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Para un fabricante taiwanés relativamente poco conocido en el mercado español, llamarse “Rey Rey” y nombrar uno de sus aparatos “Cuartel General” puede ser o bien una declaración de intenciones o un acto de presunción. Veremos de qué se trata.

El paquete: El HQ viene bien embalado en una caja de cartón rectangular, bastante firme, aplanada de 49×39,5×9,5 cms, rellena de gomaespuma densa, con cavidades recortadas para que las dos unidades y cables de los que consta el conjunto se alojen separadamente sin riesgo de colisiones ni arañazos. Con su contenido pesa unos 3Kg.

El contenido: Una fuente de alimentación de 183 x 145 x 55mm y 1700 grs de peso, acompañada de un pre-amplificador de línea y amplificador de auriculares, dos en uno, de idénticas medidas y 1070 grs de peso. Incluye un cable umbilical para conectar la fuente de alimentación al amplificador con conectores XLR y un cable de red IEC-Shuko de calidad estándar. Lo que echamos de menos eran los pies cónicos (spikes) que deberíamos haber podido probar soportando tanto la fuente de alimentación como el módulo de amplificación. En su lugar en cada módulo había unos discos de goma autoadhesiva que protegían los orificios roscados donde encajarían las patas, que suponemos son la protección usual en todas las unidades.

Los aparatos: Son básicamente dos módulos. El más pesado alberga una fuente de alimentación de tipo lineal con un transformador toroidal de 48VA. En su frontal un panel de aluminio mecanizado, que en la unidad de análisis era de color rojo ligeramente vinoso metalizado, solamente monta un LED de color azul a la izquierda, que nos informa de que el interruptor del panel trasero está accionado. Aspecto industrial, rematado por las cabezas de 4 tornillos tipo Allen encastradas en cada esquina en recesos bien labrados.

El otro módulo, más ligero, quizá excesivamente sin los pies cónicos, tiene en el frontal una conexión hembra TRS (jack) para auriculares estéreo a la izquierda, el mando de volumen (para un potenciómetro ALPS Blue Velvet) y un conmutador en el centro que flanqueado por dos LED del mismo color azul de la fuente de alimentación, nos informa de si está activada la función de amplificación de auriculares o la de pre-amplificación de línea. En la parte trasera está el conector hembra para el cable de alimentación que une este módulo a la fuente, el par de RCA de entrada de línea (para una única fuente de audio) y otro par de RCA de salida para la señal pre-amplificada.

El conjunto parece bien construido, los paneles y piezas encajan bien, solamente se aprecia alguna pequeñísima rebaba en la mecanización de uno de los frontales, que se percibe más al tacto que visualmente. Los conectores de audio son de buena calidad, bañados en oro, sólidamente unidos al chasis mediante tuercas de buen tamaño.

El equipo de prueba: Todas las escuchas realizadas con el HeadQuarters fueron usando un conjunto de transporte y DAC CEC TL-2 y Museatex Bidat unidos entre sí mediante conexión coaxial, utilizando cables Cardas Golden Reference RCA entre el DAC y el HQ. Ambos aparatos alimentados por una línea dedicada, estabilizador de voltaje Salicru y cables de red también Cardas Golden Reference. El aparato se probó con sus cables de alimentación y umbilical originales para no modificar en modo alguno el rendimiento que proporciona tal y como se sirve por el distribuidor.

En cuanto a auriculares se probaron con este amplificador los Sennheiser HD600 y HD800, Fostex T30, Audeze LCD-2 Rev.2, Grado PS-1, HF-2 y SR60, Denon D5000 (modificados), AKG K-701, JVC DX-1000, Westone 4 y Sony R10. Aunque la mayor parte del tiempo que pudimos disfrutar del HQ lo hicimos con los HD800 y los LCD-2, que por su precio, rendimiento y nivel de calidad, parecen el tipo de auricular que un aficionado a este tipo de escucha, podría pensar en alimentar con un amplificador de algo menos de 700 euros.

Para establecer comparaciones sonoras se emplearon los amplificadores Gilmore Reference Balanced de Headamp (modelo hecho por encargo), un Beta22 montado a partir de un kit de AMB con diversas mejoras y un Rudistor RPX-100 (modelo descontinuado).

No se efectuaron pruebas de escucha del HQ como pre-amplificador de línea.

Las pruebas: Lo primero que hicimos fue comprobar el nivel de ruido. Para ello conectamos los Westone 4, auriculares de tipo intracanal muy sensibles, con los que detectamos al principio un hum como de acoplamiento de masa, que no variaba al mover el mando de volumen. Descubrimos que era debido a la proximidad entre el módulo de amplificación y la fuente de alimentación. Bastaba elevar el módulo de audio unos 10cms respecto a la fuente, o ponerlo a su lado, para que el sonido desapareciese. Con auriculares de una sensibilidad algo inferior como los Grado, apenas se percibía y con auriculares menos sensibles como los AKG, era inaudible en cualquier colocación.

En esta unidad el mando de volumen se mostró perfectamente lineal y simétrico incluso en la porción más baja del recorrido. Dependiendo de la sensibilidad de los auriculares empleados, subiendo el volumen podía llegar a percibirse un poco de zumbido electrónico, el normal ruido estático. Con los más sensibles casi a la mitad del recorrido y con los menos sensibles casi a ¾ del mismo. En condiciones normales con unos auriculares como los Sennheiser HD600 y una fuente con 3V RMS de salida (es más frecuente que entreguen 2V) un volumen suficiente y cómodo de escucha se sitúa como en ¼ del recorrido. Esto significa un nivel de ruido intrínseco realmente bajo que en ningún momento va a interferir la escucha. Por supuesto, suponiendo que la fuente de sonido tenga un comportamiento silencioso, de no ser así el amplificador se limitará a dar ganancia a cualquier ruido precedente en la cadena.

A continuación probamos las prestaciones con auriculares con fama de complicados por precisar grandes dosis de potencia y buen control del grave como son los Fostex T30, unos ortodinámicos muy utilizados en estudios de grabación a finales de los años 70. El resultado fue muy satisfactorio, por una parte el grave conseguía el control necesario, con una rotundidad de pegada y una extensión buenas y por otra el agudo se veía ligeramente reforzado, lo que dotaba a la combinación de un equilibrio muy agradable con todos los tipos de música.

Con otros auriculares complicados como los K701 el resultado fue menos satisfactorio. En primer lugar porque el amplificador no potenciaba una de las características más notables de estos auriculares, su espaciosidad y profundidad de escenario, ni ayudaban a enmascarar uno de sus mayores defectos, que en nuestra opinión es su parquedad en la reproducción de la gama baja y el ligero exceso de presencia del agudo medio hacia 6-7KHz. El resultado era correcto, pero no invitaba a escuchas prolongadas de estilos musicales variados.

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