Publicidad

Presentación en sociedad del lector multiformato de la firma británica

En la cúspide de la reproducción digital

El pasado jueves 21 de diciembre el reputado importador barcelonés nos convocó a la presentación de la última novedad de la firma británica especialista en lectura digital, dCS Audio. Todos los que somos aficionados a este mundo conocemos perfectamente quién es y a qué se dedica el equipo de dCS, pero para aquellos que se aventuren por primera vez en este mundo y alcancen a leer esta crónica, decir que si hay una firma que ha alcanzado la cumbre de su campo de actividad en la alta fidelidad de excepción, esta es dCS.

De larga trayectoria y gran prestigio en el mundo del audio profesional y más adelante doméstico, celebra su treinta aniversario con un producto a la altura de sus realizaciones habituales. Dentro de la lectura de formatos digitales, que es a lo que ahora se dedica su gama, encontramos tres reproductores de menor a mayor complejidad, fundamentalmente por el número de chasis, conexiones, funciones desplegadas y un reloj de sincronismo externo. El tope de gama de la firma lo establece, por el momento, el excepcional –cualquiera que lo haya visto, sin tan siquiera oírlo, se mostraría de acuerdo con el calificativo– dCS Vivaldi: reproductor CD/SACD y DAC en cuatro chasis, de unas dimensiones, conectividad y necesidad de conexionado –hasta catorce cables son necesarios para interconectar todos sus chasis– sin par en el mercado. Aunque este pasó por mis oídos hace no demasiado tiempo y no puedo menos que ratificar lo excepcional de su restitución, que lleva el sello característico de dCS –presencia de resolución y ausencia de fatiga–, se plantean algunas dificultades que tienen que ver, como se ha dicho, con las dimensiones enormes, el peso elevado y la necesidad de un conjunto de cables que forzosamente debe dar la talla para situarse a la altura del reproductor.

Esto abre otro inconveniente no menor: el precio. Sumando al desembolso que implica el Vivaldi, el adicional que representan los cables, la cifra crece hasta una cantidad que lo sitúa en un nicho de mercado necesariamente muy estrecho. Naturalmente, el precio, al ser una variable que fija condiciones desde el principio, es decisivo para dirigirse a un perfil de comprador determinado y con unas características en mi opinión muy concretas: muy solvente, gran conocedor de la marca y con unas ideas muy claras sobre cómo debe ser la restitución de una grabación en digital en su sistema. Esto deja fuera a muchos audiófilos potencialmente clientes de la firma. Pero para ello, dCS ha pensado en una solución que puede acercarla a un número mayor de aficionados. Aquí aparece el producto que, con ocasión de su 30 aniversario, y limitado únicamente a 250 ejemplares numerados, dCS nos ha presentado: el dCS Vivaldi ONE.

Vamos a ver, pues, qué argumentos tiene para ser el elegido por ese objetivo potencial de cliente. Partiendo de la base del Vivaldi en cuatro chasis, dCS presenta el Vivaldi ONE con un solo chasis, que reúne los componentes del modelo tope de gama, es decir, transporte o bloque óptico, convertidor digital-analógico y escalador en un único elemento. Mención especial merece el reloj de sincronismo, que no está incluído, puesto que dCS es de la opinión –que comparto– que los campos magnéticos producidos por los circuitos de los componentes del reproductor podrían afectar a la extrema precisión que da razón de ser al reloj. Por lo que como primer imponderable habrá que tener en cuenta que deberemos recurrir a un reloj externo, como es el caso que nos ocupa en la audición en la que estuvimos presentes, o prescindir de él con lo que esto significa para un componente de este nivel. Aquí se optó por la conexión al reloj externo Rossini, con lo que se conformó un conjunto de dos componentes. Tamaño, peso –y precio– se reducen significativamente, en una época en la que estamos volviendo a los equipos en los que se prima la simplicidad como valor del sistema.

 

La composición del sistema en la presentación del Vivaldi ONE fue la siguiente:

  • Preamplificador de transistores Soulution 520
  • Etapa de potencia de transistores estereofónica Soulution 511
  • Cableado MIT Matrix
  • Preamplificador de válvulas Icon Audio LA 4 mkIII Signature
  • Etapa de potencia de válvulas monofónica Icon Audio mb 845 mkII, 110 w modo triodo
  • Cableado Siltech Classic Anniversary
  • Cajas acústicas Kharma Exquisite Classique

La música empleada tuvo su origen tanto en formato físico, CD y SACD, como en soporte lógico desde una tableta conectada al sistema de reproducción digital. Escuché innumerables cortes, de todos los géneros musicales, música clásica, jazz, blues, rock e incluso ópera, que le llevó su tiempo aparecer, pero a petición mía Xavier Casellas me proporcionó uno de los momentos de mayor disfrute de la tarde, con un aria de la ópera “ El Holandés Errante “ de Richard Wagner, interpretada por el barítono Bryn Terfel  –por el que debo decir que tengo auténtica devoción–. El resto de cortes, debido a su cantidad no estoy en condiciones de mencionarlos pero me referiré a las condiciones expresas en las que se reprodujeron éstos.

Empezamos con la amplificación de transistores Soulution. Combinación bien conocida por mí, habiéndola escuchado innumerables ocasiones, se caracteriza por el equilibrio entre resolución y musicalidad, siendo, a mi parecer, una de las que mejor mantienen la fidelidad al registro sonoro reproducido. Conociendo la gama de dCS, reconocida por ser capaz de ofrecer un nivel de disección del mensaje musical extraordinario, que a según que oídos puede resultar excesivamente incisivo, mantuve mis reservas sobre el Vivaldi ONE hasta poder escucharlo. Pues bien, hay que reconocer lo que ha evolucionado dCS en este sentido.

1 2

Comments are closed.