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Mi habitual periodo de vacaciones veraniego en Portugal me llevó este año a visitar lo dos fortísimos distribuidores presentes en Lisboa: Ajasom, cuyas audiciones paso a narrar en breve, y Ultimate Audio, que repasaré en una segunda parte.

Vamos pues con Ajasom, una empresa fundada hace ahora nada menos que treinta años, y llevada desde ese momento por Antonio José de Almeida. Sus instalaciones están en una zona cercana al conocido barrio lisboeta de Benfica y constan de dos locales: uno que es la oficina y taller de atención técnica, muy destacable y capaz por cierto –cuando les visité estaban reparando unos antiguos altavoces Kef ¡rebobinando las membranas!–, y otro local que han inaugurado más recientemente donde tienen exposición de productos y dos salas de audición, algo relativamente nuevo para ellos pues hasta hace poco se habían dedicado más a la distribución a tiendas que al cliente final.

Ajasom grande

Pero los tiempos cambian y es bueno poder atender directamente algunas peticiones, y las instalaciones están muy bien con lo que aplaudo esa decisión. Para mi visita prepararon un equipo con amplificación Conrad-Johnson –una marca que Antonio conoce muy1 bien pues la distribuye desde 1991– y cajas MBL, las terceras por arriba de la gama alemana –modelo 111 F–, cableado con cables del local Audiofidem y con fuente digital –transporte MBL y convertidor SotM–.

Ajasom grande 111F lado

Equipo grande: un sonido diferente

Confieso que sólo había escuchado alguna caja MBL ocasionalmente, en alguna feria y muy de pasada porque… ¡me parecían feísimas!. Sabía de su reputación de ofrecer un sonido muy particular al montar drivers “omnidireccionales”, es decir que emiten –en el caso de las 111F probadas– en medios y agudos en todas direcciones, pero sinceramente no esperaba lo que escuché en el sistema de Ajasom y que ha sido toda un revelación. Y es muy fácil de explicar el efecto: estas cajas consiguen que el equipo suene como si estuviera al aire libre, no metido dentro de una sala por grande que ésta sea. Uno cierra los ojos y la magia actúa, paredes y techo desaparecen… ¡increíble!

Fue lo primero que me chocó al sentarme y empezar a escuchar tranquilamente temas, porque es algo que todo aficionado debería experimentar alguna vez, y tal vez plantearse después si ése puede ser el auténtico “final del camino”, ese especie de Santo Grial audiófilo tan esquivo. La forma de presentar el sonido me recordó, sin exageraciones ni efectos artificiales, al mejor sonido que yo haya escuchado de un equipo multicanal bien puesto a punto para reproducir música estéreo –con electrónica Meridian muy afinada–, pero supongo que por ser éste, el de las MBL, un sonido natural ya que emiten en todas las direcciones y así nos llega mucha información de todas partes de la sala, tiene algo único que lo hace “real”.

Ajasom grande CJ

También me di cuenta enseguida que además de “real” el sonido de las MBL es muy directo y transparente. Por su efecto tan espacial desenmascara las grabaciones donde se ha añadido demasiada reverberación en el estudio… Mi querido disco “Easy to Love” de Roberta Gambarini, del que ya sé que no es una grabación óptima, es un ejemplo de este efecto. Sonaba ya no en directo sino como si estuviéramos escuchándola en un escenario, ensayando sin apenas público y con exceso de resonancias. Eso sí, igual que en otras escuchas de equipos tienes la tentación de escribir esa manida frase de “es como estar en la sala de concierto”, con las MBL es más bien que estás en un concierto al aire libre porque “no hay” sala.

Ajasom grande MBL 111F mas det

¿Qué pasa con otro tipo de grabaciones? Pues sencillamente que es sobrecogedor el efecto de realidad, de concierto en directo, de tener a los intérpretes o la orquestra entera, delante. He escuchado equipos de todos los niveles de precio, los ha habido mejor y peor optimizados por los motivos que fuera, pero con un sonido tan real como éste, ninguno. Y hay más, otro efecto del patrón de radiación de las cajas MBL: el punto de escucha es muy poco crítico, de hecho probé a levantarme –la altura tampoco era nada crítica– y andar por la sala, y sólo en posiciones extremas se perdía el timbre y la escena. Pero a fin de cuentas, ¿no se corresponde esto con lo que ocurre cuando uno escucha a alguien tocando música? Entras en una habitación con alguien tocando una guitara, por ejemplo, y te mueves dentro de la habitación sin percibir que “debas sentarte en el punto dulce” para apreciar su arte. Le hace preguntarse a uno por qué no son todas las cajas así… aunque –tecnología y precio aparte, que en este caso tampoco era para tanto– es verdad que también hace falta una sala de ciertas dimensiones donde estas cajas “respiren”. Unas cajas, un equipo, a prueba de agorafóbicos… cuando lo habitual es encontrarse con sistemas que no suenan tan grandes y son más bien anti-claustrofóbicos.

