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Honrando una relación única con “Su Majestad la Música” 

Es la presente la crónica de una audición excepcional por cuanto su protagonista es un producto excepcional en el sentido amplio de la palabra, léase no sólo por calidad y prestaciones puras y duras sino también por exclusividad. Tal producto no es sino la caja acústica 801 Abbey Road Limited Edition de Bowers & Wilkins, puesta a punto para celebrar un hito literalmente único en la historia del audio: la presencia continuada durante 45 años -el próximo año celebra el 60º aniversario de su fundación por el legendario John Bowers- en las salas de control de unos estudios de grabación que figuran entre los mejores del mundo, al tiempo que son unánimemente considerados como los más icónicos y glamurosos del planeta, los londinenses Abbey Road Studios. La escucha de esta sensacional columna tuvo lugar en el establecimiento especializado Audio Sant Cugat, situado a unos 10 km al oeste de Barcelona, por cuanto su propietario, un auténtico “enfermo” del sonido de excepción y de la música, se ha hecho con una de las primeras parejas de las 140 fabricadas para todo el mundo. Tomando como base la 801 D4 Signature, analizada por Hifilive en julio de 2023 –https://hifilivemagazine.com/bowers-wilkins-801-d4-signature/– y con la que comparten ingeniería al 100%, la 801 Abbey Road Limited Edition resulta especialmente meritoria como consecuencia de un hecho que a menudo pasa desapercibido por quienes desconocen las interioridades de la industria del audio: el hecho de que unos estudios de grabación emblemáticos por los que han pasado algunos de los músicos más representativos de la historia eligiese en su momento una caja acústicas destinada a aplicaciones domésticas para monitorizar sus grabaciones.

Bowers & Wilkins y Abbey Road Studios: una conexión única

No son los Abbey Road Studios el único espacio de grabación profesional del mundo que utilizan cajas acústicas destinadas a aplicaciones “residenciales” para monitorizar sus creaciones, pero sí los únicos que llevan casi medio siglo confiando en las sucesivas evoluciones de un producto puesto a punto para el disfrute de la Alta Fidelidad en el hogar. El motivo es bien simple: con su “imposición” de una idea tan sencilla en lo conceptual como es que “La mejor caja acústica no es la que añade más sino la que quita menos”, John Bowers sentó las bases para desarrollar un sistema de altavoces casi perfecto en términos académicos y por lo tanto inherentemente versátil… tanto, que cautivó a unos ingenieros reconocidos por su altísimo nivel de exigencia. 

Lo que acabo de decir da pábulo a dedicar unas cuantas líneas a comentar la historia que hay detrás de un espacio mítico para los entusiastas de la música, de todo tipo de música, que en paralelo también ha marcado el paso a seguir en el ámbito técnico. De los Abbey Road Studios hay que decir en primer lugar que sus instalaciones originales fueron construidas en 1831 como residencia georgiana, siendo adquiridas por The Gramophone Company en 1931 y convertidas en estudios. La casa colindante también es propiedad del estudio y se utiliza para albergar a músicos. A mediados del siglo pasado, el estudio fue utilizado de manera intensiva por el prestigioso director de orquesta británico Sir Malcom Sargent, cuya casa estaba situada justo en la esquina del estudio. Más adelante, la Gramophone Company se fusionó con la Columbia Gramophone Company para formar EMI, que tomó posesión de los estudios. A partir de entonces, los estudios fueron conocidos con el nombre de EMI Studios hasta que cambiaron formalmente su nombre por el de Abbey Road en 1970. En 1958, el Studio Two de Abbey Road se convirtió en el centro de la música rock cuando Cliff Richard y los Drifters -posteriormente Cliff Richard y los Shadows- grabaron “Move It”, con toda justicia el primer sencillo de rock and roll europeo. También fue testigo de los inicios de un proceso que finalizó con el cambio de “rock’n roll” a “rock”.

Los Beatles también encontraron un gran éxito en el Studio Two y durante la primera mitad de la década de los sesenta puede decirse que compartieron con los Shadows la propiedad del estudio, con divertidas batallas entre ellos para adjudicarse el horario de grabación. Fueron los Beatles quienes rompieron la tradición, cambiando técnicas de grabación y modificando para siempre las fronteras de lo que se consideraba música popular. Con innovaciones tales como el “flanging”, la grabación en sentido inverso, el seguimiento de pista automático y la realimentación controlada, los Beatles utilizaron los estudios de Abbey Road a pleno rendimiento. Los Abbey Road Studios están íntimamente asociados a los Beatles, quienes grabaron allí prácticamente todos sus álbumes y sencillos entre 1962 y 1970. En 1969 grabaron su undécimo -y, desde un punto de vista estrictamente cronológico, último, ya que Let it Be, el último disco comercializado por la banda, fue grabado con anterioridad- álbum, Abbey Road, en honor de la calle en la que están ubicados los estudios (que pasarían a llamarse Abbey Road sólo después de que dicha grabación saliese a la calle en 1970). La fotografía de la portada del álbum en cuestión fue tomada por Ian McMillan fuera de los estudios Abbey Road, con el resultado de que el paso cebra para peatones allí situado –y en donde fueron fotografiados los Fab Four- se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinaje para fans de los Beatles procedentes de todo el mundo. 

