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Munich High End 2023: ¡Celebrando la recuperación de la plena normalidad!

550 expositores de 54 países, más de 1.000 marcas (¡sí, han leído bien!), 30.000 metros cuadrados de exposición y un total de 22.137 visitantes (se supone que únicos) en cuatro días repartidos entre 10.748 visitantes profesionales de 90 países, 10.860 consumidores/usuarios finales de 71 países y 529 representantes de medios de comunicación de 43 países. Estas con las cifras oficiales de la 40ª edición del certamen High End de Múnich, celebrado en el moderno centro de exposiciones M.O.C. de la bella capital del estado (“reino”) alemán de Baviera los pasados días 18 a 21 de mayo (ambos inclusive). Según los organizadores, se trata de la edición más potente jamás celebrada, aunque, en mi opinión, la “copla” con la que hay que quedarse es que 2023 ha supuesto la plena recuperación de una normalidad que se interrumpió en 2020 por culpa de la tristemente célebre Covid-19 y volvió a ver la luz en 2022. Por lo demás, la perspectiva que da haber asistido a todas las ediciones celebradas desde 2003 (en este caso coincidiendo con la despedida del evento en su marco original, un elegante hotel de la cadena Kempinsky situado en las afueras de Frankfurt que se estaba quedando literalmente pequeño) permite certificar que, en efecto, las aguas han vuelto a su cauce. Con estas premisas, el presente reportaje tiene por objeto ir más allá de la mera reseña de modelos y marcas (imposible en cierto modo por un lado y definitivamente aburrida por otro) para comentar, desde un punto de vista muy personal, elementos de fondo, de concepto, que bien podrían glosarse con la frase “¿Quo Vadis, High End”?

Un muy bien organizado evento “pro” y “familiar” a la vez 

Este año, el lema del certamen Munich High End era “Loving Music” y su “Brand Ambassador” Al Di Meola (el año pasad fue Alan Parsons), considerado un auténtico virtuoso tanto en guitarra clásica como eléctrica y cuyo álbum en directo “Friday Night in San Francisco” (1980), acompañado por los también guitarristas John McLaughlin y Paco de Lucía, ha alcanzado el status de título de culto entre melómanos y audiófilos de todo el mundo. Al respecto, me permito recordarles que la esperada continuación, con los mismos intérpretes, del mencionado concierto, titulado “Saturday Night in San Francisco” y del que les recomiendo la edición en vinilo de 180 gramos publicada por el sello discográfico IMPEX Records, estuvo omnipresente en Múnich. Pude ver al Sr. Di Meola en la “Zona VIP” (bueno, es un decir pero eso ponía en la puerta) del espacio del M.O.C. dedicado a la prensa y les contaré una pequeña anécdota que viví, por pura coincidencia, en directo: la visita, el sábado 20 de mayo, del legendario, al menos para quienes somos entusiastas del High End desde hace ya unas buenas décadas, Mark Levinson, fundador de marcas tan míticas (en algunos casos incluso con productos no superados varias décadas después de su comercialización), como Mark Levinson y Cello y de quien me consta (lo viví en directo a finales de mayo de 1996) que durante sus años de gloria mantuvo una fuerte conexión con el mundo del jazz al máximo nivel. Un encuentro que, en mi opinión, representaba a la perfección el del sonido con mayúsculas con su auténtica razón de ser: la música.

