El fin de semana de final de octubre y principio de noviembre concentró la actividad del mundo del sonido en la zona norte de Madrid. A la feria AVM, una exposición más orientada a la imagen y para que el público general pudiera ver de cerca aparatos de todas las gamas, se sumó la iniciativa de dos distribuidores, Ultimate Audio y Ars Antiqua Audio, de organizar unas ‘Sessions’ en otro hotel cercano dedicadas a los aficionados al sonido, con salas acondicionadas y equipos de alto nivel, que allí sí era un placer escuchar rindiendo como deben. El distribuidor de origen portugués contó con la colaboración del distribuidor local, Audio Elite, cuyo tremendo esfuerzo se vio recompensado por las alabanzas de los buenos aficionados.
Los cuatro equipos eran, en orden de importancia: el digamos “full Gryphon” protagonizado por las cajas Pantheon del fabricante danés, el TAD Reference con las –bien conocidas y admiradas por nosotros– CR-1, otro con las cajas Marten Bird 2 y amplificación VTL, y por último el más asequible o “terrenal” que servía para presentar en sociedad los altavoces Golden Ear Triton One y la electrónica Audio Alchemy –cuyo DAC y previo acabamos de analizar–. La disponibilidad de salas en el propio hotel condicionó un poco la organización del evento. El sábado estuvieron todas activas, pero el viernes no estaba la última, y el domingo por la mañana no estuvo activa la primera.
Además de los cuatro sistemas “en marcha”, en el evento se contó con la presencia de Kleifri Records con sus –¡muy!– tentadoras ofertas en discos, tanto formato CD como vinilo, y con otra sala más del distribuidor Ars Antiqua Audio. En su caso, a la vista de las evidentes dificultades acústicas que presentaba su sala –sala en L con techos muy bajos, además de falsas vigas más bajas aún huecas y sin ninguna pared sólida–, prefirieron montar una exposición “estática” de sus representados, y sinceramente les felicito por la decisión. Lo considero mucho mejor que montar un equipo cuyo sonido decepcione al aficionado, o incluso sorprenda –negativamente– al que no sabe qué esperar de una demostración así.
Además así había más aparatos a la vista: pude redescubrir el extraordinario acabado de las electrónicas Jeff Rowland, con un despliegue importante de casi todo su catálogo –incluyendo las fabulosas etapas monofónicas 925–, descubrir la marca italiana Diesis Audio, con presentación de dos cajas acústicas diferentes –modelos Aura y Ludos– así como de su amplificador integrado Evento 20-11 y su nuevo servidor de música, tocar material Kondo –con su preamplificador G70, previo de fono, transformador y cableado–, admirar cómo funciona el extraordinario plato de Kronos Audio, o ver en detalle los amplificadores de Audolici, entre otros. Tendremos que seguirles de cerca, y pronto: todo ¡muy interesante y prometedor!
Centrémonos ya en las salas de las Ultimate Sessions, su material y qué impresiones nos llevamos de todo.
Sistema Gryphon
Los protagonistas en esta sala, notablemente tratada con material portable que Ultimate tiene preparado para estas ocasiones, eran los altavoces Gryphon Pantheon. Son unas imponentes cajas de tres vías, metro y medio de alto y 120 kg de peso, con dos drivers de 8 pulgadas y otros dos de 5’5 más un tweeter AMT central, y llenas de “trucos” tanto en la caja como en el filtro –en éste por ejemplo cuenta con baterías para perfeccionar cómo trabajan los condensadores–. Su amplificación corrió a cargo del nuevo integrado Diablo 300, o alternativamente del previo Pandora y la también nueva etapa Antileon Evo. La fuente digital era un servidor Aurender W20 con el DAC Gryphon Kalliope –y aunque llevaba el módulo montado, no se usó el DAC interno del Diablo 300 basado en ese DAC independiente–.
La fuente analógica merece párrafo aparte, en realidad podría escribir casi un libro entero con lo que me anduvo contando el padre del plato, Rui Borges, que como es habitual en las ‘Sessions’ estaba allí para poner a punto sus platos y responder la dudas de los presentes –y yo soy muy preguntón…–. Con un previo de fono Trinity, el giradiscos más evolucionado de Borges era protagonista de la sala: el Pendulum, como su nombre indica exige un mueble completo a medida para poder dar espacio al péndulo sobre el que se sujeta el motor en el lado izquierdo del plato.
