Legacy Audio se ha ganado el respeto de profesionales del sector de grabación-masterización de infinidad de estudios en todo el mundo, además de conquistar a entusiastas aficionados de la alta fidelidad, que valoran una serie de argumentos que Legacy Audio enarbola en cada diseño que presentan: básicamente son honestidad en sus planteamientos, pensando en todo momento en los usuarios de sus diseños, para que dispongan de unas cajas acústicas que suene como lo mejor del mercado –según su criterio claro–, por una fracción de precio de los productos de la competencia. Principalmente esta filosofía ha sido felizmente aceptada por el mundo del audio profesional –donde se mira y se intenta sacar rendimiento y beneficio de cada euro invertido–, y ha llamado cada vez más la atención del audio doméstico de alta calidad, con los aficionados más exigentes que necesitan un rendimiento de primer nivel.
Así pues cada diseño de la firma americana es un desafío que busca sobrepasar los límites establecidos en sus respectivas categorías, en este caso y hablando de las Legacy Calibre, de un monitor compacto. Como comenta su diseñador, el ingeniero jefe de Legacy, Bill Dudleston, en el desarrollo de los mismos: «Tenía solo una cosa en mente con Calibre: construir el altavoz compacto de mayor resolución disponible en cualquier parte”. Para ello ha desarrollado un monitor muy especial, original en su planteamiento y como diríamos por aquí “que anda muy bien servido” en cuanto a número de drivers y vías en un tamaño de recinto bastante reducido.
Descripción
Las Legacy Calibre son compactas especialmente en cuanto a su altura –41 cm–, pero lógicamente albergando tres drivers activos y dos pasivos, deben tener un recinto con un suficiente cubicaje interno para que todo funcione bien. Por esto las Calibre son anchas –25,4 cm– y profundas –39 cm–, resultando un monitor contundente y sobre todo muy pesado. Sacarlos de su embalaje, formado por doble caja de cartón y espuma de buena calidad, me provocó dolor de espalda para varios días. Sus 23 kg de peso, unido al gran tamaño de la caja de cartón donde vienen y debido a las bonitas fundas de terciopelo que las cubren y protegen –pero que también las convierten en sumamente resbaladizas–, convierten su extracción en una labor complicada. Una vez fuera pude apreciar todas las “armas” de las que disponen para demostrar que estoy ante algo especial.
Las Calibre montan un llamativo tweeter de cinta AMT de 4”, un altavoz frontal de medios de 7,5” y en la parte superior –o en el techo para entendernos– un woofer de 8” que completa la configuración de tres vías escogida. Por si fuera poco, en ambos laterales de cada caja encontramos sendos radiadores pasivos de 8” también, que otorgan mayor extensión por debajo a las Calibre al carecer de puerto bass reflex en el que apoyarse. Hablamos pues de un poderoso monitor de tres vías, doble radiador pasivo y recinto hermético. No pinta nada mal…
En la parte trasera encontramos doble pareja de conectores de altavoz, para biamplificar o bicablear si se desea, unidos con una placa metálica como jumper para poder conectarlas de manera convencional, tal y como hice en la prueba.
Como acabado, la pareja de esta prueba viene pintada en un vistoso y brillante color negro metalizado con motitas blancas, que pertenece al acabado premiun y que le confiere un cierto toque sofisticado a un diseño no demasiado refinado –aunque de lo mejor que presenta la firma americana en su catálogo–. El conjunto que formó con el también rotundo soporte en color negro con madera de Panzerholz de la nueva Organic Line de Artesanía Audio resultó muy acertado y coherente. Veamos si el original diseño de estas Legacy Calibre nos sorprenden de igual manera en lo realmente importante, su sonido.
Escuchando
Como de costumbre inicié el primer contacto con las Calibre, situándolas en mi sala en la misma posición que habitualmente empleo con mis cajas. Tras conectarlas a mis etapas Ypsilon Aelius, dejé el equipo funcionando cuatro o cinco horas para que se fuese calentando el sistema y ellas acostumbrándose al mismo un buen rato, antes de comenzar la primera escucha.
¿Qué esperar de unos monitores tan poderosos en cuanto al despliegue de drivers que exhiben y al tamaño de los mismos? Pues por lo menos en mi caso, me esperaba una respuesta en graves muy buena, con contundencia y pegada, pero con el relleno y el complemento por abajo que cuatro altavoces pasivos bien sintonizados pueden ofrecer. Para mi sorpresa, el rendimiento en frecuencias bajas no era el que yo intuía: el grave lo percibía con sequedad y sin extensión. Finalicé la sesión pues ya era tarde, con la convicción de que debía jugar con el posicionamiento de las cajas, para encontrar ese rendimiento en graves que me estaba perdiendo y que no dudaba las Legacy tenían.
