Unión Musical Casa Werner y la Urushi
Una vez hemos conocido un poco más sobre la historia y contenido de uno de los más reputados fabricantes de cápsulas de alta gama me encuentro en disposición de contar cómo se produjo la posibilidad de escribir este análisis.
Uno de los mejores sistemas que he podido escuchar hasta el momento y con el que siempre me he sentido muy confortable está compuesto por una fuente analógica de base AVID, brazo SME y cápsula Koetsu Rosewood con electrónica Jeff Rowland. Hete aquí que tuve la oportunidad durante algo más de un mes de poder disfrutar en mi domicilio de la susodicha cápsula, lo cual me permitió comprobar las cualidades sónicas del que muy posiblemente sea su modelo más extendido, por su excelente relación calidad/precio.
Así pues una vez instalada y ajustada pude encontrar sin dificultad tres de las cualidades por las que Koetsu se ha hecho tan famosa, la primera fue la excepcional presentación sónica de los medios y especialmente de las voces, de un hiperrealismo y liquidez que deja a uno atónito. La segunda la contundencia, timbre y articulación de las bajas frecuencias y finalmente el bajísimo ruido de lectura, sorprendente sin duda y en similar nivel del tándem Soundsmith SG-200 que evalué allá por junio del 2014. Estas cualidades mezcladas en coktail crean uno de los sonidos que más me ha enganchado hasta la fecha, se produce una sensación de presencia en voces y contundencia armónica en frecuencias bajas que jamás había podido escuchar en el formato rey, absolutamente adictivo. Un sonido totalmente nuevo para mí, especialmente por el tempo que impone a la música dado que subjetivamente fluye de un modo más lento, con sosiego, relajación y mucha fluidez.
Así pues, ni corto ni perezoso y motivado por un buen amigo barcelonés, contacté con el importador del mítico establecimiento de la ciudad condal Unión Musical Casa Werner, donde su gerente Vicente Viguera, de cercano trato y profundos conocimientos tanto de hiend como de música clásica, me recomendó que probara uno de los modelos Urushi que en ese momento tenía en stock, concretamente la bella Urushi Vermilion. No tuve duda alguna, 24 horas después ya estaba en casa.
En una simple y bonita caja de madera natural de reducidas dimensiones –6x7x4 cm– y con una bella serigrafía que cita en japonés “hecho por Koetsu”. Una vez abierta me quedo sorprendido por su contenido, mientras mi Lyra Skala y otras cápsulas de alta gama que he analizado o tenido a lo largo del tiempo incorporan líquidos limpiadores, tornillos de diversos materiales y longitudes, completos manuales de instalación y valores recomendados, gráficas de respuesta en frecuencia y separación de canales, etc… Koetsu en sus cápsulas no incorpora ¡nada de nada! Dos tornillitos de reducida dimensión, un útil protector de plástico y un escrito a mano en la parte interior de la caja donde figura el número de serie y modelo asociado. Sin duda una austeridad sorprendente, especialmente por el importe de la cápsula, aunque dicho sea de paso también pensé ¿y para qué quiero todo eso? Lo importante es cómo suene ¡semejante belleza!
Y es que emana belleza, lacada en un color bermellón de alto brillo y con una serigrafía en japonés sobre fondo dorado que cita “Koetsu” en su base, la cápsula es simplemente espectacular y posiblemente la más bonita, elegante y cautivadora que he podido tener en mis manos. Exclusivamente por su estética no tengo otro remedio más que darle un bien merecido diez.
Instalación y optimización
La actual serie “Urushi” destaca por tener cuerpo de madera Rosewood “lacado”, el término laca se usa para designar a un barniz que se aplica a diferentes objetos con la función de protegerlos, en el caso de la laca de Asia Oriental se utiliza la resina extraída de la savia del árbol Urushi. De entre ellos, destaca el arte del lacado japonés, conocido como lacado-urushi, debido a la exquisitez y minuciosidad que presenta. Dentro de toda la gama que la firma nipona ofrece, posiblemente sea la Vermilion la cápsula con más personalidad de todas, no sólo por su llamativo color rojo, sino también por ser la única cápsula Koetsu que utiliza doble bobina -de Cobre y Plata al 50%- que le permite obtener una altísima separación entre canales (>30dB@1Khz) y una respuesta de frecuencia más que respetable (20Hz-100Khz).
Cabe destacar respecto del modelo Rosewood, que si bien tienen muy similares dimensiones y peso, lo cierto es que a la hora de la instalación en el portacápsulas la Urushi es mucho más sencilla y cómoda, al no necesitar tuercas para sujetar los tornillos. Desde este modesto rincón ruego a la firma nipona que modifique este aspecto en la serie Rosewood, instalar una cápsula con tuercas requiere de cierta destreza y conlleva más tiempo.
Tras realizar la optimización con mis habituales utensilios de calibración, destacaré cómo quedaron los principales valores con los que extraje su mejor sonido:
- Vertical Tracking Force, 1.90g vía Clearaudio Weight Watcher (recomendado 1.7-2g)
- Geometría, Baerwald vía Dr. Feickert Protractor NG
- Stylus Range Angle, visualizado mediante microscopio digital, calibrado a 90”. En este apartado quiero destacar que difiere del valor con el que calibré la Rosewood que quedó a 92.5” con un sonido más lineal y neutral. (Recomendado 90”)
- Azimuth y Offset, medido vía Fozgometer, la cápsula quedó ligeramente inclinada en contra de las agujas del reloj, exactamente al revés que la Rosewood. No apliqué offset a ninguna
- Antiskating, no encontré en ninguna de las dos ninguna peculiaridad. El bias se calibró en función del VTF asignado
Como ya se ha comentado la impedancia interna de la Urushi Vermilion es de 2.5ohms, la carga recomendada por el fabricante para el ajuste del previo de fono va de 30 a 1000ohms encontrando en mi caso valor 120ohms idóneo. Con una bajísima salida de 0.2mV habrá que mirar bien la compatibilidad con nuestro previo de fono para poder sacar todo lo que puede dar de sí, pues convertido a dB quiere decir que respecto del resto de gama de la firma nipona, que trabajan a 0.4mV, supone 6dB aprox. de diferencia. La idea de trabajar a una bajísima salida es muy buena, pues producirá mucha menos distorsión aunque exigirá más a su amplificación, especialmente en ganancia y relación señal/ruido.