La idea, según palabras de su creador, es que el motor esté totalmente desacoplado del plato, “como si lo estuvieras sujetando con las dos manos”. El chasis principal está realizado en un material compuesto muy rígido, material que junto a una capa intermedia de cristal también se usa en la parte inferior del chasis. Este conjunto está sujeto a una tensión permanente a través de un sistema de varillas, con lo cual disipa instantáneamente cualquier vibración. En total el plato tiene hasta cinco niveles de desacoplo diferentes, incluyendo acoplos rígidos –las tres patas que contienen cada una tres esferas rígidas– o semielásticos pretensados –un polímero más denso que el sorbotane en las columnas–. El eje mantiene la filosofía de Borges de sus otros platos, de hecho es el mismo eje de acero de 16 mm con un rubí en la punta girando sobre un buje de bronce pulido y desacoplado. El Pendulum montaba brazo Kuzma 4 Point y una cápsula Ikeda Kai.
Este equipo fue la gran estrella de las audiciones y no encontré a nadie que no le dejara muy impresionado cómo sonaba, y me incluyo. Lo escuché en varias tandas viernes y sábado, con un ligero cambio en la posición e inclinación vertical de altavoces que hizo mejor su rendimiento el segundo día –además que ya sabemos que un equipo de este nivel suena mejor “el día siguiente” a la instalación–. El sábado sonó con previo y etapa más dulce y menos pesado en las bajas frecuencias, y el sábado por la tarde ya con el integrado Diablo 300 –un estreno muy esperado–, nos sorprendió su capacidad para mover estas tremendas cajas muy correctamente, ofreciendo en algunos temas un sonido que me gustó más –algo más claro y abierto–, si bien en otros preferí claramente el conjunto de previo y etapa. Con Oscar Peterson trío por ejemplo el Diablo ofrecía una escena más amplia y un increíble detalle del triángulo, pero con un aria de Haendel con metales que también uso mucho para pruebas, el integrado se ponía al borde del análisis excesivo y los elementos separados –y de precio MUY superior– eran perfectos en humanidad y realismo.
Donde la etapa mostró su férreo control también fue en las frecuencias bajas: se ajustó la sala con ella y apenas había “peros”, sin embargo con el Diablo sí aparecieron algunas resonancias del falso techo y otras estructuras a determinadas frecuencias. Cuando una etapa controla los woofer de este tamaño con un poquito menos de precisión, los altavoces emiten no sólo la frecuencia de la grabación sino algunos componentes más –distorsión– y ese abanico es el que excita más fácilmente estructuras de la sala.
Sistema TAD-MSB
Esta sala la montaron y llevaban muy directamente Jorge y Antonio de AudioElite –el distribuidor de Las Rozas, Madrid–, no en vano desplazaron hasta allí el sistema TAD Reference completo que suelen tener en audición en la tienda. Recordemos que el equipo está protagonizado por los altavoces CR-1 –por “Compact Monitor” aunque lo de compactos es relativo–, las etapas monofónicas M600, el previo C600 y la fuente digital D –que además de leer CD y SACD tiene entradas digitales–, además de un Aurender W20. Teníamos para la ocasión dos invitados especiales… uno de ellos MUY especial: el novísimo DAC de MSB, el súper alto de gama Select. El otro era una fuente analógica, el plato “Uno” de Rui Borges –el más sencillo de los que produce el artesano portugués, aunque comparte elementos con sus hermanos mayores–, en su caso con un brazo Kuzma Stogi y cápsula Miyajima Takumi, que era amplificada por el previo de fono ASR Basis Exclusive HR .
El viernes iniciamos la jornada con el equipo TAD al completo, con el MSB como DAC conectado al previo: estuve allí desde primera hora, recién montado el equipo y todavía realizando pequeños ajustes, y conozco bastante bien cómo suena ese equipo de haber hecho unas cuantas audiciones en la tienda. La sala cambia mucho, por supuesto, pero había algo que no me convencía… hasta que Frank Vermeylen, el representante en Europa de MSB y que estaba allí por la importancia del evento en el que una de las todavía poquísimas unidades del Select estaba presente, me pidió un momento para hacer algún cambio. Dejó conectado directamente el DAC a las etapas, de hecho su salida está prevista para ser conectado de esa forma ya que incluye funcionalidades de previo –con una entrada analógica incluída–.
