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Unison Research es un fabricante italiano de electrónicas con casi tres décadas de historia, cuya especialidad son sin duda los amplificadores de válvulas. De hecho sus dos primeras realizaciones marcan lo que ha sido su devenir: se estrenaron con dos diseños, los Triode 20 y Simply Two, el segundo un amplificador que por su popularidad forma parte de la historia de nuestra afición, ya que por un precio asequible permitió saborear esa particular forma de amplificar la señal usando una sola válvula de potencia (EL34 en su caso) por canal, en modo “single end”.

De esta forma la señal de entrada se mantiene íntegra hasta las válvulas de potencia y éstas (una por canal) la amplifican directamente, en contraposición a los diseños “push-pull” donde la señal se divide en dos partes -fase y contrafase- y cada una es amplificada por una de la pareja de válvulas de cada canal. Alguien describió la diferencia como al equivalente de usar una sierra para árboles con dos extremos y un leñador en cada extremo (push-pull) o un serrucho con un solo leñador (single end)… y no es mala metáfora. La amplificación “single end” es más pura y directa, pero mucho menos eficaz, con lo que se consiguen potencias menores y más distorsión, aunque por la forma de amplificar la distorsión es en armónicos pares y por tanto más agradable al oído.

Es como digo la especialidad de la casa, que cuenta ahora con una gama muy amplia en su catálogo. Para nuestra prueba el importador español Lyric Audio nos cedió el modelo que podríamos considerar intermedio de la gama de integrados con tetrodos de potencia, el Sinfonía con dos KT88 por canal y 25 Watios de potencia. Por debajo está el más sencillo Preludio, con una sola KT88 por canal y 14 W declarados, y por encima el Performance, una bestia de 50 kg y 60 cm de ancho que es totalmente doble mono y cuenta con tres válvulas (también KT88) por canal para ofrecer hasta 45 W.

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Como veremos enseguida, el Sinfonía me ha sorprendido a varios niveles. Confieso que yo tenía unas expectativas claras para esta prueba: esperaba de una parte un aparato de construcción sencilla o minimalista, y por otra con sonido muy “romántico” pero poco polivalente… Pues no, ni lo uno, ni lo otro.

Descripción

Ya la presencia de la gran caja que contiene el Sinfonía sirve de aviso de que este amplificador, aunque usa la forma más primitiva de amplificación, es algo serio. Tras desembalarlo (viaja bien protegido y con las válvulas desmontadas, dos buenos detalles) confirmamos que es grande y pesado (más de 25 kg). A simple vista se ve un chasis realizado en chapa de notable espesor, completado en todas sus partes visibles con piezas de madera de bonito color cerezo (todo muy bien acabado), y una placa ligeramente curvada de acero inoxidable que además de su función estética no cabe duda que evita que parte del calor que desprenden las válvulas pase al interior del chasis.

El circuito de audio es realmente sencillo, con un triodo de entrada, otro de ataque y otro más de salida. Las válvulas en sí son de buena calidad, en particular las de señal: se usa un doble triodo 12AX7 y otro 12AU7 por canal (entrada y ataque, triodos internos unidos en paralelo), todas de origen Electro Harmonix. Las cuatro KT88 de potencia venían etiquetadas “Unison Research” y son Sovtek. Van dos por canal funcionando en paralelo como triodos, el ver dos parejas no debe confundirnos con los habituales esquemas “push pull”. Es una elección segura para el fabricante pero en este caso más que en las pequeñas sí vemos potencial de mejora… aunque es lo bueno de este tipo de amplificadores, que es sencillo buscar upgrades o por lo menos cambios el carácter de su sonido con un simple cambio de válvulas. Incluso diría que en estos circuitos (SE) se aprecia tanto o más que en los “push-pull” al estar escuchando más directamente las válvulas, de alguna forma la distorsión final de estos amplificadores depende más de la calidad de las válvulas. La salida usa una toma del transformador en modo Ultralineal -Unison lleva años con este sistema-, pero la realimentación se mantiene baja (14dB).

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Por delante el Unison tiene cuatro botones -de diseño muy particular de la casa- para: puesta en marcha, regulación de volumen, selección de fuente (manda unos relés y tenemos LED que indican la seleccionada) y para elegir la entrada de cinta. Por detrás, además de la entrada de alimentación (IEC) y las salidas para altavoces -duplicadas, y con opción para dos tomas de los transformadores, dedicadas a 8 o 4 ohmios-, están las cuatro entradas de línea (RCA), la entrada y salida de cinta, y una salida de previo marcada como “Sub Out”. También está una toma de alimentación para un previo de fono externo de válvulas, que lleva baja y alta tensión -quizás debiera estar más protegida-.

