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Kleifri Records se complace en presentar las novedades de Analogphonic

Desde que somos distribuidores de este sello coreano, no nos cansamos de incidir tanto en la alta calidad técnica de sus masterizaciones, como en la sabia elección de los discos a reeditar. Cierto que en sus inicios se decantaron por grabaciones más modernas, grandes interpretaciones de los años 80 de Argerich, Kremer, Maisky o del propio Bernstein, trabajos todos ellos impecables y que no por su relativa juventud son más fáciles de encontrar, más bien todo lo contrario. Pero con el tiempo los gustos de quien decide en Analogphonic se han ido decantando hacia las grabaciones antiguas, aquellas que más triunfan entre los melómanos más exigentes.

De todos es sabido que aquellos primeros STEREO, tanto por su excelente calidad técnica como por el concurso de unos intérpretes superlativos, son los más cotizados entre los grandes coleccionistas de vinilo. Hacia esa época se han dirigido las miradas de Analogphonic y no paran de obsequiarnos con algunos vinilos que nos parecen imprescindibles.

En primer lugar una grabación de Nathan Milstein para el sello Capitol. Vignettes es un álbum repleto de nuevas y virtuosas miniaturas, un LP que fue editado en 1959, aunque las tomas de sonido se realizaron en abril de 1957 en los Capitol Studios de Nueva York. Se trata de breves piezas entre las que destaca la «Jota» de Falla o el «Scherzo-Tarantelle» de Wieniawski. El acompañamiento al piano de Leon Pommers vine como anillo al dedo, sobre todo en algunas piezas como el «Perpetum mobile» de Novacek. Un disco impecable que nos muestra a un Milstein en su mejor momento, con un sonido que destaca por la presencia del violín justo encima del oyente, hasta el punto de oír la respiración del intérprete.

Nos encontramos ahora ante un disco excepcional, una grabación DECCA de abril de 1959 realizada en la conocida Victoria Hall de Ginebra. Rugiero Ricci interpreta los 24 «Caprichos» de Paganini, una versión única, de un virtuosismo insuperable y de una intensidad lírica inigualable. Este LP, que fue acogido con grandes elogios por la crítica discográfica del momento, sigue siendo igual de válido hoy en día, pues para muchos la interpretación de Ricci resulta imbatible. Además la claridad, rango dinámico y la pura inmediatez de esta interpretación, lo convierten en un disco único. Fíjense que el original SXL-2194 de 1960 se editó en un único disco y ahora la masterización de Rainer Maillard de Emil berliner Studios necesita de en un doble LP con el único objetivo de mejorar la calidad del sonido.

Seguimos nuestro camino con una grabación de Deutsche Grammophon de octubre de 1959, también en este caso en un auditorio del que innumerables grabaciones se han beneficiado de su excelente acústica, la «Jesus-Christus kirche» de Berlín. Para la ocasión, la Filarmónica de Berlín bajo la batuta de Karl Böhm dirige la primera sinfonía de Brahms, su Op. 68. Una interpretación de un detalle maravillosamente rico, el viento madera lleno de carácter, la coloración orquestal bellamente ejecutada, pendiente de cada uno de los detalles. La visión de Böhm de esta sinfonía es rápida y vigorosa, transmitiéndonos una gran tensión, casi insoportable, que se hace más visible en el último movimiento. Una gran disco que ningún «Brahmsiano» puede perderse, pues independientemente del resto de grabaciones disponibles, esta excelente toma de sonido permanece como un hito, una referencia dentro de la amplia discografía dedicada al compositor alemán.

Hemos dejado para el final el disco dedicado a Sarasate, porque se escapa del arco temporal al cual nos referíamos al principio. Se trata, pues, de una grabación de noviembre de 1976, editada por L’Oiseau-Lyre en 1977, un disco que incluye las ocho danzas españolas y Navarra de Sarasate en la virtuosa interpretación de Alfredo Campoli. El conocido violinista muestra una especial habilidad con su instrumento que se traduce en una aparente de facilidad en la escucha. Por ejemplo, algunas piezas como el endiablado «Zapateado» o la agitada «Habanera» son de las más complicadas en su ejecución y aquí son resueltas por Campoli con un virtuosismo relajado exento de cualquier floritura. Pero lo más remarcable a lo largo de todos los temas es la alta calidad de la entrañable y encantadora melodía de Sarasate, además de una calidad de grabación que se nos antoja insuperable. Un excelente trabajo.

Esperamos que las presentes grabaciones sean de su interés y, como siempre, estamos abiertos a cualquier comentario o sugerencia que nos quieran hacer llegar.

Kleifri Records

 

 

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