Hablaba en el encabezamiento del presente apartado de un “muy bien organizado evento”. Y así fue: los alemanes son expertos en ferias comerciales de todo tipo y la que nos ocupa no iba a ser una excepción. Aún así, no estamos ante un evento de dimensiones descomunales como suele ser la norma (tipo IFA, para entendernos) sino de algo mucho más comedido y, a la vez, “familiar” dadas las particularidades del mercado del audio High End (durante años se intentó, con cierta lógica, introducir el vídeo en la ecuación, pero la cosa no cuajó), lo que no le quita una de sus principales características: su condición de evento de alcance mundial. Conozco un poco la mecánica interna del Munich High End y les puedo asegurar que todo está muy bien pensado, lo que nos lleva a otro elemento muy a tener en cuenta: ir a Múnich cuesta “una pasta”, amén del peaje en términos de logística (empleados, material) para las empresas asistentes, lo que significa que para muchas de las compañías, sobre todo las más pequeñas, que por otro lado son mayoría, que eligen este escaparate para dar a conocer sus productos realizan un sacrificio que puede llegar a ser muy importante. Y así llegamos al que para mí es uno de los cambios “conceptuales” más importantes del evento muniqués: su creciente condición como lugar en el que se hacen negocios. De hecho, durante muchos años se estuvo dedicando un día a los visitantes profesionales y los otros tres a los aficionados/consumidores/usuarios finales. Pues bien: en las últimas ediciones la proporción ha cambiado a “fifty-fifty”, con los dos primeros días reservados al “business” y el resto a los visitantes de a pie, que en el fondo son los que mantienen engrasado el negocio con su afición. Entiendo perfectamente que ello sea así porque una marca que viene directamente desde Asia para mostrar sus productos no realiza el despliegue que realiza para los vean/toquen/escuchen poco menos de 11.000 aficionados procedentes en su mayoría de un país, Alemania, bendecido por una potentísima red de establecimientos especializados y un montón de revistas (empezando por las impresas) que les permite estar al día sin apenas moverse de casa. Así que, ojo al dato: la afición es la afición, pero a Múnich las empresas van cada vez más a hacer nuevos contactos y/o a cuidar a los que ya se tienen… en suma, a “facturar”.

Entrando ya en materia, les diré que, bajo mi particular, aunque experimentado, prisma, este High End 2023 estuvo muy bien, aunque, insisto, en línea con otras ediciones “normales”. Cierto es que los organizadores se esmeran en incorporar propuestas que rompan con la, por llamarla de algún modo, “cómoda monotonía” (no me malinterpreten: como no me canso de recordar, el audio High End es, para lo bueno y para lo malo, un sector muy conservador). Evidentemente, algunas de ellas funcionan y otras está por ver, brillando con luz propia entre las primeras la acertadísima “World of Headphones”, introducida por vez primera en la edición de 2022 y versión sustancialmente mejorada y expandida  de la “Barra de Auriculares” de las últimas ediciones “pre-pandemia”. La idea de fondo es bien sencilla: puesto que los auriculares y las electrónicas asociadas a los mismos (básicamente amplificadores dedicados con o sin DAC y reproductores portátiles) constituyen una de las categorías que mayor crecimiento (a todos los niveles) ha experimentado en los últimos años a escala planetaria, estaría bien agruparlos en área dedicada. Dicho y hecho: un exitazo. Por el contrario, la propuesta bautizada como “SOUNDSCLEVER” me pareció muy bien en su planteamiento por cuanto se trataba de mostrar/demostrar, en un amplio salón, a usuarios finales varios equipos propuestos por publicaciones especializadas en los que la búsqueda de la máxima relación calidad/precio, con precio máximo de 5.000 euros por equipo, dentro del ecosistema High End era el denominador común. Pasé por allí varias veces y aunque la puesta en escena no me pareció mal, lo vi todo un poco desangelado ya que, claro, cada uno de los sistemas expuestos requería una sala de dimensiones más bien comedidas para ser adecuadamente demostrado y, por otro lado, ¡para qué engañarnos! porque si extrapolamos la experiencia muniquesa a, por ejemplo, un salón dedicado al automóvil, está claro que la mayoría de visitantes querrán ver lo último de Ferrari, Aston Martin, Porsche, Maserati o Lamborghini… pues eso.

