Presentación del buque insignia de la firma italiana
Un nuevo competidor entre las cajas acústicas de referencia absoluta
Los que llevamos muchos años en esto de la alta fidelidad, sobre todo la que se ha dado en llamar alta fidelidad de excepción o “highend“, hemos visto u oído ya muchas cosas, demasiadas como para que nada nos motive más frente a lo demás. Como mucho igual: todo nos interesa –o no nos interesa– de una forma muy parecida. Cuando se nos dice que tenemos la posibilidad de asistir a un acontecimiento que, de forma anticipada, se prevé excepcional, tendemos a pensar que no será así, o que en el mejor de los casos, no se acercará a lo que sería esa situación ideal, porque nos hemos visto ya muchas veces en la misma tesitura. Así que cuando se anunció la presentación en sociedad de las cajas objeto de esta audición en Barcelona, en la sala que el reputado importador barcelonés tiene en la calle de Molas, la expectación, aunque grande, vino tamizada por la experiencia que da el haber vivido acontecimientos similares y por ello no dejarse llevar por el entusiasmo que sería más que lógico en un acontecimiento así.
Hete así que el 27 y 28 del pasado mes de Abril, fechas elegidas para demostrar las Sigma Acoustics MAAT Clásica –hora ya de llamarlas por su nombre–, un selecto grupo de audiófilos escogimos el sábado por la mañana para presentarnos en Werner y tomar asiento en el mítico loft de Werner –la prontitud con la que yo llegué a la sala me permitió ocupar y dicho sea de paso, prácticamente monopolizar el asiento que se encontraba en el punto dulce de escucha–.
Citaremos previamente a entrar en materia el sistema que acompañaba a las cajas acústicas objeto de la audición:
- Lector SACD dCS Vivaldi One
- Reloj de sincronismo externo dCS Rossini
- Previo estéreo Soulution 525 con tarjeta de fono incorporada
- Etapa de potencia estereofónica Soulution 511
- Giradiscos Acoustic Solid Solid Round/brazo SME V12/cápsula de bobina móvil Koetsu Black
- Cables digitales Crystal Cable
- Cables de red JPS Labs
- Cables de cajas acústicas Sigma Acoustics en tricableado
Posteriormente, se utilizó también:
- Etapa de potencia Pacífic Audio Accademia
Con este sistema, después de una breve introducción por parte de Aldo Zaninello, fundador y CEO de Extreme Audio, en la que se explicaron las principales características de las MAAT, empezamos la audición.
Me gustaría decir que cuando uno se enfrenta a un sistema de estas características, es imprescindible dejar al margen cuanto se sabe del mismo, en lo que hace a filosofía y composición, sino se quiere llegar a alguna conclusión antes de haberlo oído. Sobre todo con las MAAT, que son un compendio de soluciones tecnológicas, alguna inédita hasta hoy, hasta donde mi conocimiento alcanza. Llaman especialmente la atención la solución de medios orientables, por cierto con un control remoto de exquisita construcción en madera, de una calidad superlativa. Esta no es nueva –la había visto con anterioridad en otras cajas–. Asimismo, el transductor de graves es desplazable sobre el eje horizontal, algo que yo personalmente no había visto nunca. Algún colega o lector podrá citar si existe alguna caja que lo lleve. La finalidad de obtener una sincronización de fase queda así asegurada. También en lo que hace a los materiales empleados me podría extender durante muchas páginas. Las terminaciones son completamente a la carta, partiendo de los tres modelos que existen de las MAAT, de diferentes arquitecturas, y son prácticamente a elección del cliente en maderas y pinturas, por ejemplo. El recinto tiene una solución de construcción en la que la pared exterior actúa a modo de panel absorbente para minimizar reflexiones laterales. Incidiremos de nuevo en esta importante característica con posterioridad.
Me gustaría dedicar un momento a un aspecto que, de puro personal que es, no suelo entrar a comentar como es la estética. Sucede que estas cajas son, por diversos motivos, peculiares. No dejarán indiferentes a nadie: o se las ama o se las odia, desde el primer momento, especialmente el modelo Clásica que es el que nos ocupa. Enormes –210 cm. de altura–, pesada –300 kilos/ caja aproximadamente– y con una inclinación sobre la vertical de unos 30º, combinando rectas y curvas con transiciones inesperadas, no invitan a contemporizar. En la audición nadie se manifestó en el sentido de que no le gustasen. A mí personalmente me parecen realmente atractivas, lo que dejo aquí sólo como opinión propia.
Iniciamos la audición y esta discurrió con una sucesión de cortes, alternando analógico y digital. El número de grabaciones, tanto SACD, vinilo como de biblioteca digital fue interminable. Reseñaré aquí las que en su momento me llamaron más la atención.
