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Si bien las cápsulas de baja complianza no suelen ser santo de mi devoción, al no destacar por ser las que mejor lectura ofrecen, he de reconocer que durante el tiempo que he pasado con esta –para mi sorpresa– es la que menor distorsión de lectura me ha ofrecido. Entre el bajo sonido de lectura y su baja distorsión se podría decir, sin ánimo de exagerar, que estuviera sonando una fuente digital, ¡sacrilegio!

Su asociación al Darth Vader de los brazos, el Kuzma 4point, no ha podido ser más de mi agrado, con una masa efectiva de 14g y ajustado su damping fluid en ambos ejes para que su intervención sea mínima pero presente, el tracking resultante ha sido de referencia. Asimismo las frecuencias de resonancia que realicé a través del versátil Hifinews Test LP dieron unos valores reales de 7Hz para el eje lateral y de 8Hz para el vertical. Estas mediciones son perfectas al encontrarse entre los aceptables (6-14Hz), doy por sentado la pequeña ayuda en compatibilidad que brindan sendos damping para ambos ejes.

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Finalmente en este apartado quiero destacar que si bien la cápsula salió de su caja ya sonando a unos índices de calidad muy altos, pasadas alrededor de 30-40h –1 mes aprox.– es cuando encontré que se producía una mayor soltura, apertura y redondez en toda frecuencia.

¿Cómo suena?

Esta es la parte del artículo que más interés suele despertar, así que intentaré ser lo más preciso posible para facilitar a todo aquel que tenga en mente incorporar una cápsula a su sistema, qué valores y cualidades encontrará en Koetsu y específicamente en esta bella Urushi Vermilion.

Antes de empezar es bueno recordar que tradicionalmente el sonido asociado a la firma, su house sound, siempre ha destacado por ser muy melódico y musical, con un tratamiento del grave específico, unos magníficos silencios y con un timbre ligeramente posicionado en el lado cálido. En este caso la Rosewood es una cápsula que, como ya he comentado líneas más arriba, no decepciona en ningún momento con cualquiera de estos tres aspectos, cumpliendo holgadamente con todos ellos y aportando además un tempo a la música de mayor lentitud subjetiva. Esto me sugiere un sonido extremadamente relajado, completo y adictivo que hará que sus propietarios pasen horas y horas delante de ella sin incomodarse de modo alguno, pudiendo disfrutar sin fatiga cualquiera de sus discos, aunque -me atrevería a decir- especialmente jazz, óperas o cualquier tipo de música vocal. No obstante la Koetsu Urushi Vermilion está en otra liga diferente. Esta cápsula aparte de incluir los valores antes mencionados va mucho más allá, se podría decir que allí donde termina la Rosewood empieza la Vermilion y esto la hace más versátil.

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Tonalmente es una cápsula absolutamente neutral, tras todas las pruebas realizadas con diferentes discos de todo tipo de música he sido incapaz de catalogarla como una cápsula que ofrezca un balance tonal cálido, contradiciendo curiosamente una de las máximas por la que esta firma es famosa. Esto la hace, bajo mi punto de vista, mucho más apta para cualquier música y además le aporta el plus de sinergia para todo tipo de equipos. Una cápsula redonda que ofrece el mismo peso en la melodía de extremo grave a extremo agudo, una cualidad que aunque parezca una tontería aún cuesta encontrar.

Tímbricamente ha sabido dar toda la riqueza y croma de los sonidos que pasan a través de ella, tanto de voces como de vientos, maderas, metales… de un modo completo, manteniendo su compleja integridad, con su cuerpo, densidad, peso y texturas. Esta cualidad es muy complicada encontrarla tanto en lectores digitales de alta gama como en sistemas analógicos, debido a la cierta tendencia esquelética de los sonidos, cuando rezuman complejidad, detalle y focalización. Me ha recordado por momentos a las sensaciones que tuve cuando escuché en mi sistema el lector integrado Acoustic Plan Vadi o lectores Wadia Digital de su época dorada, pero con la soltura y falta de aristas por las que destaca el formato rey. Un timbre apoyado en naturalidad, que aboga por el sentimiento, por la emoción, por la humanidad…

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Muchos de vosotros pensaréis ¿cómo es que meto por medio lectores digitales? No he tenido otro remedio, en muchos momentos parece que está sonando un lector digital dados los valores de silencio, fondo negro y relación señal ruido que la cápsula ofrece. Los sonidos parten de un apabullante fondo negro recreando así la escena muy dinámica y convincente; y es que los típicos ruidos de fritura asociados a los discos que están en cierto mal estado se reducen a cotas que no había experimentado con anterioridad. Escuchar un sonido tan “puro” partiendo de discos de vinilo es delicioso.

Hace ya unos años, recuerdo una conversación en Bilbao que mantuve con Paul McGowan de Transparent Audio, donde me comentaba que bajo su punto de vista el cimiento de la música se encuentra en el grave, sin un grave completo –entiéndase profundo, controlado y articulado– es imposible que el resto del edificio sonoro pueda levantarse sin riesgo a derrumbarse. Así pues sean posiblemente las frecuencias graves las que más me han cautivado, pues encuentro delante de mí un grave completo, denso, lleno de matices y texturas, complejo… y a la vez rápido, sujeto y articulado, que llegado el momento es capaz de aportar una dimensión escénica sonora digna del mejor sonido en directo. Un grave que, de nuevo, vuelve a competir en calidad con el de los mejores lectores digitales de alta gama. ¿Es posible que lo que esté sonando sea un vinilo? Señoras y señores, en este caso puedo asegurar que esta cápsula muestra el grave sin complejos, en todo su esplendor y riqueza. Cuanto mayor sea la caja que tengamos mejor, más capacidad tendremos de escuchar de modo diseccionado toda la escala de información que es capaz de dar.

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En cuanto a las frecuencias medias quizá sea donde deba realizar un alto en el camino y meditar una profunda reflexión. Los sonidos vocales, sea cual sea del disco del que procedan, se presentan del modo más exquisito que hayáis podido imaginar. Así pues valores como liquidez, articulación y presencia son algunos de los adjetivos que mejor describen la mejor reproducción sonora en la franja de medios que ha pasado por mi sistema. Pura miel que nos hace creer literalmente que estemos “ahí”. Esto destaca más aún escuchando voces, perfección… seguramente me sea muy difícil ya poder escuchar algo mejor en casa.

Mientras la Rosewood tiene un acentuado roll-off –atenuación– en la parte alta que encantará al amante del sonido cálido, la Urushi Vermilion se compromete con la melodía y la ejecuta de modo excelente, manteniendo el mismo peso tonal entre extremos, aportando generosidad y con toda la información que esté impresa en el disco. Os puedo asegurar que en comparación con las cápsulas más resolutivas que he podido evaluar esta no tiene nada que envidiar. Completa y con una densidad que la aleja del raquitismo etéreo: orgánica, humana y natural.

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