Durante muchos años, cuando me ponía a escribir estas líneas, me gustaba dedicar un buen apartado a hablar de tendencias, ya que también en High End se producen de vez en cuando innovaciones de calado. Al fin y al cabo, no viene de más recordar que el audio de excepción se originó como un acto de rebeldía frente a las imposiciones del de gran consumo. Sucede, como en todos los sectores, que una vez satisfechos los objetivos de fondo quienes en su momento pusieron la carne en el asador para que así fuera querían recoger los beneficios de su apuesta y, claro, con el paso del tiempo esto significa volverse conservador. Por lo tanto, que ahora mismo nadie busque la revolución en Múnich como no sea en el penúltimo refinamiento de sistemas y tecnologías ya contrastados con innovaciones motivadas por el progreso de la ciencia y de la técnica en general. Para ilustrar lo que acabo de decir, bastará con decirles que en lo que a fuentes de sonido se refiere el protagonismo de la edición de 2023 lo han compartido el disco de vinilo y el streaming, estando los soportes digitales físicos en franco retroceso. Y si quieren un ejemplo concreto e inapelable al respecto, pues ahí va: la japonesa Esoteric, paladín de las fuentes digitales clásicas en su máxima expresión, tenía este año en su sala propia como fuente “estrella”… ¡un giradiscos! propio (el Grandioso T1, presentado en 2022 coincidiendo con el 35º aniversario de la fundación de la compañía) y, obviamente, cojonudo (empezando por su innovador sistema de tracción, de nombre “Esoteric MagneDrive System” y que minimiza la fricción con el subsistema de giro al reducir de manera drástica la masa efectiva del plato vía levitación magnética), pero giradiscos y al fin y al cabo. Sobre los lectores de vinilos habría que decir que siempre, incluso en los días más aciagos del auge del CD y del infumable MP3, han tenido un lugar muy especial en el certamen High End al haberse mantenido en Alemania un “núcleo duro” de fabricantes y aficionados que han garantizado su supervivencia. Valgan como ejemplo de ello revistas impresas tan espléndidas como “analog”, que viene a ser el “boletín oficial” de la influyente Analogue Audio Association, o la opulenta (en este caso más enfocada al software) MINT (Magazin für Vinyl-Kulktur”) y, en el certamen muniqués, el fabulosamente surtido stand de Da capo, un auténtico “peligro” para los amantes del vinilo, y además con precios “subiditos”.

También la tan musical como técnicamente engorrosa cinta de carrete abierto sigue manteniendo un moderado pero constante impulso, como lo corrobora el continuo goteo de reproductores (todos de muy alto nivel e inspirados en su mayoría en diseños japoneses y suizos con más de medio siglo sobre sus espaldas) y, muy importante, de software, este último a unos precios fuera de la alcance de la mayoría de aficionados. En cualquier caso, yo no me la jugaría con este formato en un país como el nuestro porque a la que algo fuese mal dudo que haya ahora mismo un servicio técnico que esté por la labor y, si lo hay (tenemos en España técnicos muy competentes), que tenga o esté en condiciones de tener los repuestos necesarios para garantizar el perfecto estado de revista de unas máquinas muy complejas desde el punto de vista mecánico. 

Antes de entrar al trapo en lo que a presentaciones, nuevos productos y valoración de equipos se refiere, permítanme recordar que a grosso modo este año se hicieron notar dos ausencias distinguidas: por un lugar el potente grupo Massimo Consumer y, por otro, el McIntosh Group. En el primer caso se trataba de una ausencia coyuntural/estratégica ya que Massimo (con un portafolio en el que figuran marcas del renombre de Bowers & Wilkins, Classé, Marantz, Denon, Polk Audio y Definitive Technology) optó este año (en 2022 sí estuvo) por exponer en la estadounidense AXPONA (Audio Expo North America) mientras que en el caso del McIntosh Group (McIntosh y Sonus faber) se decidió, al igual que el año pasado, realizar presentaciones a puerta cerrada para importadores, distribuidores y prensa, algo que conecta con mi percepción anterior en el sentido de que un número creciente de empresas van a Múnich a hacer “business”.

Mucha maquinaria maravillosa con sonido poco maravilloso: ¡esa acústica!

