La única excepción de la marca son los Grado GS1000i y PS1000, donde la almohadilla si es realmente circumaural, y al no tocar la oreja la comodidad es alta de verdad, manteniendo la ligereza del auricular. Lamentablemente no es el caso que nos ocupa.
Como comentaremos más adelante, la posibilidad de usar este modelo con otras almohadillas nos ofrece alguna alternativa de interés en éste y otros aspectos.
Sonido
Después de hablar tanto de temas más o menos secundarios, no por placer, sino por necesidad, llegamos por fin al motivo por el cual gran parte de los aficionados están dispuestos a ignorar o perdonar las limitaciones materiales de la marca.
El sonido de los Grado, sea cual sea el modelo escogido, no deja indiferente a ningún aficionado. Para bien o para mal, es una marca con carácter, fácil de reconocer y, por qué no decirlo, de admirar. Ya he dicho anteriormente que no es mi perfil sonoro predilecto, pero realmente me alegra pensar que existen fabricantes atrevidos que no tienen problemas en hacer una apuesta valiente y arriesgada.
El Grado RS1i es, como máximo exponente del estilo de la marca, un auricular de un perfil claro y positivamente coloreado. No se queda en medias tintas. Nada de equilibrio con un punto de color para no aburrir, se busca la musicalidad extrema y voluptuosa. Con un grave bien resaltado y unos agudos perfectamente delineados y presentes, su perfil en “v” se reconoce al instante. Esto puede echar para atrás a muchos aficionados a la fidelidad pura, pero a la hora de la verdad no son pocos los que lo poseen a pesar de este factor, especialmente como contrapunto a otros modelos que ya ofrecen un perfil más plano y con los cuales Grado ni compite ni lo pretende.
A menudo en el mundo del hifi se entiende como una crítica negativa el afirmar que un equipo es algo coloreado, como si la búsqueda de la neutralidad absoluta fuera el ideal perfecto de la afición. En mi opinión esto es una postura bastante ilógica. Salvo en el mercado profesional, donde esto es posiblemente una necesidad que, hablando claro, rara vez se consigue o siquiera se tiene en cuenta (no hay más que ver la más que cuestionable calidad de grabación de la mayoría de producciones que salen al mercado), en el mundo de los aficionados (audiófilos o melómanos) la realidad es muy diferente. Para empezar porque cualquier matiz de color en los buenos equipos se hace siempre dentro de unos márgenes más que razonables de fidelidad tímbrica, y en general hasta los equipos más coloreados del mercado de la alta fidelidad son razonablemente equilibrados en conjunto. Hablamos de matices, y tenemos la obligación de ser muy exigentes e hilar fino en las descripciones para diferenciar las características de los productos de alto nivel. Todos conocemos marcas de incuestionable prestigio que ofrecen claras señas de identidad musical debidas en gran medida a este toque de coloración personal bien implementado que les caracteriza.
Con un grave resaltado, como hemos dicho, consigue sin embargo una reproducción de conjunto limpia y aireada. El grave es muy agradable y adictivo, y uno acepta el engaño plácidamente porque sabe que no se trata de un auricular para detenerse a valorar cuestiones de precisión o realismo tímbrico. La gama media del RS1i es sorprendentemente cálida a pesar de su perfil, y no adolece de falta de cuerpo en las voces ni en los instrumentos acústicos. Pueden usarse para escuchar jazz desde un punto de vista diferente al convencional, y el resultado, tanto por tímbrica como por resolución y escena, es muy cercano y agradable. Es más, puede sorprender a más de uno en este tipo de música, ya que cierto grado de coloración, una vez asumido, da un resultado muy adictivo con grabaciones antiguas que con otros equipos más honestos no son tan fáciles de disfrutar.
La resolución general del auricular es muy alta, y más si consideramos que el resalte de las gamas agudas potencia esta sensación. Las gamas medias también se muestran bien definidas, aunque no consiguen la credibilidad de otros modelos. El grave, por su parte, y dentro de su natural coloración en este caso, está bien desarrollado y con la profundidad suficiente para que el conjunto de la reproducción sea coherente con su propuesta musical, que es lo que se prioritariamente se pretende.
Con música clásica la reproducción puede tal vez gustar a los que este tipo de música resulta poco viva y de difícil acceso. No me parece un modelo aconsejable para los aficionados a este estilo, donde tal vez el modelo más alto de gama, el GS1000i, sea más apropiado por el mayor desarrollo de la escena sonora, aunque tampoco lo recomendaría si lo que se busca es una mayor fidelidad tímbrica, algo que los Grado no ofrecen en ningún momento.
Pero, como ocurre con el resto de modelos de la marca, la principal virtud de estos auriculares se encuentra en el resultado que se obtiene con los estilos basados en música amplificada, pop-rock, rock, hard rock, grunge… Es aquí donde el estilo de la marca ha conseguido muchos adeptos y donde obtiene diferencias reales con la competencia, convirtiéndose prácticamente en pequeños objetos de culto.