Me refería con anterioridad a la importancia de no tener ideas preconcebidas y esto aquí se demostró capital. Ahora veremos por qué. La primera impresión cuando comenzaron a sonar las cajas es que a la música le faltaba algo. No tenía el cuerpo, la presencia que esperabas. Asocias tamaño de la caja a una restitución imponente, probablemente apabullante. Y esto no pasaba. ¿ Qué es lo que estaba pasando ?. Que las cajas sonaban, sencillamente, naturales. Soy consciente de la desemantización que ha sufrido este calificativo a fuerza de emplearlo hasta la saciedad, en esta nuestra afición, pero es que no hay palabra que defina mejor lo que escuchaba que esta. Esperando que las restitución nos llega artificialmente engrandecida, sólo oímos música en la acepción más simple del termino. Música en estado natural. Aunque es probablemente arriesgado atribuir esta característica únicamente a las cajas, que suenan como parte de un sistema, me atrevería a decir que esta es sin duda alguna la caja con menos coloración de cuantas yo haya escuchado nunca antes en cualquier sistema. Me impresionó especialmente la reproducción de las cuerdas en este sentido. Nunca antes había escuchado sonar un violín, una viola o un contrabajo como suenan en la realidad. La definición y la transparencia de los instrumentos son inigualables. Las voces suenan con una profusión de detalle y matiz que hace que alguna obra que había escuchado con anterioridad resultase prácticamente nueva a mis oídos. Podemos hablar de una transparencia y un detalle que rozan la realidad como tal, por expresarlo con una sola palabra. A modo de ejemplo, “La Folia“, de Gregorio Paniagua, 1982, Harmonia Mundi, nos permite disfrutar de unos instrumentos de una belleza inigualable, sonando desnudos, a madera, a cuerda rasgada, tal y como si los oyéramos en la realidad. Así interpreta la música este a su vez instrumento que es la MAAT: simplicidad para llegar a la perfección. Microinformaciones que enriquecen el mensaje musical para hacerlo tan real como el propio instrumento.
Capítulo aparte merece el grave de esta caja. Se da por supuesto que tiene que ser protagonista, dado el tamaño de la caja y el transductor. Esperas, probablemente como fruto de los conceptos bien aprendidos que manejas cuando te introduces en este mundo, que sea profundo, seco y controlado. Lo que no esperas es que suene tan real como lo hace. No está sobredimensionado, ni es estridente. ¿Esto es mérito de los ajustes practicados o de un sobresaliente diseño del filtro divisor?; probablemente de todo hay en el resultado final. Esto se puso de especial manifiesto en el momento culminante de la fiesta, “Así habló Zaratustra“, Richard Strauss, archivo digital si no me falla la memoria. He escuchado esta archiconocida obra innumerables veces antes en multitud de audiciones y nunca antes la había oído con la elegancia, solvencia y autoridad con que la resolvieron las MAAT. Las percusiones, sublimes; quizás el momento más brillante de este monumento absoluto a la perfección que son las MAAT.
Son muchas cosas las que hacen grande a las MAAT. Una escena sonora casi perfecta, centrada, definida y holográfica como la realidad. Una colocación y separación de instrumentos fiel a la situación en la sala de conciertos, con una cantidad de aire y separación entre ellos perfecta. Una ausencia de distorsión total, o cuando menos no apreciable al oído humano. Un rango medio que sin duda, es el más realista que haya pasado nunca por mis oídos con anterioridad. Todas estas son virtudes que pude escuchar en la reproducción de todas las obras que fueron desfilando ante nosotros, en las tres horas largas de audición que pudimos disfrutar. Sin embargo, lo que las hace extraordinarias no es tan tanto el hecho de que se den simultáneamente todas estas virtudes, sino la ausencia de defectos perceptibles, en lo que hace a la restitución sonora. Por más que me esforcé, no soy capaz de llegar a mencionar nada que yo tenga que reprocharle a estas cajas, dejando al margen características fijadas desde el principio, que sencillamente se convierten en elementos de decisión a la hora de considerar su compra: peso, tamaño y precio son condicionantes pero no defectos. Se tiene o no la sala, el sistema –e incluso el presupuesto para adquirirlas– o no se tienen. No son cajas para cualquiera. Aunque si se reúnen todos los requisitos todo es sorprendentemente fácil con ellas, y sino se tienen simplemente no debe ni considerarse su adquisición. Sería un grave error.
En conclusión. ¿Es la Sigma Acoustics MAAT la mejor caja acústica que existe hoy en el mercado? ¿Sería muy osado afirmarlo? ¿Es candidata a serlo? Sin duda es, desde luego, la mejor que yo haya escuchado nunca. El equilibrio que muestra entre sus principales características, tan cerca de la perfección –rozando la perfección– no lo he visto con anterioridad en ninguna de sus competidoras. Y esto es mucho decir. Quien desee disfrutar de la música en su expresión más pura y tenga una sala y un sistema que las acompañen, debería planteárselas muy seriamente.
No quiero acabar sin agradecer especialmente al Sr. Aldo Zaninello, director técnico y CEO de Extreme Audio –Sigma Acoustics, su división de cajas acústicas– el esfuerzo de traer a Barcelona un producto de este nivel y poder haberlo escuchado durante más tiempo incluso del inicialmente previsto. Asimismo como siempre a Xavier Casellas, de Werner-Música, su entusiasmo nunca decreciente, demostrado en la magnífica organización de la audición. A todos ellos, muchas gracias.