Quiero destacar que de todas las que he tenido en casa, disfrutadas tanto para análisis como para disfrute personal, es la que me ha llamado más la atención por dos factores: su excelente tracking y su soberbia restitución de lectura de los surcos interiores de los discos.
Respecto al tracking – Utilizando los discos clásicos de prueba que ya todos conocemos, he podido comprobar cómo en las pistas de mayor compromiso, la cápsula se ha comportado como ninguna otra. Quizás su excepcional diseño y suspensión han sido claves y han propiciado mi alto grado de admiración y satisfacción en este punto.
Respecto a la lectura de los surcos interiores – No cabe duda de que es sin duda un punto fatídico y que todos los aficionados que no disponemos de brazos tangenciales (a excepción del brillante Thales Simplicity con headshell pivotante, análisis aquí, siempre sufriremos en mayor o menor medida. En algunos casos, con la Phoenix S me ha resultado directamente indetectable saber si estaba cerca o lejos del eje del platter. ¿Imposible? No, más bien ejemplar ejecución.
Sin duda esto es muy meritorio y para mí es posiblemente el principal factor de éxito de esta cápsula respecto a sus más directos rivales, o mejor, hacia cualquier rival independientemente de su precio, dado que llega a alcanzar cotas de perfección.
Sonido y variedad
El sonido de esta cápsula en un primer impacto rezuma neutralidad, en ningún caso me permite posicionarme hacia una u otra dirección (exceso de análisis vs. abundancia de sirope). No hay cabida al sonido ligero que muchas cápsulas de corte analítico tienden a ofrecer, ni tampoco el sonido oscuro y excesivamente pesado que otras, normalmente con carácter cálido, aportan. En este caso la neutralidad con ciertas dosis de relajación, propiciada por una excelente capacidad de lectura y falta de aristas, hacen que el oyente pueda perderse y sumergirse en su sonido durante horas y horas. Estamos ante una cápsula que se deja escuchar confortablemente en el butacón de nuestra sala de audición y que se aleja de la espectacularidad de los sonidos más arriesgados o del aburrimiento de los más conservadores.
Uno de los discos que el año pasado más me llamó la atención por su excelente toma de sonido fue RAM de Daft Punk (Columbia, 2013), constatando con él, el excelente medio/grave y grave que la cápsula es capaz de mostrar. Con un control y redondez en toda gama de frecuencias que no cabe duda ha hecho las delicias de mi pequeña hija de dos años, que ha bailoteado el disco hasta la extenuación. No destacan los agudos sobre los medios o éstos sobre los graves, la música es todo un uno donde si algo puede despuntar, es en lo corpóreo de sus medios.
El celebérrimo Harry Belafonte, AT CARNEGIE HALL (RCA-Living Stereo) en su excelente concierto en directo de 1959, me ha permitido bucear en la composición de su bella y cortada voz. No cabe duda de que esta cápsula si en algo destaca es en cómo presenta las voces humanas, me gusta la presentación ligeramente adelantada que propone. Belafonte está en mi sala, cerca, táctil, orgánico, adictivo… Sin embargo es precisamente en este disco donde detecto que algo falta y que resulta presente ya en el resto de música pinchada, existe una ligera ausencia de sostén en las notas, los decays han pasado levemente a un segundo plano, están pero no se perciben de modo claro, algo que no parece importarme demasiado dado que la sensación de presencia escénica, especialmente humana, es abrumadora.
Otro de mis discos de referencia para conocer más allá de lo que un producto puede ofrecer es EXOTIC DANCES FROM THE OPERA (Reference Recordings, 2012) donde nos encontramos un Eiji Oue en estado de gracia ofreciendo pasajes explosivos de la ópera de todos los tiempos. El ave Phoenix en este caso revolotea con la dinámica ofreciendo los pasajes en su justa medida, con un timbre sumamente neutral y una correcta altura y anchura escénica… ¿quizá demasiado correcta? En este tipo de discos demo es posible que se eche en falta un poco más de desmelenamiento; quizá una escena más grande, una sensación de pinpoint con precisión focal milimétrica o unos transitorios más marcados y rápidos es lo que el oyente busca en su escucha, pero no cabe duda de que esto es sólo carroña del audiófilo más empedernido y por lo tanto no factores con los que el melómano avezado flirteé.
