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Tecnología punta a nuestro alcance

Hacía bastantes meses que no me sentaba ante un teclado para escribir sobre un aparato de audio, en buena parte porque mis obligaciones profesionales apenas me dejaban hueco para ello, pero debo confesar que también había una ausencia de motivación para ello. ¿Qué motivación? Pues la misma que te está empujando a seguir leyendo, inquietud por descubrir algo que me aporte un cambio, una mejora, en mi equipo de sonido.

Probar unos altavoces -lo que sin duda genera cambios más drásticos-, un amplificador (previo o etapa/s…), una fuente, incluso unos cables o algún filtro de alimentación, es algo que es tentador, siempre y cuando tengamos esa inquietud. Yo he sido de los aficionados más activos, es verdad, pero después de escuchar todo lo que esa inquietud me ha llevado a probar en estos años de afición me había quedado muy tranquilo -por satisfecho se entiende- y me he dedicado a disfrutar de lo que tenía y de la música.

Sin embargo había algo que se había quedado pendiente. Últimamente había probado unos cuantos conversores DAC buscando algo que me encajara, pero sin que ninguno me convenciera del todo. Mis argumentos, o lo que debía ofrecerme esa fuente ideal, era de un lado conectividad USB -imprescindible hoy día- y compatibilidad con el formato DSD -condición que ya dejaba fuera unos cuantos-, y por otro lado capacidad de control del volumen para, eventualmente -o permanentemente- evitar la necesidad de un previo. Por supuesto que debía también ofrecerme suficientes argumentos cualitativos para reemplazar a mis propias fuentes,  y por ese motivo, o por alguno de los anteriores, ninguno de los probados pasó de la fase “candidato”.

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Algunas críticas internacionales, y el ánimo para ponerme de nuevo a escribir por parte de Miguel Castro y otros colaboradores de HIFILive, me hicieron dar el paso y pedir a su importador para España y Portugal, Ultimate Audio, este DAC de origen chino cargado de originales soluciones técnicas.

Auralic Vega

Puesto que Google enseguida nos pondrá sobre la pista del aparato en cuestión con todo lujo de detalles, descripciones y fotografías, me ahorraré esa parte en esta prueba. Sí debo decir que en vivo el Vega es tan bonito y elegante como parece en las fotos, y que la experiencia táctil tampoco defrauda, el aluminio acabado mate, el accionamiento de la rueda de selección -giro y pulsación-, el lujoso ‘display’ OLED que es lo mejor que he visto en ningún aparato… Nada de esto desmerece de su precio, que no puedo describir como asequible -algo por encima de los 3.000 euros-, pero tampoco es un aparato que quede deslucido en compañía de otros de precio varias veces superior.

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Por dentro me llamó la atención el soberbio acabado de las placas electrónicas, la estudiada colocación de los componentes y la calidad de los más críticos entre ellos, combinando por ejemplo condensadores de la alimentación principal sin pedigrí pero de valores y calidad suficientes, con electrolíticos Sanyo Os-Con situados cerca de los circuitos alimentados. También me llamó la atención en un producto fabricado en China la presencia de un transformador de alimentación toroidal de origen canadiense -Piltron-. Y por último los toques más únicos del aparato, el chip de procesado digital propio -un procesador ARM grabado “Auralic Sanctuary”- y los módulos analógicos de salida “Orfeo” en clase A, bien encapsulados y por tanto inaccesibles al ojo curioso como el mío. Lo demás es como digo electrónica de calidad pero relativamente corriente, incluyendo como protagonista un chip Sabre ESS9018 -por cierto oculto o protegido por una chapa rotulada “Auralic DSD DXD”- y, esos sí eran visibles, algunos amplificadores operacionales en la salida analógica, entre ellos y en primer lugar una pareja de OPA1612 para la conversión de intensidad a voltaje de la salida del chip Sabre, que como es conocido mejora sus prestaciones operando de esta forma -los ESS90xx admiten una parte analógica más sencilla pero a costa de medir algo peor-.

¿”Otro” DAC con chip Sabre?

