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Llegó el momento…

Siempre me gusta mostrar una buena selección de discos que tenga un poco de cada estilo, aunque he de reconocer que normalmente me centro más en la clásica. Perdonen mi debilidad, pero también es importante testear los nuevos componentes con aquello que tienes más oído. Y aunque cada cual tiene sus preferencias, espero que les gusten las grabaciones seleccionadas para comprobar el verdadero carácter sonoro de nuestra invitada.

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Empecé con un disco de la Deutsche, los conciertos para piano 20 y 12 de Mozart por Serkin y Abado, con él realice los primeros ajustes y los primeros minutos de rodaje a la cápsula. Sin querer prestarle demasiada atención ya me pareció que la Proteus se desenvolvía con soltura con el piano, mostrando un timbre muy adecuado. Pasaron otros discos a modo de rodaje y todos ellos me dejaron un buen sabor de boca. La escucha del Cuarteto Nº 12 “Americano” de Dvorak por el Prager Streich Quartett DG me mostró una frescura y una textura que sirvieron a la hora de decidir cuál sería mi primer disco de audición.

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Desde hace mucho tiempo vengo disfrutando de los señores del Quartetto Italiano, sus grabaciones para el sello Philips abarcan gran parte del repertorio para cámara y numerosos premios avalan la calidad de esta formación. Personalmente hay un cuarteto de la primera época de Beethoven por el cual siento especial predilección, el Nº 5 del Op.18. Ya desde las primeras horas de rodaje me sorprendió la claridad y textura en el tratamiento de la cuerda, hay en la lectura que realiza la Proteus una soltura y un carácter aterciopelado que convierte la escucha de cualquier formación de cuerda en una auténtica delicia. El inicio de la obra seleccionada sirve para ilustrar mi afirmación, el bello diálogo camerístico es limpio y transparente y la textura es extremadamente suave. Desde las notas más altas del primer violín a las más graves del chelo la Transfiguration recrea ante nuestros oídos un abanico sonoro exquisitamente musical, extremadamente sensual, por su sugestivo poder de seducción. Prácticamente todas las obras son oídas de principio a fin, pues su adicción es peligrosa.

 

Y siguiendo con la cuerda, quiero reivindicar desde aquí a uno de los mejores violinistas del siglo pasado, Michael Rabin fue muy conocido en los 50, su depurada técnica fue prodigiosa y si tenemos pocos testimonios de su trabajo es porque una grave enfermedad truncó su carrera musical. En 1960 Capitol publicó uno de sus mejores discos, donde con el acompañamiento de la Hollywood Bowl Symphony Orchestra interpreta una serie de piezas de carácter virtuoso. Destaca sobre todas ellas una obra de Saint-Saens, Introducción y Rondo Caprichoso. Un caramelo que me viene como anillo al dedo para demostrar las enormes cualidades de nuestra invitada. La Proteus nos muestra una introducción solemne, o mejor de impacto, como una muestra condensada de lo que ha de venir. El violín de Rabin se muestra carnoso, su textura y timbre es insuperable, con una parte baja muy notable y una cantidad de detalles increíble. Más adelante en el Rondo todo se acelera y el violín se muestra más ligero, volátil diría yo. Un golpe de orquesta introduce al tema principal que luego se repite en diferentes variaciones, pero Rabin ya nos ha atrapado, su vertiginoso ritmo es adictivo y su dulce sonido parece venido de otro mundo. La Transfiguration ofrece un sonido fresco y directo, muy transparente en el sentido de que muestra una gran cantidad de detalles y armónicos. Qué más puedo decir, una interpretación impactante y una lectura deslumbrante, no hay palabras.

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A continuación les confesaré mi debilidad por los discos Test de Opus 3, éstos me han acompañado durante mis años de enfermiza afición y siempre han supuesto un referente a la hora de probar diferentes componentes. De los que tengo, me gusta especialmente el Test 4, sobre todo el “House of the Rising Sun” interpretado por Cyndee Peters. La Proteus se maneja sobradamente en este terreno, un saxo, las campanillas y la expresiva voz de Peters, fantástico, sinceramente natural, sin palabras. Más adelante el solo del saxo es estremecedor, no hay más que cerrar los ojos y dejarse llevar, los músicos están frente a ti. Cierto que estas grabaciones suenan muy bien, pero el control de la dinámica de la Proteus es sensacional, incluso en los momentos de menor nivel, cuando la voz y el saxo apenas son perceptibles, como un leve susurro.

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Y seguimos hablando de dinámica con el conocido Hope de Masekela, pero no con el Stimela mil veces machacado en ferias y audiciones, sino con el Nomali, un tema que me encanta y que suena endiabladamente bien. Nuestra invitada resuelve maravillosamente bien los acentuados contrastes dinámicos de esta grabación. Pero lo que más me ha sorprendido es la calidez de la parte alta incluso con un volumen considerablemente elevado, esta cápsula demuestra unos niveles de resolución realmente sorprendentes que no están reñidos con una suavidad y musicalidad poco habituales para esta grabación.

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