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Debo admitir que soy un incombustible enamorado del mundo analógico y como tal he pasado muchos años en busca de la fuente de lectura “definitiva” que me permitiese disfrutar de mi extensa y todavía creciente colección de discos de vinilo.

A lo largo de mi trayectoria en el mundo de la HIFI he sido propietario de una larga lista de platos (ocho para ser exactos) entre los que destacaría dos modelos (pertenecientes a otras tantas firmas británicas). Los platos en cuestión eran el Michell Orbe y el SME 20 utilizando en ambos casos el mismo brazo SME V, pero no ha sido hasta hace poco más de un año cuando adquirí el que, sin duda alguna, ha significado para mí el paso decisivo en la búsqueda de la fuente analógica: el Kuzma XL2.

Éste último logra unificar lo mejor de los dos modelos anteriormente nombrados y lo lleva a un nivel muy superior. Del primero me gustaría resaltar la excelente musicalidad que logra transmitir aunque, cuando se trataba de reproducir las octavas inferiores aparecía uno de sus puntos débiles. Por lo que se refiere al SME destacar la limpieza y la definición que imprime a la música. Este último conseguía extraer con suma (exagerada me atreverá a decir) facilidad toda la información que le era confiada. De hecho somos varios amigos que todavía tenemos grabada en la memoria, aunque de ello hayan transcurrido tres años, una audición de la Sonata “Apasionatta” para piano de Beethoven interpretada por Wilhelm Kempff para la DG, que pudimos disfrutar en una de las muchas reuniones que organizamos periódicamente. Sin embargo nunca pude descubrirle la musicalidad que siempre exijo a todo eslabón de un sistema de audio. En otras palabras era mucho más transparente y coherente en la reproducción de las notas pero a su vez carecía de la habilidad para transmitir ese lado humano y emocional inherente a las grabaciones en vinilo, que al fin y al cabo es aquello que lo diferencia de un sistema digital de referencia.

Así pues, tras un año aproximadamente disfrutando mis vinilos (con el Kuzma XL2 ), como nunca antes lo había hecho, tuve la ocasión de poder probar el upgrade del kit XL4. Para ser sincero debo reconocer que siempre había sido bastante escéptico a la hora de aceptar que las diferencias entre mi amado Kuzma XL2 y el XL4 (en lo referente al sonido) fueran poco más que sutiles e insignificantes apreciaciones subjetivas propias tanto de la ilusión como de nuestro subconsciente, ayudado por el siempre dispuesto a colaborar sentido de la vista, pues la sola visión del imponente sistema de lectura analógica completo (con sus más de115 kgs)  no deja a nadie indiferente. Sin embargo tras convivir con él varias semanas, no pude sino rendirme a las evidencias ( además con una gran y agradable sorpresa) y admitir que estaba completamente equivocado. Nunca imaginé ni por asomo que el margen de mejora sobre lo que el Kuzma XL2 ofrece pudiera ser tan evidente. Todos somos conscientes de que a medida que vamos subiendo el nivel de los componentes de nuestro sistema de reproducción musical cualquier mejora, por pequeña o ligera que sea, supone un gran esfuerzo económico y aún así muchas de las veces no siempre es proporcional al desembolso realizado.

Afortunadamente, no es este el caso que nos ocupa.

Como podéis imaginar una vez escuchados los cuatro motores, intenté volver a convivir solamente con mi XL2 pero fue inútil,  el recuerdo de lo que había escuchado unos días atrás (y lo peor de todo… en mi propia sala) no dejaba de rondar por mi cabeza. Volví a escuchar las mismas grabaciones pero no se parecían ni por asomo, así que opté por pedirme el XL4 (original), aprovechando la opción de recompra que el importador ofrece a los clientes sin perdida de valor, cuando optamos por un cambio o mejora dentro de cualquiera de sus marcas.

Construcción 

Pasando a la descripción física del Kuzma XL4, tenemos la base principal con una masa total que pesa 37 kgs. Está construida en bronce macizo, el eje es de 28 mm con un rodamiento de rubí. Este es un rubí sintético fabricado en Suiza, de los que se usan en la alta relojería para los movimientos complejos de la maquinaria. La elección de este material se debe a sus características como son la precisión, exactitud y durabilidad. El subplatter está fabricado sobre un bloque de aleación (posiblemente aluminio, el fabricante no ha desvelado el producto exacto, lógicamente). El platter también está fabricado en una aleación de aluminio y acrílico montada en configuración sandwich con un peso de 25 kgs. A su vez los 4 motores especiales han sido fabricados exclusivamente para este plato y van encapsulados en sendas torres de bronce macizo mecanizado con un peso de 8 kgs por torre que atacan el subplatter con poleas independientes por cada flanco.

La fuente de alimentación se denomina PSXL4 desde el 2008, año en el cual fue presentada en sustitución de la anterior. Ésta no es solamente una fuente más, de hecho estaría más próxima a un ordenador puesto que además de hacer las funciones típicas de las fuentes externas (tensión, frecuencia, etc. ) en su interior alberga un microchip que se encarga de controlar en tiempo real la perfecta rotación del platter.

La torre del brazo (la VTA tower) esta fabricada también en bronce macizo con un peso de 15kgs. Esta torre en concreto monta unos rodamientos internos que accionando el elevador trasero ubicado en la base de la misma permiten ajustar el VTA sin tocar el brazo y por supuesto nos permite hacerlo (on the fly) lo que significa que puedes hacerlo mientras estamos escuchando el disco.. Y por si esto no fuese suficiente la torre monta en el lateral un micrómetro digital con una precisión de 0,01 mm. lo que nos permite saber digitalmente en todo momento el VTA que tenemos y de este modo poder regresar o avanzar sin perdernos en ningún momento… vamos la perfección absoluta.

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