También Pink Floyd grabó en los estudios de Abbey Road la mayoría de sus álbumes publicados entre la segunda mitad de los años 60 y la primera de los años 70, con títulos tan célebres como The Piper at the Gates of Dawn (1967), la banda sonora de la película More (1969), Ummagumma (1969), Atom Heart Mother (1970), Meddle (1971), The Dark Side of the Moon (1972-1973) y Wish You Were Here (1975). El grupo ya no volvería a utilizar las instalaciones de Abbey Road hasta las sesiones de mezcla del doble álbum en directo Delicate Sound of Thunder (1988) y algunos retoques para The Division Bell (1994). Recientemente, el guitarrista de Pink Floyd David Gilmour grabó allí algunas pistas de su álbum en solitario On an Island there. También Syd Barrett grabó en Abbey Road, en 1970, su álbum The Madcap Laughs and Barrett. Entre los productores e ingenieros de renombre que han trabajado en Abbey Road figuran Sir George Martin, Geoff Emerick, Norman “Hurricane” Smith, Ken Scott, Mike Stone, Alan Parsons, Phil McDonald, Richard Luz y Ken Townsend, sin olvidar a grandes profesionales relacionados con algunas de las bandas sonoras cinematográficas más espectaculares de la historia. Esta filosofía ha sido ampliamente reconocida durante el paso de los años por auténticas instituciones en la creación de música como los londinenses Abbey Road Studios, sin duda las instalaciones para grabación más célebres del mundo, y en cuyos tres estudios principales se utilizan cajas acústicas de Bowers & Wilkins -de la gama de referencia de la marca, la icónica Serie 800, cuya edición más reciente se llama 800 D4- para capturar la obra de artistas tan diferentes como Coldplay, U2, Michael Nyman y Groove Armada.

Saber cómo empezó la fructífera relación entre los emblemáticos estudios londinenses y Bowers & Wilkins nos lleva a 1980, año en el que John Bowers los visitó para demostrar su nuevo diseño, la 801, primera de lo que describió como “Una nueva generación de cajas acústicas diseñadas tanto para el profesional como para el consumidor excepcionalmente crítico”. Concebida para ser el sistema de altavoces definitivo para los entusiastas de la Alta Fidelidad, la 801 también fue desarrollada con la finalidad de ser lo suficientemente precisa para su uso en estudios profesionales. Los ingenieros de Abbey Road comprendieron inmediatamente su valor y la adoptaron como monitor de preferencia, convirtiéndose en el primer estudio de grabación del mundo en utilizar la 801 a tiempo completo. Esto marcó el comienzo de una singularísima relación de 45 años, con seis generaciones sucesivas de cajas acústicas de la Serie 800 de la firma de Worthing presidiendo las salas de control de Abbey Road. 

Y así llegamos a la protagonista del presente artículo, a cuya descripción dedicaré poco espacio por cuanto, como les decía anteriormente, su ingeniería es la misma que la de la 801 D4 Signature, aunque con el “plus” de unos pocos y calculados elementos estéticos emocionalmente muy potentes -ver ficha técnica que figura al final del artículo- que a la postre son los que definen su condición de producto muy exclusivo, en realidad de coleccionista. De ahí que me permita reproducir el texto con el que Bowers & Wilkins presentó a la columna en cuestión: “La 801 D4 Signature es una caja acústica de suelo de tres vías que se basa en las especificaciones de la icónica 801 D4 utilizada en los Abbey Road Studios. Equipada con refinamientos técnicos tan avanzados como el tweeter de cúpula Diamond y el altavoz de medios con Cono Continuum™ y tecnología FST™, ambos exclusivos de Bowers & Wilkins, la 801 D4 Signature también incorpora dos potentes transductores de graves con cono Aerofoil de 254 mm (10″) cuyos motores magnéticos montan imanes actualizados y mejorados respecto al modelo 801 D4.

Una mezcla perfecta de calidez audiófila y control “pro”

Estrictamente hablando, la 801 Abbey Road Limited Edition es, en términos de sonido, idéntica a la 801 D4 Signature. Sin embargo, tanto el espacio como la electrónica asociada, ergo las condiciones de escucha, son diferentes, al tiempo que la posibilidad de ver, tocar y disfrutar con la debida calma un producto tan exclusivo y representativo no es algo que suceda todos los días. Dicho y hecho, por lo que fui a Audio Sant Cugat, que, como creo haber apuntado en el pasado, no es una tienda al uso sino una residencia doméstica con salas adaptadas a exposición y escucha, con lo que ello aporta a la hora de valorar un equipo de audio al tratarse de espacios “del mundo real”.

