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Hace doce años Peachtree (melocotonero en inglés) presentó su primer decco. Doce años en audio digital es todo un mundo. Lo que ahora viene a ser casi la norma en aquella época fue la excepción. El decco fue el primer amplificador integrado que anticipó el colosal impacto frontal que la informática de mano de los ordenadores personales y la Alta Fidelidad se iban a dar. Fue un exitoso debut que fue seguido por otros productos con la misma receta que el ingeniero autodidacta británico-checo John Westlake supo cocinar: precio contenido, prestaciones avanzadas y facilidad de uso. Así creó el amplificador integrado Peachtree Audio Nova D/A  que fue elegido como Budget Product of the Year 2009 por la revista americana Stereophile. Algo que volvió a lograr dos años más tarde en el 2011 con el doblete de su amplificador integrado iDecco y su DAC iDAC.

Hace dos años la compañía norteamericana volvió a refundarse quedándose con lo bueno que atesoraba y mejorando sus electrónicas con la introducción de nuevos componentes y recuperando el montaje en suelo canadiense de su serie Nova.

Veamos pues si el nuevo melocotonero ha vuelto a dar el fruto redondo, dulce y aterciopelado que lo caracteriza con el integrado decco125 Sky.

Construcción

El amplificador viene en una caja de cartón simple pero plastificada a conciencia. Al abrirlo un corcho-espuma negro aparece con unos huecos en los que podemos extraer un manual de instrucciones básicas, una caja con los accesorios y el mando a distancia. Dicho mando ya llama la atención por sí mismo y da pistas de la calidad del integrado. Aunque está hecho de plástico tiene un frontal de aluminio cepillado de unos tres milímetros de grosor que no sólo le da elegancia sino resistencia y empaque. Además el tacto del plástico parece gomoso, sin serlo, lo que facilita su agarre. En una bolsita cerrada vienen las pilas para el mando, un par de antenas para el Wi-Fi y un par de tapones RCA para tapar las entradas que no utilicemos. Un detalle de esos que económicamente no cuestan nada pero que hacen que el producto gane enteros. Aporta sendos cables de corriente, de clavija Europea y de Reino Unido. Pero  -en cambio- son demasiado escuálidos y que no está para nada a la altura y en consonancia con la electrónica y resto de accesorios.

El integrado aunque se queda en los 4,8 kilos de peso se hace bastante sólido en las manos porque su peso se concentra en un compacto volumen de 25 centímetros de ancho, por casi nueve centímetros de alto (incluyendo las patas de goma) y 36,3 centímetros de fondo. La empresa ha recurrido a un plástico negro piano para la caja con sus formas redondeadas, seña de identidad de la marca, pero lo ha dotado de un frontal de aluminio cepillado que no sólo le da un toque de distinción y glamour sino que evita que dejemos grabadas las huellas al tocar sus botones, que aunque de plástico, transmiten buenas sensaciones.

Tenemos de izquierda a derecha el botón de encendido un poco desplazado hacia abajo y de un tamaño mayor al resto, después USB, OPT, Phono, AUX (justo debajo de AUX, en el centro y en al parte baja está el receptor de infrarrojos para el mando a distancia) y WIFI después está el control de volumen y en el extremo derecho y también un poco más abajo la toma de auriculares jack. Encima de cada botón de selección hay un pequeño agujero donde un led azul permanece encendido indicándonos qué entrada hay seleccionada y es todo un acierto de diseño que esos mismos LEDs se vayan encendiendo de izquierda a derecha para servir de indicadores de volumen.

En la trasera y de izquierda a derecha nos encontramos en la parte superior los anclajes de las antenas Wi-Fi, la toma de corriente IEC en ocho, una toma micro usb (para uso del servicio técnico) una toma USB-B, una toma óptica Toshlink y encima de esta la toma de tierra de la sección de prono (MM) una entrada Auxiliar RCA y la toma de Phono. Después en el lado derecho de la trasera se encuentra una toma PRE-Out y las tomas para los altavoces que vienen en un zócalo extraible para extraer la sección de amplificación del aparato y sustituirla por un crossover y así poder usar los monitores autoamplificados que Peachtree tiene en su catálogo.

