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La estrella de este equipo sin embargo no era el precioso Luxman –que también– sino las cajas Golden Ear. Ya tuve ocasión de sorprenderme con el sonido que ofrecen estas curiosas cajas de origen americano, cuando descubrí las Triton One en las jornadas Ultimate a finales del año pasado en Madrid. Llenaban una sala del hotel de dimensiones notables, y ningún tratamiento acústico, con un sonido enorme, potente, claro… increíble. Estas “Dos Plus” que son una evolución de las 2 originales con mejoras introducidas en las One, siguen un esquema de familia: son altavoces con la parte de graves activa, unas columnas muy estrechas con dos altavoces de 4’5 pulgadas para medios flanqueando en vertical un tweeter de cinta, en la parte superior, y dos woofer rectangulares de unas 5×9 pulgadas en la parte baja frontal de cuyo manejo se encarga una etapa de 1’2kW y que trabajan en recinto semi-cerrado, al contar con dos woofer pasivos laterales. Todo en el altavoz está diseñado y fabricado por ellos mismos, los drivers, la amplificación, el circuito de filtrado activo que la controla –con un potente DSP a medida–… un trabajo completo con un resultado sobresaliente.

Ultimate_Triton2_trasera

Sí, porque así era el sonido de este equipo: excelente. Las Triton siempre suenan como cajas mucho mayores y mucho más caras. Las One ya me parecieron una oferta muy buena, y estas 2 Plus son un chollo. Por el precio de algunos monitores de gama media-alta nos llevamos a casa unas columnas que funcionan como un sistema 2.2 gracias a sus graves activos con una puesta a punto ideal de filtro, es decir llegar, conectar, ajustar si acaso el nivel de grave y por supuesto la posición, y disfrutar de la música como no imaginábamos. Sobre todo si nuestro equipo comparte tareas con el AV –cine en casa– y nuestro régimen musical incluye pop y rock, no se me ocurren alternativas mejores.

Con eso empecé mi audición de este equipo, con una dieta de Dire Straits, Pink Floyd, Supertramp y cosas más “serias” de la mano de mi Leticia –fotógrafa del evento– con Metallica, Nirvana o Guns’n’Roses… Impresiona el potencial de estas cajas, más si no conoces la tecnología que esconden: en mis notas escribí varias veces “cajas ideales para esta música” y el Luxman aportando un punto de dulzura y suavidad en medios y agudos era el complemento ideal.

Ultimate_Luxman_Gato

La buena noticia es que las buenas sensaciones se mantienen cuando cambiamos de estilo musical. Ya sea una orquestra sinfónica o un conjunto de cámara, un coro o un trío de jazz, los cortes musicales pasaron y me lo estaba pasando tan bien que casi se me olvida que tenía que reservarme un buen rato para disfrutar del equipazo al otro lado del muro… Un efecto curioso, quizás ligado al grave activo, quizás al poco rodaje que tenían estas cajas –eran las primeras Triton 2+ que llegaban a la Península y acumulaban muy pocas horas– o tal vez por cómo suena el Luxman –nuevo para mí–, el caso es que todas las voces parecían tener más cuerpo del habitual, toda la música tenía un timbre algo especial, pero era un efecto placentero, no tan diferente quizás a lo que ocurriría con una amplificación de triodo directo, pero aquí no había ninguna distorsión. De hecho, la soprano de uno de mis cortes favoritos –principio de La Resurección de Haendel– sonaba con una fuerza y una limpieza impresionantes, subiendo sin límite y sonando en una escena con gran anchura y buena altura… sí, como las cajas “buenas”, pero es que las Golden Ear son muy buenas.

 

A lo grande

Parafraseando el dicho, existe una vida que puede ser buena acompañada de unas Golden Ear Tritón, pero hay otra vida mejor, aunque sea mucho más cara… Esa mejor vida me estaba esperando al otro lado del muro de la salita donde tan buen rato pasé con las Triton 2+, el Luxman y el CD de Gato Audio, que con su original pantalla sirvió la música con precisión. Mi llegada a Ultimate Audio casi coincidió con la llegada de la fuente del equipo “gordo”, el tremendo –entre otras cosas por su precio– DAC de MSB Audio, el Select II. Por eso, al tener aún pocas horas de vuelo, preferí empezar por escuchar el equipo “pequeño”.

Ultimate_Rockport_MSB

Presidiendo la sala principal del distribuidor portugués estaban las nuevas cajas Rockport Technologies Cygnus. Siempre que he escuchado cajas Rockport me han gustado mucho, porque dentro de ser cajas de altísima gama, no pretenden extraer más detalle ni más análisis de la música, sino ofrecerla de la forma más precisa y fiel posible, pero también de la forma más placentera posible, algo que en gamas muy altas no siempre es el caso curiosamente. Estas Cygnus, las terceras desde arriba en la gama, mantienen esa filosofía de la casa: el tremendo frontal –de aluminio, son dos piezas mecanizadas de casi 2 cm de espesor unidas a presión con un elastómero en medio– soporta dos altavoces de graves de 10 pulgadas, uno para medios de 6 pulgadas –todos esos con cono de carbono– y el tweeter de Berilio de la casa, en este caso con un pequeño mecanizado que sirve de guía de ondas –esto es nuevo en Rockport si no me equivoco–. Las cajas son tremendas e imponentes cuando te acercas a ellas, pero sus formas las hacen pasar relativamente desapercibidas en la sala… ¡he dicho relativamente! Tal vez era una impresión mía porque esa sala es muy grande.