Está claro que si la presente crónica tuviese por objeto evaluar de manera crítica y rigurosa el sonido de las combinaciones de muy alto nivel presentes en el certamen High End, quizá debería haber titulado el presente apartado “Múnich, tenemos un problema” porque hay que reconocer que la opulencia formal de las mismas no fue correspondida en un 95% con un sonido a la altura. Es este un comentario recurrente e mis crónicas del evento, por lo que no se me ocurre otra explicación que las limitaciones impuestas por la acústica de la mayoría de salas o algo tan banal como el abuso de elementos absorbentes en aquellas que son tratadas directamente por los expositores. Todo esto lo digo con una convicción absoluta porque, en mi opinión, fueron muy pocos los sistemas que brillaron en el crítico ámbito de la precisión tonal.

Dicho lo anterior, llamó la atención este año la profusión de cajas acústicas de Wilson Audio, con todos los modelos que van desde las Sasha DAW hasta las Chronosonic XXV. Se pudieron ver y escuchar, lo cito de memoria, acompañadas por fuentes y electrónicas de amplificación firmadas por marcas tan elitistas como D’Agostino, CH Precision, Nagra, Constellation, dCS o VTL y la verdad es que en ningún caso el sonido fue el que debería (y yo sé que podía) ser. La excepción, el sistema de Nagra (en esta caso se utilizaron las Alexx V) aunque con el fallo imperdonable (bueno, igual que en 2022) de un nivel de volumen que “insultaba” directamente, por ridículamente bajo, el concepto de “fidelidad al original” en lo cualitativo y lo cuantitativo que, en mi opinión, constituye la esencia del audio High End. Sonido igualmente falto de transparencia noté en las propuestas con cajas acústicas de Magico y Wilson Benesch, así como en el del refinadísimo (puesta escena brutal) fabricante de cables danés ZenSati (con un imponente conjunto de columnas con sus respectivos subwoofer firmado por Brodman), el de la holandesa Kharma (que repitió la logradísima puesta en escena de otro años), el de las estadounidenses YG Acoustics, Von Schweikert Audio y Klipsch (cuyas monumentales Jubilee 75th Anniversary sonaron mil veces mejor en las presentaciones realizadas en nuestro país por el establecimiento especializado Supersonido… aquí la acústica de la sala fue brutalmente, para mal, determinante), el de la danesa Vitus Audio (con cajas acústicas de Focal) y en la práctica totalidad de los equipos que utilizaron bocinas. ¿Cuáles me gustaron? Pues, coincidencias de la vida, dos (una en la sala de AudioQuest y otra en la de Absolare) combinaciones protagonizadas por las flamantes Rockport Orion a las que habría que añadir la presidida por las nuevas y monumentales Kaiser Grande (no especialmente bonitas pero sí divinamente construidas y terminadas, amén que muy bien dotadas en lo tecnológico), la de Marten con MSB Technology, la de Raidho Acoustics con MOON, la de la alemana Lyravox, la de la francesa Focal (siempre en compañía de electrónicas Naim Audio) y la de las imponentes columnas LM1 de la española Lorenzo Audio Labs (en cuyo stand de entrada a su sound cabin en el Halle 2 estaban también en exposición las mucho más compactas pero igualmente interesantes, montadas sobre soportes de dedicados a juego fabricados por la misma marca, LM3) , que con el “plus” de una sala cuya acústica estaba mejor controlada que la del año pasado exhibieron un sonido pletórico de naturalidad. Tampoco me convenció en exceso el sonido del precioso sistema protagonizado por la francesa Audionec, marca de la que no obstante guardo un excelente recuerdo con motivo de una sesión de escucha en el establecimiento especializado madrileño Assai Audio, aunque sí, en comparación con otros años, la de la muy alemana T+A, cuyas cajas acústicas equipadas con transductores electrostáticas sonaron finalmente con la transparencia debida. Muy bien asimismo por la también alemana mbl y su bella “demo” alternando música (clásica, por supuesto) en directo y reproducción aunque, como siempre, la opulencia técnica de la propuesta no fue correspondida por un sonido a la altura (para mi gusto, claro).

