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Cualidades sonoras

Llegando al momento más importante del análisis debemos reconocer de entrada que la intención básica del fabricante, ser feliz escuchando música, se cumple escrupulosamente en este modelo.

El Drachenfels es ante todo un amplificador musical y agradable. De entrada todo suena bastante equilibrado, sin nada que resulte agresivo. Los extremos son vivos, pero nunca incisivos, el grave se nota bien presente pero no retumba, el agudo es suave sin llegar a convertirlo en un amplificador oscuro. Y la gama media, lo que suele ser decisivo para que un equipo enganche y acabe gustando de verdad, es intensa y ligeramente coloreada. Agradablemente coloreada. Es el punto más interesante del equipo, ya que todo suena con un equilibrio muy logrado entre naturalidad y belleza. Las voces son corpóreas e intensas, ofrecen matices y profundidad sin presentarse alejadas. Los instrumentos de cuerda lucen por sí solos, da gusto escuchar un piano en él. Y la escena, sin ser exageradamente grande, tiene esa presentación un poco retrasada que hace la escucha menos agotadora y más agradable.

En el apartado técnico el Drachenfels se muestra aparentemente más capaz de lo que realmente es. Uno no detecta carencias evidentes en resolución o dinámica. Sólo cuando lo comparas con modelos superiores ves con evidencia dónde no llega. Resuelve las cosas de forma aparentemente fácil, da respuesta a composiciones complejas y maneja la información con soltura. Me recuerda a la impresión que me daban los Akg k601 como auricular: sólo al compararlo con su hermano superior, el k701, se veía claramente lo que no hacía. E incluso así, de forma sencilla, podía resultar más agradable que el modelo superior por carecer de defectos.

En cuanto a la capacidad para mover diferentes auriculares, y como suele ocurrir en los equipos básicos, el resultado es muy agradecido. He probado el amplificador con auriculares tan opuestos como un Rs1 de Grado o un dt880 de Beyerdynamic en su versión de 600 ohms. No sabría decir cuál de los dos es más fácil de mover bien de verdad. Evidentemente el Grado es mucho más sensible y demanda menos potencia, pero ya sabemos que las bajas impedancias piden abundante corriente para hacer las cosas bien, y a la hora de la verdad no siempre sacamos ni de lejos lo que pueden dar de sí estos auriculares. El Drachenfels se ha mostrado siempre muy solvente.

 

Sin ir sobrado de potencia, y con ganancia fija, los auriculares menos sensibles como los dt880 antes mencionados piden que se suba el pote por encima de la mitad, pero nunca he sentido que el equipo se quede corto. Con los muy sensibles hay que mover menos el pote, pero tampoco se queda corto en recorrido y no llega nunca a resultar incómodo el manejo, ni se detectan desfases entre canales en los rangos iniciales, principal problema en muchos equipos básicos. Por tanto considero que estamos ante un equipo muy versátil en su uso. Con auriculares de alta gama es lógico que no sea una recomendación razonable, pero podremos disfrutarlos más de lo que esperamos. Los auriculares de gama media o menos exigentes funcionan muy bien.

 

De los probados, destacaría su sinergía con los Grado. El recorte natural en la parte alta, su carácter corpóreo en la gama media y su corrección de conjunto lo hacen un equipo formidable. He podido usar los antiguos Rs1 y los modernos Gs2000e, y con ambos he obtenido los resultados más agradables. Con el Rs1 va de cine, suenan plenos y creo que podría ser un pack fijo en mi colección. Con el Gs2000e, y aceptando un resultado excelente, hay que reconocer que recomendaría un equipo más acorde a su gama.

Los AKG se mueven con fuerza y soltura, y no suele ser lo habitual. Son auriculares que pueden fácilmente agotar por la parte alta, a nada que la grabación o el equipo no acompañe. En este caso ese aspecto se resuelve muy bien, y logra hacerlos divertidos. Los hd600 suenan musicales e intensos, pero aquí sí que puedo echar en falta un punto de resolución por arriba que cualquier auricular cálido exige. El Headamp Gs-1, que siempre ha estado a su lado como referente, consigue un resultado mucho más pleno en este sentido, aunque pueda ser menos divertido o musical.

Los dt880 de Beyerdynamic, en su versión de 600 ohms, dejan tal vez algo en evidencia la capacidad resolutiva del Drachenfels. Es este un auricular muy transparente por arriba, y tal vez sea con el que más he notado la diferencia de gama entre el Lehmann y otros equipos que poseo. No obstante, y aceptando esta limitación, el resultado tonal es agradable y a pesar de ser el auricular más duro de mover de los probados se consigue un resultado pleno en todo momento.

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