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Otro de los géneros que más me han impactado son sin dudarlo Requiems y Música Coral, en el Requiem de John Rutter (Hyperion, dirige Stephen Layton, 1997) la liquidez de la soprano Rosa Mannion en “Pie Jesu” me deja sobrecogido, una cantidad y calidad en la textura de su voz y una humanidad, que permite distinguir todas y cada una de sus variaciones tonales sin esfuerzo alguno. Andrew Lloyd Webber también tiene un bello Requiem protagonizado por, entre otros, nuestro Plácido Domingo. Una bella grabación de la Decca en el estudio Nº 1 de Abbey Road (Decca, Dirige Lorin Maazel, 1985) que directamente te deja zambullirte en los constantes coros, sus planos, su amplitud… estás en la mejor entrada del auditorio y sin embargo aún con toda esa “cantidad”, la tímbrica se presenta de un modo levemente más cálido de lo neutral, facilitando la escucha. Acercándose ya las vacaciones navideñas, me apetece escuchar el celebérrimo Star of Wonder (Reference Recordings, dirige Ralph Hooper, 1986) donde en su corte “We three kings of orient are” el omnipresente subgrave del órgano simplemente se sugiere, destacando de nuevo la sensación coral en su plenitud, una vez más separación de las voces, capacidad de proyectar planos y cierta calidez tonal, que me permite disfrutar sin ningún tipo de fatiga auditiva el disco en su plenitud.

Romances y Músicas Don Quijote de la Mancha AliaVoxNuestro apreciado Jordi Savall, poseedor de un Filarmonía desde hace ya algunos años, nos deleita con sublimes piezas que especialmente en sus investigaciones sobre música antigua me hacen disfrutar sobremanera. El libro disco de Romances y Músicas Don Quijote de la Mancha (AliaVox, 2005) me permite apreciar que la capacidad dinámica del Ars Sonum es destacable pero en ningún caso apabullante, así pues detecto el absoluto control de la voz de Montserrat Figueras y siempre desde el contexto de que lo que importa es qué y no cómo. El resto de voces e instrumentos se funden en rigurosa melodía, dejando entreverse las reverberaciones de la colegiata del Castillo de Cardona y los maravillosos silencios que en ese bello paraje recuerdo, pues tuve la oportunidad de visitarlo hará unos cinco años.

Como hay que cambiar de tercio, lo hago y me dedico a investigar qué tal con otros géneros musicales, en los anteriores citados las cotas de calidad habían llegado hasta tal punto, que estaba empezando a quedarme totalmente enganchado con el sonido del GRAN FILARMONÍA. Uno de los discos más divertidos que tengo es el ya mítico Riding with the King con BB King y Eric Clapton (Reprise Records, 2000), y digo divertido por la disposición escénica con la que está grabado en algunos cortes, harto peculiar, pero que me permite apreciar la estupenda separación de canales de la que es capaz, caso de “Marry you” o “I wanna be”. Tímbricamente he de reconocer que se me hace sumamente agradable, levemente cálido, pero qué importa si ello me permite terminar de escuchar el disco y querer simplemente pinchar otro tras otro, me tiene enganchado.

 

Mi recurrente Céline Dion en su doble CD “On ne change pas” (Sony BMG, 2005) tiene algunos temas con una sensación de directo e impacto sublime, cortes como “Pour que lu m´aimes encoré” o “Sous le vent” (en dúo con Garou) vuelven a transmitirme esa sensación de presencia y articulación de la parte media sobre los extremos, predominando así la sensación musical, y una tímbrica que engancha y me permite disfrutar totalmente de ambos CDs sin apenas despeinarme.

Ars-Sonum Gran Filarmonía__8

Turno es para uno de los instrumentos más difíciles de reproducir por cualquier sistema de audio, el piano. Así pues en el celebérrimo y bello disco de Nocturnos de Chopin protagonizado por Claudio Arrau (Philips Digital, 1986) detecto una capacidad de proyectar armónicos en toda frecuencia sublime, una muy buena articulación aportando un correcto grosor al sonido -y con ello realismo-, siendo el modo de ofrecer transitorios más lineal que dinámico. Cuestión de gustos, pues para unos la rapidez del transitorio proyectando esa sensación de espacio-entre-notas es primordial, mientras que para otros prima la linealidad al parecer más humano y musical.

Unos de los discos de BSO que curiosamente más me gusta, pero suelo poner poco debido a su grabación ligeramente fría y dura, es la de la película de Christophe Barratier “Les Choristes” (Wea Music, 2004). Totalmente recomendable para el amante de la música coral este disco, y para mí sorpresa se me revela ante mí de un modo absolutamente diferente a lo que habitualmente hace, tanto que me levanto del sofá para chequear que es la versión que habitualmente pongo en mi reproductor. Planos, amplitud, discriminación de voces y una tímbrica natural, creíble, humana… Delicioso. ¡Un lujo!

Con cuatro meses de edad ya, mi pequeña familia se ha incrementado en número, y por ello en más de una sesión me ha sido de obligación realizar escuchas a niveles de presión sonora moderada, curiosamente estas escuchas tampoco me han dejado ni mucho menos con mal sabor de boca. Con el GRAN FILARMONÍA uno es capaz de discernir toda la información grabada por el ingeniero de sonido de turno sin necesidad de tener que incrementar el volumen del aparato, empaque, redondez y equilibrio surgen a la par, llenando por completo la escena musical, dándole tridimensionalidad y grosor, comprometiendo al oyente como si a volúmenes normales se escuchara, ¿magia?

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