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Los HB-1 son unos monitores desarrollados en colaboración entre la propia Kiso Acoustic y la también japonesa compañía especializada en la fabricación de guitarras de alta gama Takamine. Aún sin conocer este dato, no es difícil establecer una relación mental parecida, pues basta mirar con un poco de atención estas cajas, para darse cuenta de la semejanza de la parte trasera del monitor con dicho instrumento. Además, si tenemos la oportunidad de tocar con nuestras manos las Kiso HB-1 y golpear ligeramente con nuestros dedos la chapa de madera de las paredes laterales o trasera del chasis -que cuenta con un grosor de 2,6 mm-, apreciaremos que están construidas de la misma manera y con la misma madera que una guitarra. ¿Fascinante no? Nos encontramos ante lo que podría ser la mutación de una caja acústica, que sintiendo un amor tan grande por la música, se convierte casi en un instrumento musical propiamente dicho, como el patito feo del cuento que se convirtió en cisne. Y es que las línea que establecen la división entre lo que es una caja acústica y un instrumento musical se diluyen, si repasamos los principios de actuación en los que se basan las Kiso Acoustic HB-1.

Aparentemente sencillas en su configuración, monitor de dos vías, con un mid-woofer de 4 pulgadas, un tweeter enmarcado en un difusor de madera de ébano y bass-reflex delantero, estas cajas atesoran un gran trabajo de diseño, afinamiento y fabricación, que las convierte en una realización francamente compleja. Sólo así se explica, que un monitor con un woofer de 4 pulgadas sea capaz de extender su respuesta de frecuencia en graves a 40 Hz. -eso sí, no sabemos a + – cuántos dbs-. El secreto de este misterio, e igualmente responsable del sonido de las Kiso HB-1 es el aporte e interacción del chasis de la caja al sonido final de ellas. No se puede entender el sonido de estas pequeñas japonesas, sin explicar cómo trabaja el recinto de las mismas, sobre todo en combinación con el puerto bass-reflex con el que cuentan. Incrementada su relevancia, al no disponer la caja de ningún tipo de relleno ni material amortiguante interno.

 

El maravilloso chasis de las Kiso HB-1, cuando reproducimos música, y sobre todo a partir de una mínima presión sonora, comienza a palpitar adoptando el rol y sintiéndose, el verdadero corazón de nuestro sistema de sonido. Estas vibraciones que tan claramente transmite, e incluso nos impresionan si acariciamos suavemente los laterales con nuestras manos, dotan a la música reproducida de un nivel de naturalidad, desconocida para mí hasta la fecha. Realmente es un recinto acústico, como el de cualquier instrumento musical, y por su ADN genético muy parecido al de una guitarra, generando sus propios armónicos naturales y permitiéndonos no sólo escucharlos, sino «sentirlos en la piel».

Pero el recinto de las Kiso no se limita a enriquecer tímbricamente la música reproducida, sino que va mucho más allá, influyendo en el sonido de otra manera si cabe más determinante. Estos monitores podríamos calificarlos como clase A energética, -incluso viendo su muy baja sensibilidad de 85 dbs-, pues toda la energía que reciben es aprovechada de una u otra forma. De una manera obvia reproduciendo música a través de sus altavoces y de otra forma mucho más original, aprovechando la que se acumula en el interior de su recinto. Esta energía que casi todas las firmas de cajas acústicas del mercado intentan eliminar con material absorbente, sino han podido minimizarla o eliminarla con el diseño de sus chasis, Kiso Acoustic la aprovecha redirijiendola a través de su puerto bass-reflex, conviertiéndolo en la práctica en una tercera vía de la caja. Basta acercar el oído a esta salida de aire, para darse cuenta de que por aquí se reproducen todas las frecuencias graves que el altavoz de 4 pulgadas no es capaz de reproducir y que completan su sonido para alcanzar la respuesta de frecuencia declarada de 40 a 30000 Hz.

En realidad el principio de funcionamiento nos recuerda a una variante de un recinto Onken, tan venerados estos en Japón. Aunque las similitudes se acaban aquí, pues la calidad de los graves reproducidos, nada tienen que ver con la conseguida a través de un diseño de este tipo. Las Kiso HB-1 consiguen sintonizar a la perfección las frecuencias bajas, mediante el fino trabajo artesanal de un luthier, que a través de una delicada palillería adherida a los laterales del recinto, nuevamente igual que se realiza en las guitarras convencionales, ajusta la respuesta en bajas frecuencias de las cajas a la perfección.

De esta manera, el trabajo del recinto acústico, se armoniza e integra con el del resto de drivers, consiguiendo un resultado pleno de detalle y carga de armónicos. ¡Una solución sin duda genial y que conlleva una profunda labor de estudio previo! Una vez más los japoneses demuestran su alta capacidad, minuciosidad y perfección en el diseño y en el acabado.

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