En la parte superior al fondo encontramos unas rejillas de ventilación también en plástico negro.

Sonido

Mentiría si dijera que no me lo he pasado bien. De hecho -si se me permite la coloquial expresión- es que he disfrutado como un cochino en un charco con este pequeño y polifacético integrado. Será que estamos en el Año del Cerdo o Jabalí según el Horóscopo chino. Lo he disfrutado porque se ha dejado querer. El pequeño integrado me ha ofrecido una auténtica experiencia plug&play y con muy pocos minutos de ajustes lo he podido usar con Tidal: tanto directamente como a través de Audirvana con el iMac y también con Airplay. He podido escuchar mi biblioteca digital con Audirvana vía Mac – Audirvana – USB e Incluso mi colección de CDs y SACDs vía analógica RCA o Digital (SPDIF Toslink) y todas las combinaciones que se me han antojado sin pasar penurias físicas (el decco no llega a los 5 kilos) ni calamidades intelectuales derivadas del software. El empleo de la aplicación para smartphone de Audirvana, o de Airplay, e incluso el reproductor recomendado por Peachtree Muzo Player son muy intuitivos y fáciles de configurar y consiguen que no haga falta despegarse del sillón.

 

Con el iPhone en la mano y Tidal vía Muzo Player he pasado muchas tardes mirando desde el sofá los cantos de mi colección de CDs y buscando si tal o cual grupo o artista ha sacado nuevo disco, o a ver que tal suena la nueva reedición de tal álbum. Todo inmediato y todo en la palma de la mano. Pero de nada sirve la comodidad si luego la escucha no es fidedigna o peor aún no es placentera.

He tenido la unidad funcionando durante 72 horas seguidas con una lista de reproducción aleatoria y he comprobado que más que la necesidad de un rodaje del integrado, lo fundamental es tener el amplificador siempre enchufado en modo stand-by, de lo contrario el sonido se emponzoña y ahoga especialmente en los medios-graves. Tras 24 horas con el amplificador en Stan-by se descongestiona como si de un resfriado se hubiese recuperado y nos ofrece todo su potencial.  

Con el amplificador directamente conectado a Tidal u otras aplicaciones de música en streaming, la aplicación de teléfono móvil lo único que hace es validar nuestra cuenta de usuario y servir de interfaz y mando a distancia por lo que no hace falta tener un teléfono móvil muy potente para usarla. Es el propio decco125 Sky quien se encarga de hacer el streaming y la conversión de digital a analógico.

Trip Hop

La formación de Bristol Massive Attack es el máximo exponente de lo que en los noventa se acuñó como Trip-Hop como amalgama de estilos como el Dub jamaicano, el ambient, los scores de cine, el R&B, el hip-hop, la electrónica y algo del oscurantismo gótico y post – acid del Reino Unido. Las baterías potentes y sus gruesas lineas de bajo son perfectas para comprobar si una amplificación entrega suficiente músculo a las cajas acústicas y el disco 100th Window es idóneo para qué tal trabajan esos 125 vatios por canal que sirven de sufijo a nuestro decco125. 

Future Proof suena y el cosquilleo de los arpegios de sintetizador juguetean con la imagen estéreo que es precisa. La batería electrónica con el delay y la reberb tan propios del dub jamaicano suenan comprimidos porque así han sido grabados no porque la electrónica los comprima. La intención no es otra que no tapar la soterrada y potente linea de bajo que es el auténtico armazón de la pista y que la voz susurrante de Robert del Naja -de quien se dijo que podría ser Banksy- no se desdibuje.

La segunda pista suena “What your soul sings” y Sinead O’Connor derrama su fragilidad como una cáliz que contuviese todas las lágrimas del mundo. Los strings de los sintetizadores ensanchan la panorámica con sus brillos. Pero nuevamente es la línea de bajo la que aporta la carnalidad y arropa al conjunto.

