegido era oportuno ya que el mercado para los equipos de Alta Fidelidad estaba empezando a consolidarse y por tanto las perspectivas para un grupo de jóvenes ingenieros amantes de la música eran también muy brillantes. La puesta a punto de avances tecnológicos genuinos generó un gran interés, por lo que el éxito fue prácticamente inmediato.

La base sobre la que descansaba KEF fue el desarrollo de nuevas tecnologías para transductores, por lo que la componente metalúrgica de la compañía tenía ya una utilidad clara; no obstante, las relacionadas con el tratamiento del plástico eran sustancialmente nuevas. Inicialmente se utilizaron el Melinex y el poliestireno expandido para, respectivamente, los altavoces de agudos y graves, concretamente el tweeter T15 y el impresionante woofer B1814, este último desarrollado en 1962 y que en 1963 evolucionó para convertirse en el legendario B139. Ambos transductores se combinaron en tres variaciones diferentes, siendo la primera de ellas el “monitor” Celeste, un producto que se convirtió inmediatamente en un clásico y que proporcionó seguridad financiera a KEF. Los mismos altavoces llegaron a un tipo de cliente distinto a través de la columna Duette/Concord, que permitía una notable extensión de la respuesta en graves. Desde el punto de vista técnico, habría que señalar el uso del Neopreno (goma de butilo artificial), concretamente en la suspensión periférica, como una de las grandes novedades del citado B139. Investigaciones llevadas a cabo en la BBC revelaron que el citado material contribuía sustancialmente a mejorar el sonido de un altavoz a la vez que jugaba un papel esencial a la hora de evacuar las vibraciones generadas en el diafragma. Las relaciones que KEF tuvo con la BBC condujeron a la joven empresa a fabricar cajas acústicas de monitorización para la prestigiosa corporación británica siguiendo diseños y especificaciones dictados por esta última, caso del monitor LS5/1A, el minimonitor LS3/5a y el menos conocido pero formidable ¡pesaba 140 kilos! “supermonitor” activo -con amplificación firmada por Quad- KM1.

KEF T1

KEF y la BBC investigaron en materiales y técnicas para la puesta a punto de altavoces de medios y medios/graves, ya que todos los sistemas de altavoces disponibles en la época fallaban a la hora de mantener la calidad del sonido en la zona media. En especial, se puso un gran énfasis en un tipo de plástico laminar utilizado por la industria del embalaje que se conocía con el nombre genérico de Bextreno. Raymond Cooke describió con estas palabras su primer encuentro con dicho material: “Estaba comiendo con un viejo amigo que se dedicaba a promocionar nuevos productos de plástico. Casi por casualidad me mostró la que debía haber sido una de las primeras copas de plástico existentes en Inglaterra. Se hizo inmediatamente obvio que este material ligero y resistente podría revelarse idóneo para los diafragmas de los altavoces”. El hecho de que el Bextreno exhibiera un comportamiento muy regular a lo largo de una banda pasante muy extensa hizo que se utilizara sistemáticamente en transductores empleados tanto por KEF como por otras marcas, sin olvidar los exclusivos monitores puestos a punto para la BBC. A partir de este momento, la flamante compañía británica se convirtió en sinónimo de innovación tecnológica al más alto nivel en el campo de la electroacústica.

KEF CELESTE

Los intensos años que definieron la personalidad de una gran marca

Establecido el auténtico y genuino punto de partida de KEF, recordemos las que, en mi opinión, son algunas efemérides más relevantes de la marca, no sin antes recordar que su primer producto fue el sistema de tres vías K1, al que un año después siguió el que se considera la primera cajas acústica destinada específicamente a aplicaciones de Alta Fidelidad de la firma británica, el monitor compacto de dos vías Celeste.

*1969: Comercialización de la Chorale, que repitió el éxito de la Celeste.

*1970: La compañía recibe su primer “Queen’s Award” a la exportación.

*1971: Laurie Finchman, un experimentado ingeniero que se había anotado importantes éxitos comerciales con otros fabricantes, se responsabiliza de la dirección técnica de KEF. Fue un momento crucial en la historia de la compañía, ya que la primera misión que se le confió fue rediseñar los altavoces con el fin de incrementar su fiabilidad y reducir las tolerancias de fabricación. Esto condujo a la segunda revolución tecnológica llevada a cabo en la firma británica: el uso de ordenadores científicos en los procesos de investigación, diseño y control de calidad. Gracias a ello, KEF se convirtió en el mayor y más visible promotor del “Sonido Británico/BBC”, un concepto que a su vez acabó siendo sinónimo de un nuevo orden en términos de naturalidad sonora.

*1972: El modelo LS5/1AC introduce por vez primera conceptos tan innovadores como los altavoces activos y la protección frente a sobrecargas.

