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Auténticas

Traemos en esta ocasión a Hifi Live una marca especialista en altavoces muy popular en todo el mundo, y también en España, donde desde no hace mucho es distribuida por Lyric Audio. La británica ProAc –la marca significa “Professional Acoustics”– fue fundada en 1973 por Stewart Tyler, quien sigue siendo su cabeza visible, quien decide cómo son y qué componentes monta cada modelo de altavoz que sale de la factoría. Empezaron como fabricantes de altavoces y siguen fabricando solamente cajas acústicas.

Su especialización les lleva a tener un catálogo relativamente pequeño: apenas una docena de cajas, entre las que estacan la gama Response. Dentro de esta familia de siete modelos hay monitores y cajas de suelo, y dentro de la gama completa ProAc hay cinco monitores solamente. El monitor más compacto y asequible de ProAc es el Tablette, un modelo con cuatro décadas de tradición aunque ha ido evolucionando, y a este seguía el Studio, más grande, antes de los dos modelos Response compactos, el DB1 y el D2. ProAc no cambia su catálogo tan rápido como otros, y esa estabilidad se agradece desde el punto de vista del aficionado, que así tiene menos la sensación de que no está a la última… El monitor que probamos, Response DB3, completa por abajo la gama Response y se queda justo entre los dos inferiores –en precio– Tablette y Studio. Viendo el escalonamiento de precios era un hueco que necesitaba relleno, y para eso ha llegado este altavoz.

Descripción

Como decíamos, todos los altavoces de ProAc nacen de Stewart Tyler, y aquí ha aplicado una receta original en la marca: basarse en un modelo existente y buscar mejorar su competitividad en el mercado –o sea, bajar el precio–. Así, con un mueble prácticamente idéntico a las Response DB1 pero con menos refuerzos internos, ha usado el mismo tweeter de cúpula de seda común también a otros modelos, y ha montado un altavoz de medios-graves más económico, con menos imán, también de cinco pulgadas y cono con más capacidad de excursión. En el filtro también se ha ahorrado, al ser más sencillo y usar componentes menos lujosos que la DB1. También hay ahorro en el acabado exterior, en un solo color de madera –Cherry– o blancos, mientras los DB1 existen en hasta seis terminaciones, dos de ellas –Ebony y Rosewood– más lujosas y caras que las demás. Al final, misión cumplida, los 2250 euros de precio de la pareja de ProAc DB3 son unos 700 menos que las DB1, o 1100 euros menos que los acabados lujosos de éstas, y las colocan entre las Tablette y las Studio dentro de la gama. Enseguida veremos qué nos ofrecen en la escucha.

Físicamente los ProAc Response DB3 son altavoces muy compactos que apenas superan los 30 cm de altura –320 mm– y poco anchos –18 cm– aunque sí son profundos –28 cm–. Los ahorros en la estructura de la caja no parecen evidentes –pesan 9 kg cada uno–. Como hemos indicado son monitores de dos vías con un tweeter de cúpula de seda de 1 pulgada de diámetro y altavoz de medios/graves de 5 pulgadas en “mikapulp” –mezcla de pulpa de papel–. En la parte trasera está la salida del puerto bass-réflex, centrado de notable diámetro, y un detalle es que las dos cajas son simétricas pero no iguales: deben colocarse con los tweeter en la parte interior, pues acústicamente están diseñadas para trabajar así. El filtro está partido y será posible bicablear o biamplificar las cajas, y los conectores traseros son de excelente calidad. De hecho los acabados son de primera y su aspecto llama la atención, se ven “cajas buenas”, cuando recordemos su objetivo era ser –relativamente– asequibles.

Las cifras no dicen mucho de un altavoz, pero ProAc es ambiciosa con la respuesta en frecuencia declarada: de 38 Hz hasta 30 kHz es mucho para una caja tan compacta –pensando en la primera cifra se entiende–. Los 88’5 dB de sensibilidad con una impedancia nominal de 8 Ohm son por su parte cifras que prometen bastante facilidad a la hora de amplificarlas, algo que será muy bienvenido si se confirma. Tengo particular aversión por aquellas cajas intrínsecamente difíciles para la amplificación, porque lo único que hacen es poner a su dueño en un problema permanente para buscar amplificadores capaces de satisfacerlas. Y de lo que se trata en esta afición es de que el sistema nos de satisfacciones, no dolores de cabeza.

 

Escucha

En cuanto acepté el encargó de hacer esta prueba el importador me envió rápidamente la pareja de unidades a casa. Tan rápido fue que me pilló un poco desprevenido probando alguna otra cosa… Como nunca hay mal que por bien no venga, aproveché para montar las ProAc en una posición de escucha cercana a mi mesa de trabajo, y las tuve unos días así. Estuvieron sonando, y entiendo que rodándose, aunque creo que venían bien probados, con una mezcla de voces –radio– y música –también radio y streaming de Tidal–. Con los monitores tan compactos me pasa como con los cachorros de gato o perro…. ¡son todos adorables! Estos ProAc además tienen su punto clásico, con el acabado en madera y el tweeter “de lado”. Bueno, y que siempre gusta disponer de material de una marca mítica como ésta.

Pero más allá de la estética –que también cuenta–, lo que enseguida me enganchó fue su sonido. Puestos tan cerca y sin ser monitores de campo cercano, con una amplificación de lo más normalita –un compacto reproductor Linn con amplificación “de chip” integrado, el Sneaky DS–, voces y música sonaban con una naturalidad, con un peso, inesperados. ProAc usa mucho eso del “sonido natural” como reza su publicidad, pero es la palabra que te viene a la cabeza cuando las escuchas y es algo que se mantendrá a lo largo de la prueba. También puedo adelantar que probé diferentes amplificaciones y electrónicas con estas ProAc y una cosa me quedó muy clara: no son cajas de muy alta sensibilidad, pero tampoco son para nada cajas “difíciles”. No necesitan ni centenares de Watios –que no es bueno– ni decenas de Amperios –que es peor– para sonar como deben. De hecho los 88 dB de sensibilidad declarados son optimistas, pero no deben estar muy lejos de la realidad, y la impedancia nominal de 8 Ohmios tampoco debe estar lejana de la real incluso en frecuencias difíciles. Y, no nos engañemos, 88 dB para una caja de apenas 30 cm de alto, es un éxito. La mayoría de monitores de este tamaño están unos buenos 6 dB por debajo, o lo que es lo mismo, necesitan más del doble de potencia para alcanzar la misma presión sonora. De hecho, la marca recomienda un mínimo de 20 Watios de potencia, y una de las electrónicas que usé era precisamente de esa capacidad… y no se echaba de menos más empuje.

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