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Pero antes de entrar en materia, hay otros detalles de este modelo que vale la pena comentar. Uno de ellos es el generoso cubicaje interior, que combinado a un mid-woofer de 18 cm. permitirá, como veremos más tarde,  unos graves amplios, desahogados y limpios. El bass-reflex situado en la parte posterior sopla con fuerza, notándose claramente su efecto. En la imagen siguiente podemos apreciar a través del tubo, el pesado motor del mid-woofer a la vez que comprobamos también, el diseño diáfano del recinto.

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Por lo que respecta a la gestión de las frecuencias altas, el tweeter ScanSpeak puede regularse en +/- 1 Db, puenteando unos conectores en la parte trasera. Los bornes terminados en spades -mucho mejores, en mi opinión que las bananas-, no permiten el bicableado y posibilitan apretar los cables firmemente girándolos con los dedos. Respecto a la amplificación asociada, el CA851 les viene como anillo al dedo por cuanto es capaz de ofrecer los watios que los famélicos Phonar demandan con avidez.

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La audición

Empezamos con «Piety Street» (2.009) de John Scoldfield. El góspel se mezcla con el blues. La voz del cantante compite con el piano y la guitarra del propio Scoldfield que aparece por la derecha. La sección rítmica empuja sin emborronar el resto de frecuencias. Constato que los mejores resultados se obtienen separando el bass reflex al menos 40 cm. de la pared. Los platillos y percusiones están en su sitio, con buen detalle y, sobre todo, buen posicionamiento. La escena está muy bien estructurada, sin ser pequeña ni sobredimensionarse gratuitamente.

Quizá la guitarra eléctrica podría adelantarse algo más. Sin duda, estos monitores son más contenidos que atrevidos y no permiten que nadie se salga de su sitio. Sin embargo, sin ser tampoco excesivamente rápidos,  consiguen que nos imaginemos a los coros bailando en la iglesia al ritmo de las palmas. En definitiva, son serios pero creíbles y, al final, esta honestidad es la que acaba prevaleciendo.

Hay un disco de Bill Evans que me encanta, «You must believe in spring» (1.977). Es una grabación excelente a pesar de la época. El sonido acústico del piano y los tambores de la batería son ideales, para comprobar la absoluta precisión tímbrica que ofrecen los transductores Illuminator. La gran virtud de los altavoces es que consiguen que tenga la sensación de asistir a un concierto. La soltura de los músicos en sus improvisaciones contribuye sin duda a ello, pero no sería posible sin la honesta neutralidad que exhiben los Phonar, al respetar la grabación original y construir un sonido muy fiel, real y sin artificios de ningún tipo. La reproducción de instrumentos acústicos es, definitivamente, uno de los puntos fuertes de las Phonar.

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