No podemos hablar de holografía, ni de ventana abierta a otro mundo, ni de teletransportación. No le toca al decco librar una batalla por alzarse como adalid del Hi-end. Su lucha está en hacer la escucha placentera y conseguirlo sin acudir al truco de una dulzura del tipo “valvuloide.” Es una amplificación digital ideal para fuentes y formatos digitales pero que no adolece de digitalitis en el sentido de aquello no suena lacerante, incisivo. Si se me permite la comparación es como una TV digital cuya imagen consigue librarse de los dientes de sierra, de los artefactos de la interpolación. Este disco de Massive Attack claro que lo he escuchado con más separación de instrumentos, más profundidad de escena y mejores armónicos, pero escucho a Horace Andy cantar  “Everywhen” y me viene a la mente la famosa frase que Mayra Gómez-Kemp decía en el mítico programa de RTVE “Un, Dos, Tres” Parece que el decco125 dijese: “…Y hasta aquí puedo leer.” No se mete en guerras que no puede ganar, no se inventa información que no existe, no acude al redondeo o al endulzamiento por la vía de algún previo o salida valvular. Aprovecha sus puntos fuertes: un grave musculoso y rápido pero sin que la zona media donde reside el alma de la música y sin que los agudos erosionen la escucha con asperezas y falta de sutileza.

Mucho tiene que ver su DAC interno que sin tener especificaciones técnicas punteras o desbordantes borda el clásico sonido CD PCM linear de 16 bits y me recuerda que el Red Book sigue siendo fabuloso y actual por mucho que la industria siga en sus trece sacando nuevos formatos prácticamente cada año.

Otro detalle muy de agradecer es su control de bass y treble. Esto me ha permitido hacer sesiones nocturnas a menos de 75dB de media con una especie de botón “loudness” a la carta.

Jazz / Blues / Pop

Dejamos a un lado la música electrónica para buscar un disco “orgánico” y ver qué tal los cristaliza este tan pequeño como polifacético integrado. El elegido para la escucha es el del guitarrista italiano Fausto Mesolella quien en el sello discográfico Fonè tiene varios trabajos grabados con mimo y maestría. Entre ellos me gusta especialmente “Taxidi” grabado en sólo dos días sin post-producción alguna, como si de un directo se tratase aprovechando la sensacional acústica del “Palazzo di Scoto”. Mesolella con guitarras y loop pedal se atreve con Erik Satie, Nino Rota o Antonio Carlos Jobim, entre otros. Grabado en DSD con conversores A/D y D/A de la prestigiosa dCS y con el empleo de micrófonos de válvulas de la no menos prestigiosa Neumann. Es un disco que confirma mi “motto”: “por qué tener que elegir entre analógico o digital cuando puedo escoger las dos cosas.” Aunque grabado en digital, Fausto siempre lo concibió como un trabajo analógico en el sentido de que las cinco Suites que lo componen no duran más de los 18-20 minutos que permite cada cara de un disco de vinilo en formato LP.

En este caso el SACD es reproducido por mi reproductor CD/SACD Yamaha CD-S3000 y conectado vía RCA (Single Ended) a la entrada auxiliar del Peachtree trabajando exclusivamente su sección de amplificación y dejando a un lado su simple pero solvente DAC interno. 

Suena el primer corte y me reafirmo en mis sensaciones. Mi amplificador integrado Yamaha A-S3000 suena un poco mejor que el Peachtree decco125 Sky, pero no 4 veces mejor como así podría colegirse si asumimos que el Yamaha por muy poco no cuadruplica el precio del decco. Casi cuatro veces más barato y cinco veces más ligero, este amplificador le gana la partida en calidad/precio y lo desbanca si en esta ecuación metemos prestaciones, versatilidad y ahorro de espacio.

Porque el decco consigue un fondo negro muy decente que hace brillar la maravillosa reverb natural del Palazzo di Scotto a un nivel no tan logrado como el Yamaha, eso sí. Pero no tan escaso o peor aún impostado que canse o que nos haga estar pensando en lo que falta y no nos permita disfrutar de todo lo buena que la máquina sí llega a transmitir.

No olvidemos que una electrónica de 4,8 kilos está alimentando a unas cajas de casi 60 kilos cada una con drivers de 7” en configuración D´Appolito. Un pequeño David poniéndole el bozal a dos Goliats y sacándolos a pasear con dominio y desparpajo. 