Más de una vez he afirmado –y lo mantengo– que a partir de cierto precio –digamos entre tres y seis mil euros– ya hay DAC que pueden rivalizar con otros de precio mucho mayor, y que puede ser cuestión de matices, de gustos, o de sinergia con el resto del equipo, el que nos parezca mejor uno u otro, pues ésa ha sido mi experiencia hasta este momento. Por desgracia el MSB Select ha cambiado esto: tras el cambio no me quedó ninguna duda que el equipo dio un salto, un salto que en valor absoluto podría parecer pequeño pero que cuando estás a un nivel tan alto es muy importante y difícil, si no imposible. Las TAD, que ya me gustan, me gustaron aún más, y algunos de los que por allí pasaron afirmaron que les llegó a emocionar y gustar más ese equipo que el “tremendo” Gryphon. ¿Cuál es el problema? No es que sea un problema… pero me entenderás enseguida: el MSB Select cuesta -o costará- en torno a cien mil –sí cien mil– euros.
El sistema Gryphon tenía mucha más “densidad” y las frecuencias bajas daba más sensación de aire, pero esa mezcla de análisis y transparencia extraordinarios de los que son capaces las cajas CR-1, con suficiente pegada y extensión, sumado al “no sé qué” –o sí que lo sé pero no quiero ni pensarlo…– del MSB Select, hacen que ése fuera el equipo que yo querría para mi última cena. Atentos a este DAC porque es realmente algo muy especial, aunque sea sólo como referente totalmente utópico –las cajas TAD de vez en cuando sí sueño con que sean mías–.
Marten y VTL
La sala de las TAD Audio Elite estaba sonando extraordinaria, pero allí estaban también las cajas Marten Bird 2 con tweeter de diamante con la amplificación VTL. Jorge y Antonio llevaban una paliza tremenda en el cuerpo de toda la semana –desmontar equipos en la tienda, cargarlos junto a material nuevo, trasladarlo al hotel e instalarlo…– pero les convencí y ayudé para poner en marcha ese conjunto, aunque estuviera colocado en una posición a priori algo desfavorable –transversal a la sala TAD y entre dos falsas columnas–. Además de lo citado, que en el caso de la amplificación eran nada menos que el previo 7.5 Mk3 y la etapa S200 de la marca americana, conectamos un lector Gryphon Scorpio y sus propios cables Absolue Creations.
Bien entrada la madrugada del sábado, cuando me fui de allí, aquello prometía, y cuando tuvimos ocasión de probarlo el mismo sábado en un momento que la sala se vació de personas –en general queriendo escuchar las TAD– me animé a ponerlo en marcha: qué buena combinación la de las Marten con el nuevo tweeter y las válvulas VTL amplificando, el sonido llegaba con fuerza y detalle pero sin nada de grano, suavísimo, y para nuestra sorpresa con una escena muy creíble aunque algo estrecha. Ya les hubiera gustado a las salas del otro evento del fin de semana haber dispuesto de ese sonido, y ahí estábamos escuchando un equipo –de buen nivel, ojo– instalado en un espacio real de apenas nueve metros cuadrados –con el resto de la sala diáfana, claro–. No tardé mucho en dejar de “analizarlo” para seguir poniendo cortes para disfrutarlos… y poco a poco la sala se llenó de personas, sin que casi nadie estuviera sentado “óptimamente”, y todos pasmados con el equipo…
Confieso que nunca unas Marten me habían gustado tanto como lo hicieran estas Bird 2 en esas condiciones, daba igual el tipo de música aunque en ese espacio con música clásica de cámara o conjuntos de jazz era excelente. Habrá que probarlas en todavía mejores condiciones y seguramente manteniendo esa excelente unión con VTL.
