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Marantz Horizon+Marantz Grand Horizon: glamour y profesionalidad a raudales en la presentación de la “nueva frontera” de una marca legendaria

Fue el pasado 14 de noviembre en el exquisito marco del pequeño bar y la terraza contigua al mismo que coronan Santa Eulalia, una de las tiendas -nombre que no hace honor a una leyenda labrada a base de una apuesta continuada por la excelencia durante más de siglo y medio- más emblemáticas de Barcelona en el ámbito de la moda masculina y femenina al más alto nivel. Una presentación decididamente “distinta” para lo que es habitual en este medio, cierto, pero a la que fuimos invitados para conocer un tipo de producto también “distinto” en materia de sonido con mayúsculas como consecuencia de la revolución conceptual que lo ha hecho posible, firmada no obstante por una marca que es un superclásico entre los superclásicos del sonido con mayúsculas: la nacida neoyorquina -en 1953- y ahora japonesa, aunque manteniendo en todo momento una fuerte conexión “americana”: Marantz. Un tipo de producto que tiene por objetivo expandir los horizontes de la búsqueda de la perfección -naturalidad si lo refieren- sonora para trasladarla a un universo en gran medida ajeno a las propuestas tradicionales de las empresas que han hecho posible lo que se conoce como audio High End y que se materializa en dos modelos que fascinan de inmediato, primero por la audacia de su diseño industrial, a continuación por la brillantez de las soluciones tecnológicas que alberga en su interior y finalmente por su sonido. No en vano el Marantz Horizon y el Marantz Grand Horizon tienen, como se dice en lenguaje coloquial, “una reputación que defender”, una reflexión que el evento barcelonés convirtió en un genuino acto de afirmación de lo que representa el término “lifestyle” en el contexto del audio de última generación.

Marantz y “lifestyle”: una relación que viene de lejos

“Nacido el 7 de julio de 1911 y fallecido el 16 de enero de 1997, Saul Bernard Marantz será recordado para siempre por los amantes de la reproducción sonora sin compromiso como uno de los genuinos padres fundadores de la Alta Fidelidad y uno de los monstruos sagrados de la “era dorada” de una afición que, como decíamos anteriormente, lleva décadas experimentando una profunda transformación. Su interés por la electrónica despertó durante su juventud, que transcurrió en el barrio neoyorquino de Brooklyn, a la vez que su condición de músico aficionado le convirtió en un apasionado de la guitarra y el violoncello. Entre sus aficiones declaradas figuraron también la fotografía y el coleccionismo de obras de arte chino y japonés, a la vez que trabajó como diseñador industrial/gráfico. En 1951, Saul B. Marantz empezó a fabricar el preamplificador monofónico a válvulas Audio Consolette sin ningún tipo de interés personal: era un gran fanático de los recientemente comercializados (1948) discos de vinilo y en principio puso a punto el aparato en cuestión sólo para uso propio. Sin embargo, el preamplificador en cuestión empezó a ganar renombre entre el círculo de amigos de Marantz y éste empezó a fabricarlo bajo pedido. En 1952 el Audio Consolette se comercializaba oficialmente por un precio (mueble incluido) de 155 dólares. Era compatible con 36 curvas de ecualización para discos de duración estándar (SP) y larga (LP), incluía válvulas 12AX7 y 12AU7 y permaneció en el mercado hasta 1955. En 1953, Saul B. Marantz fundaba la Marantz Company en Long Island, Nueva York.” 

Con estas líneas empecé -julio de 2023- el artículo que escribí en hifilivemagazine.com para homenajear la fascinante trayectoria empresarial de Marantz con motivo de su 70º cumpleaños. Me parece interesante tomar nota sobre el particular contexto en que se movió su fundador, lo que sumado a las inquietudes de este último invita a pensar que lo que ahora denominamos “lifestyle” anidaba ya en su mente y, por lo tanto, tanto en los productos que él creó como en muchos de los que vinieron después. Porque, vista con la perspectiva del tiempo, la propuesta de Marantz siempre ha tenido una componente estética importante, aunque más o menos poderosa en función de la aplicación a la que ha estado destinado cada producto. Incluso los videoproyectores -todos de alta gama, por supuesto- que en su momento formaron parte del catálogo de la compañía tenían un diseño industrial que se hacía notar por la elegancia de unas curvas que contribuían a reforzar su integración en espacios de prestigio cuando lo que se conoce como Cine en Casa lideró, propulsado por el auge del DVD Video, la expansión del mercado de la electrónica de consumo de alta calidad. 