Suena Gymnopedie en una especie de Ambient Redux al estilo del músico Bill Laswell para luego empalmar con uno de mis tracks favoritos del disco titulado Osservazione en el que la guitarra eléctrica se va apasionando y soltando paulatinamente con cada fraseo de Fausto. 

Con sus veinticinco por nueve centímetros de su frontal. El amplificador integrado ahorra tanto espacio que permite su uso como equipo para una mesa de despacho y su toma de auriculares permite su empleo cuando compartimos despacho con otras personas y no queremos molestarlos con nuestra música. Para gustos colores pero ¿a qué clase de criatura podría molestarle la música de este magnífico álbum de Fausto Mesolella?

Pop Rock

Cambiamos de artista, de estilo y de soporte. Esta vez empleo el iMac mid 2007, otra máquina con 12 años que ahí sigue funcionando como el primer día. Buen año este del cerdo o jabalí. Esta vez utilizo mi disco duro de 2 Teras y con Audirvana conectado por USB con el Audioquest Carbon aunque también podría haber usado Audirvana conectando inalámbricamente el iMac con el decco125 gracias a Airplay. 

El disco de despedida de David Bowie titulado Black Star y que cuenta con cuidadísimas masterizaciones independientes. Una para formato analógico y otra para digital. En este caso es un archivo en calidad 24/96 Master Studio descargado oficialmente desde la tienda virtual estadounidense HD Tracks.

Sin ser un álbum perfecto, ni de sus mejores trabajos, ni personalmente de mis favoritos, lo cierto es que algunos de sus cortes han ido conquistándome poco a poco a base de escuchas esporádicas. No le hago ascos al free jazz ni a la avant-garde más experimental así que este disco de Bowie no me pilla por sorpresa. Tampoco es el primer disco en el que Bowie se acerca al Jazz, ya que así lo hizo de una forma más ortodoxa con su Black Tie White Noise –publicado en 1993– y que contó en su día con los impagables arreglos de la leyenda del jazz latino Chico O’farrill, en la versión que el camaleón hizo del tema I know it’s gonna happen someday de Morrissey. Una canción que compuso Morrissey imitando el estilo de Bowie y que Bowie ahora reversionaba rizando aún más si cabe el rizo.

 

Blackstar es un disco difícil en fondo y forma en los temas esenciales y oscuros del disco, Blackstar y Lazarus y que compensa con otros cortes más poperos como Girl Loves Me y Dollar Days. Sin Reeves Gabrels, ni Gail-Ann Dorsey, ni Mike Garson que fue su banda de estudio y directos durante 20 años Bowie busca músicos de formación jazzística y los pone a hacer pop rock. Los incomoda y los saca de su zona de confort para conseguir que aire fresco entre por jambas del portal de lo desconocido. 

El homónimo tema que abre el disco y sus 10 minutos de duración es una montaña rusa de sensaciones, tempos, estilos donde no todo se perfila y se desdibuja una y otra vez. Si la electrónica o las cajas acústicas no son rápidas el tema pierde su principal fuerte que es la sorpresa de los alocados y erráticos trasientes. De los golpes de platillo, de las síncopas tan jazzísticas y del zarandeo generalizado que un Bowie bipolar lleva del lado previsible y melódico del pop hacia el espinoso zarzal del free-jazz. Una escucha a 90 dB sirve para sacar a relucir la potencia y el damping factor del Peachtree. Aquí hay melocotones recogidos del melocotonero en su madurez pero ni una gota de almíbar o edulcorante artificial añadido. Y sin embargo, no hay ni rastro de la frialdad y las asperezas que por desgracia se encuentran en muchas amplificaciones en clase D. La electrónica cuenta con potencia y agilidad suficientes para que la algarabía suene como el caos organizado que el autor busca. Esta es una de las cosas buenas que tiene una amplificación en clase D bien diseñada e implementada.

Lazarus -mi tema favorito del Álbum- y a mi juicio uno de los mejores de Bowie, es el que mejor consigue sincretizar el pop rock con el free-jazz y que la cosa suene a algo nuevo con identidad propia y no un pastiche.

