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Klipsch RP-8000F: singularidad tecnológica y sensacional relación calidad/precio

No es una caja acústica específicamente High End si consideramos la operativa al uso para definir este tipo de producto, pero sin embargo su sonido sí lo es, gracias a la política de vasos comunicantes que la veteranísima -76 años en el momento de escribir el presente artículo- Klipsch lleva varias décadas aplicando con una minuciosidad encomiable. Una política que ha permitido a la firma estadounidense incorporar de manera progresiva sus tecnologías –seleccionándolas a la vez en función de cada aplicación concreta y el precio de venta- más icónicas en modelos mucho más accesibles que los de su legendaria –y en permanente evolución- gama Heritage. En estas coordenadas, la RP-8000F es una columna que ejemplifica a la perfección la filosofía que hay detrás de la “familia” a la que pertenece -la Reference Premiere, de ahí las siglas “RP” de su nombre- ofreciendo al usuario exigente pero “sensible” con el factor precio una magnífica combinación de musicalidad –su sonido es sorprendentemente cálido para un diseño equipado con bocinas y polivalencia.

Frontal+posterior+lateral: Por fuera, la RP-8000F es una caja acústica discreta, muy honesta, de la que sólo destacan elementos como la bocina Tractrix frontal que complementa al tweeter, el puerto bass-reflex Tractrix rectangular que figura en el panel posterior y el característico color de los dos woofers. Nada nuevo bajo el sol desde la óptica de Klipsch, pero en el momento de la escucha estas columnas deslumbran por una calidez inesperada.

Klipsch: un “ethos” basado en cuatro principios fundamentales

“Mis teorías sobre el sonido y su reproducción sólo demostrarán ser erróneas cuando cambien las leyes de la física”. Más que una frase, una sentencia en toda regla la de Paul Wilbur Klipsch, alias PWK, fundador de la marca que lleva su nombre y, sin lugar a dudas, no sólo un genio sino también un auténtico personaje absolutamente convencido de la validez de su trabajo. Al fin y al cabo, que la monumental Klipschorn, atemporal buque insignia de la marca de Hope, Arkansas, esté basada en teorías y desarrollos de ingeniería que datan de la década de los años 30’ del siglo pasado y todavía siga siendo considerada por un referente en el ámbito de las cajas acústicas habla con inapelable contundencia a respecto. ¿Y a cuenta qué viene esta reflexión? Pues precisamente a cuenta de que para entender por qué la protagonista del presente análisis suena tan bien pese a su muy comedido precio hay que adentrarse en las intimidades de su fabricante, unas intimidades que en términos de concepto se resumen en lo que se conoce como “Los cuatro principios del sonido Klipsch”, establecidos en su momento por PWK y que han guiado desde siempre el diseño de cada producto firmado por Klipsch: alta eficiencia/baja distorsión, directividad controlada, amplia gama dinámica y curva de respuesta en frecuencia plana.

El primero de estos principios se materializa en una tecnología de bocinas que destaca por su extremadamente alta eficiencia, lo que a su vez implica menos potencia de ataque –vatios- y, lo más importante de todo, una distorsión significativamente más baja, lo que constituye toda una novedad con respecto al clásico “más eficiencia, más distorsión”. El segundo de los principios “klipschianos” tiene que ver en gran medida con el primero por cuanto las bocinas empleadas por Klipsch están diseñadas para dirigir de manera más precisa el sonido hacia las ubicaciones apropiadas, creando de este modo escenas sonoras más creíbles sin desperdiciar energía acústica. En lo que respecta al tercero de los principios establecidos por PWK, es evidente que no haya nada que comentar porque la gama dinámica de las realizaciones de Klipsch es absolutamente espectacular, ya se trate de sus modelos más exclusivos como de los más populares… espectacular y, por supuesto, con una distorsión extremamente baja sea cual sea la electrónica de ataque seleccionada. Ya para finalizar, la consecución de una curva de respuesta en frecuencia plana, y por lo tanto sin coloraciones en ninguna de las tres gamas del espectro de audio, no parece un principio particularmente “propio” de Klipsch como los tres que lo preceden pero, como no me canso de decir, hay que situar el texto en su contexto y entender que este cuarto principio fue formulado en una época en la los sistemas de altavoces de alta calidad para aplicaciones domésticas –y por lo tanto relativamente compactos- estaban en pañales; de ahí su carácter visionario.

