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La estructura es metálica en su conjunto, y las partes en contacto con la piel son a su vez piel tratada, con lo que la sensación de confort es perfecta. Se pueden hacer escuchas largas con este auricular sin ningún problema, y admite más movilidad que lo que uno esperaría de su tamaño.

Debo reconocer que cada detalle, cada junta, cada remate en este auricular demuestra el cuidado que se ha empleado en su diseño. Y sí, considero que hace justicia a la robustez y calidad material del mítico Monitor 10. Es un auricular con una construcción ejemplar, como uno podría esperar de su precio. El resto de complementos: embalaje, caja, cableado –es desconectable y hay un cable balanceado que puede comprarse aparte– también están en el mismo nivel y podemos decir que quien compre este auricular va a encontrar bien aprovechado el dinero invertido.

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Sonido

El título de este artículo ya da una pista bastante evidente del perfil sonoro del Pioneer SE Master 1. En efecto, no nos encontramos ante un auricular neutro y equilibrado al estilo de lo que nos puede ofrecer un hd800 de Sennheiser o un Lcd2 de Audeze, cada uno a su manera. No, en absoluto. Nos encontramos ante un auricular más extremo, que apuesta por las sensaciones fuertes e intensas de la escucha musical. Su perfil tonal, aunque no he visto ninguna medición, aparenta ser algo vivo en sus extremos, con cierta preponderancia de las frecuencias graves. Esa ha sido al menos mi primera impresión.

He notado una importante evolución del rodaje en este auricular. No he podido conocerlo del todo, lo confieso, lo he podido probar durante un par de semanas y me ha dado la impresión de que aún me quedan algunas cosas, algunos matices y algunas sorpresas por descubrir. En general cosas positivas, intuyo, ya que la experiencia ha ido creciendo en calidad y disfrute de forma constante.

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De entrada, recién sacado de la caja, el auricular me resultó excesivamente oscuro, con un grave demasiado apabullante. De calidad por descontado, pero excesivo. Con las primeras horas de uso la impresión ha ido cambiando notablemente. El grave, y más aún el subgrave, han ido ganando en calidad, compactación y fluidez, enseñando matices interesantes que han ido en todo momento a más en las escuchas. Es importante, por lo tanto, que el que lo pruebe brevemente no saque conclusiones precipitadas: si su preferencia es, como la mía, por los estilos más bien neutros o equilibrados puede llegar a descartarlo rápidamente. Y eso sería un error, desde luego.

Una vez admitido este perfil nos encontramos ante un auricular de un refinamiento sonoro extremo. La gama media es de una riqueza asombrosa, y aunque aporta una influencia de las frecuencias bajas evidente, haciendo por ejemplo las voces un punto más cálidas de lo natural, el resultado es tremendamente agradable y emotivo. Y lo más importante: el timbre, a pesar de su coloración, es siempre natural y creíble. No encontramos aquí sonidos artificiales o extrañas distorsiones. La intensidad de los matices y la fuerza de la reproducción de esta gama son tremendamente adictivas. Y posee lo más importante para mí en la gama media, que es un cierto toque incisivo e intenso que logra que nos impliquemos en la escucha, e incluso que nos detengamos, fascinados por la riqueza de detalles y su sorprendente presencia, a fijarnos con especial atención en algunos fragmentos concretos de la reproducción que creíamos conocer bien y que nos suenan aparentemente nuevos, como escuchados por primera vez. Es realmente un verdadero vicio en este sentido.

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Los agudos están en un punto que considero perfecto. No es un agudo brillante ni chillón en ningún momento, pero se muestra con una presencia importante, y un carácter físico todavía más enfatizado que en los modelos ortodinámicos. Encontramos, por tanto, detalle y precisión en ellos, sin sibilancias de ningún tipo, y de nuevo sin perder la naturalidad. No es nada fácil, y menos cuando se apuesta por un carácter extremo, resolver los agudos como lo hace el Pioneer.

El aspecto de la reproducción escénica es para mí de vital importancia para disfrutar de un auricular. El Pioneer SE Master 1 cumple con sobresaliente también este apartado. La escena es muy grande, y también profunda. Nos movemos en los mejores registros que podemos encontrar en este sentido. Es muy superior a unos Lcd2, y se acerca mucho a lo que nos ofrece un hd800 en este aspecto, lo cual es mucho decir. Sin embargo, a diferencia de éste, el Pioneer ofrece una cohesión mayor, logrando que la amplitud no difumine la presencia, lo cual junto a su excelente focalización da un resultado ejemplar.

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Si nos atenemos al resultado de conjunto, estamos ante un auricular tremendamente musical, con garra y pegada, que aporta una intensidad de escucha muy superior a lo que nos ofrecen otros flagships del mercado. Logra diferenciarse del resto, lo cual es meritorio, y aporta una carácter especial que lo hace único. Entiendo que su perfil puede no ser el ideal para algunos aficionados, pero creo sinceramente que acabaría gustando a casi todos. Porque a pesar de su perfil algo extremo, posee lo que para mí es más indispensable: un timbre natural y creíble que hace que el disfrute musical crezca con la escucha. Es un auricular que suena más natural y creíble cuanto más se usa. Ofreciendo una capacidad técnica tremenda nos permite rockear a lo bestia sin ningún problema, permitiéndonos disfrutar de multitud de grabaciones que otros modelos, más pulcros y equilibrados, no pueden siquiera soportar o cuanto menos no lucen ni de lejos a su verdadero nivel.

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