Linn Klimax Katalyst DSM

Me chocó de entrada, parecía como si cada nota sonara ”perfecta”: como si ecualizaras para subir el nivel de unas frecuencias y las apreciaras mejor… pero haciéndolo con todo el espectro. Con una colocación perfecta, estable y precisa de cada fuente sonora, dando un ancho espectacular y una profundidad impresionante de escena. Donde lo probé, el equipo parecía otro, por la focalización de voces, la profundidad, la suavidad, el timbre, el ritmo del grave… todo. Las frases parecen mejor pronunciadas, las letras son más fáciles de entender en otros idiomas… Sobresaliente en general y con matrícula de honor para las voces femeninas de mis habituales. Rebeca Pidgeon sonó más agradable y dulce que nunca, con Roberta Gambarini –disco “Easy to Love”– desaparecían las durezas de esa grabación aunque sabes que están ahí, incluso Diana Krall –cuyos discos no me parecen tan bien producidos– tomaba una dimensión mucho más agradable.

Algunos temas eran sencillamente sobrecogedores, te quedas hasta sorprendido de que tu equipo esté sonando de esa forma. El “Friday Night in San Francisco” –Paco de Lucía y otros– por ejemplo, recuerdo muy bien cómo me dejaba con la boca abierta cada vez que lo escuchaba en versión DSD con DAC adecuados como el Auralic Vega. Pues sonaba con el Klimax y en formato PCM 16/44 absolutamente extraordinario, con detalle, dinámica, timbre… natural. Y da igual que sean pasajes sencillos –una voz sola o con poco acompañamiento– o complejos –una sinfónica o un grupo de rock con mucha marcha–, el Linn siempre desaparece y deja paso a la música.

En el salón con las 802D fue revelador, pero en el sótano con las Allegro, mágico, alucinante. Porque, de verdad, aluciné: en plena escucha mi mente se fue de paseo y tuve una fantasía, soñé que me había colado en un escenario y que quienes estaban sonando –Dire Straits– estaban allí delante, ensayando, y que Mark Knopfler miraba a los demás, asintiendo con la cabeza mientras tocaba, como diciendo “qué bien nos está saliendo esta pieza”. Fue algo, ¿un sueño?, que se repitió alguna otra vez, porque el Klimax Katalyst suena tan real que provoca estas fantasías.

Dicen que la primera sensación es la que cuenta, pero yo no suelo estar de acuerdo. Cuando alguna pieza de un equipo de sonido te llama la atención enseguida, es más bien mala señal, porque no pasará mucho tiempo hasta que esa “atención” se convierta en fatiga. Decía antes que el nuevo DAC AK4497 va a dar que hablar, y aunque Linn ha metido mucha sabiduría en su particular receta en el Klimax Katalyst, tengo la sensación que el chip AKM tiene su parte de mérito. Cuando aparecieron los primeros DAC con chip Sabre nos dejó a todos sorprendidos y fue un salto, pero es cierto que a largo plazo la impresión se ha desvanecido un poco porque, en según qué compañía, el ESS puede ser un chip demasiado analítico. Justo lo contrario me ha pasado con el Linn Klimax: cuanto más lo escucho más me gusta y, si acaso, en algún momento pienso “caray qué dulce suena esto”.

Conclusión

El Linn Klimax Katalyst es la mejor fuente digital que he probado. Lo afirmo categóricamente haciendo repaso de los aparatos que han desfilado por mi casa y mis equipos, y creo que puedo afirmarlo también pensando en aparatos que he podido escuchar en otros sistemas, y en ocasiones han sido fuentes de muy alto nivel. El muy exclusivo y carísimo MSB Select me hace dudar, y la mera duda creo que pone de manifiesto lo impresionado que me ha dejado este pequeño escocés. No es un aparato barato, de hecho incluso desglosando sus tres funciones como reproductor, convertidor DAC, y previo, podríamos dedicar presupuesto para tres aparatos separados de muy buen nivel. Y tiene rivales equivalentes con mejor precio: sin ir más lejos, no hace tanto probamos el MSB Analog con los módulos de previo y reproducción en red –es decir equivalente a lo que hace el Klimax DSM– y con esos extras el americano sale por poco más de la mitad de los 22.900 euros del Linn… pero no necesito tenerlos lado a lado para saber cuál preferiría. Además, la política de Linn de actualizaciones permite confiar en la marca. Quienes tuvieran un Klimax anterior pueden ponerse al día por precios muy razonables, y ya he comentado la facilidad para ponerse al día a nivel de “firmware”. Excelente.

Y todo esto, para terminar, me lleva a recordar uno de los fundamentos de la alta fidelidad, y es que la fuente es “clave”: lo que no nos de ella, no lo recuperaremos. No es una filosofía que me guste mucho, porque pienso que ha hecho perder a muchos aficionados la perspectiva de lo importantes que son cosas como las cajas y su interacción con la sala, pero… cuando pruebas algo como este Linn Klimax Katalyst, la fuente saca la cabeza. El salto puede parecer sutil, pero es de una sutilidad tan enorme que no puedo sino recomendarlo a cualquiera con un equipo de este nivel, y que se prepare para la sorpresa.

Puntos destacados

+ Sonido de un nivel extraordinario.
+ Excelente como previo, DAC y atacando directo una etapa.
+ Facilidad de manejo, instalación y uso.
+ Compatibilidad casi universal –Tidal, Spotify, Google Music, ¡etc!–
– Pantalla de reducidas dimensiones –difícil de leer–
– Sólo una entrada analógica.
– No reproduce DSD –habría convertir a PCM en servidor–
– Panel trasero de incómodo acceso.

PVP: 22.900 euros

Distribuye Armonía Hi-fi

FICHA TÉCNICA

Reproductor digital en red compatible DLNA (UPnP y OpenHome), convertidor DAC y previo. Formatos admitidos: FLAC, Apple Lossless (ALAC), WAV, MP3, WMA, AIFF, AAC, OGG, todas hasta 24 bit y 192 kHz. Entradas digitales: tres SPDIF (coaxial RCA y dos ópticas), tres HDMI (una salida) versión 2.0 (HDCP 2.2), más la entrada Ethernet. Entrada analógica XLR. Salidas analógicas: RCA y XLR, nivel fijo o ajustable entre -80 y +20dB en pasos de 1. Caja completamente mecanizada en dos piezas de aluminio (color plata o negro). Dimensiones (ancho x profundo x alto) 350 x 355 x 61 mm. Peso: 8’6 kgr.

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Cajas acústicas