Diagrama polar: Este gráfico explica con claridad meridiana la excelente espacialidad de la RP-8000F, que le permite generar escenas sonoras muy bien dimensionadas y, sobre todo, creíbles, en prácticamente todo tipo de salas.
Respuesta en frecuencia: Otro registro, en este caso el correspondiente a la curva de respuesta en frecuencia, que anticipa el equilibrio de la curva tonal percibido durante las pruebas de escucha.

RP-8000F: una excelente –y asequible- aplicación de las enseñanzas de PWK

Por fuera, la RP-8000F es una caja acústica de suelo de lo más normal, sin prácticamente nada que llame especialmente la atención. Forma paralelepipédica, paredes paralelas, construcción en madera –MDF- y acabados muy correctos en madera natural –mención aparte merece la más “pija” terminación en negro piano- que facilitan, junto con unas dimensiones muy comedidas de las que no obstante destaca una profundidad notable, la integración en prácticamente cualquier espacio doméstico. Pero, nunca mejor dicho, en la Klipsch si se cumple a rajatabla el dicho “la belleza está en el interior”, porque gracias a la cuidada aplicación, vía tecnologías exclusivas de la marca, de los cuatro principios que acabo de comentar logra exhibir unos resultados que, como mínimo, hay que calificar de sorprendentes –para bien, por supuesto- en una caja acústica tan asequible.

Desde el punto estrictamente electroacústico, la RP-8000F es una columna bass-reflex de 2 vías/3 altavoces con puerto posterior, este último un diseño de tipo Tractrix rectangular exclusivo de Klipsch cuya geometría interna permite suavizar el flujo de aire saliente y evitar de este modo los potenciales soplidos susceptibles de causar distorsión. También en el panel frontal encontramos una bocina Tractrix, aunque en este caso más sofisticada: de forma cuadrada -patrón de dispersión de 90ºx90º-  y una estructura híbrida, acompaña al altavoz de medios-agudos/agudos –por cuanto la frecuencia de corte está establecida en 1.750 Hz- con el fin de optimizar tanto la dispersión como la precisión tonal –a ello contribuye su fabricación en un compuesto de silicona- del sonido.

Despiece bocina Tractrix: De logro tecnológico indiscutible hay que calificar a la bocina Tractrix híbrida cuadrada/circular que acompaña al transductor de agudos por cuanto consigue armonizar a la perfección las componentes tonal y espacial de la zona alta del espectro.
Despiece tweeter R-820F: La clave de los ricos, naturales y muy agradables agudos de las cajas acústicas Klipsch de nueva generación hay que buscarla en la sofisticada ingeniería de sus tweeters (el despiece de la foto corresponde al del modelo R-80F).

Del altavoz en cuestión hay que señalar asimismo la tecnología LTS, alias “Linear Travel Suspensión” o Suspensión con Desplazamiento Lineal, que permite minimizar, mediante el uso de Kapton en la suspensión propiamente dicha, la distorsión mejorando a la vez la eficiencia y la capacidad de análisis de microdetalles. Por su parte, la zona baja del espectro es confiada a dos robustos woofers que incorporan otra de las tecnologías electroacústicas emblemáticas de Klipsch: los vistosos conos con superficie externa de cobre centrifugado Cerametallic, un material que, según afirma la marca estadounidense, se caracteriza por ofrecer una elevada proporción rigidez/masa y un alto grado de amortiguamiento.

Despiece Cerametallic: Los dos woofers Cerametallic de la RP-8000F aportan profundidad y pegada a la respuesta en graves sin penalizar por ello la sensibilidad, cuyo espectacular registro de 98 dB/W/m permite sacar el máximo jugo a la Klipsch con prácticamente cualquier amplificador integrado de potencia media -50 vatios continuos por canal o incluso menos- disponible en el mercado.