Pero lo interesante está dentro. Hay que desmontar la tapa inferior para acceder a la circuitería y enseguida me di cuenta de mi primer error, porque el Unison no es desde luego sencillo, ¡muy al contrario! A simple vista nadie diría que es un amplificador con el mismo modo de funcionamiento que aquellos pioneros de hace cien años, pero la clave está en que Unison ha decidido poner todo de su parte para, manteniendo la sección de audio tan sencilla como debe ser, optimizar al máximo todo lo que la rodea y muy en particular la alimentación. Y es que en estos amplificadores tan sencillos y directos, el resultado depende mucho de esos pocos componentes como de su alimentación. Entre los componentes usados -las válvulas en sí, las resistencias y condensadores, y los transformadores de salida-, me llamó la atención lo dimensionado de las resistencias, que trabajan claramente holgadas -buena señal para la duración a largo plazo-, y el uso de un condensador de buena calidad en el acoplo hacia las válvulas de potencia de cada canal.

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Cuando empezamos a seguir cables y conexiones -todo muy bien realizado y ordenado por cierto-, nos damos cuenta de que efectivamente es la alimentación la gran protagonista. El sinfonía por dentro está muy bien ordenado y realizado, todo es simétrico a ambos canales y además “doble mono” incluido el transformador de alimentación. A simple vista se ven los numerosos condensadores de filtrado: no menos de ocho piezas de 470 microfaradios y alta tensión, muy bien colocados algunos justo al lado de la válvula que alimentan. Y hay más que eso, cada canal tiene una placa electrónica para regular su voltaje, son las plaquitas que se ven montadas en vertical a ambos lados y unidas a las parte metálicas aleteadas que se observan por fuera en los laterales -eso son los disipadores de los transistores de regulación-. Es una elección mucho más avanzada que el filtrado tradicional pasivo con sólo condensadores y una inductancia, y funciona muy bien porque el Sinfonía no emitió ningún ruido por los altavoces que hemos usado, de hasta unos 90dB de sensibilidad. En los amplificadores “Single End” este tema (ruido) es muy importante ya que al no ser muy potentes es de prever que se usarán cajas de alta sensibilidad… y éstas no ocultan ni perdonan nada.

Otro detalle que muestra que estamos ante un amplificador con un concepto casi del siglo XIX pero del XXI, es la placa central con un microprocesador: ahí no sólo se centralizan las funciones de control -recepción de órdenes del mando a distancia para controlar volumen o fuente-, sino que se monitorizan las válvulas de potencia para ajustar su corriente de polarización (“bias”) de forma automática. Una ventaja para el usuario, que no está obligado a usar válvulas elegidas pero sobre todo que se libra del ningún mantenimiento ni regulación: el Unison se ajusta de forma óptima él solo en cada arranque.

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Escucha

El diseño de algunos Unison roza lo demasiado barroco para mi gusto y afortunadamente este Sinfonía no cruza esa línea, de hecho me parece muy bonito y elegante. Ya he comentado que esperaba un aparato sencillo por dentro y me encontré todo lo contrario, también esperaba que esos 25 Watios de origen Single End definieran un amplificador de sonido “bonito” pero poco más… ¡pues tampoco!

Las circunstancias quisieron que estrenara el Unison con unos altavoces muy particulares, los españoles Oliva Audio que precisamente habían aterrizado en casa de mano de su padre para que los probara durante unos días. Con su pequeño woofer de 5 pulgadas pero su buen estudiado recinto y una sensibilidad que estimo en unos 86 dB, es lo mínimo en cuanto a sensibilidad que recomendaría para este amplificador, pero lo cierto es que las movía con tanta alegría… Estas cajas son muy vivas -dinámicas y un pelo brillantes- y con el Unison ofrecían un sonido de escena anchísima en la que podías delimitar con gran precisión las fuentes sonoras, con una tímbrica muy equilibrada, incluso con un grave inesperado, que llenaba de forma sorprendente para ser una caja con un driver de sólo cinco pulgadas -aunque su construcción es muy particular y le saca muchísimo partido-. Voy a escribir algo que ya avisó repetiré alguna otra vez: podría vivir perfectamente feliz con este ampli y estas cajas, y dedicarme a disfrutar de la música.

