Escucha
Y en eso estamos, la hora de la verdad. Como es habitual en mis pruebas probé los Kudos Super 10A tanto en mi salón –acústica normal doméstica algo mejorada– como en el sótano –más espacio y mejor acústica–. Pese al aviso, probé inicialmente la posición que habitualmente más me gusta con monitores: apuntando al punto de escucha pero ligeramente abiertos –cruzándose por detrás del punto de escucha–. Así los tuve en el sótano unos días, sonando para que se rodaran o “soltaran”, y confieso que cuando me senté “a ver qué tal” no me impresionaron mucho. Fue cuando di por terminado ese breve rodaje extra –mis unidades no eran nuevas a estrenar– cuando confirmé que, con esa colocación, ni ligeramente cerrados, ni apuntando al punto de escucha, las Kudos “funcionaban”. Cruzándolas como recomiendan el sonido mejoró y la escena también, pero ésta me parecía algo comprimida y opté por dejarlas alineadas o paralelas.
Ahora sí, como por arte de magia –que no es tal, sino un correcto ajuste–, la escena ganó espacio en las tres dimensiones y las Super 10 empezaron a sonar como esperaba de un monitor de este nivel, desapareciendo y dejándonos con muy buena música. Enseguida llama la atención el agudo tan fino y extendido que tienen, y un grave con más peso de lo esperado en cajas tan compactas. El sótano tiene muchos metros cúbicos de todos modos y algo me decía que en el salón iba a obtener aún mejor resultado de estos monitores, pues la ayuda de la acústica –y menos metros– en ese caso seguro que era agradecida. Mi configuración en el sótano deja las cajas muy alejadas de la pared trasera, en torno a dos metros, lo que en general es bueno porque ayuda a conseguir más profundidad de escena, pero también deja las cajas a merced de su propia capacidad de graves: sin ayuda.
Ya en el salón, de nuevo me gustó mucho más la escena y el sonido de las cajas puestas paralelas sobre otras posiciones –incluída la también recomendada muy cruzada–. Así desaparecen acústicamente dejando una escena excelente, notable en planos de profundidad pese a no tener aquí tanto espacio por detrás. Lo siguiente fue ajustar su distancia a la pared trasera, buscando cierto refuerzo en graves sin que estos perdieran limpieza. Dejándolas a un metro conseguí un buen grave, en algunos cortes había notas por debajo de 40 Hz que se sentían, pero alejándolas algo más todavía a 1,20m apenas perdieron peso y ganaron linealidad.
Hasta ese momento estuve escuchando las Kudos con mis etapas Hypex Ncore 400, que suenan muy neutrales, pero el sonido me resultaba digamos más cerebral que pasional: no podría apuntar a nada que hicieran mal, pero en vez de escuchar cada tema de mi lista de pruebas, tenía más ganas de pasar al siguiente y seguir tomando notas… apuntes en los que tampoco destacaba nada especial.
Kudos declara para las Super 10 una sensibilidad de 87 dB –que diría es muy realista– y una impedancia benigna, que apenas baja de los 8 Omhios promedios. Es decir, son buenas cajas para amplificar con válvulas, y no tardé demasiado en elegir ese camino con mi Gran Filarmonía –60W de dos parejas de EL34 por canal–. Y, ahí, sí llegó la magia que esperaba de unos monitores tan optimizados. Para empezar debo destacar que estas Kudos suenan alegres en todos los sentidos: “alegres” porque no esconden nada en las frecuencias agudas y “alegres” porque tienen muy buen ritmo, un grave rápido. Para lo primero queda claro cómo ese tweeter destaca, y con un buen conjunto detrás disfrutaremos de un agudo detallado y muy fino, sobresaliente. A cambio, si algo en el conjunto fuente/cables/amplificador no encaja, también lo sabremos enseguida. Para su ritmo y rapidez creo que no hay contrapartida y sí la ventaja de que las Kudos sacarán lo mejor de cada amplificador, aunque éste no sea “marchoso”.
Estos monitores Super 10 son algo exigentes con el tema de la colocación –hacia dónde apuntan y cuánto las separamos de la pared trasera– y la electrónica, pero cuando tuve las dos cosas en su sitio lo cierto es que pasaron de sonar bien a secas a ser algo más especial. Es difícil cuantificar la “calidad” del sonido de una caja, y en música los matices lo son todo, pero las Kudos rindiendo bien ofrecen una cantidad y calidad de información muy notable. Con flamenco las palmas, las cuerdas de la guitarra, las voces, las manos en guitarras y cajón… daban mucha vida a cada tema. Tracks sencillos –Martirio o Silvia Pérez-Cruz con sólo un contrabajo de acompañamiento– sacaban lo mejor de la grabación, tenías esa sensación de directo, con voz o instrumento del tamaño y “cuerpo” perfectos.
Cuando el equipo suena así te anima a descubrir música nueva, y a redescubrir la que hacía tiempo no escuchabas. Bendito Tidal y reproducción digital “moderna” que nos permite tener tanta música al alcance del dedo… Con música de cámara estos monitores bien ajustados son excelentes, deliciosos: hacía tiempo que no escuchaba tanto Vivaldi, ni tantos discos de Jordi Savall seguidos. Subiendo peldaños mantenían su tipo con sinfónica, dando una gran sensación de profundidad a las orquestras, y con un peso sorprendente a los instrumentos en las octavas más bajas. Y con música más sintética, donde de verdad se alcanzan frecuencias bajas, las Kudos llegaban a dejar sentir esos 35 Hz en los que mi salón muestra su cara menos amable pero sin excitar en exceso la resonancia. Muy bien, sin querer sonar más grandes de lo que son: ésa es la clave del ajuste con la pared trasera, conseguir un buen grave sin picos, cosa de la que estas cajas son capaces por sí mismas.