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Deliciosas

Traemos en esta ocasión a nuestra página unos altavoces de origen italiano, como parece evidente por su nombre. Rosso Fiorentino es un fabricante relativamente nuevo cuyos productos son distribuidos en España por Audio Gallery, la conocida empresa (y tienda) situada en la zona noroeste de Madrid: ellos nos facilitaron esta pareja del modelo Elba, después de rodarlas y probarlas en sus estupendas instalaciones, donde ya habíamos tenido una breve ocasión de escucharlas. Conozcamos mejor la marca, el producto y… cómo suena.

Rosso Fiorentino

«Rosso Fiorentino» es como se conoció al artista Giovan Battista di Jacopo, pintor florentino del siglo XVI, cuya cabellera pelirroja y estilo más libre que sus coetáneos (incluso algo abstracto) le valió su fama. Francesco Rubenni, músico de formación y posteriormente licenciado como ingeniero acústico, se inspiró en este artista para fundar la marca. Decidió emprender el diseño y fabricación de cajas por su cuenta después de coger experiencia en diferentes fabricantes europeos y así es como nace la toscana Rosso Fiorentino. Sus prioridades son ofrecer cierta elegancia italiana combinada con la técnica en electroacústica que esconden detrás: las cajas combinan elementos muy tecnológicos, como los paneles frontales mecanizados en aluminio de forma individual, con otros más tradicionales, como la fabricación artesanal del resto de la caja y su acabado también artesanal a base de múltiples capas de acabado que exigen semanas de trabajo manual. En su sede cuentan con una sala de audición (la «Sala del Rosso») que también usan para conciertos: así pueden comparar sus cajas con las competidoras y con la música en directo.

Su catálogo comprende cuatro familias de cajas acústicas, desde las más altas de gama con dos modelos cada una (seis en total) hasta la gama «classic» que por ahora solo comprende las columnas Elba que precisamente protagonizan nuestra prueba. La Elba, ahora en su segunda iteración tras pequeñas mejoras de la primera serie, es una columna bastante compacta y esbelta con su metro de altura, 23 centímetros de ancho y 29 cm de fondo, con una base ligeramente trapezoidal (más estrecha detrás). La caja, realizada en maderas de diferentes densidades (usa HDF y no MDF) para resultar en conjunto lo más inerte posible, presenta en el frontal un acabado en piel con un dibujo que simula un tejido en carbono, mientras los laterales pueden venir acabados en madera real (como nuestras unidades), en negro (el acabado más económico) o en otros acabados incluida piel (consultar precios u opciones). Las nuestras se veían discretas y elegantes… pero nadie dudó de su origen (Italia) entre quienes las vieron, curiosamente, y hubo unanimidad en encontrarlas discretas, elegantes y atractivas.

En cuanto a los altavoces en sí, el tweeter es un modelo realizado a medida por ScanSpeak con cúpula de seda de 26 mm de diámetro y doble motor magnético. El filtro lo hace trabajar a partir de 2,2 kHz y su extensión alcanza 40 kHz sin resonancias, con buena dispersión fuera del eje. La caja es una «dos vías y media» con tres altavoces, y los dos mid-woofer son idénticos, con conos de fibra de vidrio de 6’5 pulgadas de diámetro y una bobina de relativamente pequeño diámetro (también de origen ScanSpeak por encargo). El cono inferior está cortado en 60 Hz mientras el central cubre la banda sonora hasta esos 2’2 kHz del corte con el tweeter. Ambos tienen sendas salidas bass-réflex traseras situadas precisamente detrás de cada altavoz, según la marca para minimizar su respuesta temporal. Precisamente la sintonía de estos conductos y unos nuevos motores de los altavoces es lo que ha cambiado en esta segunda versión de la Elba, para mejorar la extensión y sobre todo el control del grave.

Además del cuidado con el recinto (inerte) y los altavoces, Rosso Fiorentino pone hincapié en su trabajo con los filtros: su ajuste, mucho más allá de lo que el ordenador y las mediciones «mandan», se desarrolla tras numerosas escuchas. Y además usan componentes de máxima calidad: condensadores de origen ClarityCap hechos a medida para ellos, inductores propios fabricados en Italia y resistencias de precisión. Buscan que la caja no tenga gran variación en la impedancia con la que carga el amplificador, y que tenga buena dispersión tanto en vertical como en horizontal.