El saxofón de Donny McCaslin suena comedido al principio pero poco a poco va ganando protagonismo. En el solo del final el saxo se vacía con toda la épica y el desgarro que Bowie ya no es capaz de expresar con palabras. Bowie no es el músico que todo lo hace bien sino más bien un gran sintonizador que consigue sacar lo mejor de los músicos y artistas con los que se rodea. He escuchado el tema tres veces seguidas y en cada una de ellas lo he disfrutado más que en la anterior. 

Ambient

Con la anterior cápsula Ortofon MC-3 Turbo inservible por un fatal accidente, la he sustituido por otra idéntica que ha esperado muchos meses en el cajón y esta prueba ha sido la excusa perfecta para estrenarla y darle descanso a mi amada Denon DL-103. Sin llevar las 100 horas de rodaje que estimo pertinentes, lo cierto es que como no es una cápsula desconocida para mí ya se empieza a manifestar su naturaleza tímbrica y sonora, esto es: neutral, no juega a agradar con caramelo, no suena muy enérgica porque el sufijo “Turbo” le viene más por su buen ritmo. Con detalle y equilibrada pero para nada cae en el lado analítico sino en el del deleite musical.

Desde Peachtree recomiendan desconectar el Wi-Fi de la unidad para evitar ruidos de interferencias en la sección de fono, algo que se hace presionando simultáneamente la tecla de fono y la de encendido/standby de la unidad.

Cierro la reseña con una prístina edición en formato doble vinilo a 45 RPM remasterizado con la técnica “half-speed” en los estudios Abbey Road del seminal álbum titulado Ambient 1 – Music for Airports de mi admirado Brian Eno.

El primer corte 1/1 suena y me permite reafirmarme en mis apreciaciones. La sección de fono, al igual que el resto del integrado, no está en el lado de la audiofilia, del análisis, de la arqueología. No es esa su liga ni su virtud. Se limita a presentar la música de una manera muy acorde con el resto de la impronta sonora que el decco transmite. Musicalidad sin empalago, la pegada que se pueden permitir sus 125 vatios reales. 

Con el ambiente minimalista y repetitivo que recurre al loop y a la reverb analógicos. Más que buscar virtudes en un sistema, va a ser muy revelador de sus fallos y carencias porque con un Brian Eno, un Michael Nyman o un Philip Glass la repetición está servida. Y que un error se repita mil veces no lo convierte en un acierto. Lección esta muy propia no sólo para la música sino para la vida, los negocios y -¡ay!- el amor.

Como pasa con el resto de la electrónica, más que en buscar tridimensionalidad la música se nos presenta compacta en un plano, por contra bien dibujada y sin constreñimiento. 

El segundo corte 2/1 -mi favorito del disco- cuenta con un coro de voces femeninas arropadas por un sintetizador y estiradas con una reverb analógica y reprocesamiento mediante loopeo, que es 100% analógico. Técnica que Brian Eno domina con maestría absoluta.

El tercer corte 1/2 que combina el piano y las voces. Necesita forzosamente de un fondo negro inmaculado. Porque son las colas de las notas, su decay y la reverb que hace flotar las voces lo que dota a la música de un carácter inmaterial, etéreo. Gustándome por esas razones más el sonido que saca de la versión en CD del remáster en DSD, lo cierto es que el Decco125 Sky llega a exprimir un sonido muy agradable y con bastante refinamiento. No es poca cosa.

Pero…

El control de volumen por software se sube por su cuenta cuando usamos la aplicación después de haberla tenido desconectada o inactiva. Es un pequeño incordio si el volumen previo no es muy alto pero un fastidio si ya tenemos la música a un volumen respetable. Además ni el mando a distancia ni la aplicación permiten que la subida o bajada de volumen se hagan en pequeños incrementos. Será cuestión de que el potenciómetro permite pocos pasos, sin embargo, si después de que se suba por hechizo el volumen acudimos al pote para bajarlo o regular el volumen ahí sí que podemos controlarlo de forma más gradual y sutil. Nada que no pueda arreglarse con una actualización de software si es por culpa de la aplicación o de firmware si es cosa del integrado.

