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András Schiff: Schumann Geistervariationen ECM New Series

Estamos ante un doble CD de importancia absoluta, donde se combinan  composiciones muy manidas con otras prácticamente desconocidas. Schiff nos propone un recorrido cronológico por la obra pianística de Schumann que se inicia en 1829 con las juveniles Papillons y termina con las Variaciones Espectrales, escritas en 1854, dos años antes de morir.

En un artículo de 1989, el crítico Edward Said ya se refería a Schiff como uno de los tres mejores pianistas del momento, compartiendo el podio con Martha Argerich y Rada Lupu. A Scarlati, Bach, Haydn, Mozart o Schubert se ceñían sus interpretaciones de aquellos años, pero ahora Schiff se ha volcado en uno de los compositores románticos por antonomasia. Numerosas declaraciones avalan el interés del pianista húngaro por Schumann, para el cual el piano no sólo constituía su medio favorito de expresión, sino que era su más personal instrumento de comunicación artística.

Se inicia el recorrido con una obra de juventud Papillons, Op.2, doce variaciones sobre un tema virtual, una especie de danza fantástica donde aparecen algunas repeticiones y modulaciones de Schubert a modo de homenaje. Schiff capta bien los cambios de humor de este mundo fantástico e intimista.

La segunda obra es la Sonata para piano en fa sostenido menor, Op.11. Se trata de la primera incursión del autor en el estructurado mundo de la sonata, aunque Schumann difícilmente puede someterse a una rígida estructura y el esquema sonata se desdibuja bastante. Contrasta la claridad y pujanza de Schiff en el primer tiempo, con la sensibilidad extrema del movimiento lento (“Aria”), una canción sin palabras que demuestra la personificación del alma de Schumann. Los dos últimos números son los más flojos por las dificultades formales y, especialmente, tonales que tuvo Schumann para resolverlos, aunque Schiff se desenvuelve con soltura.

La obra que cierra el primer disco recoge simbólicamente el mundo de la infancia. Escrita en 1838 las Kinderszenen (Escenas de la niñez), Op.15 están repletas de juegos, relatos y estados de ánimo definidos con gracia y perfecta comprensión. La obra es más profunda de lo que implican sus títulos poéticos, de una sencillez sólo aparente. El pianista húngaro se somete a la matización de la miniatura, con una suavidad y claridad exquisita, pero con un trasfondo nostálgico, con ese tipo de rubato que hace que la música parezca respirar.

András Schiff

El segundo CD se inicia con una de las páginas más afortunadas de Schumann, la Fantasía en Do mayor, Op.17.  Para su interpretación, Schiff vuelve a las fuentes manuscritas y nos ofrece dos finales alternativos: una versión hallada en Budapest en la década de los setenta y la habitual, en el folleto que acompaña al CD aparece una nota donde el pianista da su opinión al respecto. Su versión es conmovedora y emocionante, en la línea de las palabras del autor, “es sin duda lo más apasionado que he hecho jamás”.

“Waldszenen” o Escenas del bosque, Op.82, son un conjunto vívido de nueve miniaturas variadas y atractivas que transmiten el estado de ánimo poético del compositor. Los cuadros relatan un bosque solitario, la entrada de un paseante, el encuentro con los cazadores, la brisa en las flores, etc. Destacando “El pájaro profeta” y “Maldito lugar” que son recreados por nuestro pianista con un sentido de la lucidez y un trasfondo emocional palpables.

El doble álbum se cierra con una obra oscura y misteriosa, las “Variaciones espectrales”. Las Geistervariationen fueron escritas en 1854 y coinciden con el intento de suicidio de Schumann dos años antes de su muerte. Se trata de un conjunto de variaciones sobre un tema original de apenas diez minutos que Schiff trata de una manera más personal y afectada, acentuando la expresividad al máximo.

En conclusión un doble álbum muy recomendable. Quienes ya conozcan a Schiff encontrarán en él a un pianista diferente, sumergido en un mundo apasionado y romántico, adentrándose en sonoridades novedosas. A lo largo de toda la obra, Schiff se identifica con las dos sensibilidades que conviven en Schumann, empujando en los movimientos rápidos y haciendo hincapié en las melodías lentas. De la mano del sello ECM, el pianista húngaro está viviendo uno de sus mejores momentos alejado, en parte, del repertorio clasicista que en su momento le lanzó al éxito.

Calidad artística: 9.5

Calidad musical: 9

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