Nuestra experiencia de entrada fue perfecta: las cajas viene embaladas en robustas cajas, bien protegidas, y una vez fuera les colocamos los «spikes» en la base a la que vienen sujetas. La rejilla de protección se sujeta con imanes y por lo tanto es sencillo dejarlas fuera para escuchar. Y un buen detalle es que los bornes traseros son de fabricación propia, bonitos y prácticos; es una pareja, es decir no permite bicablear ni biamplificar, aunque dado su perfeccionismo con el filtro tiene lógica.

Una delicia

Probé las Rosso Fiorentino Elba en mi salón que es lo más parecido a una sala doméstica, con poca «preparación» acústica y ciertos condicionantes estéticos-familiares. Aunque declaran una sensibilidad relativamente alta (88 dB) yo nunca me fío de ese dato oficial, sí de la impedancia que según ellos es muy estable con una media de 6 omhios y un mínimo de 4: me venía bien empezar a probarlas con mi amplificador de válvulas mientras acercaba algunas alternativas de transistores que, pensé, podrían mover mejor esos dos woofer. Así es como los primeros días las tuve sonando con el Gran Filarmonía (cuatro EL34 por canal para unos 60 vatios en Clase A) sin prestarles demasiada atención más allá de apreciar que sonaban «bonitas»… y de que la sensibilidad declarada es efectivamente optimista (apuesto por al menos 3 dB cortas) porque necesitan más nivel en el mando de volumen.

Colocarlas fue bastante fácil, equidistantes por supuesto (esto es vital, siempre, medirlo al milímetro) del punto de escucha, y a algo más de dos metros y medio entre ellas. Las dejé algo separadas de la pared trasera (un buen metro) porque es mi posición favorita para los monitores que suelo tener en esa sala, y viendo sus salidas bass-réflex traseras preferí ser conservador con esto. Al final acabaron ahí y orientadas hacia un punto por detrás del de escucha en cuanto a «toe-in», es decir ligeramente abiertas: podía ver bien la parte interior del panel de cada caja. A todo esto ya había probado con un par de amplificadores de transistores, y las cajas confirmaban su perfil sonoro: benévolo y agradable ante todo, me quedó claro de entrada que las Rosso Fiorentino no son cajas que se pasan de analíticas sino, al contrario, uno no se cansa de escucharlas.

Además también queda claro enseguida que tienen un grave entre tímido y controlado: es refrescante esto y me confirma la tendencia que separa poco a poco las cajas de fabricantes, digamos, más «público general» de aquellas dedicadas a melómanos y audiófilos. Las primeras suelen tener puertos réflex con evidentes picos en ciertas frecuencias: a los pocos instantes de escucharlas queda claro que tienen un «grave potente» que llama la atención y promete emociones con música moderna o bandas sonoras de películas (no en vano suelen ir dirigidas a un uso compartido en estéreo-música y multicanal-cine). Las segundas, cajas más pensadas para aficionados exigentes, no destacan por un grave tan obvio e incluso en primera escucha nos pueden parecer flojas en ese sentido. Pero una vez en casa, las cosas serán diferentes y las primeras provocarán dolores de cabeza, literales si son exageradas, o figurados por cómo colocarlas sin que se peleen con la sala… Como digo, ya he probado varias cajas «de audiófilos» que parecen tímidas en bajas frecuencias y en realidad son lineales, más dóciles.

Y así son las Rosso Elba, con un grave declarado hasta 40 Hz pero que todavía ofrecen energía en 35 Hz para excitar levemente el modo resonante principal de mi salón. Hay claramente extensión, las notas «están» sin que destaque ninguna (no hay un grave hinchado) y solo echamos de menos algo más de impacto con música rock. Nos habíamos quedado con la amplificación de estado sólido y el sonido de estas cajas: muy en particular con voces o instrumentos de cuerda, estaba escuchando con las etapas Hypex una belleza de timbre que es raro con ellas… Así que tras varias pruebas más me decidí a volver, ya con todo ajustado y el oído más hecho a las cajas, a los tubos de vacío. Y la sinergia de estas cajas italianas con las válvulas es impresionante.

