Dentro de la serie “X” la 250 es la etapa estéreo intermedia. Por debajo hay sólo una más pequeña –la X150– y por encima la X350. Si queremos más potencia hay que irse a las monofónicas. Su tamaño ya es grande, nos costará mucho alojarla en un mueble, y más nos costará moverla con sus 40 kg largos… demasiados ya casi para desplazarla sin ayuda –el que avisa no es traidor–. Cuenta con una entrada con conexión balanceada o, en su defecto y conectando unos puentes que evitan ruidos entre el negativo y la tierra en los XLR, una no balanceada RCA. Las salidas para altavoces cuentan con unas sólidas palomillas que permiten asegurar la conexión, pero también impiden usar bananas. Un interruptor posterior de alta corriente la activa una vez enchufada, y el botón del frontal permite alternar entre el modo de reposo –consume cerca de 30W medidos constantes y se mantiene tibia– o el de funcionamiento normal, donde consume siempre por lo menos 200W y se calienta notablemente…
Mi revisión interna confirmó lo que sabía, es decir que la etapa cuenta con la placa de entrada común a esta generación de amplificadores Pass –con un jumper “no documentado” para aumentar la ganancia de los 26 originales a 30dB, muy útil para quien use previo pasivo–. El espacio interior está ocupado delante por un gran toroidal, detrás por la sección de alimentación que incluye por canal nueve electrolíticos –de diez mil microfaradios a 50V–, y a ambos lados, adosados a sendos disipadores, los 20 transistores –10 parejas– de salida de cada canal. Tanto los componentes electrónicos como las partes metálicas mecánicas muestran que es un aparato de muy buena factura, una joya que podremos mostrar orgullosos en nuestra sala –¡tampoco sería fácil de ocultar!–.
En cuanto al XP-10, es como dije el previo comercial más “sencillo” de Pass. Por encima suyo está el muy similar XP-20, con idéntica electrónica pero con un segundo chasis para albergar la alimentación, mejorada, y luego ya el XP-30; y los nuevos XS, que son otra historia. En una caja de tamaño un poco más compacta de lo normal, el XP10 es un previo de arquitectura interna balanceada que admite cinco fuentes –dos balanceadas– y tiene tanto salidas XLR como RCA. Su sólido mando a distancia permite controlar sus funciones, bastante básicas: selección de fuente, volumen, balance, enmudecido, brillo de la pantalla y activación del “bypass” para usar un procesador externo –sólo con la entrada número cinco–. El frontal cuenta con botones para casi todas las funciones además de ese gran mando giratorio para volumen, que no acciona ningún potenciómetro sino que trabaja con una red de resistencias integrada para aumentar la precisión y minimizar los ruidos. Son 64 pasos de 1dB que permiten una gradación suave y precisa del volumen. El previo tiene una ganancia relativamente baja –4dB– y si nuestra etapa o/y cajas exigen más, es decir si llegáramos al volumen máximo y necesitamos más, se puede activar una ganancia extra en el menú, que quedará indicada con un signo “*” en pantalla.
Por dentro el previo ofrece una construcción excelente, con una alimentación trabajada: gran toroidal de bajo ruido, múltiples condensadores de filtrado –no desentonarían en un amplificador al sumar más de 50.000 microfaradios– y regulación discreta para los voltajes de la sección analógica. Cada canal usa un módulo analógico discreto propio de Pass –UGS– y antes de ellos un integrado DS1802 para el volumen –son estéreo, se usa uno por canal en modo balanceado y se eligieron tras muchas pruebas de circuitos similares–. Por cierto que de salida este circuito necesita condensadores de acoplo –usa Elna Silmic en paralelo con MKP–. Entradas y salidas usan conectores de gran calidad y relés para activar o desactivar cada función.