Nuestra ilustre invitada fue complementada por el sensacional preamplificador con streamer incorporado LINK 10n de Marantz -probado también en primicia en el citado establecimiento barcelonés- y una etapa de potencia estereofónica Delta Stereo de Classé. Sobra decir que la 801 Abbey Road Limited Edition, que, dicho sea de paso, es una verdadera preciosidad gracias a su vistoso, pero muy elegante, embellecedor de “Leather by Connolly” rojo, en honor de la sala de control del Studio Two y las sillas utilizadas en el Studio One, da para lo que se nos pase por la cabeza en términos de amplificación asociada. Al fin y al cabo, parece lógico que tantos años de “feedback” por parte de ingenieros de reputación mundial hayan acabado por llevar su impronta al monitor de preferencia para su día a día, y en este sentido es importante comentar que la acústica controlada de los estudios de grabación permite trabajar con potencias muy bestias sin perder la compostura. En nuestro caso, las muy razonables dimensiones de la sala empleada para la escucha hicieron que los 250 vatios continuos por canal sobre 8 ohmios o 500 vatios continuos por canal sobre 4 ohmios de la Delta Stereo nos permitieran obtener niveles de presión sonora y control “de estudio” manteniendo la precisión tonal propia del High End “residencial”. 

Escuchando ese “clásico audiófilo” de última generación que es el tema “Liberty” de Anette Askvik, la presencia de la voz y el poderío del grave son impolutamente presentados con todo su realismo en lo cualitativo y lo cuantitativo. La música está ahí, pletórica de energía y expresividad, sin que se pierda ningún detalle. Quiero insistir en el cuerpo del grave, porque la preponderancia de este parte del espectro es casi omnipresente en la música actual y su perfecta, que no simplemente convincente, restitución no es cosa fácil debido al “músculo” que requiere. Misma sensación de presencia física la percibí en la escucha de trabajos de artistas tan dispares como Terje Isungset, Yosl Horikawa, Grace Carter o -¡por fin alguien de “mi época”!- Larry Carlton. Sea cual sea el parámetro de escucha que se quiera evaluar, la 801 Abbey Road Limited Edition lo resuelve con Matrícula de Honor. Incluso la componente espacial, de ambiente, en principio secundaria en un entorno acústico controlado, es impolutamente restituida como consecuencia de la configuración electroacústica empleada, que permite una elevada dispersión del sonido sin “tocar” la fase, esta última responsable, como bien saben, de que el sonido no acabe resultando “cargante”, léase “no musical”.

En síntesis, una obra maestra

Audio Sant Cugat nos bridó eso que se llama “una experiencia de escucha memorable”. Al fin y al cabo, se trataba de “degustar” un sistema de altavoces con casi medio siglo de evolución continuada en términos de ingeniería, y además ingeniería no sólo puntera sino también “sin compromiso”. Es más: por 60.000 euros la pareja, lo que no es ninguna bagatela, la 801 Abbey Road Limited Edition no sólo supera a competidores de su misma “cuerda” más caros sino que, como producto de referencia absoluta -la calidad de fabricación y de los acabados es alucinante- y exclusividad asegurada que es, exhibe una relación calidad/precio más que atractiva. ¡Creo sinceramente que en Worthing se habrán quedado cortos fabricando sólo 140 parejas para todo el mundo!

https://audiosantcugat.com/ 

Ficha Técnica

  • Elementos de ingeniería relevantes del modelo de base (801 D4 Signature): tweeter de cúpula de diamante Diamond y rejilla protectora optimizada por FEA (Análisis por Elementos Finitos) montado en un recinto de aluminio macizo dedicado (“Tweeter-on-Top”); altavoz de medios con cono Continuum, tecnología FST y Suspensión Biomimética montado en Cabezal Turbine con una placa de aluminio en su base para minimizar las resonancias; recinto con estructura de refuerzos internos Matrix; woofers con cono de grosor variable Aerofoil y motores magnéticos mejorados; puerto bass-reflex Flowport de emisión inferior fabricado en aluminio de fundición; filtro divisor de frecuencias ejecutado con componentes mejorados montado en el panel posterior del recinto a modo de “columna vertebral” del mismo.
  • Adiciones “Abbey Road Limited Edition”: placa de acero inoxidable en el panel posterior con el logotipo de los Abbey Road Studios especificando que se trata de “una de una edición limitada a 140 parejas para todo el mundo”; recinto construido en “Vintage Walnut” complementado por un embellecedor de “Leather by Connolly” rojo en honor de la sala de control del Studio Two y las sillas utilizadas por varias generaciones de músicos en el Studio One; libro exclusivo dedicado a la colaboración entre Bowers & Wilkins y Abbey Road Studios con fotografías no publicadas hasta ahora. 
  • Configuración: columna bass-reflex de 3 vías/4 altavoces.
  • Altavoces: 2 woofers de 250 mm de diámetro, 1 altavoz de medios de 150 mm y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 15-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 90 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-1.000 W RMS.
  • Dimensiones: 451×1.221×600 mm (An x Al x P).
  • Peso: 100’60 kg.
  • Precio de venta al público recomendado: 60.000 euros por pareja.
  • Importador: www.bowers-wilkins.es 

 

 

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