Cambiando un poco de tercio, la presentación de la antes mencionada Lorenzo Audio Labs me obliga a conectar con otros nombres del High End patrio que se dejaron ver con fuerza en Múnich: el fabricante de cables de ultralujo (con su punto barroco extremo, cierto, pero muy musicales) fono Acústica, el especialista aragonés en muebles y soportes Artesanía Audio y la madrileña Wadax, cuyo novísimo bloque de transporte para CD/SACD de la gama Atlantis no dejó indiferente a nadie por la opulencia extrema de su construcción y la sofisticación de su tecnología. Volviendo a las combinaciones de altos vuelos, no se puede obviar el que sin ninguna duda (por lo menos hasta donde llega mi memoria) es la instalación más descomunal jamás vista en Múnich: el “turbosistema” protagonizado por cajas acústicas de cinco vías Super Dragon basadas en bocinas de fibra de carbono de la china ESD Acoustic, publicitado a doble página en Sound Munich, la revista que hacía las veces de catálogo de la feria, con la indicación “3.6m” en la esquina inferior de la página derecha. No me quedó claro que la cifra de marras correspondiese a las “cajas” en cuestión o a la totalidad del conjunto (cuyas fotografías hablan por sí solas), aunque sí les diré que el sonido no era mucho mejor, por lo menos en lo que a precisión tonal se refiere, que el propuesto por la japonesa Silbatone y sus sistemas de altavoces de principios del siglo… ¡pasado!

Ya a un nivel más “mainstream”, habría que señalar marcas como Wharfedale, JBL, NAD, Pro-Ject (que presentó su primer giradiscos con tracción directa), Technics, Music Hall, Thorens (alucinante su novísimo y descomunal giradiscos “fuera de parámetros” New Reference, creado para celebrar el 140º aniversario de la fundación de la marca y equipado con un innovador sistema de absorción de vibraciones activo), Yamaha, Bluesound (relación calidad/precio insuperable en audio con conectividad a redes), NAD (que este año celebra por todo lo alto su 50º aniversario; magníficas sus electrónicas de integradas con estética vintage y tecnología a la última), Arcam, Mission, IsoAcoustics (con “demo” comparativa vía cajas acústicas Focal idéntica a la que realizó en Barcelona), Linn (¡tanto pontificar sobre musicalidad y luego no saben hacer sonar lo suyo pese a la excelencia del producto!).

En lo que a presentaciones de producto específicamente destinadas a la prensa se refiere, asistí a dos: una (no rompedora pero sí altamente interesante por sus aportaciones técnicas) organizada por Technics y cuyo contenido está embargado, previa firma de un documento de no revelación de información, hasta el próximo mes de septiembre (lo siento) y otra convocada por la danesa DALI, que este año celebra su 40º cumpleaños. En el segundo caso, el producto no era sino la caja acústica de muy alto nivel Epikore 11, que, como sabiamente puntualizó la marca, llena el espacio comprendido entre su celebrada serie Epicon y su flamante buque insignia, la monumental Kore, que pudimos ver y escuchar en directo en el establecimiento especializado barcelonés Werner aprovechando la celebración del certamen ISE en la ciudad Condal a principios de año. Fue la de la Epikore 11 una presentación casi perfecta, en grandísima parte porque fue conducida en persona (al igual que la de la Kore) por Lars Worre, CEO de DALI y cuya formación como ingeniero le permitió aportar una visión absolutamente distinta a la de alguien desconocedor de las intimidades tecnológicas de la marca. El Sr. Worre domina el tema a todos los niveles (ciencia de los materiales, acústica, electroacústica) y, muy importante, se nota lo que le gusta, siendo el resultado una equilibrada combinación de sapiencia y amenidad que otras marcas simple y llanamente no se pueden permitir. Por lo demás, la escucha de las novísimas DALI en compañía de electrónicas de la Serie Masters de NAD y algunas grabaciones musicales producidas por la propia DALI (que también dio a conocer los primeros auriculares con transductores equipados con su exclusiva tecnología SMC, los IO-12) resultó de lo más atractivo por la honestidad y naturalidad de su sonido.

