Ideal para escuchar música clásica, jazz, acústica o cualquier estilo instrumental, resuelve partes complejas con gran soltura. Es precisamente este aspecto el que me parece que lo hace rendir por encima de la media de su sector, en el que hay grandes amplificadores en el apartado tímbrico, pero que no llegan a esa capacidad de resolución y refinamiento. Agradece también buenas grabaciones de rock clásico, y a pesar de que su carácter es muy detallado no es el tipo de equipo que se muestre poco tolerante con grabaciones mediocres. No es un equipo que sorprenda por su impacto, y no creo que sea el deleite de los que busquen un equipo con fuerza o incisivo en las voces. Lo encuentro con un carácter que va en la línea de los previos de auriculares de Musical Fidelity, Rudistor, o incluso del Sugden Masterclass HA1 pero con menos contundencia en los extremos, aportando lógicamente un estilo propio personal algo más limpio y suave.
Este perfil de equipo es de los que más me agradan, ya que combina muy bien con auriculares de corte analítico y neutro, que son los que suelo preferir, o con aquellos que requieran cierto toque de calidez y musicalidad, como los Grado. Posiblemente lo más destacable de este amplificador sea lo bien que consigue equilibrar ese toque musical con una gran capacidad de resolución y separación instrumental, como conseguían también con mucho acierto los equipos anteriormente citados.
Me gustaría destacar que no he encontrado en este equipo ningún defecto que merezca ser comentado. Salvo que uno busque de manera muy activa un equipo neutral y de fidelidad extrema, tal como podría exigirse equipos con fines profesionales, no encuentro nada que el Aurium no haga de manera más que satisfactoria. Es un equipo que uno acaba usando mucho para todo y con todo tipo de auriculares sin cansancio, mostrándose muy adictivo.
Combinaciones
Como ya habrá intuido el lector al conocer el perfil del Aurium los auriculares que mejor le van son los de corte analítico. No obstante, hay una interesantísima excepción que me ha sorprendido muy gratamente.
Si hay una ventaja en los equipos con un carácter más bien musical, como es el caso, es que son relativamente más fáciles de combinar que los que tiran más hacia el lado neutro o analítico. Como en cualquier otro equipo, me ha sido relativamente fácil encontrar afinidades, pero en el caso de los auriculares que no brillan tanto con él el resultado es más fácil cuando el amplificador es de corte cálido. Máxime si su capacidad técnica y resolutiva es muy alta, como ocurre con el Aurium.
Los auriculares con los que más ha destacado este equipo por capacidad de crecimiento son los AKG. Lo he probado con cuatro modelos de la marca, y aunque es notable lo bien que ha encajado con todos, ha destacado especialmente con los k601 y k701. Con ellos el Pathos es capaz de hacerlos funcionar a un nivel tremendo, llegando a parecerme una combinación capaz de hacerme olvidar modelos top más capaces. Se consigue una calidez en los k601 que es muy de agradecer, especialmente en la gama media. Es un conjunto con el que podría convivir sin problemas, llegando a parecer que están diseñados el uno para el otro. Siempre se ha comentado entre los aficionados que la combinación k701+XcanV8 es de libro. Pues bien, en este caso el resultado es notablemente mejor en casi todos los aspectos, llegando a ofrecer una musicalidad similar pero con un equilibrio tonal más logrado y con más capacidad técnica. Sólo la preciosa gama media del Musical Fidelity podría ser echada en falta según los gustos de cada uno, pero en lo demás no he probado hasta hoy ningún amplificador que explote más las cualidades de este auricular.
El k501 es un auricular más difícil de mover que los anteriores. Más antiguo, menos capaz y duro como pocos, es un auricular al que hay que hacerse para poder disfrutarlo. La gama media que ofrece es muy especial, de lo mejorcito que ha logrado AKG. Con el Aurium tiene el suficiente cuerpo y equilibrio entre la gama media y los extremos para que sea disfrutable.