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Experiencia y lujo de la ingeniería japonesa

Quién más y quién menos dentro del mundo audiófilo conoce la marca Luxman. Un clásico entre los fabricantes japoneses de alta gama desde hace mucho tiempo, con un estilo muy bien equilibrado entre lo clásico y lo avanzado de la tecnología del audio. Clásico en lo estético de su diseño, con una apariencia inconfundible, y también en la concepción técnica de algunos de sus modelos. Moderno y tecnológico en el planteamiento constructivo y de fabricación de su electrónica y de sus acabados materiales, donde todo rezuma un empeño casi obsesivo por la perfección y el detalle que sólo los mejores fabricantes del mundo pueden ofrecer.

Con una producción continua desde 1925, ha sido una firma capaz de producir ininterrumpidamente modelos de incuestionable calidad. Quizá siguiendo un ritmo diferente al marcado por las pautas más convencionales del mercado, nunca ha salido de sus fábricas un producto que no sea fiel a este simple –aunque no sencillo– principio, independientemente del sector al que fuera destinado.Sin grandes ni llamativos éxitos en cuanto a dominio de mercado, ha sabido resistir tiempos de dificultades, sobreviviendo a crisis sin que hayan cuestionado su quehacer productivo. Una marca que se ganó ese adjetivo antes citado de clásico casi desde sus orígenes, difícil de igualar.

Tenemos ahora en nuestras manos una interesante pieza, el amplificador P-750u, última remodelación de la marca de su buque insignia del sector de auriculares. Lo analizaremos con calma, como merece un equipo de esta envergadura, intentando ser objetivos en el juicio de su rendimiento en relación a las exigencias lógicamente debidas a su rango de mercado. Y ya adelanto que intentando, porque es difícil no dejarse llevar por sus extraordinarias prestaciones, así como por su imponente aspecto físico.

Diseño y construcción

Cuando recibí el equipo en casa no sabía qué me habían enviado. Sí, me habían avisado previamente de que Luxman nos enviaría un equipo para probar, pero entendí que se trataría de un DAC, algo de una gama un poco más sencilla. El paquete que me llegó era enorme, más grande, por ejemplo, que el del Primare cd31 que había recibido pocos días antes. Y pesado, muy pesado.

En general los equipos de auriculares –DACs, previos estacionarios o portátiles, o incluso los propios auriculares– de alta gama suelen cuidar mucho su presentación con embalajes y cajas lujosas: de alguna forma deben justificar los precios en ocasiones escandalosos de sus productos, y recurren a materiales nobles en todo, incluido accesorios. En este caso el Luxman venía embalado más bien como si se tratara de un equipo de cajas acústicas, con una protección grande en solidez y tamaño, pero sin ninguna floritura o adorno decorativo: doble caja, protección de porexpán, funda fina de tela, con manual y cable de red en caja pequeña aparte.

 

Una vez abierto debo confesar que el Luxman me impresionó mucho. He probado sólo un equipo con una calidad constructiva comparable: el Allnic Audio HPA-5000. El Luxman lleva todo un punto más allá en cuanto a calidad y refinamiento. Además, es más grande y un poco más pesado. De hecho, es más pesado que muchos de los equipos de cajas que he tenido ocasión de conocer.

Como es de esperar todo en el Luxman P-750u es de un nivel excepcional. Los remates de las conexiones son perfectos. La caja es de una rigidez extrema y los pies de gran calidad. Y desde luego el frontal no decepciona, con un acabado de superficies del más alto nivel. Cada detalle está tratado y cuidado con mimo, no encontraremos en él aristas o remates sin pulir, juntas sin redondear o cualquier detalle que parezca producto de la casualidad o el descuido. En cuanto a los mandos, más de lo mismo. Sólo hay que fijarse en las fotos y prestar atención al diseño de los botones y controles de rueda: selectores, conectores y volumen. Diseños finos, estilizados, fáciles de agarrar, con superficies rugosas donde hace falta, y remates pulidos y proporcionados en el resto. Puedo asegurar que en vivo todo gana respecto a las fotos, por muy bien realizadas que estén. Y por descontado, el funcionamiento y manejo también van a la par, con el equilibrio justo entre suavidad y solidez en los movimientos. Se ve que incluso han cuidado el sonido de los mismos, ni los selectores ni el botón de encendido hacen el típico clac, sino que suenan un poco más atenuados por mucho que uno apriete o maneje con brusquedad.

Si entramos en el diseño, cuestión por supuesto muy personal, debo decir que para mí es uno de los equipos más equilibrados que he disfrutado. Tiene un toque austero característico del diseño japonés, con abundantes detalles de modernidad y limpieza, pero también cierta reminiscencia clásica en sus detalles que lo distancian mucho del diseño europeo, menos austero quizá en su planteamiento básico, pero notablemente más minimalista en sus detalles. Su presencia física tan dominante, poco habitual en los equipos de auriculares, lo hace más espectacular si cabe, un aspecto que sólo he encontrado antes en el Bryston BHA-1, aunque en menor medida. No es fácil que alguien profano a esta afición deduzca que es un equipo de amplificación de auriculares, seguramente lo identificará más con uno de altavoces.

Resumiendo, este equipo es toda una experiencia sensorial en el apartado material y estético. Es, por otra parte, lo que cabe esperar de un equipo top, un flagship de una de las marcas más capaces del mercado, y el que pueda permitírselo tendrá siempre la sensación de obtener lo que, seguramente con esfuerzo, haya tenido que invertir en su adquisición.

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