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Simplemente lo nunca oído

La interpretación musical no sólo es el fin último de la tecnología aplicada a la reproducción, sino que también presenta ciertas afinidades con ésta. Las sensaciones que nos produce la escucha de un fragmento musical, son bastante difíciles de explicar, pero resulta sorprendente como en ocasiones un determinado concierto, ha captado de tal manera nuestra atención que se convierte en un acontecimiento imborrable. Recuerdo a este respecto un concierto del abono digital a la Filarmónica de Berlín de octubre del 2011, en el que Nikolaus Harnoncourt interpretaba la quinta de Beethoven. Tengan en cuenta que se trata de una de las piezas más conocidas del repertorio clásico, y que incluso yo la había escuchado anteriormente en una integral que Harnoncourt dedicó al genio de Bonn, pero créanme si les digo que aun así, fue tal  la sensación de novedad, de frescura, de estar oyendo algo totalmente nuevo, que todavía recuerdo perfectamente lo excitante que resultó dicho concierto. Pues bien, habrán de perdonarme si comparo esta interpretación con un componente de audio, pero esa fue exactamente la sensación que tuve cuando escuché por primera vez el previo de fono de Trinity. En ambos casos se trata de reinventar algo que ya existía, de hacerlo de una forma novedosa, y en ambos casos el resultado es sobresaliente e impactante, el fruto de años de esfuerzo y trabajo en un campo concreto.

Todo el mérito es de Dietmar Brauer, fundador y cabeza pensante de Trinity, una de las marcas que desde hace poco tiempo, y de un modo imparable, ha conseguido abrirse camino en el reducido club del Ultra High End. Personalmente tuve la oportunidad de conocer a Dietmar en las Ultimate Sessions celebradas en Valencia el pasado mes de Mayo, y fue allí donde pude oír por primera vez a nuestro invitado en una escucha relajada, y he de reconocer que entre tantos componentes “galácticos”, los comentarios ya se referían al phono, a su envidiable nivel de silencio y a su excelente dinámica. Pues bien, ahora el Trinity está en casa, veamos cuál es su comportamiento en un equipo y una sala más terrenales.

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Soluciones novedosas a los problemas de siempre

Exteriormente el Trinity presenta un aspecto atractivo por la pureza de sus líneas y sus nueve pulsadores retroiluminados en azul intenso. Es bastante pesado a pesar de su reducido tamaño, pues el chasis de aluminio macizo ha sido extraído a partir de un solo bloque. Se encargan del desacoplo tres pies de acero que incorporan una novedosa solución, tres juegos de bolas intercambiables de diferentes materiales. Lamentablemente no puedo informarles aquí de su resultado, pues mi mesa Exoteryc de Artesania Audio ya utiliza sus propias bases de desacoplo. Fíjense como han sido mimados todos los detalles, que hasta el embalaje está a la altura de las circunstancias, una maleta de plástico rígida made in Italy hecha a medida. De todos modos, no cabe duda de que el verdadero potencial del Trinity se esconde en su interior.

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Nuevo diseño de amplificación

Tal como se ha esforzado en explicar su creador, el nuevo diseño de amplificación es el punto fuerte de nuestro invitado, ya que es totalmente nuevo e inédito. Éste se compone de un doble circuito, con 24+24 etapas de ganancia de bajo ruido por canal, que es el responsable tanto de su elevada ganancia como de sus espectaculares resultados en la reducción del ruido.

Si bien parece que existe cierta controversia entre los phonos balanceados y los Single-ended, ambos cuentan con defensores y detractores. Los primeros, entre los que se cuenta el propio Dietmar Brauer, nos hablan del beneficio de los circuitos completamente balanceados para la reducción del ruido, así como del plus de 6dB de mayor ganancia que ofrecen, mientras que los segundos, curiosamente la mayoría de los fabricantes, esgrimen que las cápsulas tienen un diseño simétrico que no necesita hacer referencia a la tierra y que el circuito balanceado sólo encarece el producto y no ofrece beneficio alguno. Dicho esto diré que ambos aspectos se notan y mucho en este previo de fono, la reducción del ruido se hace patente no sólo cuando aumentamos el volumen sin música, sino durante la escucha, por la limpieza y claridad que aporta. La elevada ganancia en mi caso se hace patente en 8 dB menos en el nivel del volumen empleado en la reproducción, así obtenemos el mismo nivel de presión sonora seleccionando menos volumen en nuestro preamplificador, lo cual, necesariamente significa menos ruido.

