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Resulta un tanto manida la expresión de “pérdida irremplazable”, cuando una personalidad importante de cualquier ámbito del conocimiento o de las artes humanas nos abandona. Pero fuera de clichés, todos hemos sentido en alguna ocasión un momento de gran tristeza cuando, una persona que ilumina el camino de nuestra querida afición desaparece. Me estoy refiriendo como todos sabéis a Franco Serblin, maestro fabricante de cajas acústicas, casi toda una vida al frente de Sonus Faber y en sus últimos años de su propia marca que lleva su nombre. ¿Cuántos de nosotros hemos pasado innumerables horas delante de alguna de sus muchas realizaciones, absortos con la música que eran capaces de ofrecer? ¿Quizás de unas Extrema, o unas Stradivari Homage como las protagonistas de este artículo?

Lo cierto es que cuando tuve conocimiento del fallecimiento de Franco Serblin hace escasos meses, me planteé cómo era posible que habiendo escuchado satisfactoriamente sus realizaciones en muchas ocasiones, no hubiera sido propietario de ninguna de ellas en todos estos años. Sin duda este vacío debía rellenarlo de manera urgente, así que repasando sus obras –y debido sobre todo a las dimensiones de mi sala–, decidí que la caja más apropiada para mí era el modelo Stradivari Homage de Sonus faber. ¡Vida solo hay una!, me dije, y qué mejor manera de honrarle que disfrutando quizás de su realización cumbre. Una caja veterana ya, que por algo continúa dentro del catálogo del fabricante italiano. Quizás es que se ha convertido un poco en un icono de la firma, o simplemente porque suena muy bien. Ya veremos… En HIFIlive somos conscientes de que este no es un producto novedoso, y que incluso muchos ya habremos leído críticas de él anteriormente. A pesar de ello hemos decidido realizar esta revisión, con la esperanza de que el maestro Serblin así esté un poco más entre nosotros. Un tributo a un ingeniero/diseñador/luthier irremplazable, ¡hasta siempre!

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Casi imposible que una caja luzca mejor que esta

Una doble caja de grueso cartón no debería ser el embalaje que transportara semejante par de bellezas. Sus dimensiones y los ya respetables 75 kgrs. que cada una pesa, así lo aconsejan. Aún así llegaron a mis manos en perfecto estado.

Con las cajas de cartón en posición vertical no fue difícil la extracción de las Stradivari Homage. ¡Vaya momentazo! A pesar de haber poseído cajas de importe muy superior, y de estar acostumbrado a encontrarme con “divinas locuras” de muchos ceros y rutilantes acabados en ferias y “saraos” diversos, cuesta no quedarse embelesado admirando estas cajas acústicas. ¡No es que cueste, es que es absolutamente imposible! Creedme cuando os digo que las fotos de este artículo no les hacen justicia y no me extraña que algún aficionado, especialmente sensible con el factor WAF, pueda plantearse su compra apoyado en este importante motivo. Sonus faber continúa en la actualidad construyendo modelos deslumbrantes y más caros y elitistas que nuestras protagonistas. Cajas de perfil más tecnológico, donde junto a la madera convergen materiales como la fibra de carbono o el acero pulido. Atractivas y llamativas sin duda, pero la capacidad de transmitirnos que estamos ante algo especial, que nos recuerda mucho a un instrumento musical y que nos reconforta de manera especial su visión y su tacto, lo transmiten como ninguna otra las Stradivari. Es su seña de identidad.

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