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Pasando a la parte posterior del amplificador se puede apreciar una distribución impecable de las diferentes conexiones con un total de cinco entradas, una de las cuales es balanceada. También dispone de una salida PreOut por si llegado el momento quisiéramos más músculo, poder asociarlo a una etapa/s de mayor potencia. Justo entre los terminales de los altavoces disponemos de un interruptor para seleccionar la impedancia de los mismos.

Por lo que a la dotación de las válvulas se refiere, el T-1500 monta un par de pentodos 14GW8 que actúan como “drivers” y que se disponen en la parte central flanqueadas por los dos triodos 300B Electro Harmonix de origen ruso. Estos vienen cubiertos por unas chimeneas de policarbonato transparente que sirven de protección ante eventuales accidentes domésticos. En el centro del panel frontal aparecen grabados el nombre y modelo del amplificador. A los extremos del mismo panel se han dispuesto dos vúmeters que monitorizan el funcionamiento de los triodos y justo al lado de estos se sitúan los controles: Uno el selector de fuente y el otro que es el potenciómetro del volumen. Como única concesión a la modernidad se ha incluido un mando a distancia con el que podemos manejar estos dos controles. Justo delante de los triodos se sitúan dos pequeños tornillos amarillos que nos permiten, en caso de ser necesario, ajustar de una forma sencilla el bias.

Música, música y sólo música

Por fin llegó la hora de la verdad. Tras dejar el amplificador una semana aproximadamente en uso en combinación con el resto de mi sistema, para que se adapten y conozcan todas los elementos, es el momento de comenzar su evaluación. Debido a su limitada potencia de salida es el compañero ideal para pantallas de un rendimiento igual o superior a 95 dB, por lo que para su evaluación utilice mi segundo sistema que dicho sea de paso, le vino como anillo al dedo. Éste, aunque a simple vista parece sencillo tiene su “magia” que lo hace diferente y muy especial para según que tipos de música. De hecho es un sistema sumamente revelador tanto para bien como para mal. Veamos pues las piezas que lo componen. Como fuentes utilicé un Kuzma Stabi S12 con brazo Stogi S12 y cápsula KC2 y un Quad CD66. Previo de fono Trigon Vanguard II,  integrado Allnic T-1500, y pantallas Fullrange Audio Nirvana Super 12´ Cast Frame (98 dB) sin filtro, todo ello cableado con Audioquest Opal entre CD y amplificador, Deskadel I SP-2 (plata) entre previo de fono y amplificador y el model 4719 del muy purista fabricante nipón 47Labs para la unión de los altavoces.

Tras dejar calentar el amplificador poco más de una hora para que los circuitos se estabilizasen y comprobar el bias procedí con las pruebas. Para las mismas utilicé una selección de música tanto de CD como de vinilos que suelo escuchar a menudo en este equipo.

Quiero hacer hincapié de nuevo en la importancia de la “construcción a la antigua” del T-1500 cuyos puntos fuertes son el cableado al aire, soldadura de punto a punto y unos excelentes componentes, destacando especialmente la calidad de los transformadores. Todo esto se traduce en una excelente respuesta lineal. A pesar de su limitada potencia la sensación de dinámica es impresionante, respetando así todos y cada uno de los detalles desde las más ínfimas microinformaciones hasta los arrebatos sonoros más salvajes.

Este respeto por los detalles queda patente en la “Fantasía para piano en re menor KV 397”de W.A. Mozart con la interpretación (mejorable bajo mi modesta opinión) de Ivo Pogorelich en la excelente grabación llevada a cabo por la Deutsche Grammophon. La definición en la reproducción de los detalles y microinformaciones consigue transmitirnos un mensaje de una credibilidad pasmosa. Todo pasa fácilmente, con ciertas limitaciones en los extremos del espectro -a causa de la propia naturaleza de los transductores utilizados-, pero sin prisas, lo que logra transmitir al oyente un agradable placer de escucha.

Siguiendo con el mismo instrumento pero esta vez en formato vinilo procedí a escuchar “La Catedral Sumergida” del disco Preludios de Claude Debussy (Philips) interpretada magistralmente por el maestro Claudio Arrau. El vinilo consigue añadir un plus de realismo y naturalidad que a día de hoy el digital no ha conseguido transmitir. El piano, instrumento con una extensa paleta de registros y matices es una dura prueba para evaluar el potencial de cualquier sistema, máxime cuando se trata de obras tan complejas como las del periodo impresionista. Sin embargo nuestro invitado nos obsequia con una respuesta a los transitorios increíblemente rápida mientras el nivel de silencio entre notas esta al nivel de las mejores electrónicas a transistores del momento.

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