No pretenderé imitar, ni siquiera acercarme a la completa y simpática presentación que nuestro amabilísimo anfitrión realizó para los afortunados asistentes, pero si intentaré recordar algunos de sus puntos más interesantes. Manuel Huber empezó contando algo de la historia y motivaciones de la empresa, explicando algunas de las intimidades del proceso de fabricación de sus productos. Habló de cómo se seleccionan de forma muy laboriosa los transistores adecuados para sus amplificadores, de cómo se desechan partes muy importantes o incluso partidas completas de estos artefactos, en la búsqueda de los que realmente cumplen las más estrictas especificaciones, las únicas con las que trabaja FMA. También comento alguna anécdota sobre la dureza de sus etapas en la que los bornes de estas, su hija, y un destornillador, juegan un importante papel produciendo cortocircuitos como diversión, sin riesgo ni daño alguno en sus amplificadores. La charla se extiende durante dos horas salpicada con momentos de escucha electrizantes, donde el señor Huber demuestra con música lo que momentos antes había transmitido entusiastamente mediante palabras.
Pero el foco de todo el asunto se centra, en los que sin temor a equivocarme son los aparatos a los que Manuel Huber tiene más cariño y en los que se pierde dando ardorosas explicaciones sobre su funcionamiento. Y estos son, ni más ni menos el “Harmonic Linearizer” FM 233 y el “Phono Linearizer” FM 223.
El primero es un aparato que permite modificar la señal en 6 dbs en cualquier parte del espectro musical, usando solamente 5 controles y el oído. Es necesario cierto período de aprendizaje, pero después de este, el Linearizer se convierte en un aparato indispensable para la escucha de ciertas grabaciones que fueron realizadas de una manera poco cuidadosa. La pura verdad es que es sorprendente como actuando de forma simple, el efecto conseguido con algunos cortes que sirvieron como ejemplo es simplemente sensacional, dejando por momentos boquiabierto al personal asistente. Ciertamente una herramienta que puede interesar a muchos aficionados, dispuestos a llegar aún todavía más lejos en la escucha de sus grabaciones preferidas.
El segundo protagonista es el previo de fono más completo que haya conocido hasta la fecha. Aparte de poder jugar con la ganancia e impedancia de la cápsula, podemos enredar con la ecualización de la forma que queramos, eligiendo el estandar RIAA o estableciendo nosotros mismos los puntos de corte si conocemos los utilizados en la grabación que estamos disfrutando. Interesantísimo, pero la virguería total son los dos controles denominados “declick” y “decrackle”, que de forma casi milagrosa consiguen eliminar los “clicks” y “clacks” existentes en algunos de nuestros queridos vinilos. Y más importante aún sin modificar de ninguna manera el mensaje musical. El mismo Manuel Huber es un ávido coleccionista de vinilos, y para cualquier aficionado como él, este previo se sitúa como la herramienta definitiva para todos aquellos que veneran el formato y poseen colecciones extensas, en las cuales seguramente habrá algunos valiosos ejemplares que pueden haber envejecido con alguna que otra incidencia.