*1973: El lanzamiento al mercado de la Model 104 se convierte en el pistoletazo de salida para la ultralongeva ¡más de medio siglo en el mercado! Serie Reference.

*1975: KEF instala un ordenador Hewlett-Packard para investigación y producción. Como consecuencia de ello se implementa el proceso “Total System Design”, que tiene como primeros frutos los celebrados modelos Corelli, Cantata y Calinda. KEF recibe su segundo “Queen’s Award” a la exportación.

*1977: Expansión de los centros de investigación y producción. Llega al mercado el emblemático modelo 105, que establece nuevos estándares en concepto -con recintos independientes y debidamente corregidos en fase para los transductores de agudos, medios y graves- prestaciones y coherencia. 

*1979: El modelo 101 introduce la protección electrónica S-STOP. La Celeste III se convierte en líder del mercado de monitores compactos de alta calidad. Raymond Cooke es nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la industria, un reconocimiento que durante años le convirtió en embajador de facto de la industria de la Alta Fidelidad de su país.

*1981: Empiezan a desarrollarse los primeros prototipos del KM1, un monitor profesional de muy alto nivel inicialmente destinado a las sesiones de grabación de música rock de la BBC que con el tiempo se convirtió en una referencia para los aficionados más exigentes como consecuencia de las ideas que aportaba en materia de circuitos activos, capacidad de manejo de potencia y protección frente a sobrecargas.

*1984: Aparición en el mercado de la radicalmente innovadora Model 104/2, un producto que creó escuela por su capacidad para mantener la frescura del sonido “british” a niveles de presión sonora muy elevados, lo que le permitió conquistar el mercado estadounidense.

Puede afirmarse sin reservas que estos 15 años sembraron lo que ha permitido a KEF convertirse en lo que es. Así, los desarrollos tecnológicos incorporados en las citadas  KM1 y Model 104/2 se trasladaron a series más asequibles, estableciendo de este modo una operativa que con el tiempo adoptaron todos los fabricantes de cajas acústicas de renombre. Hubo cambios en la propiedad de la marca, pero su filosofía se mantuvo intacta a la vez que su centro de producción se renovó por completo.

Uni-Q: “The building block of KEF signature sound”

“El componente básico del característico sonido de KEF”. La intencionada interrupción en 1984 de mi particular reseña sobre la “vida” de KEF se reinicia unos pocos años más tarde, concretamente en 1988, con el que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los indiscutibles “leitmotiv” de la marca: el transductor coaxial Uni-Q. Más de uno podría pensar que estamos ante un argumento de marketing más, y, en efecto, algo hay, pero del mismo modo que en Dynaudio la obsesión por la robustez de los transductores empleados en sus cajas acústicas es lo que marca la diferencia con respecto a sus competidores, una operativa que en el caso de Bowers & Wilkins se podría aplicar al control de las resonancias susceptibles de “restar” naturalidad al sonido, en el caso de KEF es la obsesión por la alineación temporal de las ondas -ya saben: la perfecta respuesta en fase- y la búsqueda de un punto único de emisión –la fuente sonora puntual que constituye poco menos que el Santo Grial de la reproducción a tamaño real- lo que aporta “personalidad” a la compañía británica. No estamos hablando de un tema baladí, porque el punto de partida, léase la “Generación 1”, del carismático Uni-Q vio la luz nada menos que en 1988, cuando la veterana compañía británica creo y patentó el primer transductor de “fuente coincidente”, formado por un tweeter de 25 mm montado en el centro de un “midwoofer” de 203 mm de tal modo que sus respectivos centros de emisión acústica fueran exactamente uno solo. A ello había que añadir soluciones técnicas altamente novedosas para la época, como por ejemplo un motor magnético equipado con un imán de aleación de neodimio, hierro y boro. Fue la caja acústica de suelo C95, integrada en la Serie C, el primer producto de su clase equipado con el primer transductor de fuente coincidente del mundo, que, en paralelo, también se aprovechó del sistema de carga de graves con cavidad acoplada incorporado por vez primera en la celebrada KEF Reference 104/2.

