No puedo más que sentirme afortunado. No es para menos, ya que de vez en cuando tengo la gran suerte de que algunos increíbles aparatos recalen en mi equipo para realizar un análisis, y buscarles, si fuese posible, las cosquillas. En este caso la máquina que aterrizó en mi sala fue el previo de fono de Zesto Audio, Andros 1.2
Siempre es de agradecer que los importadores patrios del ramo, introduzcan nuevas marcas en el mercado nacional. En este caso Sound Sevilla ha tenido el acierto de añadir a su portafolio a la joven firma californiana Zesto Audio, presidida por el músico, productor, e ingeniero de sonido George Counnas. Como la mayoría de las empresas dedicadas a la alta fidelidad, su nacimiento se gestó, cuando su fundador sintió la necesidad de encontrar una electrónica que fuera de su completa satisfacción. Teniendo los conocimientos, ¿por qué no fabricarla él mismo? Mr. Counnas de joven diseñó circuitos para válvulas, pues trabajó para Decca Navigator –la empresa más grande de electrónica en aquel momento en Inglaterra–. Con años de experiencia en ese campo, su búsqueda de la perfección le llevo a investigar los diseños de tubos de vacío clásicos, que se remontan a los circuitos RCA originales de los años 30. Convencido de sus numerosas virtudes, decidió emplear técnicas de fabricación y por supuesto materiales modernos, para alcanzar la excelencia –diseño por ordenador de circuitos, condensadores más transparentes, transformadores con mínima distorsión…–. Así pues, simplificando mucho, Zesto Audio nos propone electrónica a válvulas basada en circuitos clásicos, con todas las ventajas que la tecnología y el diseño moderno ofrecen.
El catálogo de la firma no es muy extenso, pero parece haber sido suficiente para haber entusiasmado a la gran mayoría de la prensa especializada americana. Zesto Audio fabrica el preamplificador “Leto” la etapa de potencia “Bia 120” y el previo de fono, ya en su segunda versión, “Andros 1.2”. Los cuales han protagonizado una de las ascensiones más fulgurantes al estrellato del muy exigente High End en clave “Yankee”. Habrá que ver que es lo que da de si nuestro invitado a la hora de enfrentarse en mi equipo a un muy riguroso y exigente análisis. Como siempre, espero lo mejor.
¡Al Tajo!
Llegó a mi casa el Andros 1.2 de manos de Jorge Castellano de Alma Audio, distribuidor en la capital de Sound Sevilla y por consiguiente de nuestro protagonista. El embalaje es tan correcto, seguro y riguroso, como el de cualquier otro producto de marca de renombre. Sin duda alguna, preparado para aguantar cualquier tipo de tratamiento negligente por parte de la compañía de transporte. Esto es de agradecer cuando se trata de máquinas con un valor monetario considerable.
El desembalaje resultó fácil, y el montaje también. No hay más que pinchar las cuatro válvulas JJ ECC83S/12AX7 en sus zócalos correspondientes y conexionar los cables provenientes del brazo –en unos conectores si nuestra cápsula es MM o en otros si es MC–, como los que van al previo de línea. A continuación procedemos a ajustar la carga de la cápsula y a seleccionar la ganancia, alta o baja, dependiendo ambos parámetros del tipo de cápsula que tengamos, evidentemente. Hecho este proceso, conectamos el Andros a la red y procedemos a pulsar el interruptor que se encuentra en la parte frontal del lateral izquierdo, para encender la unidad. Esperamos unos segundos a que las válvulas se estabilicen y empezamos a usarlo sin ningún tipo más de drama.
El aspecto del Zesto Audio Andros es elegante y espectacular a partes iguales. No es pesado en exceso, sobre todo para lo que nos tienen acostumbrados otras marcas. El Andros pesa 9 kilogramos así que seguramente se beneficiará de un buen desacoplo. Ubicarlo en un mueble de calidad se me antoja casi indispensable para conseguir los mejores resultados. El acabado es excepcional lo mires por donde lo mires. Su propietario podrá sin duda alguna regodearse contemplando el aspecto de su adquisición y alabando el buen gusto del fabricante y el suyo propio, al haber escogido una máquina con una envoltura tan acertada.
Y llegamos a lo interesante. Debajo de todo este excepcional trabajo de imagen… ¿Qué es lo que se oculta? ¿Qué secretos se esconden detrás de esta fachada? Lo cierto es que podemos perder horas hablando del rancio abolengo de un cacharro, de su perfección en el diseño, y no será más que miserable palabrería si lo que viene a continuación no esta al menos a su nivel.
En teoría el Zesto Andros 1.2 viene con un rodaje de 50 horas de fábrica. De todos modos permití que el aparato hiciera unas tantas más, antes de empezar a hacer una escucha adecuada de él..