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La ecualización

Otra opción de importancia aunque de limitado alcance es la posibilidad de elegir entre distintas ecualizaciones. Mucha gente piensa que la función de un previo de fono es sólo la de amplificar la señal, pero están equivocados, pues también debe reconstruir la curva de ecualización original, me explico. Un vinilo es la copia impresa de una onda analógica de tipo sinusoidal, las variaciones laterales coinciden con las fluctuaciones de voltaje de la señal que fue grabada, si esta señal tiene mucha amplitud (normalmente causada por las frecuencias bajas) la desviación lateral en el surco sería elevada y cabría poca música en cada cara. Para dar solución a este problema la música del máster original se comprime en sus bajas frecuencias y se agranda en las altas, para así poder ser impreso en un vinilo, y la función del  previo de phono es la de devolver esta curva a su estado original. Así pues, de lo ajustada que sea esta corrección dependerá el resultado final, ya que pequeñas diferencias en la curva de ecualización harán que el sonido sea más agudo o con demasiado grave. En realidad dicha funcionalidad sólo cobra sentido para los fanáticos de los discos Mono anteriores a 1956, cuando cada uno de los sellos discográficos tenía su propia ecualización, pero con la llegada del stereo se acordó un estándar de ecualización, la famosa RIAA. Es un detalle que muy pocos previos de phono incorporan y que debe ser muy tenido en cuenta por los puristas del sonido monofónico (los gráficos de las diferentes curvas pueden ser consultados en la web de Trinity). Finalmente contamos con un selector de polaridad, otro de esos estándares en los que ninguna compañía se ha puesto de acuerdo. Como pueden ver no se ha olvidado ningún detalle.

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Selector de impedancia

El Trinity admite dos entradas, algo de vital importancia en un tiempo en que el vinilo está pegando fuerte, y cada vez más gente opta por tener dos sistemas brazo/cápsula de diferente carácter. El panel frontal posee dos selectores y el posterior cuenta con todos los conectores necesarios. Apuntar aquí la novedosa solución que los señores de Trinity han pensado para el selector de cargas. Se trata de un conector XLR adosado a una caja de metal que contiene las resistencias y un selector giratorio blanco con diez posiciones que se corresponden con las diferentes cargas, entre 50Ω y 5000Ω, aunque pueden pedirse otras configuraciones de impedancia personalizada.

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Finalmente quiero hacer un inciso, pues la gran mayoría de los usuarios no estamos preparados para este tipo de previos de fono, el cual requiere unas conexiones balanceadas en el brazo. El secreto está en el cable del brazo que debe ser realmente balanceado, o al menos contar con una conexión DIN para conectar un cable adecuado como el que la propia Trinity comercializa. Con un adaptador RCA-XLR perderemos el plus de ganancia y parte de los beneficios del circuito de amplificación.

Cinco décadas con la mejor música

Los últimos años cincuenta fueron una época dorada en cuanto a las grandes grabaciones, a ese momento pertenecen algunos de los grandes hitos de la historia de la fonografía. Los primeros stereo llegaron a tiempo de recoger el testimonio de los más grandes directores e intérpretes nacidos en la centuria anterior. 1959 es el año en el que se inicia nuestro viaje musical, con la fabulosa reedición Testament del SAX2323 de Columbia. He elegido esta interpretación de Leonid Kogan del concierto para violín de Tchaikovsky para evaluar el comportamiento del Trinity con las cuerdas y la controvertida microdinámica. En el andante, el instrumento perfectamente centrado inicia su melancólica cantinela, la cuerda suena suelta y transparente, mientras que la orquesta envuelve perfectamente la melodía con el arrope de los contrabajos. Respecto a anteriores escuchas, el Trinity me ofrece una sensación de cercanía y proximidad, de ser testigo directo de esta bella interpretación. Es revelador aquí un aspecto de difícil descripción que a veces queda olvidado, el de la microdinamica. Aunque es en este tipo de fragmentos de frases largas y expresivas, donde mejor se puede apreciar la capacidad de un componente para reconstruir las pequeñas modulaciones, las pequeñas inflexiones del instrumento, en este sentido nuestro invitado es meticuloso hasta extremos insospechados mostrando hasta el más ínfimo matiz.

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La siguiente etapa nos traslada a 1965 cuando uno de los más grandes pianistas de todos los tiempos, Artur Rubinstein realizó la grabación de los que quizá sean los más bellos nocturnos de Chopin. Dos discos editados por RCA de los cuales he seleccionado el Op. 37 Nº 2, uno de mis nocturnos preferidos. No se trata de una grabación perfecta, un poco áspera para mi gusto, pero de eso se trata, de poner en un aprieto a nuestro invitado. De todos modos ya les avanzo que el Trinity destaca en esta pieza por la limpieza del sonido y por su excelente respuesta en todo el rango de frecuencias; el bajo es profundo y amplio, mientras que las notas más agudas suenan ligeras, aéreas, sin rastro de estridencias. Aun así, lo más destacable es la respuesta en armónicos, porque como dije anteriormente, en anteriores escuchas el piano me parecía un poco seco, en cambio ahora el Trinity es capaz de proyectar un poquito más el sonido, dejando que las notas permanezcan en el aire por más tiempo.