El éxito del Uni-Q hizo que su diseño fuera progresivamente sometido a estudiadas evoluciones, con la 2ª Generación del mismo comercializada en 1989 (con la exquisita columna 105/3 como expresión máxima), la 3ª Generación en 1994 (protagonista absoluto de la Serie Reference de la época), la 4ª Generación en 1997 (con mejoras clave en el ámbito mecánico), la 5ª Generación en 2001 (uso pionero de una cúpula metálica para el tweeter, como ejemplificó a la perfección el modelo 201 de la Serie Reference), la 6ª Generación en 2006 (de nuevo, el protagonista fue el tweeter, en este caso por el empleo de una cúpula de titanio en el mismo, magníficamente representado en le columna 207/2), la 7ª Generación también en 2006 (adición de refuerzos radiales al cono del “midwoofer”), la 8ª Generación en 2007 (incorporación de la ingeniosa guía se ondas Tangerine), la 9ª Generación en 2009 (uso de un cono híbrido con revestimiento externo de aleación de litio-magnesio-aluminio reforzado por una estructura de polímero de cristal líquido que constituyó uno de los puntales de la icónica Blade), la 10ª Generación en 2010 (rediseño de la guía de ondas Tangerine), la 11ª Generación en 2014 (rediseño de la estructura del cono del “midwoofer”, del que se aprovechó como “alumno aventajado” la columna Reference 5, buque insignia de la Serie Reference de la época) y la 12ª Generación en 2020 (puesta a punto de la rompedora “Metamaterial Absorption Technology” o MAT, incorporada por vez primera en el monitor compacto LS0 Meta y que absorbe nada menos que el 99% de la emisión posterior del diafragma de medios/graves).

Muon y “The Madistone”: un mundo aparte

Y llegaron las diferentes generaciones del emblemático sistema de altavoces coaxial Uni-Q, los renovados diseños de la Serie Reference, la sensacional Model 109 “The Maidstone” y la absolutamente “Fuera de Parámetros” Muon, un producto único en diseño -una bella escultura esculpida en aluminio- y tecnología que se ha convertido en auténtico objeto de deseo y continúa figurando en el catálogo de KEF.

Sobre la Muon escribí, bautizándola como “hiperKEF”, las siguientes líneas en el ya lejano 2007: “Estamos ante un auténtico “tour de force” posibilitado por el concurso de un creador excepcional secundado por tecnología punta y un grupo de ingenieros “del mundo real” que han sabido trasladar al universo de lo tangible y que funciona una propuesta estética única. Ese “alma formal” de la Muon tiene un nombre: es Ross Lovegrove, uno de esos diseñadores industriales tocados por la genialidad que es considerado como un visionario por sus contemporáneos, que lo conocen como “Captain Organic” (“Capitán orgánico”) por el carácter redondeado y natural –léase “orgánico”- de las formas que desarrolla. La Muon fue pensada desde el principio como un reto a la imaginación para cuya plasmación física se ha tenido que contar con la élite de las disponibilidades tecnológicas del momento. En la práctica, nos encontramos con un diseño de cuatro vías con una configuración verdaderamente singular materializada en el uso de cuatro woofers en el panel frontal combinados con un altavoz de medios/graves de idénticas dimensiones equipado con un modificador de dispersión cromado y uno de los célebres transductores coaxiales Uni-Q de KEF que se encargan de reproducir las vías media y alta del espectro. Por otro lado, y con el fin de controlar la directividad de las frecuencias más bajas, en la zona central del panel posterior del recinto se montan otros dos woofers idénticos a los del panel frontal que operan en contrafase con respecto a estos últimos, cancelando por tanto la energía de graves que se desplaza hacia atrás en la zona trasera de la caja. Una de las tecnologías más significativas desarrolladas por KEF para su nuevo buque insignia es la denominada ACE, siglas de “Acoustic Compliance Enhancement” o “Realce de la Compliancia Acústica”, que utiliza granos de carbón activado en los subrecintos correspondientes a cada vía para prácticamente doblar el volumen efectivo de los mismos mediante absorción, lo que a su vez tiene una traducción directa en la mejora de parámetros como el comportamiento en régimen dinámico y la distorsión.” Estos extractos los escribí a manera de presentación de la Muon original, que no pude ver en directo ni escuchar hasta, ya en una versión mejorada en lo técnico, aunque idéntica en lo visual, años más tarde -creo que en 2017- con motivo de una muy especial presentación que tuvo lugar en el “loft” del establecimiento especializado barcelonés Werner. Sin duda, una de las sesiones de escucha que más me han impresionado en toda mi vida.