 

La combinación de las Rosso Fiorentino con mi amplificador a válvulas Ars Sonum fue toda una revelación. A veces, probando aparatos, a uno se le olvida el material que tiene propio y por qué se quedó en su día en casa… El Gran Filarmonía hace una pareja increíble con los monitores Merlin TSM que también tengo y acostumbran a ocupar ese sitio, pero no me esperaba tan buena sintonía con las cajas italianas en mi salón: si cabe, incluso, mejor sinergia que con los monitores del tristemente desaparecido Bobby Palkovic, y eso después de muchos años de pruebas es mucho decir. Pero no solo con el potente (60 vatios) integrado era delicioso escuchar las cajas italianas, también me animé al final de la prueba con algo mucho más modesto en todos los sentidos para comprobar lo amables que son estas cajas: un integrado chino (pero bueno) «Single End» con una solitaria KT90 por canal. Cómo cundían esos 15 vatios con las Elba… de nuevo, una delicia y sin paliativos.

Lo mejor que recuerdo era cómo focalizaban las voces, deliciosas y emocionantes. Esa belleza de timbre se mantenía con música de cámara pero también con lo que fuera: flamenco, tríos de jazz, también una gran orquesta. La escena proyectada es ancha y profunda y que suenen «bonitas» no es a costa de transparencia o extensión, porque el «aire» y los detalles en agudos se perciben claramente. Salvo por esa relativa falta de pegada con música pop o rock, aunque para eso entiendo que hay varias hermanas mayores en el catálogo, estas cajas son muy universales y sobre todo un auténtico placer escucharlas durante horas sin ninguna fatiga.  

Conclusión

Con sinceridad: el mercado y los aficionados necesitamos cajas como éstas, que llevan lágrimas a los ojos escuchándolas pero no nos hacen llorar al ver su precio. No había tenido tiempo de buscar información de las cajas cuando ya llevaba un tiempo con ellas, y tal como se han puesto las cosas, me esperaba una cifra más de dos veces por encima de la que encontré al buscar su precio… Fue una muy agradable sorpresa descubrir que estas Rosso Fiorentino Elba rondan los tres mil euros, cuando tienen una fabricación y acabado digno de cajas de gama más alta, y sobre todo un sonido que -francamente- enamora, además de ser objetivamente también de un nivel alto. Cualquier aficionado pensando en esta gama (o superior) debería escucharlas, a poder ser en un ambiente lo más parecido al de su sala o salón, y si ya metemos válvulas en la ecuación, flechazo asegurado. 

Puntos destacados

+ Sonido delicioso en todas las acepciones de esta palabra

+ Timbres naturales y buena transparencia, no «recortan» por arriba

+ Escena sonora muy tridimensional, ancha y profunda

+ No son complicadas para salas domésticas o posiciones poco óptimas

– Algo justas en grave aunque eso las hace amables con la sala

PVP: 3.995 euros.

Distribuye AUDIOGALLERY

FICHA TÉCNICA

Cajas acústicas de dos vías y media con tres altavoces, recinto bass-réflex con doble salida trasera. Tweeter de 26 mm con cúpula de seda y doble imán, mid-woofer de 6’5 pulgadas con conos de fibra de vidrio. Cortes del filtro en 60 Hz y 2,2 kHz. Sensibilidad 88 dB, impedancia 6 Ohm (mínimo 4). Potencia recomendada: 30 hasta 150 W. Respuesta en frecuencia de 40 Hz a 30 kHz, respuesta típica en la sala -6 dB a 35 Hz. Dimensiones (Al x An x Prof): 1.086 x 236 x 290 mm. Peso neto: 27 kg. Disponibles en varios de acabados: negro, madera real o piel.

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Amplificación

  • Ars Sonum Gran Filarmonía (integrado válvulas PP)
  • MingDa MC368-B902 (integrado válvulas SE)
  • Hypex Nc400 (etapas mono Clase D)

Fuentes

  • Elac-Alchemy DDP2 (streamer, DAC y previo)
  • Meridian 507 (reproductor CD)
  • Technics SL1200, Dynavector XX1L (plato)

 

 

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