Golden Ear: la revelación
La última sala de las Ultimate Sessions, y que no funcionó el viernes, estaba dedicada al –a priori– equipo más sencillo o humilde. La sala estaba reservada para otro evento el viernes y la dejaron limpia a la hora de cenar: delante de mí la gente de Miguel Carvalho montó rápidamente esa noche un “equipillo” formado por las nuevas cajas Golden Ear Triton One y electrónica Audio Alchemy, el DAC-Previo DDP-1 –era la misma unidad que yo probé para esta web semanas atrás– con sus etapas Mono. Daban señal al DAC el nuevo servidor de Aurender N10 –que no quiso funcionar el sábado por un problema que resultó ser de cableado– y un lector CD Gryphon Mikado Signature.
Las Triton One son cajas muy particulares, muy estilizadas, estrechas y algo más profundas, pero bastante compactas y poco intrusivas. Son de tres vías con amplificación para las bajas frecuencias –además de un potente DSP para el filtrado–. De esos graves se ocupan tres altavoces rectangulares de 5×9 pulgadas, ayudados por cuatro radiadores pasivos de 7×10 pulgadas, y movidos por una etapa interna de 1’6kW nada menos. Los medios y agudos corresponden a un sistema estilo d’Appolito en la parte superior –dos mid-drivers de 5 pulgadas con un tweeter central de lámina plegada propio de la marca–.
Ya fuera por las prisas o porque prefirieron cargar toda la artillería en el equipo Gryphon, el caso es que las “pobres” Triton One quedaron montadas en una sala sin tratamiento acústico, aunque el simpático Rui se afanó en ajustar su posición, y el nivel de los subwoofer incorporados. Y fue un éxito tremendo: señores, tomen nota porque estas cajas van a causar un impacto en el mercado. Sí, las TAD ofrecen un análisis y suavidad increíble, y las Gryphon daban una sensación de realidad y un impacto notable, pero eso tiene su precio y no es bajo –ni por las cajas en sí, ni por lo que hay que poner detrás–. Aquí estamos hablando de una pareja de altavoces que superan por poco los cinco mil euros, y que –insisto– incluso en una sala “desnuda” dejaron a muchos de los oyentes con la boca literalmente abierta.
Para empezar, los subwoofer integrados ofrecen una extensión en graves imposible de conseguir de otra forma –apuesto a que llegan sin distorsión a los 20 Hz y más abajo, ellos declaran 14 Hz y ¡no exageran!–. Y no sólo extensión, también ofrecen un impacto sensacional, pocas veces se siente en el pecho el ritmo de Pink Floyd por ejemplo como lo sentías con este equipo. Pero eso es lo fácil, a fin de cuentas con un subwoofer bien ajustado es posible, lo difícil no es sólo que eso estuviera encerrado en un altavoz tan esbelto, sino sobre todo que la parte superior, que precisamente se dedica a las frecuencias medias y altas, funcionara tan bien. Las voces eran muy cálidas, las guitarras sonaban muy dinámicas y con buena apreciación de la caja, una orquestra ofrecía una perfecta localización de cada instrumento, la escena tenía amplitud y mucha profundidad… Estuve poniendo corte de prueba tras corte de prueba, “buscando fallos”… y al cabo de un buen rato me di cuenta que en mi libreta de notas ¡no había apuntado nada malo! –tengo la manía de ir tomando notas cuando escucho críticamente para que no se me olvide nada–.
Sólo puedo criticarles un tono algo oscuro en agudos, que en realidad en esta gama es bienvenido porque evita cualquier aspereza, y que el domingo, cuando se les conectó el Gryphon Diablo 300 –el sonido ya fue espectacular–, desapareció. Quizás era debido a las etapas Audio Alchemy aunque diría más bien que las Golden Ear tienen ese perfil, puesto que el Diablo sí me pareció un pelo más brillante que el conjunto separado de la propia Gryphon, como ya comenté más arriba. Sinceramente estas cajas me parecieron la revelación de las “Sessions”: creo que al 99 por ciento de los aficionados les darían una muy plena satisfacción, creo además que tienen una faceta buenísima como altavoces principales de un sistema de cine –y ahorrándonos el o los subwoofer–, y estoy deseando probarlas más a fondo. De hecho y a pesar de cómo rindieron con el bestial Diablo 300, tengo el secreto deseo de probarlas con algún integrado de válvulas puesto que no necesitan potencia –92dB de sensibilidad a 8 Ohmios, puesto que por debajo de unos 200 Hz son activas–.