Precisamente la versatilidad de este chip y por supuesto sus prestaciones lo han puesto de moda últimamente y está presente en muchas de las fuentes digitales más nuevas. Pero un DAC con un Sabre dentro no garantiza nada, o mejor dicho sólo garantiza un cierto nivel -ya  bueno todo hay que decirlo-, pero de ese nivel hacia arriba todavía hay margen y para ganarse ese margen, esa excelencia, hay que trabajar más, y ahí es donde algunos se quedan en el camino. Exactamente como me ocurrió a mí en aquellas pruebas que contaba al principio, y es que yo ya sé lo que puede dar de sí este trocito de silicio. Mi referencia desde ya hace algún tiempo es uno de los primeros convertidores con el Sabre, uno que obligaba a fabricarse uno mismo su alimentación y salidas analógicas -sí, el famoso “Buffalo”-.

Conozco varias posibles configuraciones de DAC con este chip. Quienes más lejos han ido han usado más de uno -uno por canal por ejemplo-, y también hay soluciones originales, tanto para la alimentación como para las salidas analógicas -hasta válvulas-. Los argumentos de Auralic para defender que su Vega es capaz de estar entre los elegidos son básicamente dos, su procesado digital previo al Sabre, que es único hasta donde yo sé, y sus soluciones particulares para las críticas secciones -cuando se busca lo mejor-, de alimentación y de salida analógica.

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En cuanto a lo primero hay que reconocer que Auralic ha trabajado muy en serio, mientras el 99 por ciento de los demás DAC’s con el Sabre se limitan a usar sus opciones internas y las recomendaciones del fabricante, sin más. Aquí y para empezar tenemos un reloj de referencia excepcional, cuya precisión “femto” le da nombre y es dos órdenes de magnitud superior a la de los mejores relojes usados habitualmente -cuya precisión se mide en “pico” segundos-. Además el procesador digital previo al Sabre aplica un filtrado digital a medida, desactivando el propio del chip ESS, y también hace lo propio con el sobremuestreo: en función de la señal de entrada puede decidir adaptarse inteligentemente, pero para señales PCM tendremos muestreos hasta 1’5 Mhz y 32 bit con los que atacar al Sabre. Parte de estas funciones las podemos controlar desde el menú o el mando a distancia, en cuanto al reloj, decidiremos si usamos su máxima precisión -modo “exact”, sólo disponible cuando el reloj está caliente-, si le dejamos a él “auto” o prescindimos de la precisión “coarse”, para poder sincronizarlo con fuentes muy fuera de rango. Y en cuanto al filtro digital, hay cuatro opciones para señales PCM y dos para DSD. Los recomendados son ideales pero son muy elaborados y sus detalles se pueden consultar en un interesante documento en la web del fabricante www.auralic.com.

La entrada USB por su parte, es también ideada por la casa, usando en este caso como base el popular chip XMOS -que necesita drivers sólo para ordenadores con SO Windows- y admite señales PCM hasta 32 bit y 384 kHz, y DSD tanto a 2’8 como a 5’6Mhz -DSD64 y DSD128-. Las señales también pasan por el procesador digital principal después del XMOS y, por ejemplo, allí se aplica un buffer temporal -aunque no aprovecha la memoria disponible del todo para evitar un retardo perceptible-, además de la resincronización del reloj ultrapreciso. Otro buen detalle, la entrada USB no usa la alimentación procedente del cable -se puede pues usar uno “audiófilo” con el +5V desactivado-.

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Todo esto que acabamos de detallar es lo que Auralic aporta en cuanto a tecnología digital en su DAC. Pero está la segunda parte, la alimentación ha sido muy cuidada y es el fruto de varios diseños previos hasta alcanzar el nivel de calidad -bajo ruido- necesario, para que el Sabre pueda explotar sus prestaciones. Sería absurdo montar un chip capaz de alcanzar los 130dB de dinámica con una alimentación inferior, y lo mismo podemos decir de la parte analógica de salida, desde la conversión I-V hasta el filtrado analógico y los buffer de salida, donde -a falta de conocer qué esconden los módulos Orfeo- se utilizan amplificadores operacionales óptimos para cada sección.