Conclusión

Peachtree decco125 Sky si tuviera que sintetizar su nombre y traducirlo al castellano le pondría “Disfrute.” Porque el disfrute es pleno tanto por su facilidad y versatilidad en el uso como por el sonido que destila. Tiene la agilidad de un peso pluma de boxeo pero la pegada de un peso mediano. Los puños de Canelo Álvarez y el juego de piernas de Vasyl Lomachenko. En una sala de hasta 25 metros cuadrados, con unas cajas que no exijan mucha corriente ni que sean excesivamente duras, el decco125 domina la situación y reparte música sin cansarse y lo que es mejor, sin cansarnos. Sus limitaciones no son ni por asomo reprochables a una electrónica que da tanto por menos de 1.500 euros y es un producto tan redondo que se disfruta por todo lo que da sin que echemos en falta lo que sólo con muchos más dolores de cabeza, espalda y de cartera conseguiríamos. Este es su mérito.

Peachtree decco125 SKY – PVP 1455€

Distribuye Sound Sevilla Import

Especificaciones

  • Vatios RMS por canal (8-ohmios) 120
  • Ancho de banda de frecuencia 20-20kHz
  • THD 0.03%
  • Impedancia mínima de 4 ohmios
  • DAC incorporado (convertidor de digital a analógico) Sí
  • Reproducción de audio de alta resolución FLAC, WAV / PCM
  • Bluetooth No
  • Wi-Fi 802.11 b / g / n
  • Total de entradas analógicas 1
  • Entrada Phono Si
  • Entradas digitales ópticas 1
  • Entradas digitales coaxiales No
  • Entrada USB Tipo-B
  • Salidas de pre-amplificador 1
  • Salida de auriculares 1/4 «
  • Anchura 250 mm
  • Altura  89 mm (con pies)
  • Profundidad: 363 mm (incluído control de volumen y conexiones)
  • Peso: 4,8 kilos
  • Garantía de piezas 2 años
  • Garantía mano de obra 2 Años

EQUIPO USADO PARA LA PRUEBA

Cajas acústicas

  • Usher Audio Mini Dancer DMD 2

Amplificación

  • Amplificador Integrado Yamaha A-S3000

Fuente Digital

  • Reproductor de CD/SACD Yamaha CD-S3000
  • iMac mid 2007 Core 2 Duo 2,4 GHZ y 6 gigas RAM DDR3 con disco duro interno SSD para sistema operativo y software
  • Macbook Pro Retina Early 2015 con Intel Core i5 a 2,9 GHZ 8 GB de RAM DDR3 a 1867 MHZ y disco duro interno SSD de 500 GB
  • Disco duro Wester Digital My Passport Ultra 2,5” y 2 tB para biblioteca musical

Fuente Analógica

  • Giradiscos Acoustic Solid modelo Solid Wood con Brazo Rega RB-303 y cápsulas Denon DL-103 y Ortofon MC-3 Turbo

Cableado y otros

  • Regleta Furutech e-TP80e con cable de corriente Furutech G-314AG-18E
  • Cables de altavoz Supra Classic 6.0 en bicableado con bananas Qed Airlock de 4mm crimpadas en origen en ambos extremos
  • Cables de altavoz QED Silver Anniversary XT / CF con bananas Qed Airlock de 4mm crimpadas de origen en ambos extremos
  • Cable de corriente Furutech G-320Ag-18-E en SACD
  • Cable de corriente Cardas Golden Power Cord en Amplificador
  • Cable USB Audioquest Carbon en Macs / SACD
  • Cables de modulación RCA Groneberg Quattro Reference
  • Cables de modulación RCA Ortofon
  • Cables de modulación XLR Hivilux
  • Sala dedicada de 22 m2 acondicionada acústicamente con alfombra gruesa de lana natural,  cuatro paneles de fibra de vidrio de 50 mm marca EQ Acoustics situados en la pared tras el punto de escucha. 2 Paneles de poliéster de 100 mm marca EQ Acoustics en la pared de fondo. 2 Paneles de lana de roca de 150 mm en la pared de fondo y dos difusores cuadráticos de tipo residual marca T.Akustik modelo SC Diffusor. Ocho trampas de graves marca Auralex modelo Lenrd. Cortinas gruesas muy rizadas y doble cierre de aluminio con rotura de puente termoacústico

 

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