Hablando en “plata”: lo necesario para mover grandes cantidades de aire sin que el amplificador de ataque se quede al borde del colapso. Nada nuevo, pues, bajo el sol, aunque, por otro lado, una solución que funciona porque en combinación con motores magnéticos en consonancia –Klipsch no detalla nada al respecto- permite, al menos sobre el papel, a la RP-8000F reproducir sin apenas pérdidas frecuencias del orden de 30 Hz, lo que no está nada mal. Presupongo que la topología y los componentes del filtro divisor de frecuencias deben tener algo que ver, pero Klipsch no detalla nada al respecto aparte de que nuestra invitada está preparada para el bicableado y, si procede, para la biamplificación.

La escucha: calidez y equilibrio tonal espléndidos al alcance de todos

Escuché las RP-8000F en compañía del flamante amplificador integrado estereofónico con streamer incorporado MODEL 40n de Marantz, una verdadera preciosidad cuyos 70 vatios continuos por canal sobre 8 ohmios son más que suficientes para hacer volar unas cajas acústicas con una sensibilidad de nada menos que 98 dB/W/m… una bestialidad, para entendernos. A destacar que de la conexión ampli/cajas se encargó el muy efectivo modelo Silver Spiral de la británica QED. Por su parte, el espacio donde se desarrolló la escucha tenía unas dimensiones perfectamente equiparables a las de una sala de estar convencional, por lo que las condiciones en las que se realizó la prueba de las Klipsch eran de lo más normal.

Dicho lo anterior, les adelanto que hace ya tiempo que me resulta cargante valorar la calidad de un equipo diciendo lo que sucede con tal o cual instrumento, de tal o cual tema musical, de tal o cual disco. En este sentido, me comporto como si degustara un vino: comparo lo que me ofrecen con mi patrón de referencia y opino en consonancia, léase si el nuevo producto me gusta igual, menos o más, caso este último en que dicho producto pasa a ocupar el puesto de nuevo patrón de referencia. A partir de ahí, quien lea mis impresiones sabrá a qué atenerse para decidir si está o no de acuerdo con las mismas. Dicho esto, lo mínimo que cabe concluir de las RP-8000F es que son tremendamente agradables, realmente musicales, gracias a lo acertado de su transductor de agudos y el discreto pero efectivo acompañamiento aportado al mismo por los dos woofers con cono Cerametallic. Les aseguro que escuché un poco de todo y que las RP-8000F estaban a la altura en todo momento, lo que significa precisión tonal, resolución, espacialidad y ese elemento imponderable que para mí marca la diferencia entre lo que vale la pena y lo que no: la calidez. Sí, las Klipsch suenan tremendamente cálidas, líquidas, sin que el aumento del nivel de presión sonora afecte de manera perceptible su equilibrio tonal subjetivo. La pegada está, por supuesto, a la orden del día, y la zona media se resuelve con tal elegancia que uno cree estar ante un diseño de tres vías. Si a ello le añadimos el hecho de que ahora mismo las RP-8000F están siendo objeto de un interesante reajuste en términos de precio de venta al público, lo mínimo que debo decir es que su indudable atractivo se acaba de multiplicar. Ya saben: a buen entendedor…

Klipsch RP-8000F – 1698€

Distribuye Magnetron

Características Técnicas

  • Configuración: caja acústica bass-reflex de 2 vías/3 altavoces
  • Altavoces utilizados: 1 tweeter con diafragma de titanio de 25 mm cargado en bocina Tractrix híbrida de 90ºx90º y 2 woofers con cono Cerametallic de 203 mm
  • Respuesta en frecuencia: 32-25.000 Hz, +/-3 dB
  • Sensibilidad: 98 dB/W/m
  • Impedancia nominal: 8 ohmios
  • Potencia del amplificador asociado: máxima de 150 W continuos y 600 W de pico
  • Dimensiones: 277×1.095×446 mm (An x Al x P)
  • Peso: 27’2 kg

 

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