Ultimate_Rockport_Cygnus_reflejo

En el rack teníamos una electrónica más que digna de tales cajas, pero –salvo por la fuente, que es “lo más”– sin excesos. Bueno, habrá quien me diga que el previo y la etapa CH Precision suman tantos miles de euros como las cajas –casi 75– y que eso no es precisamente poco, pero recordemos que la marca suiza permite que sus componentes se configuren en modo monaural y por lo tanto podríamos haber contado con el doble de eso: basta entrar en el menú, activarlo… y tener en el almacén otra pareja para instalar, claro. La facilidad de configuración de las electrónicas CH es tremenda, lo mismo podemos decir de sus menús o de qué información queremos que muestren tanto la pantalla del previo como de la etapa, y la etapa ofrece sus buenos y puros 200W por canal con capacidad sobrada para manejar cajas difíciles. En cuanto a la fuente, del MSB Select hemos hablado en alguna otra ocasión y representa el súmum absoluto de lo que es capaz la marca –posiblemente, a mi gusto desde luego sí– líder en reproducción digital a nivel mundial. Uno tiene que sencillamente sentirse muy afortunado de poder hacer una audición contando con este artefacto en el equipo. La parte de reproducción corría por cuenta de un servidor Melco, tal vez algo fuera de lugar si comparamos presupuestos pero para nada si tenemos en cuenta sus prestaciones a la hora de la verdad.

 

¿Cómo es el sonido de las últimas Rockport con tan buen soporte electrónico? Transparente, dinámico, dulce, con un timbre perfecto, con una gran resolución de detalles pero sin exageraciones. Impresionantes las dimensiones de la escena sonora reproducida incluso cuando el conjunto grabado no era tan grande, como si aplicáramos puntualmente un objetivo gran angular, y muy impresionante, “sobrecogedora” apunté en mi libreta, la dinámica que ofrecía este conjunto de amplificación suiza CH con las Rockport. Recordemos que en los “genes” de CH están los padres de electrónicas Goldmund clásicas, de la escuela suiza de la amplificación súper rápida, y eso es lo que me transmitió ese equipo. Pero esa rapidez no debe confundirse con un sonido “estresado” o demasiado analítico, muy al contrario el tono de las Cygnus es tirando a cálido y con muy buena parte baja –para eso ahí están dos woofer de 10 pulgadas por banda–.

Ultimate_Rockport_etapa_CH

Hubo momentos memorables en esta audición. El coro de Cantate Domino empezaba con la voz solista profunda y cavernosa –está grabado en una catedral y daba la sensación de estar allí–, las notas de los pedales del órgano aparecían con todo su peso y sin exageración, ágiles pero contundentes, y la entrada en acción del coro ponía los pelos de punta, ancho, alto, potente. Aquí en lugar de un gran angular daba la sensación de tener un teleobjetivo que te permitía distinguir los grupos del coro, aquí ellos, allá ellas… impresionante como digo, y emocionante que me parece más importante. Y sonando incluso a nivel muy alto sin una traza de distorsión, algo que en esta pieza es habitual detectar –cierta intermodulación de las voces– en muchos equipos.

Ultimate_Rockport_Melco

También soberbios sonaron los temas de Roberta Gambarini –disco Easy to Love–, sus chasquidos de dedos nunca me habían parecido tan claros y reales, y la voz no llegaba a ser agresiva –la grabación no es ideal y a veces ocurre–. Alison Krauss fue otra que me emocionó gracias al sonido del sistema Rockport/CH/MSB, y cambié de registro con Mighty Sam McClain –DEP, hace poco más de un año nos dejó–, mucho más grave pero igualmente disfrutable en este equipo. Destacables las voces, las Rockport me hacen replantear mi preferencia por los altavoces con conos de papel en este sentido pues los americanos han conseguido con carbono y Berilio en el tweeter, un sonido ciertamente transparente pero a la vez cálido y “amable”. Y no termino sin dejar de citar la también estupenda rendición del ya clásico disco Lágrimas Negras de Bebo y Cigala, reproduciendo a la perfección la voz, el piano, el cajón, el contrabajo, la guitarra… “un diez” veo en mis notas, y no fue para menos. Bravo.

Equipo principal en audición

  • Cajas Rockport Cygnus (74.500 euros)
  • Etapa CH Precision M1 ( 48.000 euros)
  • Previo CH Precision L1 (26.900 euros)
  • Convertidor DAC MSB Audio Select II (100.000 euros)
  • Reproductor en red Melco N1ZH (4.750 euros)
  • Cables Kubala Sosna / Gryphon

Equipo de la sala anexa

  • Cajas Golden Ear Triton 2+ (3.600 euros)
  • Amplificador integrado Luxman L-590AX II (8.200 euros)
  • Lector CD Gato Audio CDD-1 (6.990 euros)
  • Cables Synergistic Research Core Level 2

Distribuye Ultimate Audio

 

 

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