En la práctica no tengo quejas, el aparato no produce absolutamente ningún ruido, ni físicamente en el transformador, ni por sus salidas analógicas -volumen a tope y oído pegado al altavoz-, y el mando a distancia de plástico y un poco fuera de lugar eso sí, funciona desde distancias y orientaciones de todo tipo. En mis ordenadores -Windows-, tuve que instalar el driver y seguir las instrucciones provistas -lo habitual-, pero funcionó todo como estaba previsto usando Foobar, y sin los posibles problemas que la marca advierte si se usa el modo “exact” del reloj. Probado con Mac, igual de bien, con la ventaja de no necesitar instalar nada. Con las entradas SPDIF -coaxial, óptica y balanceada- tampoco tuve problemas con el reloj más preciso.

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A prueba

Recibí una unidad directamente del importador, nueva a estrenar. Tras el desembalaje, por cierto que tanto éste como el mando a distancia son lo único menos refinado del aparato, y una rápida primera prueba para verificar su funcionamiento, lo dejé “en rodaje” durante una semana seguida -casi 200 horas-, para evitar que ése pudiera ser un factor en la prueba. De todas formas ya desde estas primeras pruebas casi “en frío” el Vega me mostró lo que me esperaba…

Después del rodaje, probé a fondo el Auralic en mis dos equipos, el del salón -de orientación más “cine”- con los monitores Merlin TSM, y el estéreo purista del sótano con las B&W 802D. En ambos casos probando diversas amplificaciones, etapas Pass XA30.5 y MC2 Audio Pro, e integrado de válvulas EL34 Ars Sonum Filarmonía. Ahí las referencias eran mi propio DAC Buffalo y un Meridian 568.2, sorprendente aparato, sobre todo cargado con los filtros digitales adecuados. También pude disfrutarlo con mi equipo de auriculares -Sennheiser HD600 con amplificador Beta22-, y en un equipo amigo que conozco bien.

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Algo bastante crítico en todas estas pruebas fue el tema del volumen: el Auralic tiene control de salida y de hecho es difícil no darse cuenta de ello -dado el tamaño de los dígitos que lo indican-, pero cuando bajamos de “100” -máximo-, lo estamos haciendo usando el control de volumen digital interno del chip Sabre. Éste es muy bueno -precisión de 32 bits-, pero no deja de ser un “recorte” de resolución que en algún momento puede o debe manifestarse en pérdida de calidad. Si sumamos a esto que el Vega tiene una salida analógica bastante alta, en torno al doble de lo normal -4V RMS es decir unos +6dB-, nos encontramos que en uso directo con una etapa de 26dB de ganancia -lo habitual-, y unos altavoces de 86-88 dB de sensibilidad, también muy normal, deberemos tener el volumen en torno al “60”, es decir y ya que cada dígito indica una reducción de 0’5dB respecto del máximo -100-, una atenuación digital de -20dB.

Habrá a quien esto le parezca una herejía, así que para cubrir eso, aparte de probarlo y formarme mi propia opinión al respecto, usé también varios previos con las etapas. Pasivo de resistencias con potenciómetro por pasos Khozmo tipo shunt, pasivo de transformadores -S&B como los Music First Audio-, y en el caso del integrado lógicamente su propia sección interna. El objetivo de usar pasivos, aparte que son mis favoritos tras no pocas pruebas, es que con ellos la fuente cobra más importancia… así que son ideales si es lo que estamos probando, como es el caso.

¿Resultados? El Auralic Vega es sin duda un DAC de muy alto nivel y, a falta de enfrentarlo en directo a referencias absolutas, diría que está a ese nivel de excelencia. Desde luego no quedaría en evidencia… y quizás la “referencia” sí lo haría en algún caso. Es muy bueno y esas tres palabras las han pronunciado todos los que han tenido ocasión de escucharlo.

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Activar el reloj “exacto” permite aprovechar esa característica única y merece la pena. Se supone que puede generar pérdida de sincronización pero eso no me ocurrió, y la ganancia en “aire”, en precisión de las fuentes en la escena, en profundidad, en realismo a fin de cuentas, es notable, y eso sirve para cualquier fuente, incluidos algunos reproductores en red sencillos que facilitan mucho la vida a quienes no les gusta tener un ordenador en el equipo. Incluso con el Squeezebox Touch y un cable óptico de siete metros, la reproducción de archivos de hasta 192kHz no presentaba cortes y sí ofrecía un claro avance en calidad sobre esos mismos archivos a resoluciones inferiores. Muy impresionante.