Dicho lo anterior, y dejando aparte la relevancia que, insisto, el parámetro diseño siempre ha tenido en Marantz -ya se trate de modelos básicos como de élite, amplificadores a válvulas y giradiscos- en el contexto de la idea “forma que sigue a la función” a la que tanto me gusta hacer referencia, no viene de más recordar que a lo largo de los años también ha habido en su propuesta productos específicamente “lifestyle”, y por lo tanto en los que la “forma” lleva la voz cantante. Se me ocurren al respecto el precioso e imaginativo sistema de audio “todo en uno” -streamer incluido- Consolette, comercializado en 2012 y cuyo nombre rinde homenaje al antes mencionado Audio Consolette, el ya mítico pistoletazo de salida de la marca Marantz, y las distintas declinaciones de la electrónica -y por tanto sin altavoces- “todo en uno” Melody, productos todos ellos que, sobra decirlo, hacían gala de un sonido -y una  relación calidad/precio, lo que no es poco- superior al de sus competidores directos. Aún así, los últimos cambios de propiedad del grupo al que pertenece la empresa fundada por Saul B. Marantz han definido progresivamente, y de un modo cada vez más nítido, el que sin duda es uno de los nuevos objetivos estratégicos de la marca: llegar a ese público amante del lujo que en el campo de la tecnología concede una importancia crucial a lo que podríamos llamar “deseabilidad” sin por ello renunciar a las prestaciones… ni, por supuesto, perder el favor de su clientela de toda la vida. Habrán adivinado que el nexo entre ambos mundos se llama diseño industrial y así lo reflejan todos y cada uno de los modelos comercializados por Marantz en la última década. Es en estas coordenadas donde hay que situar los protagonistas de la presentación del pasado 7 de noviembre, dos productos muy ambiciosos que llevan la propuesta estética y funcional de la firma nipona a otra galaxia sin renunciar a su reverenciado lema: “El Sonido Más Musical”.

Un salto cuántico para definir un nuevo horizonte en audio “lifestyle”

Ya les adelanto que el presente artículo no pretende ser sino una “primera toma de contacto” con estas dos rompedoras propuestas de Marantz porque la tecnología que las ha hecho posible da de sobra para un banco de pruebas exhaustivo para cada una de ellas. Efectuada esta puntualización, les diré que un servidor de ustedes se sintió poco menos que como un alienígena en un acto en el que el grueso de los periodistas presentes pertenecía a medios totalmente ajenos al audio de alta calidad tradicional. Pero, como he dicho antes, justo de eso se trataba. Había, en consecuencia, que lograr el equilibrio justo entre la parte dedicada a glosar la majestuosidad visual del Marantz Horizon y el Marantz Grand Horizon -cuyos creadores hicieron especial hincapié en anteponer el nombre Marantz a la hora de referirse a cada modelo- y la consagrada a explicar por qué tamañas bellezas son capaces de marcar la diferencia en términos de sonido. De la primera parte se encargó Àlex Obradó, cabeza visible del equipo de marketing y comunicación de Masimo Consumer, grupo empresarial al que pertenece Marantz, y de la segunda Andrés Márquez, responsable de formación de producto. Todo ello perfectamente coreografiado en tiempo -la presentación fue clara, concisa y cero farragosa… como debía ser- y en contenidos de apoyo visual.