Al igual que hizo otro nombre ilustre del audio de todos los tiempos, la también británica Bowers & Wilkins, con su icónico modelo Nautilus, KEF utilizó las enseñanzas aprendidas durante el desarrollo de la Muon para incorporarlas en modelos más asequibles, siendo sin duda el más significativo de todos ellos la inconfundible columna Blade, que he tenido la ocasión de escuchar un montón de veces -por ejemplo en el certamen High End de Múnich- y cuya singularidad estética e “ingenieril” hace, con permiso de la vistosa presentación espacial de su sonido, que todavía siga en producción, aunque debidamente actualizada en las versiones Blade One Meta y Blade Two Meta como consecuencia de la incorporación de esa exclusividad de KEF que es la innovadora “Metamaterial Absorption Technology”. De nuevo, voy a “tirar de archivo”, en concreto de la crónica de un análisis de la Blade original que realicé en 2012, para glosar algunas de las particularidades clave de una caja acústica que bien podría definirse como la “referencia asequible” de la compañía fundada por Raymond Cooke. “Desde el punto de vista conceptual, la Blade sienta un precedente en el campo de la investigación acústica avanzada gracias a una singular configuración de transductores que persigue recrear lo que se conoce como “fuente aparente única”, un objetivo que se consigue mediante la perfecta puesta en fase de todos los altavoces empleados. Para ello, los transductores de agudos y medios que comparten uno de los exclusivos sistemas coaxiales -y por tanto tienen el mismo centro de emisión acústica- Uni-Q de KEF se combinan con cuatro woofers montados en las paredes del recinto simétricamente equidistantes de los mismos de tal modo que sus centros acústicos ocupen exactamente el mismo punto en el espacio. A efectos prácticos, lo que se persigue con esta configuración es que la Blade sea una caja acústica excepcionalmente coherente en toda la gama de frecuencias de audio, produciendo una imagen sonora notablemente más precisa (al llegar simultáneamente a los oídos del oyente todas las frecuencias del espectro) que la que se puede obtener a partir de cualquier diseño convencional. Cuatro son los elementos fundamentales de esta caja acústica: sistema de altavoces coaxial Uni-Q de última generación, woofers hechos a medida, recinto equilibrado dinámicamente y filtro divisor de frecuencias formado por circuitos de orden bajo. Fruto directo del esfuerzo que la ha hecho posible, la Blade es por encima de todo espaciosa en la presentación que hace del sonido.”

Y llego ya al fin de mi largo viaja a través de la historia de KEF con el que sin duda fue uno de sus puntos de inflexión conceptuales, un auténtico salto cuántico, más representativos por cuanto vino acompañado por un espectacular éxito comercial y de crítica cuyas secuelas todavía están vivitas y coleando: el minimonitor activo LS50 -comercializado en 2012 para celebrar el primer cincuentenario de la marca- y las variantes que le siguieron, empezando por el LS50 Wireless -ahora Wireless II- y continuando con el flamante LS50 Meta y el novísimo y muy asequible LSX, este último presentado en primicia en Barcelona coincidiendo con la celebración del certamen ISE del presente año, todo ello sin olvidar la distinguida columna LS60 Wireless. Analicé la LS50 Wireless a principios de 2018, con la “Hi-Res” en pleno despegue, aprovechando el impulso que le dio la obtención de uno de los reputados Premios EISA, concretamente a la “Mejor Caja Acústica Inalámbrica de 2017-2018”, que el pertinente jurado valoró en los siguientes términos: “Estamos ante una versátil solución basada en una caja acústica activa “todo en uno” que permite reproducir música por “streaming” desde redes, es compatible Bluetooth aptX y TIDAL y maneja música en alta resolución hasta 24 bits/192 kHz a través de su entrada USB. También hay una entrada óptica y una de nivel de línea con conectores RCA para el caso de que el usuario las pueda necesitar. La impactante amplificación interna de 230 vatios excita los altavoces directamente y el refinado sistema Uni-Q combina un altavoz de medios/graves con un tweeter en su centro para proporcionar imágenes sonoras de precisión milimétrica. Preservando los talentos de la caja acústica LS50 pasiva, también galardonada por EISA, esta nueva edición tiene una lógica aplastante, en especial para un mundo sin cables.”

A modo de conclusión

Hay un montón de cosas que, como se dice popularmente, me he “dejado en el tintero” sobre KEF, que, no obstante, son en cierto modo consecuencia directa de lo que les he contado en este extenso artículo/homenaje. Por ejemplo, que la firma británica fabricó durante muchos años transductores a medida para otras marcas, entre ellos los empleados en uno de los módulos del fabuloso conjunto que constituyó la presentación en sociedad de la elitista compañía estadounidense Wilson Audio, el mítico WAMM. También habría que destacar la impresionante, por extensa y muy estructurada, gama de sistemas de altavoces para instalaciones personalizadas -con sus correspondientes electrónicas dedicadas- de la marca, sin olvidar los auriculares Mu7 y Mu3 y los ultracompactos subwoofers equipados con la exclusiva tecnología Uni-Core, introducida por vez primera en el modelo KC62, comercializado en 2021. 

Me despido ya de ustedes, aunque no sin antes recordarles el nombre del actual importador exclusivo de KEF para nuestro país, la veterana empresa barcelonesa Gedelson S.A., en cuyo portafolio figuran también nombres del High End tan respetados como la noruega Hegel o la italiana Architettura Sonora.

 

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