Ahora damos un salto de diez años con una de las mejores grabaciones del sello amarillo, y es que pocas tomas de sonido poseen la fuerza y el empuje de esta quinta sinfonía de Beethoven interpretada por Carlos Kleiber. Se trata de un disco al que acudo frecuentemente, pero dejen que les diga que en esta ocasión el Trinity ofrece un plus en arranque y contundencia, también en resolución y transparencia, pues se trata de una obra que utiliza un amplio contingente orquestal y es vital una correcta diferenciación de atriles, así como un adecuado posicionamiento en anchura y profundidad. El primer movimiento, repleto de violentos contrastes, es ideal para evaluar la capacidad dinámica de nuestro invitado. El Trinity es capaz de pasar del tutti orquestal más extremo a un silencio sepulcral en milésimas de segundo. Nunca antes había tenido tanta tensión, tanto detalle, tal rotundidad, su respuesta dinámica es simplemente perfecta.

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Penúltima estación en 1982, The Alan Parsons Project lanza su sexto disco, quizá el más exitoso, “Eye in the Sky”. El segundo tema es el más conocido, una grabación envidiable digna de la excelente reputación de Alan Parsons como ingeniero de sonido. El previo Trinity reproduce unas voces perfectamente centradas, así como una apertura sorprendente para el resto de los instrumentos, pero lo que más me ha sorprendido es la forma de reproducir el bajo, de forma contundente y muy controlada, consiguiendo crear una atmósfera especial que invade nuestra posición y consigue sumergirnos en la música.

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Estación de llegada. En 1990 Mike Oldfield publicó Amarok, un trabajo totalmente diferente a sus discos anteriores, más que música es una barbaridad, una mezcla de golpes, voces, gemidos, coros, ruidos varios y algo de música. Su sonido es bestial, abruptos contrastes irrumpen constantemente, golpes de bajo extremos y algunos momentos de una intensidad deslumbrantes, forman parte de esta locura que personalmente me encanta. Esta nueva escucha me ha dejado boquiabierto, el Trinity consigue que todo este barullo suene realmente bien. Ahora hay nitidez y transparencia donde antes había confusión, apertura y soltura donde antes había compresión. ¡¡Sorprendente!! Realmente se trata de un fono sorprendente, en mi caso ha sido el responsable de un cambio espectacular en el sonido de mi sistema en todos los aspectos.

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Finalizaré esta revisión apuntando que hace tiempo que disfruto de la compañía del veterano Cadence de Jeff Rowland, del cual estaba completamente satisfecho, pero tras dos meses de escucha con el Trinity, he de confesar que la vuelta a la normalidad ha resultado ciertamente frustrante. La música ha perdido fuerza y viveza, todo se ha vuelto más pastoso, menos real. Claro está que este es el inconveniente de evaluar componentes de tan elevado nivel, pero ahora tengo claro cuál es mi objetivo, simplemente es una cuestión de tiempo.

Conclusiones

De cuestiones técnicas no entiendo demasiado, pero de cosas prácticas sí. Un previo de fono al que subes el volumen al máximo y no se oye absolutamente nada significa limpieza. Cierto que en el proceso de lectura sigue habiendo ruido de fondo, pero si puedo oír mis discos con 8 db menos de volumen en el previo de línea, eso también significa menos nivel de ruido. Las consecuencias son claras y evidentes, transparencia y nitidez. Si a ello le sumamos una dinámica sobresaliente, una ausencia de distorsión y una respuesta ilimitada en todo el rango de frecuencias, el resultado es sorprendente e impactante.

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El Trinity es un fono superlativo, yo siempre preferí el término “Fuera de parámetros” aunque ahora se han impuesto otros como “Ultra High End” o “State-of-the-Art”, todos son igualmente válidos para catalogar a nuestro invitado. Se trata de un aparato con personalidad propia, uno de esos componentes que se notan, pues tiene la capacidad real de cambiar el carácter del resto del conjunto. Su máxima es la neutralidad, la fidelidad a la grabación llevada al extremo, no ofrece calidez o musicalidad entendidos ambos términos como algo que endulza, que amanera el original, sus virtudes se basan más bien en la coherencia y la naturalidad.

Sin lugar a dudas el Trinity merece mi máxima recomendación, aunque sinceramente no creo que la necesite, cualquiera que tenga la oportunidad de escucharlo sabrá que está ante una auténtica obra de arte.

Trinity Fono – 24900€

Distribuyen Ultimate Audio, QLASE A y Audio Elite

www.ultimate-audio.eu ,  www.qlasea.es ,  www.audioelite.es

Equipo utilizado

  • Plato: Kuzma Stabi XL
  • Brazos: Kuzma  Air Line / Kuzma 4 Point
  • Cápsula: ZYX Omega / Ikeda KAI
  • Previo de phono: Jeff Rowland Cadence
  • Previo de línea: Jeff Rowland Coherence II
  • Etapas de potencia: Jeff Rowland Model 301C
  • Cajas acústicas: Absolute Reference Kleifri Edition
  • Cableado de interconexión : Transparent  Reference XL / Cardas Golden Reference
  • Cableado de cajas: Cardas Golden Reference
  • Cableado de corriente: Furutech y Virtual Dynamics

 

 

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