Al día siguiente, descansado y con las ideas claras sobre qué debía hacer, retrasé la posición en la sala de las Calibre –antes estaban situadas con el frontal a 180cm de la pared trasera y pasaron a 160cm de la misma–. La cosa cambió de inmediato y se materializaron parte de esas cualidades que esperaba encontrar en un momento inicial. La dinámica aumentó, los graves tomaron extensión y parte de ese sonido seco –como si no dejasen salir los armónicos– se eliminó y las frecuencias graves resultaron más fluidas y naturales.
Los próximos días, transcurrieron rodando los monitores, pues parece que no tenían muchas horas de vuelo a sus espaldas, e intentando lograr un ajuste fino del toe in –con poco margen para ello todo hay que decirlo–. Las cajas acústicas con el tweeter de cinta suelen ser menos direccionales y piden un posicionamiento, digamos con el altavoz de agudos dirigido al oído, más acusado que tweeters tradicionales de cúpula. Por esa razón los cambios fueron mínimos y se consiguió un óptimo posicionamiento de manera rápida y sencilla. Ya con la colocación resuelta pude centrarme en analizar el sonido global de estos monitores vitaminados.
Lo primero que me llamó la atención en el sonido de las Legacy Calibre, resuelto el asunto de los graves, fue la presencia y protagonismo que el tweeter AMT de cinta tiene en su sonido. ¿Demasiado acentuado tal vez? Puede ser cuestión de gustos, pero en mi opinión así es. El tweeter ofrece más presencia e intensidad que sutilezas y elegancia, que unido a su dinámico rendimiento en graves, me dibujaba un sonido típico americano en demasía. Curioso que cuando realicé mi último artículo de audiciones –que fue en Lafarga & Herranz en Barcelona audicionando unas Legacy Signature SE–, escribí precisamente sobre ese tópico de sonido americano y que no era para nada visible en aquel modelo. Pues bien, en estas Calibre me recuerdan un sonido muy americano, con dinámica, pegada y percepción del detalle algo forzada por el tweeter de cinta, más que de manera natural y coherente en todas las frecuencias. Exceso de agudos, o falta de medios pueden ser los responsables de ese sonido, que no debe entenderse como un defecto, sino como el camino que ha decidido elegir el fabricante, que quizás busca contentar al ámbito profesional y al doméstico con un mismo producto –y a veces no es tan fácil–.
Las frecuencias graves, habiendo mejorado de manera ostensible desde el inicio de la prueba, no son suficientes para calmar el nerviosismo de las Calibre, pues no bajan mucho y sigo echando en falta extensión y relleno. Pero a pesar de no bajar en demasía, tampoco rellenan de manera convincente las frecuencias medias que siempre adolecen de falta de humanidad y enfatizan la franja del medio-agudo con la ayuda del tweeter de cinta que baja hasta los 2,5 kHz.
En mis días conviviendo con ellas, siempre se mostraron más destacadas reproduciendo música pop rock, que clásica, aunque sospecho que donde deben lucir de manera especial es integradas en un home cinema de calidad, donde muestren su poderío y versatilidad.
Las Legacy Calibre destacan por ofrecer una escena sonora de gran tamaño, con un posicionamiento de los músicos con gran profundidad. Para nada “tiran” la música encima nuestra, sino que dejan que disfrutemos de su buena escena sonora de manera relajada.
Conclusiones
A veces el mundo del audio profesional y doméstico van de la mano con acierto y empresas como Legacy Audio adquieren merecida fama en ambos mundos. Desde Hifilive Magazine hemos hablado muy elogiosamente tanto del modelo Focus SE con prueba de la misma, como del Signature en reciente audición en las instalaciones de Lafarga & Herranz en Barcelona –ambas cajas de suelo y con magnífico sonido–. En el caso de estas Calibre, su doble faceta de monitor de estudio y caja de audio doméstica no la veo tan conseguida. Quizás un ingeniero de sonido agradezca una resolución muy elevada en agudos que le ayude a percibir todos los pequeños detalles que necesita en su trabajo, pero dicha intensidad, en una escucha doméstica de un concierto de violín, a mí me resulta demasiado agresiva. Quien tenga problemas de graves en su sala se puede beneficiar de unas frecuencias bajas más dinámicas que profundas y me atrevo a aventurar que quizás un subwoofer –o dos– pueda ser de gran ayuda para completar eso que les falta por debajo. Me apuesto la cabeza que integradas en un home cinema de calidad deben lucir todo su potencial, con un sub que apoye y un central que rellene ese medio, digamos algo justo. Si es ese tu caso, pueden ser un acierto.
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