Publicidad

Escucha

Como escribí al principio podría decirse que Pass es “mi marca”, por cómo me gustan los circuitos y las ideas de su creador, sus productos, y desde luego su sonido. Por lo tanto me costó poco aceptar realizar esta prueba, porque además me permitiría comprobar en mis propios equipos qué podían dar de sí tanto el conjunto, como previo y etapa por separado. Y aunque probé brevemente la etapa con las cajas que ahora reinan en mi equipo del sótano –Ramallo Allegro–, su alta sensibilidad hizo que la pareja x250.5 y XP10 pasara la mayor parte del tiempo en el equipo del salón, alimentando las mucho más voraces B&W 802D.

Precisamente esa combinación es la que más chocó cuando empezaron a brotar notas, nada más activar el equipo. Las 802D llenaron de repente el ambiente de notas graves y subgraves que antes no habían estado ahí, el sonido dio un salto de dimensión inesperado: la verdad es que me sorprendió mucho este efecto parecido a activar un subwoofer. Esta etapa, con cajas como éstas, te sumerge en un mar de graves de una forma que te pilla por sorpresa… lo que ya es raro a estas alturas, créanme. Y es un efecto que pude comprobar varias veces haciendo pruebas, daba igual el qué probara: al conectar la x250.5 a las 802D de nuevo aparecían todas esas notas, matices, y sobre todo esos “ruidos extraños” de muy baja frecuencia que aparecen en algunas grabaciones –pasos, incluso un metro o camión que pasaba cerca–. Más de una vez me levanté a ver si el ruido procedía de mi calle, pero no… La X250.5 saca a la luz octavas que permanecían ocultas… ¡es un buen principio!. Esta riqueza en frecuencias bajas hace que la escena gane algo en anchura, pero sobre todo en profundidad, todos los elementos parecen sonar desde posiciones más lejanas y bien metidas en la pared del fondo.

Pass X250 frontal

Hablando de primeras impresiones, la entrada en juego del previo XP10 produce un curioso efecto, una cierta “homogeneización” del timbre. Las diferentes fuentes digitales por ejemplo de repente tomaban un tono más parecido. Es algo que en el pasado sólo me había ocurrido con algún previo a válvulas, el conseguir que todo sonara “bien”, el sacar lo mejor de cada fuente. Tengo que recordar que suelo usar previos pasivos y estos se apoyan en las salidas de las fuentes para atacar las etapas –sólo atenúan la señal–, de forma que no es raro que una fuente esté, digamos, “forzada”, según sea el diseño de su salida y el de la entrada de la etapa.

Pass XP10 frontal y mando

La potencia de la X250 me pareció perfectamente adecuada: sólo escuchando a niveles que yo llamaría “muy altos” conseguía que la aguja empezara a moverse ligeramente, curiosamente lo hacía más con voces que con música rica en graves, lo que confirma qué compleja y rica en frecuencias y armónicos es la voz humana. Pero también me queda muy claro que a poco que contáramos con más metros, cobran mucho sentido sus hermanas mayores, ya sea la 350 o las monofónicas. Aunque debo dejar claro que, una cosa es ver que la aguja empieza a moverse –indicando solamente que salimos de clase A–, y otra muy diferente que la etapa se quede sin aliento. Con la aguja agitándose a gusto con música muy dinámica o un buen coro y volumen muy alto, se mantenía la dinámica sin compresión –con la impedancia de mis 802D habría unos 500W disponibles– y ese perfil sonoro tan reconocible de las etapas Pass, con buen control, energía pero siempre cierta dulzura.

Pass XP10 trasera

1 2 3 4 5

Comments are closed.