En cuanto al tema del volumen que ya he introducido, aquí hay varias consideraciones. El resumen es que el Vega funciona mejor y luce a un nivel altísimo, con un previo dedicado o amplificador integrado, que atacando directamente una etapa. La diferencia no es tan grande como en otros DAC recientes que he probado -con o sin chip Sabre- y en los que la “conexión directa” deja bastante que desear. De hecho el Auralic es claramente mejor que todos ellos, a pesar de que algunos no usan atenuación digital, aunque también cuesta aproximadamente el doble. Pero lo vale, ésa es mi opinión si alguien busca un DAC en esta “liga”.

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Por otra parte y si en nuestras escuchas normales podemos no bajar de un nivel 60, quizás 50, -20 a -25dB de atenuación digital, la pérdida de calidad percibida subjetivamente es realmente escasa. Incluso si debemos usarlo por debajo de esos niveles, lo que ocurriría en un equipo con etapa de alta ganancia o/y cajas de alta sensibilidad, posiblemente habría quien no notaría ninguna pérdida de sus cualidades, así que no es algo “obvio”.

Pero lo que me ha sorprendido no ha sido tanto el que el Vega “agradece” un previo al compararlo con su atenuación digital, sino que también me sonó mejor de esa forma que con el volumen al máximo o 100 y con un previo pasivo, en particular con el resistivo, más exigente con la sección de salida de la fuente que el de transformadores. Esperaba lo contrario, la verdad, ya que precisamente un nivel alto de salida combinado con una buena sección analógica suele ser la combinación ideal para usar un previo pasivo -y de ahí, en parte, mi interés particular por este aparato-, pero por el motivo que sea el Vega prefiere un previo activo o ampli integrado.

Como decía más arriba, pues, el resumen es que el Auralic Vega es una fuente de muy alto nivel, pero su “puntuación” se verá mermada si necesitamos usarlo directamente con una etapa. Cuánto ya dependerá del equipo, de cuánta atenuación necesitemos, y de si usaremos un previo pasivo o la conexión directa. Lo óptimo será desde luego que el Vega ataque a un integrado o previo activo, ahí es un éxito seguro.

Tema clave también es la conectividad USB, hoy día imprescindible en un DAC ya que cada vez disfrutamos más de la música a través de un ordenador, incluso hay formatos que sólo pueden disfrutarse de esa forma -PCM de alta resolución o DSD-. Y aquí el Auralic brilla muy alto, más que usando señales SPDIF. Llegamos más lejos en resolución, en precisión, en detalles, y sin perder ese carácter analógico o relativamente suave que a veces se echa de menos en otros DAC con el chip Sabre, muy analíticos. Con el Vega tienes la sensación que se ha conseguido el “milagro” de poder escuchar de qué es capaz este chip con la máxima pureza.

Notas musicales

Raro es que no inicie mi prueba de cualquier aparato con el disco “The Raven” de Rebeca Pidgeon, un clásico entre los aficionados y que muchos conocemos al milímetro. La voz perfectamente colocada, nítida y sin agresividad, los acompañamientos describiendo el tamaño de la escena, los detalles que diferencian unas escuchas del Spanish Harlem de otras… el Vega pasa con nota máxima esta prueba. Mi siguiente parada suele ser para Haendel, la versión de La Resurección grabada por Mark Minkowski y Les Musiciens du Louvre es extraordinaria y el aria “Disserratevi, oh porte d’averno” una prueba de fuego por el nivel de la soprano y los instrumentos de viento. De nuevo prueba superada con máxima nota, y aquí ya se puede apreciar ese extra de precisión que aporta el reloj “exact”, pues la localización de los intérpretes es holográfica y podemos apreciar perfectamente el sonido de las partituras pasando página, los arcos sobre las cuerdas… muy bueno.

Cambio de tercio y de registro. Chris Isaak «Only the Lonely» nos convence de que el Vega sabe de voces masculinas además de sopranos y microdetalles. Lo tenemos delante con su guitarra y las acompañantes, el sonido llena la sala con energía y sentimos la voz en el pecho. Rápida visita al flamenco con el “Lágrimas Negras” de Bebo y Cigala, de nuevo esa sensación de “qué bueno es esto” cuando escuchas algo muy conocido con el aparato a prueba. El grave es rítmico y ágil, nada pesado… ¿quizás algo ligero de hecho? Nada mejor que Madonna para salir de dudas, sus discos tienen una buena producción con graves que llegan más abajo de lo que muchos sistemas pueden reproducir, el Auralic también pasa bien esta prueba pero queda claro que lo suyo es la linealidad y la precisión, nada de exageraciones ni efectos especiales, así que es posible que a alguien le pueda parecer “ligero” de grave si su referencia es lo contrario.

