Ya sin más prolegómenos, pasaré a describir la combinación estrella de esta demostración. El deslumbrante sistema de sonido expuesto, lo componían los siguientes elementos:
- Cajas acústicas Rockport Altair 2
- Preamplificador VTL7.5 III
- Etapas monofónicas VTL Siegfried II
- DAC CH Precision C1 con fuente de alimentación externa X1
- Servidor de audio Aurender W20
- Cableado al completo y filtro de corriente Mamba Audio
Fantástico equipo demostrado en la sala principal de Qlase A, que si bien parecía algo pequeña para semejante “artillería pesada”, a la hora de la verdad se comportó de manera admirable. El trabajo realizado en el acondicionamiento de las dos salas de las que dispone este establecimiento por parte de su responsable, debe reconocerse como soberbio. Incluso me atrevería a decir, que pocas salas a nivel nacional suenan tan bien como la que alberga este conjunto, sueño para muchos aficionados entre los que me incluyo.
El sistema, cuidado en todos y cada uno de los eslabones de la cadena que lo conforman, sonaba de manera absoluta. Un conjunto que mostraba en cada corte reproducido no contar con limitación alguna, ni de carácter tímbrico, ni por supuesto dinámico, y la que para mí es más importante, ni emocional. Las frecuencias graves, propulsadas por los dos woofers de 15 pulgadas laterales de las Altair, bajaban “de verdad” al nivel que establecía cada grabación, con fluidez y esa sensación de facilidad que sólo una caja de esta envergadura puede proporcionar. Pero a su vez con un control, mejor aún cuando seleccionamos en las etapas de potencia su funcionamiento en modo tetrodo, prácticamente perfecto. Tan sólo en ciertas ocasiones pude percibir algo de saturación en dicha franja de frecuencias, y seguro que es debido a que, Miguel Carvalho, el responsable este día de seleccionar la música, se dejaba llevar por la emoción y se permitía claras alegrías con el pote del volumen. El nivel de distorsión era tan bajo, que sin darnos cuenta en algunos momentos, estábamos escuchando a niveles sonoros peligrosamente elevados. Incluso en ellos, la sala se comportó de manera noble y permisiva, fantástico.
La franja media era una delicia, mostrándose relajada, timbrada al extremo y con una gran capacidad de abrazarte, sobre todo con el modo triodo seleccionado en la amplificación. Por cierto, el conjunto VTL demostró ser un compendio de musicalidad, potencia y versatilidad. Con una potencia de 650W en modo tetrodo y 330W en triodo a 5 Ohm, manejaban a las Altair 2 a su antojo, en cualquiera de las dos configuraciones seleccionables. Tan sólo para permutar de una a otra es necesario pulsar un botón y una pequeña espera de poco más de dos minutos.