El Andros se integró perfectamente en mi equipo desde el principio. Las primeras escuchas fueron directamente muy satisfactorias. No tuve más que hacer unos pequeñísimos ajustes en la configuración del plato, una variación del VTA, para que la combinación empezase a destilar música. He de indicar que me tomé este análisis con mucha tranquilidad, ya que tuve la gran suerte de tener el Zesto un tiempo considerable en mi equipo, y también importante, he tenido la oportunidad de oírlo en otros equipos, lo que da una perspectiva bastante interesante pues permite evaluar su sonido desde un punto de vista más amplio. Pero pasemos a lo que es realmente significativo. El sonido.
El grave de nuestro invitado es impresionante, con una extensión ilimitada, bajando hasta el último de los infiernos con una facilidad asombrosa y con una energía que sorprende. La pegada aparece cuando es necesaria y la articulación es en todo momento perfecta, dibujando el grave con tal precisión y descaro que uno no puede más que preguntarse por qué otros aparatos no lo hacen así. Cada grabación y corte encuentra su grave perfectamente reproducido con su tonalidad adecuada, consiguiendo distinguirse perfectamente del anterior, mostrando de esta manera que no hay ningún tipo de coloración que embellezca artificialmente esta zona del espectro, y que haga sonar a todas las grabaciones con la misma personalidad. No es necesario apuntar que la contundencia esta a la altura, dejando pequeña a cualquier fuente digital que haya escuchado nunca. ¡Impresionante!
Las vitales frecuencias medias, de nuevo sorprenden. Simplemente fluyen como solo pueden hacerlo en una fuente analógica. El timbre es totalmente natural, la palabra perfecto no le haría justicia, la definición adecuada sería “real”, porque así es como se siente, desplazando materialmente a los solistas e instrumentos a nuestra sala con una naturalidad pasmosa. La microdinámica en esta zona es impresionante, marcando perfectamente cualquier mínima inflexión de la voz humana, con una precisión que produce en el oyente una sensación de realidad que pone los pelos de punta si uno se atreve a cerrar los ojos. La impresión de sentirse transportado al evento real es apabullante y nunca me había dado cuenta de que dependiese en tal proporción de la zona media. No puedo más que afirmar que la combinación Andros 1.2 con mi cápsula Ruby Z es casi mágica en esta zona del espectro sonoro. Lo mejor que haya escuchado hasta ahora en analógico sin duda alguna.
La zona alta del sonido tampoco decepciona lo más mínimo. De nuevo se produce una extensión que literalmente deja en pañales a mi actual previo de fono. Hay una precisión total que provoca una claridad cristalina sin ápice alguno de analiticidad. De hecho este previo se sitúa en el lado opuesto de esa característica, sin en ningún momento llegar a pecar de endulzar nada. Los adjetivos que me vienen directamente a la cabeza cuando pienso en el agudo que produce nuestro protagonista son sin duda alguna, fácil y fluido. Y no puede ser de otra manera, porque la zona alta del espectro se materializa ante nuestros oídos con una facilidad y falta de tensión, que hace que sea tan sorprendente como los propios agudos de una interpretación en vivo.
La escena es proporcionada tanto en altura como en anchura, con una profundidad correcta, y mientras la grabación reproducida tenga un mínimo de calidad mantendrá una escala coherente. Nada de florituras por exceso o por defecto. Proporciona una focalización más que precisa, conservando en todo momento el volumen adecuado de cada actor sonoro, nada de puntos aislados en el espacio tridimensional, estamos hablando de bulto. Las masas de instrumentos dejan entrever que están compuestas por diversos actores que ni se apabullan unos a otros, ni se pierden en una rara desconexión. En suma una representación espacial tan buena como el efecto estereo de la grabación en cuestión permita.
La dinámica es impresionante. Me cuesta hacer justicia con palabras a la exhibición de desahogo de la que hace gala el Zesto Audio, y en todo momento sin manifestaciones pirotécnicas de ningún tipo. No hay exageración ninguna que pretenda potenciar artificialmente esta característica de la música. Con algunas grabaciones de referencia como discos del reputado sello Sheffield Labs, en las que se cuida que no haya ningún tipo de compresión dinámica, la sensación es brutal. Son pura realidad, siendo capaces de trasladarnos directamente al espacio de la interpretación. Estoy casi seguro que una batería “real” no podría sonar mucho mejor en mi sala que lo que lo hace una batería en estas grabaciones. Los transitorios son rápidos y feroces, añadiendo frescura e impacto a las interpretaciones de todo tipo. Que más puedo decir, realidad pura y dura.