He estado dando vueltas y mirando fotos para recordar otras marcas que presentaron material “chulo” en Múnich y me veo en la obligación de citar las realizaciones (preamplificador G-700i y etapa de fono GE-7i, ambos a válvulas, amén de cables y válvulas de vacío de factura propia) de la muy purista firma nipona Kondo, las imaginativas cajas acústicas W122 de la suiza Boenicke Audio, la fantástica colección de electrónicas North de Simaudio MOON, las bellas (aunque sólo en “modo exposición”) electrónicas (giradiscos incluido) de las estadounidenses Mark Levinson y Boulder, los tan vistosos como sofisticados giradiscos de la canadiense Kronos y la japonesa TechDAS y un larguísimo etcétera. Como elementos divertidos, aunque muy acertados desde el punto de vista empresarial, habría que señalar los autobuses londinenses de dos pisos aparcados en la entreda: uno, de color rojo, que hacía las veces de “Meeting Room” de la británica Cambridge Audio y otro, en este caso de color amarillo y mucho más “friki”, alquilado por la antes mencionada publicación especializada MINT para ofrecer a los asistentes nada menos que unos 4.000 discos de vinilo. 

No voy a cerrar la presente crónica sin dar un repaso rápido a la riquísima planta baja del espacio expositivo del M.O.C., materializado en un total de cuatro “Halle” y en el que se podía ver y escuchar de todo porque allí había desde el amplio “stand” abierto de la austriaca Pro-Ject y “nuestra” Lorenzo Audio Labs hasta el concurridísimo “World of Headphones” al que hacía referencia al inicio de la presente crónica, pasando por un montón de fabricantes OEM de componentes y accesorios (cables, conectores, bobinas, transformadores, chasis, soportes, sistemas a alimentación, paneles frontales… la lista es larga) y de electrónicas en miniatura (las de la británica iFi Audio sin ir más lejos). ¿Qué destacar? De entrada, lo cojonudamente bien que suenan los modelos electrostáticos “top” de la japonesa Stax (lo más de lo más en mi opinión) sin desmerecer a modelos como los Stealth de Dan Clark Audio sus equipalentes de Audeze. La verdad es que la posibilidad de comparar, aunque no en el sentido estricto del término, productos de un amplísimo abanico de marcas me parece genial. En ese mismo espacio estaban asimismo las actuales “joyas de la corona” del High End surcoreano, con realizaciones cuyo perfeccionismo a todos los niveles está ya en sintonía con lo que se hace en el Imperio del Sol Naciente: Astell&Kern e HiFi Rose, marca esta última que propuso como primicia absoluta un “transporte” para streamer de referencia bajo la denominación RS130 que mostró en exposición junto a sus reputados reproductores de música en red, amplificadores integrados y amplificadores integrados con streamer, algunos de los cuales se podían escuchar en equipos muy bien conjuntados instalados en pequeñas salas dedicadas (aunque con “paredes” de vidrio”.

Ya fuera de las fronteras físicas del M.O.C. habría que destacar, como les decía al principio, la presentación a puerta cerrada que el McIntosh Group llevó a cabo para dar a conocer dos cajas acústicas singulares: por un lado, la versión actualizada del “supermonitor” de cuatro vías con pies dedicados McIntosh ML1 MkII y, por otro, de la versión G2 de la carismática columna Stradivari de Sonus faber. No asistí, pero sí me pasaron (un buen amigo portugués) fotos a la vez que me dijeron que el sonido era mejorable, probablemente por falta de rodaje de ambos productos.

Para concluir

Debo reconocer que la redacción del presente artículo me deja un poco desintegrado porque nunca encuentro el momento de parar. No he tocado, más que nada para no marearles todavía más, el crítico (de vida o muerte en el sentido literal del término) asunto del relevo generacional en audio High End, al que en mi opinión le quedan unos 10-15 años en perfecto estado de revista. Después, como dicen los franceses, “on verra”. Mientras tanto, les emplazo a que disfruten escuchando su música favorita hasta la próxima edición del certamen muniqués, a celebran entre el 9 y el 12 de mayo de 2024.

Galería fotográfica

 

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