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Paso a referencias más conocidas, y como estaba en el sótano turno pues para las B&W 802D que tengo allí residentes. Alguno ya dirá que “menuda mala elección”, un amplificador de triodos de 25W con las cajas británicas: pues le diría que no es la primera vez que me sorprende el resultado ya que estas cajas NO son “duras” -90dB de sensibilidad- y sólo muestran su cara menos amable cuando exigimos niveles altos. También es cierto que sólo muestran el impacto y rapidez que pueden ofrecer en el grave con amplificación generosa en corriente, pero eso depende de qué música escuchamos y de nuevo a qué volumen. Lo que sí aprecié es que me gustó mucho más cómo sonaban las 802D conectadas a la salida para altavoces de 4 Ohmios. El grave estaba mucho más sujeto y por arriba todo quedaba de repente mejor colocado, la imagen que antes era algo difusa quedaba perfectamente enfocada, una voz centrada dejaba de ser una nube para convertirse en un cuerpo. A primer oído el grave parece más flojo, pero realmente es que está más sujeto, menos suelto, conectando las cajas por esa salida. Es lógico, pero en otros amplificadores con transformadores de salida y varias tomas nunca había notado una diferencia tan grande, tan obvia: siempre hay que probar, tengámoslo claro, pero con un amplificador “single end” la buena sintonía entre cajas y transformadores de salida es, sencillamente, crucial.

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Como sé cuáles son las limitaciones de los amplificadores con salida SE -sus transformadores-, probé algunas piezas con piano, un instrumento particularmente cruel con la amplificación -y con todo el sistema-, puesto que si la grabación lo ha recogido correctamente, debemos ser capaces de distinguir bien el impacto de los martillos en las cuerdas -es un instrumento de percusión, y de cuerda, por este orden…-. Me lo tomo como el equivalente a observar cómo salen las ondas cuadradas a través de un osciloscopio: el Unison cumplía la dura prueba y los ataques no sonaban agresivos, al contrario está claro que “redondea” la parte inicial de cada nota, lo que es preferible y esperable en un aparato como éste, porque aunque nos hace perder algo de dinámica, hace la escucha más dulce y agradable.

Por otra parte, los 25W declarados dan para mucho. Con la obra coral de Cantate Domino a volumen alto no aprecié apenas compresión y la escena permanecía estable, sin intermodulación ni distorsión. Sonaba fuerte y realista. Repasando mis obras para violín favoritas comprobé que esa dulzura comentada no significa en absoluto una pérdida de frecuencias altas, los violines suenan muy realistas pero también detallados, de nuevo me encontraba disfrutando de mis 802D gracias al Sinfonía… esa “combinación absurda” en apariencia pero que se transforma en un sistema muy placentero. Como dije antes con las Oliva, podría estar, y estuve, horas y horas escuchando esta combinación, y no creamos que huyendo de música menos favorable: sí, con Metálica o Madonna encuentras antes el techo, mejor dicho dónde se termina el grave y su impacto -las 802 bien alimentadas sobrecojen-, pero con Dire Straits la batería y los ritmos no se perdían y el realismo, la escena ligeramente adelantada, convertían la escucha en una gran experiencia, algo diferente de lo acostumbrado.

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Ya que este amplificador depende de qué cajas usamos me quedaba por probar otras cajas -y otra sala-, turno para las Vivid V1.5, recordemos unas dos vías de buena sensibilidad -dicen que 89dB, estimo unos 87 en la práctica- y en principio sin caídas duras de impedancia, al declarar ser de 8 Ohmios nominales. Tras la experiencia de las 802D lo primero, después de instalar el Sinfonía y dejar que se calentara una horita -en realidad con unos 20 minutos diría que ya está sonando al 99 por ciento de lo que es capaz-, fue probar con un par de cortes bien conocidos las dos salidas. Como sospechaba de nuevo sonó mucho mejor la salida de 4 Ohmios, con exactamente la misma lista de diferencias que con las 802D, es decir, un grave menos “suelto”, más controlado, y un agudo mejor colocado y preciso. Todo gana precisión, en realidad, es como si encontramos el punto de foco ideal en una lente fotográfica. Así que, de nuevo, el mismo consejo: caso omiso a las especificaciones del fabricante de las cajas, hay que probar y decidir por uno mismo. En cuanto a la extensión en graves, aquí sí aprecié que por debajo de unos 40 Hz las cajas dejaban de entregar mucha energía -de hecho eso evitaba excitar el modo de sala a 35 Hz, muy evidente de otro modo-. Quizás esa salida “Sub Out” sí tenga sentido.

