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Phonar Credo Primus

Cuando recibí la propuesta de hacer una prueba en profundidad de las Phonar Credo Primus, experimenté una gran impaciencia por recibirlas rápido y salir de dudas respecto a las expectativas que este modelo había  despertado en mí. Dos razones confluyen para generar esta curiosidad y este deseo de disfrutar cuanto antes de las cajas acústicas. En primer lugar, los comentarios y opiniones que siempre he oído de la marca y que  siempre han consistido en alabanzas. Y, en segundo lugar, porque las Credo exhiben en su frontal unos de los más caros y selectos transductores que fabrica Scaspeak, los Illuminator.

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Reconozco que siempre he sentido una cierta admiración por este tipo de empresas europeas, de mediana o incluso pequeña dimensión, -Gato Audio, Extreme Audio, Phonar…-, que luchan por posicionar sus productos intentando crear una marca y un valor añadido, que les permita distanciarse de fabricantes más generalistas. Aunque no es menos cierto que, normalmente, los productos más arriesgados llegan de la mano de  Tannoy, Kef, Chario, Focal, Dynaudio… firmas que fabrican sus propios transductores y que compiten por ofrecer las soluciones más innovadoras en cada momento. Tenemos, entonces, dos tipos de fabricantes de cajas acústicas con filosofías casi opuestas. El primer grupo puede beneficiarse de una cierta aureola audiofilo-elitista, que su propia dimensión pequeña y exclusiva contribuye a alimentar. En otras palabras, a veces apreciamos más un producto medio desconocido, caro y de estética discutible, quizás entre otras cosas porque es menos probable que el vecino lo tenga o incluso que lo conozca, con lo cual nos podemos elevar al status de aficionado entendido o, directamente, experto.

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Y hablando de estética discutible, procedo a extraer los Phonar del embalaje, y contemplar por primera vez, la pareja de unidades que por fin me ha llegado. Del color y veteado de la madera, poca cosa pudo decir, salvo apuntar que, si no fuera por el brillo, estos monitores se camuflarían muy bien en ecosistemas arbustivos propios de campiñas en estaciones secas. No obstante, los monitores son sólidos, grandes y con una presencia autoritaria dentro de la sala. En cuanto a la forma de la caja acústica, como viene siendo habitual, el fondo se extiende bastante más que la anchura del frontal, aunque, en este caso la silueta queda cortada abruptamente por la base. No se trata de una opción de diseño, sino que es un peaje que se deberá pagar, para que los monitores encajen con la caja de los woofers que se ofrece como opción para complementar a las Primus y que Phonar denomina Reference. En caso de adquirir todo el conjunto, estaríamos ante unas columnas de grandes dimensiones pensadas para ofrecer un sonido full-range en salas de generosas dimensiones.

Esta posibilidad de entender a las Primus como una parte de un todo puede llegar a hacernos pensar que por sí solas no constituyan una opción suficiente para generar un sonido grande y completo. Tenemos pues, antes de empezar las audiciones, grandes expectativas y grandes dudas respecto a las capacidades y excelencias que se deberían esperar de un producto elaborado a partir de estos conceptos, y posicionado según su precio, en el segmento medio-alto del mercado.

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