El repaso a mis habituales notas de audición aporta poco más a lo que acabo de contar, y francamente me hubiera quedado allí disfrutando de ese sonido horas sin fin. Según Antonio las MBL no son cajas fáciles de mover, y las válvulas les aportan un toque cálido, más humanidad y realismo, de ahí el uso de las tremendas monofónicas americanas –las LP275 llevan ¡ocho! KT120 cada una– y el previo GAT también Conrad Johnson –y con triodos claro–. La voz de Emilie Claire-Barlow sonaba por ejemplo gloriosa, nada tímida por arriba y con cuerpo y presencia, pero con unos medios de enamorar. Pero con música barroca de cámara –Haendel– el efecto me dejó boquiabierto, posiblemente escuché la mejor reproducción que recuerde de mis temas favoritos, aquí no era tanto la sensación de escucharlo al aire libre como en un auditorio mayor de lo conocido en tantas audiciones: “bravísimo” veo apuntado en la libreta… y la palabra se repite al comentar la música de Vivaldi con cuerdas. Las MBL ofrecían un sonido de un realismo inusitado con estos instrumentos, y en particular el clavicémbalo parecía que estaba ahí delante sonando y podías incluso pasear en torno a él.

Ajasom grande C-J LP275M

Aumentamos el tamaño del grupo intérprete con música sinfónica y se mantenía la magia, o se multiplicaba. En los conciertos para piano de Mozart, el piano se sentía y se escuchaba “grande”, y cuando la orquesta entraba en acción pasando de moderato a allegro la sala desaparecía para dejar paso a una atmósfera musical enorme. Esa atmósfera se mantenía tranquila en grabaciones muy dinámicas como algún directo de Paco de Lucía, explotando al llenarse con las palmas, voces… daban ganar de aplaudir. El salto final a música más moderna y necesitada de impacto en el grave fue el único en el que las MBL con C-J mostraron que se puede pedir más; la extensión en grave es buena, el ritmo se lleva muy bien, pero en algunos momentos faltaba ese golpe en el pecho tan impresionante.

Ajasom grande CJ GAT

Dejé este maravilloso equipo mientras mi mujer Leticia empezaba con las fotos, y pude ver un atisbo de emoción en sus ojos mientras sonaba “Oh Me” de Nirvana. Después me confesó que nunca había escuchado un equipo sonar así, y que se le saltaban las lágrimas con esa canción porque parecía que Kurt Cobain estaba ahí mismo, sentado, cantándole.

Segunda sala: sótano

El local dispone de una segunda sala, bajando unas escaleras, que está en proceso de convertirse en la sala de demostraciones de Audio-Vídeo. Acomodado en los sillones ya dispuestos para ese menester, pude disfrutar de un curioso equipo con electrónica totalmente suiza, recordemos que Ajasom es el distribuidor de Nagra y es una de sus marcas estrella. Tengo debilidad por esta electrónica, tan original y diferente en su diseño, y en este caso teníamos el lector CDP con un previo clásico –el PL-L que ya no se comercializa– y las tremendas etapas monofónicas VPA con sus dos grandes válvulas 845 por canal –afortunadamente la sala contaba con un aire acondicionado muy silencioso–. Estaban moviendo una cajas de un nivel relativamente inferior pero que estaban preparadas para una audición de un cliente: las Audiovector SR3, eso sí, en su versión más alta de gama con todas las mejoras, incluido el tweeter de cinta.

Ajasom sotano

Pude dedicar menos tiempo a este equipo que al maravilloso sistema con MBL de la sala principal, pero la presencia de la electrónica Nagra se dejó notar en las voces, las cuerdas, los metales… tal vez también ayudaba ese tweeter de cinta de las Audiovector, el caso es que era una delicia de equipo en medios y agudos.

Ajasom sotano Audiovector det tweeter

En frecuencias más bajas, por la sala o porque los dos woofer de cada caja exijan un control mayor o una amplificación diferente –tal vez dentro de Nagra la Classic de estado sólido–, este equipo me resultó menos extraordinario, pues en ocasiones me faltaba impacto y en otras me sobraba presencia. Nada de eso impidió que ofreciera una de las mejores restituciones de un grupo, precisamente portugués, que pude disfrutar en directo hace algunos años pero que se ha desvanecido, aunque conservo el CD que les compré tras el concierto: “Discantus”. No el grupo coral actual sino un quinteto con cuatro guitarras y unas percusiones muy originales –caracolas de mar por ejemplo–. Las Audiovector con Nagra permitían distinguir bien entre las guitarras sonando tan parecidas, y también dejaban en un perfecto segundo plano al quinto miembro del grupo mientras jugaba con sus precusiones.

Ajasom sotano Nagra VPA

Equipo en audición

  • Cajas MBL 111 F – 37.700 euros
  • Etapas Conrad-Johnson LP275 – oferta 12.000 euros
  • Previo Conrad-Johnson GAT – oferta 13.000 euros
  • Lector MBL C31 corona – 7.300 euros
  • DAC SotM SDP-1000EX – 4.000 euros
  • Cables Audiofidem
  • Filtro corriente Hydra

Equipo de la sala-sótano

  • Cajas Audiovector SR3 Avantgarde Arreté – 10.200 euros
  • Etapas Nagra VPA Classic – 28.500 euros
  • Previo Nagra PL-L
  • Fuente Nagra CDP Classic – 14.250 euros
  • Cables Kimber + Shunyata

Distribuye Ajasom

 

 

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