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Vuelta al barroco, un poco de Vivaldi «Stabat Mater” de la mano -voz- de Andreas Scholl. De nuevo esa sensación de precisión y de espacio, de una nitidez habitual en los DAC con chip Sabre, pero que aquí no va acompañada de ningún carácter “demasiado analítico”. La dinámica es sobresaliente, y los conciertos de piano de Mozart -Vladimir Ashkenazy, Decca- ayudan a confirmarlo por su excelente grabación del piano, un instrumento de percusión -o cuerda percutida- que a veces no suena como tal cosa.

Hasta aquí un rápido repaso a música en formato tradicional CD. Llega la hora de dar el salto y con este Auralic ese salto es grande. Navegando por mis carpetas de grabaciones SACD el velo final que se levanta es sorprendente y es con una fuente así como se entiende el éxito de este formato, porque a veces debe dejarte con la boca abierta.

No recuerdo haber disfrutado tanto el “Friday Night In San-Francisco” -De Lucia, McLaughlin, Di Meola- ni en vinilo, y lo mismo puedo decir del “Dark Side Of The Moon” -Pink Floyd-. Un formato y una fuente extraordinarios para disfrutar también de Dire Straits y dejarse perder en la música con los conciertos para violín y orquestra de Brahms y Tchaikovsky… La cualidad que siempre te deja perplejo es esa gran transparencia, una excelente dinámica, la ausencia de agresividad -pero sin endulzar lo que está grabado tampoco-, el detalle que parece realzado pero no se debe a un artificio, distorsión o exageración de ciertas frecuencias, sino a la simple, -pero está claro que no tan sencilla porque muchos la persiguen y pocos la consiguen-, conexión directa con el archivo original.

Y si algo de esto suena a “fuente algo fría” o falta de emoción, nada más lejos, también en alta resolución en este caso PCM, escuchar a Diana Krall «When I Look In Your Eyes» 24/96 o Norah Jones «Feels Like Home» 24/192, le recuerda a uno que cuando la fuente es tan transparente y el resto del equipo acompaña, la sensación de que ellas te están susurrando al oído podría dar un buen ataque de celos a nuestra pareja…

Tres meses más tarde…

Soy de una generación acostumbrada a dejar “cerrados” los temas (posiblemente herencia de tantos años en el periodismo de papel) pero en esta ocasión he pedido a Miguel Castro, el administrador de HifiLive, que me permitiera hacer un añadido a mi prueba porque lo necesitaba.

Tengo que empezar aclarando que, tras la prueba y después de pensármelo un poco, decidí quedarme para mi uso particular la unidad prestada. Es algo que, en muchos años de probar muchos productos, es solamente la tercera vez que ocurre, así que eso ya te da pistas sobre lo especial que me parecía el Vega. Han pasado tres meses desde que escribí la prueba y en este tiempo no sólo he podido comparar el Auralic con algún otro DAC sino que, tanto o más importante, he pasado la prueba del “arrepentimiento”. ¿Cuántas veces no has tenido, querido lector, esa sensación de “bajón” tras la excitación ligada con la compra y llegada de un aparato nuevo al equipo? Ese pensamiento, inconfesable quizás, de “no sé si he hecho bien”… A mí me ha pasado alguna vez, cada vez menos porque la experiencia enseña precisamente a no precipitarse y a tener al “ciento diez por ciento” claras las compras antes de decidirlas, pero aún así de vez en cuando ya sabemos que nos guía el corazón más que la razón y… después tal vez esa razón vuelva a nuestra cabeza en forma de conciencia.