Pero no es solo la capacidad de interpretar cada característica analizada, en los párrafos anteriores, lo que impresiona. Ni mucho menos. Porque cuando escuchamos hora tras hora nuestra configuración analógica, por fin nos damos cuenta de su principal virtud, que no es más que la capacidad de, sin llamar la atención en ningún punto, ofrecer la presentación musical global más natural que nuestro equipo sea posible de ofrecer. En este caso la suma de las partes crea un todo, que utilizando algún tipo de cálculo matemático absurdo, supera en bastantes enteros a lo que podríamos pensar que daría una adición lógica. Nuestro invitado proporciona torrentes de placer musical ininterrumpido, mientras nuestro cuerpo sea capaz de pinchar en nuestro plato grabaciones más o menos afortunadas. Todo depende de nuestra inspiración. Si estamos por la labor de escuchar, el Zesto estará siempre dispuesto a ofrecernos lo mejor de cada vinilo.
El momento de la verdad
Sin duda alguna el Zesto Audio Andros 1.2 es el mejor aparato que haya tenido para analizar. No es solo su capacidad para transmitir cada detalle y característica sonora de la interpretación musical. ¡No! Es su capacidad para conjugar todas en una increíble representación del evento sonoro, que se posiciona tan cerca de la interpretación en vivo como toda nuestra otra cacharrería sea capaz de hacer. Nunca había quedado tan extasiado con un aparato, como he quedado con éste. Y eso que no es increíblemente caro, como mis palabras por otro lado podrían llevar a imaginar. Nuestro invitado es una ganga absoluta si lo comparamos con otros aparatos que se dedican a su misma tarea.
El Andros 1.2 transmite fielmente lo que sea que se encuentre en nuestros apreciados discos de vinilo, proporcionando una copia extremadamente fiel a la realidad. No voy a decir que es capaz de emocionar siempre. Todos sabemos que eso no ocurre, es una gran falsedad inventada por “supuestos gurús” necesitados de misticismo, a menos que estemos implicados y que la música en cuestión nos guste. Ahora si estamos por la labor, difícilmente podríamos pedir un aparato que transmita de forma más dura y cruda la realidad. ¿Que quiere decir esto? Esta claro, si estamos escuchando una bazofia no esperemos que lluevan flores, así es la vida señores. Ahora, si estamos escuchando algo exquisito, nos veremos transportados al momento y lugar de la toma de sonido, pudiendo disfrutar de una recreación extremadamente fiel del evento sonoro.
Como podéis imaginar el Zesto Audio Andros 1.2 ha pasado a formar parte de mi equipo ya que se comió, literalmente, a mi previo. ¿Puedo decir algo más? Pues sí, que todos los aparatos tan extremadamente buenos como este, estuvieran al nivel de precio en el que lo está el Andros 1.2. Por último agradecer a Sound Sevilla y Alma Audio la oportunidad brindada para escuchar tan magnífico aparato y felicitar a Sound Sevilla por la importación de la marca. Intuyo que es una magnífica elección.
Ya para terminar aprovecho la situación para despedir mi sala de estas páginas. Me mudo de casa y espero tener en el futuro una sala aún más adecuada para la prueba y análisis de estos aparatos que nos encantan y que hacen nuestras delicias. Es una gran alegría que justo el último análisis haya resultado ser el del mejor aparato, y la mejor experiencia. Así que mi sala se despide de todos vosotros por la puerta grande. Evidentemente hasta que mi nuevo santuario no esté debidamente acondicionado, no realizaré más artículos, así que encantado de haber llegado hasta este punto. Espero que en poco tiempo podáis leerme de nuevo. Hasta entonces disfrutad todos de esta afición lo más posible.
Saludos a todos.
Zesto Audio Andros 1.2 – 4700€ + IVA
Distribuye Sound Sevilla Import , tel: 954 409 150
EQUIPO UTILIZADO:
Fuente analógica
- SPJ La Luce con brazo SPJ de Titanio edición limitada
- Cápsula: Benz Micro Ruby Z
- Cable de red: Fono Acústica Armónico HD Edición limitada SS con conectores Furutech
- Cable entre brazo y previo de fono: Cable de phono Fono Acústica Armónico RCA de 1 m. de longitud
- Cable entre previo de fono y previo de linea: Fono Acústica Allegro de 1 m. de longitud
Cajas
- Wilson Audio Watt and Puppy system 7e
- Cable entre etapas y cajas Viola Audiolabs Jazz
Previo de linea
- Viola Cadenza
- Cable de red: Clearaudio Diamond Powerline
Etapas
- Etapas monofónicas con fuente de alimentación separada Cello Performance II
- Cable de red: Oyaide Tunami Power Cable
- Cable entre previo y etapas: Cello Strings One