Publicidad

Sonido

Resulta francamente divertido observar el comportamiento de todas las personas que han escuchado las Kiso Acoustic HB-1 en mi sala. ¿Realmente el género humano somos tan iguales y previsibles, o es que las Kiso fuerzan la misma reacción sin posibilidad de salirse de la norma a todos los que las escuchan?

Durante el mes que he disfrutado de las Kiso en mi sistema, una docena de amigos aficionados a la hi-fi se han acercado a escucharlas, y en todos los casos, el ritual ha sido el mismo. Primero se han llevado una gran sorpresa por su pequeño tamaño, e incluso muchos de ellos que ya las habían visto anteriormente, relataban que no las recordaban tan pequeñas. Este efecto se ve incrementado por los 60 metros cuadrados que mide mi sala, y en donde las Kiso parecen dos pequeños islotes en medio del océano. Además en mi sala hasta la fecha siempre ha habido cajas acústicas de tamaño grande o muy grande, y como exponentes más recientes citaré las Eggleston Works Andra III o las Dunlavy SC-V Signature que he tenido hasta hace escasos días y que con sus dos metros de alto, cuatro vías y siete drivers por canal, suponían la antítesis de estas delicadas japonesas. Incluso durante unos días convivieron estas dispares cajas juntas y resultaba casi cómico verlas una al lado de la otra, haciendo más válido que nunca el refrán de que las apariencias engañan.

 

Pasada esta sorpresa inicial y aguantando los comentarios previos a la escucha casi generales de que las Kiso no podían llenar de sonido ni sonar bien en una sala tan grande, llega el momento de sentarse a escucharlas. En todos los casos también, un silencio se apodera de los presentes que no alcanzan a articular palabra hasta pasado un buen rato y varios temas son reproducidos. Sin duda las Kiso HB-1 sorprenden por su impresionante naturalidad, tímbrica y detalle, pero por encima de todo esto, nos rompe los esquemas su capacidad para mostrarnos un sonido tan generoso, que es capaz de lidiar con salas de grandes dimensiones y a volúmenes de escucha altos. Sólo diré como resumen, que prácticamente la totalidad de los invitados a escucharlas, acabaron impresionados y maravillados con el sonido de estos monitores, pequeños en tamaño, pero grandes en sonido.

Entrando en detalles, las Kiso exhiben una fidelidad tímbrica única, que nos permite saborear cada instrumento como si nunca lo hubiésemos escuchado hasta ahora de manera veraz y real, muy real. La aportación armónica del recinto de las Kiso se muestra fundamental en esta percepción, pues cajas acústicas con drivers de primer nivel han pasado por mis manos en innumerables ocasiones, pero nunca he sentido esta presencia viva de los instrumentos como hasta ahora. La vibración del chasis de las cajas, se transmite por el aire de tal manera, que soy capaz de sentir, no sólo de oír, los diferentes instrumentos como si estuviesen delante de mí. Incluso de espaldas a las cajas, la sensación que tengo escuchando un contrabajo es como si estuvieran tocando realmente detrás mío, estremecedor… Esta positiva vibración del recinto, se hace especialmente patente reproduciendo instrumentos que abarquen frecuencias medio-graves o graves, pues la intensidad de las mismas favorece más dicho efecto.

Por esta razón el comportamiento de las Kiso HB-1 reproduciendo bajas frecuencias es francamente bueno. En principio cualquier aficionado que se imagine dónde están las limitaciones de estas cajas, o piense en por qué no les gustarían, concluiría que por su respuesta escasa en graves. Después de escucharlas en profundidad, pienso que pueden agarrarse a este pensamiento aquellos aficionados amantes de cierta espectacularidad sonora. Aquellas personas que buscan casi obsesivamente un golpeo grave que les mueva el sillón donde están sentados, o los amantes al estéreo y al home cinema que buscan unas cajas acústicas versátiles y que se defiendan en ambos mundos con sobresaliente. Bueno, en estos casos y si son muy exigentes seguro que encuentran mejores alternativas en el mercado. Las Kiso están diseñadas y construidas, con la finalidad de satisfacer al aficionado a la Alta Fidelidad con mayúsculas, que busca en la naturalidad su satisfacción y disfrute. Por esta razón, tras un mes de escucha, tengo que resaltar la respuesta en graves de las cajas, como una de sus mayores virtudes. Es cierto que no es una caja full range, pues no son capaces de extender su respuesta más abajo de 40 Hz, -lo cual está muy bien, todo hay que decirlo-, pero a pesar de eso, dichas frecuencias son de tal calidad, que resulta un placer dejarse mecer por el violonchelo escuchando las Suites de Bach, en la fabulosa versión de Dirk Chris Vanhuyse. Los graves son plenamente articulados, poderosos -créanme-, limpios y precisos. Pero por encima de estas virtudes, he encontrado otra que me tiene particularmente cautivado. Es la manera en que las Kiso resuelven las transiciones entre el medio-grave y el grave, pues la música fluye como una ola en el mar yendo y viniendo, con una integración mágica, entrando el grave en escena sin aspavientos ni brusquedades, totalmente coherente y musical.

1 2 3 4 5

Comments are closed.