Nada de esto ha ocurrido con el Vega, al contrario, cada vez que he hecho alguna prueba, o simplemente me he sentado a disfrutar de la música que produce, me he alegrado de que siga aquí conmigo. Incluso saber que está en casa “esperándome” me dan ganas de llegar antes para poderle dedicar un rato. Cuando me puse con la prueba del Auralic tenía pendiente terminar un par de cambios en mi propio convertidor, el (relativamente) popular DAC Buffalo basado en el chip Sabre y que debe montarse uno mismo. Ya con el Vega residente de forma permanente en mi equipo tuve tiempo de terminar esas tareas pendientes del Buffalo: cosas del “DIY”, que si la fuente de alimentación, que si una entrada diferente, que si mejores condensadores y resistencias en la salida… en fin lo que viene siendo enredar con el soldador en fines de semana lluviosos. Pude apreciar las mejorías cuando las hubo, sí, pero ninguna de ellas me permitió llevarlo a la órbita, tan alta, a la que está el Auralic.

Después de tres meses puedo confirmar todas las buenas sensaciones recibidas, la transparencia y pureza de su sonido, la ausencia de agresividad, la tremenda escena sonora que es capaz de proyectar en todas direcciones (ancha y profunda), lo bonito que suena, también la energía que imprime a las notas cuando la música es así… y lo que me fascina cuando reproduzco algo en DSD: te obliga a buscar más material de ese origen.

Y ahora, con más perspectiva, también creo que su precio no es sólo justificado sino muy competitivo: por eso, además de añadir este texto final a mi prueba, he propuesto que le demos desde Hifi Live el galardón de “calidad-precio”, sencillamente porque el Auralic Vega juega en una liga claramente superior a la de su precio. Totalmente recomendable.

*Fotos Leticia Giménez

Auralic Vega – 3490€

Distribuye Ultimate Audio 

Puntos destacados

  • Sonido de gran nivel: muy transparente y dinámico.
  • + El detalle de un buen DAC Sabre, sin exceso de “análisis” y carente de fatiga.
  • + Escena sonora sobresaliente: amplia, profunda, ordenada, precisa.
  • + Acepta cualquier formato digital presente, desde PCM 44/16 hasta DSD128.
  • + Salidas RCA y balanceadas XLR.
  • + Reloj de ultra-precisión que mejora fuentes mediocres.
  • + Acabados excelentes, display OLED sobresaliente.
  • Mando a distancia menos elegante que el aparato.
  • Sería bienvenida una salida de auriculares.
  • Necesita un previo o integrado para dar lo mejor de sí.

FICHA TECNICA

Entradas digitales: 1 AES/EBU (XLR), 2 SPDIF Coaxiales RCA, 1 Toslink, 1 USB 2’0. Formatos admitidos: PCM de 44 hasta 384 kHz y de 16 a 32 bit, DSD a 2’8 y 5’6 Mhz (DSD64 y DSD128) sólo por USB. Salidas analógicas: 1 pareja RCA, 1 pareja XLR. Nivel de salida: 4Vrms máximo (impedancia de salida inferior a 50 ohm). Respuesta en frecuencia de 20Hz a 20 kHz (+- 0’1dB). THD+N menor que 0’00015% de 20Hz a 20kHz a volumen máximo. Rango dinámico 130dB de 20Hz a 20 kHz. Pantalla OLED de 512*64 píxeles. Consumo mínimo 2W, máximo 15W. Dimensiones (An x Prof x Al) 33 x 23 x 6’5 cm. Peso 3’4 kg.

EQUIPO UTILIZADO

Cajas acústicas

  • B&W 802D
  • Merlin TSM
  • Subwoofer B&W ASW855 y SVS PB12

Amplificación

  • Integrado Ars Sonum Filarmonía SXJ
  • Etapa Pass Labs XA30.5 y MC2 Audio MC650
  • Previo Bent Audio NOH (S&B) y Khozmo
  • Receptor AV Denon AVR 4311

Fuentes

  • Conversor DAC Buffalo, Conversor DAC y previo AV Meridian 568.2mm
  • MiniPC (cpu Atom, SSD, M2Tech HiFace)
  • Squeezebox Touch
  • Platos Nottingham Analogue con cápsula Dynavector XX1 y Plato Technics SL1200 con cápsula Dynavector 10×5

Cables

  • Nordost Blue Heaven, Siltech sq88 y New York en modulación
  • Kimber 8TC en altavoces

Accesorios

  • Acondicionador de red PS Audio Power Plant Premier y Pure Power balanceado

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