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Mi salón es mucho más vivo que mi particular sótano -de hecho su acústica mide claramente peor… como la mayoría de salas domésticas-, y aquí el carácter dulce y cálido del Sinfonía fueron muy bienvenidos, convirtiendo de nuevo las escuchas en puro placer musical y dejando la vertiente de análisis del producto en segundo plano. El Unison es algo camaleónico, curioso, porque en el sótano compensó la mayor atenuación de frecuencias altas que tengo allí, y en cambio aquí fue justo al contrario… y a las Vivid les añadió un punto justo de cuerpo que les sentó muy bien. No andan faltas de grave pero con este amplificador cambiaron algo de carácter y piezas que tengo muy escuchadas con ellas y otros diferentes amplificadores, sonaban algo distintas aquí. En el “Take Five” de Dave Brubeck, el saxo sonaba más grande, la escena ganó profundidad, con Roberta Gamabrini “Easy to Love”, la voz perdía la dureza conocida de esa grabación y el grupo estaba muy bien organizado en el espacio, Silvia Pérez Cruz “En la Imaginación” me sonaba bonita aunque algo menos “presente” que otras ocasiones… La lista sigue en mis notas pero nunca hubo nada “mal”, como mucho algún defecto aquí y allá, pero todos los discos fueron pasando con nota alta o muy alta… y, sí, tengo que decirlo otra vez: podría haber seguido escuchando horas y horas sin fin. Un último apunte por cuánto me gustó la voz del Cigala -disco con Bebo Valdés- con esta combinación… muy real, con las inflexiones de voz detalladísimas, con el cajón presente, el piano detrás acompañando, con fuerza cuando se necesitaba y dulzura cuando no… ¡excelente!. Sólo con el sistema TAD Reference, incluidas las CR-1, recuerdo que haya tenido “un día tan bueno” el Cigala.

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Conclusiones

Durante el tiempo que tuve el Sinfonía en casa nunca me dio un problema, hizo un ruido extraño o respondió de forma inesperada. Tampoco se calienta exageradamente, siendo posible tocar los transformadores y mantener la mano por ejemplo. El volumen tiene una graduación muy buena: la ganancia total debe pasar por poco de 30-34dB, y es algo menor usando la salida de 4 Ohmios -en mi caso fue una constante-, con lo cual tenía el volumen entre las “diez” y las “doce” con frecuencia -punto óptimo del potenciómetro-. No es un amplificador económico para la potencia que ofrece, pero una mirada a las fotos de su interior desvela que tampoco es sencillo, aunque sí use el esquema más simple de amplificación (“single end” en triodo), y parte de esa complejidad sirve para facilitarnos la vida -válvulas sin emparejar y sin ajustes-. No ha sido lo que yo esperaba en ningún aspecto, ya lo he confesado: ha sido mejor.

Para quien busque un amplificador de válvulas diferente, tal vez uno que ofrece lo que muchos están buscando en realidad -dulzura casi sin compromisos-, y salvo que sea para una sala muy grande o altavoces particularmente “duros”, el Sinfonía me parece un producto totalmente recomendable.

Puntos destacados

Sonido seductor, cálido y sin asperezas
Buena capacidad para mover cajas “normales”
Mando a distancia
Conectividad completa
Válvulas populares y sistema de gestión avanzado
– Precio algo alto

Unison Research Sinfonia PVP: 4.650 euros

Distribuye Lyric Audio, www.lyricaudio.com , tel: 979118000

FICHA TÉCNICA

Potencia máxima de salida: 25W por canal. Amplificador en clase A y salida Single End Ultralineal, una 12AX7 y una 12AU7 como etapa previa por canal (triodos internos en paralelo) y dos KT88 de potencia en paralelo por canal, con regulación de bias automático para cada válvula. Consumo máximo 500W. Respuesta en frecuencia 20Hz a 30kHz (+-3dB). Impedancia de entrada 47 kOhm. Conectividad: 4 entradas de línea, tomas de grabación, salida de previo. Salidas de cable, espadas o banana 4mm para altavoces principales, para 4 u 8 Ohm. Dimensiones (An x Al x Prof) 44 x 42 x 21 mm. Peso 27 kg.

EQUIPO ASOCIADO

Fuentes

  • Meridian 861 (procesador AV y DAC)
  • Buffalo 32SE (DAC)
  • Technics SL1210, Dynavector XX1L, Fono DACT (fuente analógica)

Cajas acústicas

  • B&W 802D
  • Vivid V1.5

Amplificación

  • Pass XA30.5 (etapa estéreo)
  • ARS Sonum Filarmonía y Gran Filarmonía (integrados válvulas)

Cableado

Nordost, Kimber, Siltech

 

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