Nada como una visita a Portugal durante las vacaciones veraniegas para recargar pilas, relajarse y… disfrutar de nuestra afición. En la misma Lisboa están dos importadores-distribuidores fortísimos y tuve ocasión de compartir con ellos algunas jornadas: ya comenté mi experiencia con el más veterano, Ajasom, y toca ahora repasar mi visita a las espectaculares instalaciones de Ultimate Audio. Ya conocía su tienda, pero cada vez que llegas te parece igual de impresionante que el primer día. Muchos metros de exposición abierta, muy bien puesta para que puedas pasearte admirando todo, y con numerosos aparatos de todos los precios, pero con abundancia de material muy exótico y variado.
Da igual si lo tuyo son los platos, los previos de válvulas, los integrados, los auriculares, los cables, las etapas monofónicas… da igual, tendrás allí expuestos varios ejemplares de cada uno. La verdad es que deberían dar un babero al entrar porque me temo que las chicas de la limpieza –gran trabajo el suyo porque no se ve una mota de polvo– se deben pasar igual tiempo con el plumero que con la fregona. Y eso es sólo el principio porque menos de la mitad de los más de 400 metros cuadrados de Ultimate Audio está dedicado a esa exposición: el resto, a lo que nos interesa tanto o más, a las salas de audición.
Conscientes de la importancia no sólo de una presentación ideal –limpia, ordenada y accesible– sino de que a la hora de la verdad los aparatos den lo mejor de sí, todas las salas de Ultimate Audio, que son seis si la memoria no me falla, tienen una acústica bien estudiada, óptimamente adaptada al material que en ellas se presenta, ya sea de gama asequible o altísima, sea de audiovídeo o estéreo puro.
Me centré por la novedad de los aparatos y, por qué no confesarlo, por interés y curiosidad propios, en la sala principal y la pequeña adjunta a ésta. En la grande estaba un equipo que no se puede describir de otro modo que con la palabra “gordo”: las nuevas cajas Rockport Cygnus, amplificación CH Precision –previo y una etapa en modo estéreo– y LA fuente, el convertidor MSB Select. Son componentes de calidad superlativa y un vistazo al listado de sus precios desvela que estaremos ante un sistema que supera el cuarto de millón de euros… Mucho más asequible en todos los sentidos, –porque a un sistema como ese no se le saca partido en cualquier sala ni con cualquier instalación sino muy al contrario–, el equipo de la salita adjunta se componía de las cajas Golden Ear Triton 2+ –“Plus”, son novedad– con el amplificador integrado Luxman L-590AX II –es decir el grandote de Clase A, recientemente analizado en Hifilive– y un reproductor de CD de Gato Audio. Vamos primero con este…
Cajas e integrado con sorpresa
Siempre me ha parecido que fue una pena que las electrónicas japonesas de la máxima calidad dejaran de llegar a nuestro país hace años, porque nos hemos perdido el espectáculo de ver desfilar aparatos de una calidad constructiva ejemplar. No sé que tendrán, pero los japoneses saben dar unos acabados, una estética, a su Alta Fidelidad que a mí particularmente me fascina, y sé que no soy el único: la fiebre por los aparatos “vintage” que vemos en España tiene mucho que ver con esto, pues es una forma de vivir lo que no se pudo tener en su momento hace veinte, treinta o más años. Y todo esto viene a cuento porque en Ultimate Audio tenían el día de mi visita un buen número de aparatos de dos marcas legendarias que siguen en primera fila: Accuphase y Luxman. Es difícil decidir con cual quedarse, cada uno tiene su estilo y según el aparato prefieres uno u otro, y estoy seguro que a cualquiera nos harían feliz regalándonos aunque fuera la más sencilla de estas piezas.
Yo tuve a mi entera disposición en el equipo citado el integrado más alto de gama de Luxman, que además tiene su salida configurada en Clase A y, aunque eso le limita relativamente en potencia pura –son 30W a 8 Ohmios aunque sabemos que suele superar holgadamente lo declarado– ofrece a cambio un sonido refinado y de gran pureza. He tenido varias etapas de ese nivel de potencia en transistores, las Pass Aleph y XA30 sin ir más lejos, y sé cuánto pueden cundir esos treinta watios de transistores en clase A si detrás hay una buena fuente de alimentación y una circuitería de calidad como es el caso.
Una circuitería, en este caso, muy alejada del purismo de las Pass. El Luxman es un integrado práctico, nada de minimalismos, tiene controles de todo tipo, preciosos vúmetros, y el mando a distancia es completísimo . Me gustó mucho probar a dejar el volumen moderado-bajo y apreciar como ganaba el sonido al activar el “loudness” por ejemplo, y me dejó fascinado el poder apreciar la diferencia en transparencia que se obtenía al activar el “line straight” aún con los controles a que afecta en posición plana. Luxman sabe lo que hace, y lo hace muy bien.
