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Internamente y como se podrá comprobar en las fotos es una delicia, destacan en primer lugar las cuatro válvulas de origen ruso Tung Sol 12AX7/ECC83 a la salida –famosas por su alta ganancia, baja microfonía y magnífica linealidad, con una excelente imagen 3D–, y en segundo lugar la implementación de uno de los chips digitales “de moda”, el ESS Sabre ES9018K2M –con una relación señal/ruido de hasta 128dBs–. La entrada USB de tipo B utiliza tecnología XMOS para lidiar adecuadamente con señales PCM de hasta 384Khz y DSD hasta 11,2896Mhz –DSD256–, haciéndolo compatible con cualquier sample rate actualmente disponible en el mercado. El resto de entradas soportan hasta 24b/192Khz –limitada la TOSLink hasta 24b/96Khz–. Se le pueden conectar todo tipo de fuentes, CD, PC, Mac, Smartphones… ¡lo que sea!

Está claro que en el diseño del CD DUE la separación de la parte digital de la analógica ha sido clave. La placa en la que se ubica el conversor tiene once reguladores de voltaje diferentes con la finalidad de garantizar el perfecto suministro para cada etapa. Para ello se observa que incluso los controladores están conectados en series, eliminando así fluctuaciones de voltaje e interferencias provocadas por la tensión de rizado. Estas medidas garantizan la correcta operación del convertidor y sacan la máxima calidad de los chips. Los operacionales en el circuito I/V AD8597 y AD8599 disponen de baja distorsión y ruido. Además se incluyen componentes de grado audiófilo como resistencias de Vishay, condensadores de película metálica de WIMA o condensadores en salida de Mundorf.

Una vez lo enciendo por primera vez me sorprende la cuenta atrás de 30s, parece que va a despegar algo en cualquier momento… Una vez pasa este período de warm up para calentamiento y estabilidad de las válvulas, su mejor sonido se conseguía a partir de no más de treinta minutos con lo que se puede dejar perfectamente apagado mientras no esté en uso. Dispone de tres filtros digitales de sonido seleccionables, que dependiendo del tipo de sonido que de nuestro sistema o el tipo de música que escuchemos lo hará más compatible. Incluso dispone de una opción de buffer de estado sólido que omite el paso de la señal de salida por las válvulas. Como ya he indicado absoluta versatilidad para hacerlo compatible al máximo con nuestro sistema, exigencia y demandas. Y es que a día de hoy y en este mercado tan lleno de voraz competencia ya no vale con vender un producto de máxima calidad sónica, el mercado exige un grado de versatilidad y posibilidades en los componentes digitales que las marcas no tienen más remedio que adaptarse o morir.

La hora de la verdad

La conexión a mi sistema la realicé a través de mis clásicos MIT shotgun S1 con tomas XLR, y para su conexión a red en primer lugar utilicé un Okutsu Denko Air3, rápido y detallado, y en segundo lugar un Acrolink 7N-P4030 II con conectores Cardas, más redondo y suave, obteniendo con este ultimo mejores resultados de compatibilidad sónica, posiblemente por la utilización del ultra resolutivo chip SABRE que siempre que lo he podido escuchar parece que tiende a solicitar cierto grado de relajo a su lado para ganar en naturalidad. Destacar que dispongo de otra pareja del mismo cable de modulación con tomas RCA que a solicitud de Lyric Audio Elite conecté como prueba, obteniendo exactamente los mismos resultados que a través de los XLR, sin diferencia aparente.

 

Tras probar las variopintas opciones que el CD DUE ofrece finalmente acabó configurado con el filtro en su posición 1 –denominado “high slope and linear phase”– y sin activar la opción de buffer de estado sólido. La batalla empezaría con uno de esos discos que hace mucho que no pinchaba, concretamente el Test tracks de TagMcLAren –1998, Music avantgarde–. Un disco con una serie de cortes muy variados y que sólo él permite evaluar completamente un equipo –una maravilla de poco contenido melómano pero muy útil para el analista–. Los primeros cortes ya me iban indicando el tipo de sonido que este lector ofrece, rico en información, con gran tridimensionalidad y dinámica y sin concesiones al romanticismo.

Aprovechando mi visita el año pasado a tierras cubanas encontré, entre otros, a precio más que económico en una callejuela cerca del centro de la bella ciudad colonial de Trinidad, el celebérrimo Buena Vista Social Club –1997, World Circuit– donde una de las canciones que más suena por toda la isla “Chan Chan”, compuesta por el desaparecido Francisco Repilado, a.k.a. Compay Segundo, te sumerge en un ambiente del más puro folklore caribeño y en el cual mi querido invitado es capaz de reproducir de un modo exquisito y sin fatiga. Timbricamente se podría situar en una zona ligeramente por encima de la neutral pero en ningún caso excediéndose de la línea roja que lo posicionaría en ser una fuente de sonido fría. Ayudado por el resto de componentes o cableado del sistema es fácil reubicarlo y que de lo máximo que es capaz de ofrecer. Las frecuencias bajas tienen el peso justo, pero con gran articulación y detalle, como así me demuestra el que para mí es el mejor corte del disco “¿Y tú qué has hecho?” compuesta en los años 20 por Eusebio Delfín donde el diálogo entre guitarras es adictivo.

Con respecto a las frecuencias medias, claves para la credibilidad de toda fuente que se precie, debido al gran detalle y riqueza que ofrece propone una transparencia en voces digna de aparatos de mayor precio. En el disco compuesto por Allan Taylor “Colour to the moon” –2000, Stockfisch Records– se aprecian perfectamente los detalles y asperezas de la voz de Allan, un disco muy relajante y excepcionalmente grabado que recomiendo desde este corner desde el que os escribo.

Escénicamente es donde me he sentido más cómodo, pues propone una escena de buen tamaño, altura y tridimensionalidad. Destacaría un leve carácter hacia delante o forward, pero siempre manteniendo cierta distancia, sin apabullar. “Roadhouses & Automoviles” de Chris Jones –Stockfisch Records, 2003– se escucha sumamente placentero y de un modo más que creíble, gran sensación de presencia y rotundidad en primeros planos. ¡Qué bueno!

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