Otro auricular de AKG que me ha gustado especialmente con el Aurium es el k141m. Es antiguo, y su capacidad técnica mucho menor, pero al ser el Aurium un amplificador tan resolutivo y con una escena tan amplia suple de manera destacable las limitaciones del k141m, y lo convierte en un auricular tremendamente agradable y musical. Esto habla muy bien de la capacidad del Aurium de mover auriculares complicados, ya que el k141m posee una impedancia de 600 ohms y una sensibilidad bajísima.
Los Sennheiser hd800 también suponen una magnífica combinación con este equipo. Muy exigentes con lo que hay detrás, agradecen notablemente la fluidez y calidez que aporta el Aurium. Sobrado en potencia, es también uno de los resultados más agradables que he conseguido con este auricular. La escena del hd800 es enorme, y no aparece nunca vacía o extraña. El Aurium, con su presentación relajada, compensa en buena medida esa sensación a veces difusa del hd800, y la transición entre la parte central de la reproducción y los extremos, excesivamente marcada en algunas grabaciones con el hd800, se muestra más suave y relajada. No es nada fácil combinar bien con este exigente auricular, y de hecho en esta gama de amplificadores hay pocas opciones que logren ser disfrutables con ellos.
Los Grado Rs1 han resultado tremendamente exuberantes con el Aurium. Junto con los Denon d2000 han sido los auriculares más musicales que he tenido, y piden en algunos momentos algo que los sujete. El resultado con este equipo será sin duda del agrado de muchos, aunque otros preferirán algo más contenido con ellos. Encuentro el BCL de Lhemann Audio los sujeta mejor, o mismamente el Burson Soloist, especialmente con el d2000. No obstante, diría que el resultado del Pathos es más agradable y musical, y si la escucha se realiza a bajos volúmenes el resultado es de un nivel muy alto. Además, el excelente control del volumen, tan progresivo y suave, hace que la escucha sea también muy placentera, ya que es muy sencillo modular el nivel de volumen en cada momento.
Finalmente me gustaría destacar un auricular que, para mi sorpresa, ha resultado una combinación formidable con el Aurium. Se trata del Audeze LCD3. Debido a su carácter más cálido y suave de por sí que los otros auriculares que han destacado con este amplificador creí en inicio que no sería una combinación de mi agrado. Sin embargo el resultado no ha podido ser mejor. Ni siquiera me ha dado la sensación de que el auricular fuera complicado de mover. Más bien al contrario. Y el resultado tonal me ha sorprendido enormemente: no suena ni mucho menos oscuro o denso. Repleto de dinámica y espacialidad, los LCD3 se han mostrado tremendamente musicales y con una riqueza de detalles asombrosa. Además, siendo un auricular de un nivel técnico tan alto, es más destacable todavía que un amplificador de esta gama saque de él tanto rendimiento. Muy recomendable, por lo tanto.
En términos generales me parece que estamos hablando de un amplificador bastante amable y fácil de combinar, y que seguramente sorprenda a más de uno por su versatilidad a pesar de tener un carácter tan marcadamente musical.
Conclusión
Ha sido un verdadero placer disfrutar de este equipo. El Pathos Aurium es uno de esos amplificadores que enamoran fácilmente por su tremenda musicalidad y su alta capacidad técnica. Enmarcado en un sector del mercado bastante accesible ofrece un nivel de acabados y de disfrute que es muy complicado superar. En los tiempos que corren, donde es fácil encontrarse con equipos tremendamente caros es de agradecer que un amplificador que ronda los 1000€ sea tan completo y rinda a este nivel.
Me parece un equipo apropiado para aquellos aficionados que gusten disfrutar la música sin analizarla y al mismo tiempo no quieren renunciar a una gran capacidad técnica en cuestiones como resolución o escena. Ciertamente versátil con gran cantidad de auriculares, posee suficiente potencia y capacidad para mover equipos complicados. No son muchos los equipos que pueden presumir de conseguir ese equilibrio.