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Antonio Vivaldi 
LE QUATTRO STAGIONI

Salvatore Accardo – director y solista

Orchestra da Camera Italiana


Laura Manzini cembalo

Sello discográfico: Fonè Records

Las Cuatro Estaciones es una muestra más, si cabe la más representativa, del ingenio y la extraordinaria habilidad a la hora de componer de Antonio Vivaldi. «Il Prete Rosso» tiene en su haber una cantidad desorbitante de composiciones, muchas de ellas brillantes y bien conocidas por los amantes del barroco y la música clásica en general, pero ninguna tantas veces escuchada, tantas veces interpretada, ni tantas veces grabada como las Cuatro Estaciones.

SACD065En realidad, la conocida composición forma parte del Op. 8, un conjunto de doce conciertos para violín denominados Il cimento dell’armonia e dell’invenzione publicados en Amsterdam alrededor de 1725. Estas composiciones responden a una estética denominada «natural» según la cual, y en líneas generales, las obras de arte deben imitar a la naturaleza de la forma más exacta posible. Vivaldi, movido por estos principios, eligió para cada concierto un poema al cual se corresponde la música. Se trata de unos textos referidos a las estaciones del año, con indicaciones tan explícitas como «canto de los pájaros» –en algunos pasajes se cita incluso a la especie de ave a imitar–, «la languidez que da el calor», «el zumbar furioso de moscas y moscones», «baile y canto de los campesinos», «la caza», «correr y golpear los pies a causa del frío» o «caminar lento y con temor» –refiriéndose a la inseguridad de caminar sobre el hielo–. Recomiendo la lectura de estos sonetos a los incondicionales de esta obra, para una mejor comprensión de ciertos pasajes.

Así pues, la novedad de estas obras estriba en la maestría de Vivaldi al describir musicalmente el contenido de los cuatro sonetos, pues la idea de imitar sonidos, estados de ánimo o situaciones especiales, en dos palabras, la música de programa, es tan antigua como la propia música y no se debe al maestro veneciano. Aunque nadie puede negar que éste llega a extremos insospechados por la pulcritud de las composiciones y también por lo verosímil que resulta en la descripción de algunas situaciones concretas. Ciertamente, Vivaldi logra componer una música imaginativa, original y maravillosamente fresca, dentro de la restringida moda que impone la representación de la naturaleza, logrando un éxito inmediato tanto entre el público de su época como entre el actual.

Orchestra_Camera_Italiana

La presente interpretación corre a cuenta del veterano Salvatore Accardo y la Orquesta de Cámara Italiana, con la colaboración de Laura Manzini al clave. La grabación fue realizada el 31 de marzo del 2009 en el Auditorio de Lodi y la grabación corrió a cargo de Giulio Cesare Ricci con su particular sistema de grabación totalmente analógico, basado en micrófonos a válvulas Neumann. La acústica es tratada de forma especial en esta grabación que destaca por el excelente timbre de los instrumentos y la inusitada textura de la cuerda, unidos al asombroso diálogo que es capaz de proporcionarnos el clave.

La interpretación se caracteriza por la belleza de la cuerda y por la inusitada preponderancia del clave. Es destacable el virtuosismo del maestro que deslumbra en algunos fragmentos concretos y mantiene la intensidad en todos y cada uno de los movimientos. Su maestría está avalada por una carrera repleta de éxitos desde que diera su primer recital a los trece años. Sus grandes pilares siempre han sido Paganini y Vivaldi, aunque sus grabaciones recogen obras de diferentes autores como Bruch, Bach e incluso música contemporánea Piazzolla, Xenakis, Sciarrino… Accardo posee dos violines Stradivarius, uno de 1727 y otro de 1718.

En mi opinión estamos ante una interpretación de estilo tradicional que aporta un sinfín de nuevos detalles gracias a la excelente grabación de Giulio Cesare Ricci. Una toma de sonido muy natural, en la que se encuentran ausentes las habituales exuberancias de las últimas grabaciones de moda, que parecen impresionar más por su gesto que por el propio contenido que parece relegado a un segundo plano. Ello no impide que Accardo se tome algunas licencias virtuosísticas pero sin salir del estilo propio de esta interpretación, buena prueba de esto se nos ofrece en el tercer movimiento de la Primavera con la narración de una danza pastoril. Son todas piezas de excelente factura, aunque me ha gustado especialmente el Verano, con su ritmo lento casi somnífero, mientras que el movimiento final resulta abrasador, la perfecta representación de la tormenta estival con todo lujo de detalles. Excelente la orquesta en el invierno, la calidez del movimiento lento y la exactitud con que describen la inseguridad al caminar sobre el suelo helado es sorprendente.

Calidad Artística: 9

Calidad de Sonido: 9,5

Distribuye www.kleifrirecords.com 

 

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