He dicho antes que esto no es ni pretende ser un análisis exhaustivo de los nuevos Marantz. Ni tampoco una reseña de las soluciones de ingeniería que los han hecho posibles, motivo por el que les invito a echar un vistazo a la nota de prensa que hace apenas un mes publicamos con motivo de su lanzamiento al mercado (https://hifilivemagazine.com/marantz-horizon-y-marantz-grand-horizon/). Aún así, no me puedo resistir a comentar algunas de las particularidades clave del Marantz Horizon y el Marantz Grand Horizon porque les aseguro que son más que dos bellezas despampanantes que además están fabricadas en Japón.

  • Afinados por un Maestro en Sonido: El sonido Marantz se elabora utilizando una fusión perfecta de arte y ciencia que es practicada por los Maestros en Sonido, expertos que equilibran y seleccionan los componentes por sus cualidades sonoras. El actual Maestro en Sonido de Marantz, Yoshinori Ogata, ha afinado meticulosamente -en Japón- tanto el Marantz Horizon como el Marantz Grand Horizon, un afinado que los usuarios pueden disfrutar mediante el modo Sound Master que figura en ambos aparatos.
  • Conectividad HEOS, estética innovadora y cautivadora a partes iguales: Los nuevos Marantz exhiben una conectividad sin límites gracias a HEOS® Built-in, que permite reproducir música por streaming en alta resolución desde servicios online y controlarlos a través de la HEOS® App. Un anillo de control completamente táctil que ajusta el volumen y permite niveles de brillo variables para complementar la iluminación ambiental de cada hogar. Asimismo, ambos productos -disponibles en tres preciosos acabados: Moon Ray, Midnight Sky y Marantz Champagne- están revestidos con el exclusivo Marantz 360° Seamless EcoFiber, un tejido fabricado a partir de plásticos oceánicos reciclados libre de costuras, lujoso al tacto y que ofrece durabilidad y transparencia acústica.
  • Tecnología de vanguardia a la altura de la reputación de Marantz: Si bien las cifras de la potencia de salida impresionan a la vista de las comedidas dimensiones de los dos modelos (370 vatios continuos/860 vatios de pico para el Marantz Grand Horizon y 310 vatios continuos/745 vatios de pico para el Marantz Horizon), lo que realmente marca la diferencia es el conglomerado de refinamientos que hay detrás. Valgan como muestra al respecto la sección de amplificación en Clase D con topología Marantz Rise basada en dispositivos FET de GaN o los imponentes y estilizadísimos woofers frontales Marantz Gravity, responsables últimos de la increíblemente amplia -virtualmente perfecta en términos subjetivos en el caso del Marantz Grand Horizon- curva de respuesta en frecuencia de ambos aparatos. Y, ya que estamos, no viene de más recordar una conectividad “clásica” y unas opciones de control -sistemas de domótica incluidos- y descodificación digital -con Dolby Atmos y Dolby TrueHD entre ellas- muy generosas.

Marantz entra por todo lo alto en la “primera división” del universo lifestyle

Si tenemos en cuenta que el espacio en el que tuvo lugar este evento era, calculado así a bote pronto, unas tres veces mayor que el de una sala de estar convencional, amén de abierto, es evidente que los nuevos Marantz satisfarán sobradamente las expectativas de los consumidores a quienes está destinado. La transparencia está a la orden del día y los graves son espectaculares a la vez que profundos y muy musicales. Incluso diríase que excesivos para algunas aplicaciones pese a que un amplísimo número de grabaciones de hoy en día están intencionadamente “cargadas” de bajos y muchos usuarios -incluso algunos de la vieja escuela- lo celebrarán. Pero, por encima de todo, el Marantz Horizon y el Marantz Grand Horizon rezuman glamour y distinción, encajando perfectamente con ese “Lujo Musical Moderno” al que Marantz le gusta hacer referencia cada vez más sin renunciar por ello a su icónico e imprescindible “El Sonido Más Musical”. En cuanto al precio de venta, me limitaré a decir que está a la altura de la calidad intrínseca de los productos tanto en términos de interacción con el usuario como de integración en el ambiente circundante, ejecución física y musicalidad.

Marantz

 

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